Estos gráficos representan el Parque Residencial de OVIEDO.
Son los Bienes Inmuebles, de uso VIVIENDA, matriculados a 1.1.2015, clasificados por tamaño y fecha de inscripción.
Cada barra horizontal representa una década, la inferior es la más reciente (2010-2014), y la superior la más antigua (<1900).
Cada color es un tamaño, del más cálido (<60 m2) al más frío (>180 m2).
La barra inferior (DELVI) representa el cálculo hecho desde Otropunto de la Demanda Latente de Vivienda (la demanda latente se configura por las personas que no tienen vivienda y que por su perfil sociológico (edad) y socioeconómico (no están en desempleo) son potenciales compradores). Es una estimación del número máximo de vivienda que constituye la demanda encubierta de una zona y se basa en las personas con el perfil de los actuales compradores de vivienda pero que todavía no han constituido un hogar.
Son datos fríos, sin cocinar.
Información para la toma de decisiones.
Información para el conocimiento.
Oviedo es una ciudad, un concejo, una parroquia y un municipio de 186,65 km2, capital del Principado de Asturias. Es el centro comercial, universitario, religioso y administrativo del Principado, sede de la Junta General del Principado de Asturias, de las instituciones oficiales del Principado de Asturias, de la Universidad de Oviedo, del Museo de Bellas Artes de Asturias, de los Premios Princesa de Asturias así como de la Archidiócesis de Oviedo. Es reconocida como una de las ciudades con mayor calidad de vida de Europa según la Comisión Europea.
Ostenta los títulos de «muy noble, muy leal, benemérita, invicta, heroica y buena» que figuran en el escudo del municipio y así lo recoge una placa situada en la fachada del edificio del Ayuntamiento.
«…Oviedo está en una depresión ó suave pendiente formada por la divisoria de los riós Nora y Nalon, y a la falda de la ciudad hay una vega extensa y deliciosa, que se ensancha en dirección de O-E, ofreciendo por esta parte dilatado horizonte. Al N de Oviedo, y 1 km de disancia aparece la sierra del Naranco con una altura de 635 msnm, extendiéndose más de 5 kms en dirección OSO. En el recinto del concejo hay otras montañas, como la sierre de Lubrio, entre Loriana y Brañes; parte del monte Lloy y loma Armada en los confines de Grado; la loma de Sograndio , ya más adentro del concejo; Peña. Avis, en Priorio; la loma de Truébano, sobre Vega, próxima a Oviedo; el Pando, en Paderni; picos de Lancia y Aguedo, sierras de Tudela, Fayedo, Fresnosa y Peña Añeves en laregión del SE; la Grandota al E en los límites con Siero, etc., cortándose ésta y otras por estrechas cañadas, que dan lugar a valles muy angostos. La cabeza N de la gran Sierra del Aramo (Mostayal) y el Monsacro, que se miran al medio día frecuentemente cubiertas por las nieves, son del concejo de Morcin…»
El Libro de Oviedo: guía de la ciudad y su concejo, 1887. Fermín Canella y Secades
El concejo se encuentra en el centro del Principado de Asturias, entre los ríos Nalón y Nora (los ríos más importantes del concejo, junto al río Trubia), aunque ninguno de ellos cruza el casco urbano. Limita al norte con los concejos de Las Regueras y Llanera, al sur con Mieres y Ribera de Arriba, al este con Siero y Langreo y al oeste con Grado y Santo Adriano.
La altura del concejo varía entre los 80 msnm que marca el río Nalón y los 709 msnm que alcanza L’Escobín, en el macizo de La Grandota, situado en el límite con Langreo. La ciudad está protegida de los vientos del norte por el Monte Naranco; al sur está la sierra del Aramo, en la que se encuentra el puerto de montaña Angliru. El casco urbano ocupa una topografía accidentada, que se traduce en bruscos desniveles de más de 100 metros entre el barrio de El Cristo (315 m) y La Tenderina (190 m); normalmente se utiliza como referencia para el casco urbano la altura a la que se encuentra el Teatro Campoamor (227 m). A pesar de esta topografía, el concejo representa el primer ámbito de cierta horizontalidad al norte de la Cordillera Cantábrica, que es continuada por los concejos de Llanera y Siero.
Administrativamente el concejo se divide en 7 distritos, 5 de carácter urbano y 2 rurales. El núcleo urbano está estructurado en 5 distritos que agrupan los diferentes barrios:
- Distrito 1: incluye los barrios del Casco Histórico y Centro. Constituye el área de centralidad de la ciudad y concentra los principales centros administrativos, servicios, comerciales y ocio. Incluye el Parque San Francisco.
- Distrito 2: en las faldas del Monte Naranco, en la zona NO de la ciudad, presenta un carácter muy heterogéneo, abarcando zonas consolidadas de la ciudad, como Ciudad Naranco y Vallobín, ámbitos de carácter más rural, como San Claudio, y zonas de reciente expansión como La Florida y Las Campas. Presenta una gran variedad en las características de sus construcciones (bloques de vivienda de diferentes épocas, viviendas unifamiliares y viviendas de carácter rural) de trazados y morfología urbana (ámbitos de mayor densidad, espacios dispersos, etc.)
- Distrito 3: Se extiende hacia la zona NE de la ciudad y comprende Pumarín, Teatinos, La Monxina, Guillén-La Fuerza y La Corredoira. Abarca desde barrios consolidados hasta zonas de reciente expansión como la Corredoira. En especial esta última zona presente un trazado formado por grandes avenidas y bloque asilados o conformando parcelas abiertas. En él se sitúa el HUCA.
- Distrito 4: conforma el borde SE y comprende los barrios de Colloto, Ventanielles, Tenderina, Fozaneldi, Ventanielles, Otero y San Lázaro
- Distrito 5: La Argañosa, La Eria, Buenavista, El Cristo, Montecerrao, Olivares.
El concejo de Oviedo está compuesto por 30 entidades colectivas de población, de las que sólo 5 superan los 1.000 habitantes. El núcleo urbano de Oviedo representa el 93 % de la población municipal total, y las 4 entidades siguientes, por número de habitantes, un 3 % en conjunto.
El ámbito rural del concejo se caracteriza por su carácter disperso, formado por pequeñas aldeas y casas y construcciones productivas distribuidas por una densa red de pequeños caminos que se van adaptando al relieve de la zona. Sobre esta red de aldeas existen algunas entidades de mayor concentración de construcciones y que constituyen pequeños nodos secundarios en la red del concejo, en los que se sitúan pequeños equipamientos públicos y privados y las principales paradas del transporte. Si bien, en su mayor parte, ha conseguido mantener este carácter, en algunas zonas han aparecido desarrollos inmobiliarios de vivienda unifamiliar, conformando unidades autónomas tanto por la configuración de su viario como por su inserción en el paisaje. Desde el punto de vista administrativo son 2 distritos:
- Distrito Rural 1: En la zona O, abarca las zonas de Caces, Godos, Latores, Loriana, Nora, Piedramuelle, Pintoria, Priorio, Puerto, San Claudio rural, Sograndio, Trubia, Udrión.
- Distrito Rural 2: En la zona N y SE, incluye Cualloto rural, Naranco rural, Agüeria, Bendones, Box, Cruces, Lliño, Llimanes, La Manxoya. Manzaneda, Naves, Olloniego, Pando, La Perera, Santianes y Villaperi.

1777 – OVIEDO por Francisco Reitter
Los orígenes de Oviedo son confusos. Para unos era un monasterio que habían construido 2 monjes que huían de los moros; para otros una ciudadela visigoda; para unos terceros un antiguo castro hispanorromano, llamado unas veces Lucus Asturum y otras Ovetum”. Dice la historia oficial: …«Aunque existieron asentamientos anteriores, la ciudad fue fundada en el año 761, por 2 monjes: Fromestano y su sobrino Máximo, que iban buscado un sitio tranquilo para instalarse. Así llegaron a la colina de ‘Oveto’, donde levantaron una iglesia en honor a San Vicente…» Los monjes fundadores de la ciudad en el año 761, crearon una explotación agrícola de carácter monástico. Aquel primer establecimiento se completaría pronto con una pequeña iglesia bajo la advocación de San Vicente.
Oviedo tiene sus raíces ancladas en la época romana y no en la Edad Media. El pasado romano de Oviedo crece cada día que pasa en un territorio donde Ptolomeo sitúa a la ciudad amurallada de Lucus Asturum, y donde ningún otro enclave alcanza la importancia de sus hallazgos arqueológicos antiguos. Paradigma es la Cruz de los Angeles, símbolo identitario de la ciudad de Oviedo, y del que hoy conocemos guarda un claro significado romano de fundación y de poder, y que de manera similar a la ciudad ha sido presentada durante siglos con una génesis puramente medieval. La Cruz de los Angeles sigue siendo el más valioso símbolo sobre el verdadero origen de la ciudad: capital romana oculta y olvidada por imposición del poder religioso medieval.
El rey Fruela, 4º de la monarquía asturiana, fue el primer impulsor decidido de la ciudad con la construcción de un palacio y una iglesia cercanos entre sí. Eligió el lugar como residencia de Munia, su mujer, y en él nació su hijo Alfonso II, conocido como «el Casto».
A la muerte del rey Fruela sube al trono el rey Aurelio (768-764), primo suyo. Se suceden después los reinados de Silo (774-783), Mauregato (783-788) y Bermudo (788-791) antes de que Alfonso II El Casto suba finalmente al trono que ocupará 51 años de excelente gobierno. Alfonso II El Casto (791-842) traslada la corte del reino a Oviedo. Bajo su reinado se descubre el sepulcro del Apóstol Santiago en Compostela de Galicia y crea entonces el Camino de Santiago, fenómeno capital en la historia de la ciudad. Construye además un templo dedicado a El Salvador, al que donaría la Cruz de los Ángeles, y un palacio real que formaron el núcleo y motor de Oviedo. La ciudad se convierte en el epicentro del Arte Asturiano, expresión arquitectónica original y única, heredera de tradiciones visigodas, orientales y nórdicas. Al morir Alfonso II sin descendencia, un primo suyo, Ramiro I, es elegido sucesor. Durante su reinado fueron contruidos los edificios de Santa María del Naranco, cuyas soluciones arquitectónicas no fueron utilizadas hasta casi 500 años mas tarde, y la iglesia de San Miguel de Lillo, muy cerca del anterior.
El traslado de la corte regia a León, tras la muerte de Alfonso III El Magno, vincula la vida de la ciudad a las reliquias conservadas en su catedral y al paso de peregrinos que visitan El Salvador y que continúan su caminar hasta Santiago. Los siglos siguientes (XIII-XVI) conocen el desarrollo de la ciudad medieval, conservada en su trazado hasta hoy, la construcción de una muralla, un incendio devastador la nochebuena de 1521 y la formidable obra del acueducto de Los Pilares para el abastecimiento de agua a la ciudad a lo largo del siglo XVI.
….Aquella ciudad agrupada y reducida a la ermita de San Vicente, iglesia del Salvador, San Tirso, Palacio Real y San Juan de las Dueñas; aquel Oviedo limitado por las murallas, creció y ensanchó por necesidades bien distintas. Apareció primero el barrio del Carpio, cerca de la Casa de la Ciudad; el monasterio de D.Gontrodo y la comunicación con el oriente de la provincia ensancharon la Capital por la parte de la Vega y sus cercanías; Santa Clara y las vias para el occidente: determinaron el desarrollo de los Estancos, arrancando en el barrio de Socastiello: el Convento de San Gregorio y la Universidad, causaron las edificaciones próximas, con otras inmediatas a la capilla de la Magdalena del Campo; en el siglo XVIll se urbanizó más definitivamente el Campo de la Lana; la Puerta nueva adquirió mayor extensión en el mismo sigloXVIII cuando el camino real á Castilla, debido a Campomanes y Jovellanos, arrancando de aquellos sitios doude se alzaban las demolidas ermitas de San Roque y San Cipriano, se pobló la calle del Rosal, si es que en tiempos lejanos no fué también salida para Castilla y occidente; y por último, Campomanes, Santa Susana, Fruela I, Uría y y la urbanización de la finca del Sr. González del Valle, son casi de ayer y ocupan los solares adquiridos por activos asturianos enriquecidos en América, o por castellanos y catalanes comerciantes en nuestra capital, cuyos hijos han sido rrefractarios a su noble y utilísimo ejercicio. Para las edificaciones en el antiguo recinto no hubo nunca gran espacio, las pocas obras que se hicieron en el siglo XV fueron consecuencia de cierta venalidad, y si no se hicieron otras después, fué por falta de recursos y otros obstáculos municipales; porque de 1494 es una RC para que los deudos y protegidos de los Corregidores no se apropien graciosamente solares de los propios de la ciudad; y de 1775 es una representación á la Junta General del Principado sobre escasez de casas en Oviedo, para que el Ayuntamiento ofrezca solares sin gravamen a los que quieran edificar. El S r. Madoz publica la estadística de edificios en Oviedo en 1848 que ascendían entonces a 1.092 casas, así como en el Nomenclator-Censo de edificios, viviendas, albergues, etc. , en 1861, ascendían a 1.107.
Las construcciones generales del Oviedo antiguo merecen bien escasa mención; si bien es verdad que lo mismo acontece con las poblaciones similares en épocas en que la policía y el ornato público dejaban bastante que desear. Sin embargo, de los ultimos siglos son algunos edificios particulares como las casas de l0s condes de Nava y Toreno, la del Duque del Parque, y la del Marqués de Camposagrado convertida en Audiencia. La primera llamada de Velarde (calle de Santa Ana)- es notabilísima por las proporciones de todas sus partes, el buen gusto de perfiles en las repisas, guarnicioncs, molduras de los balcones y cornisas, y lo rico de los materiales en su principal fachada, siendo suntuoso el balcón principal, debajo del magnífico escudo con los cuaarteles de encumbradas familias; la antigua de Toreno – Plazuela de Porlier- tiene graciosa decoración de dos columnas dóricas en su puerta principal, bajo el balcón adornado con el escudo de los Queipos de Llano; la del Parque (hoy de D. Pedro LópezGrado y Omaña), – plazuela de Daoíz y Velarde– es suntuosa por su gran masa, presenta un todo simétrico y es agradable su entrada entre columnas estriadas y amplio balconaje, coronado por ducales escudos.
Y deben también mencionarse la casa antigua de Valdés del Conde Agüera, en la calle de la Magdalena, la de Benavides con soportales y heráldica y severa portada en la plazuela de Riego; la de Heredia , hoy de D. Angel Suardíaz, y en un principio de los Marqueses de Valdecarzarna, en lo calle de San Juan; la de Inclán, hoy del Marqués de San Esteban, en la calle del Sol, y algunas más que por sus escudos y otros adornos, indican su origen nobiliario.
Las casas modernas que señalan la nueva era y trasformación de Oviedo se notan enseguida, como las de González Longoria, Noceda y González del Valle en Camp0manes, la de San Esteban en la Libertad, Herrero en la Magdalena, Campomanes en Mon; Escosura en San V icente; Masaveu en Cimadevilla; Galcerán en San Juan; Regueral en Jovellanos; Ríu en Podier; Alegre en Altamirano; San Román en Rosal; y tantas otras, estando en construcción las suntuosas de D. Hermógenes Olivarés en Uría; de D. Anselmo González del Valle en Toreno; la de D. Policarpo Herrero en Santa Susana; la de D. Ricardo Trelles en la plazuela del General San Miguel…
La fundación de la Universidad por Fernando de Valdés y Salas, a comienzos del XVII, abre Oviedo urbanísticamente hacia una expansión progresiva, impulsada en el XVIII por la nobleza urbana y la construcción de palacios notables, en el XIX por el crecimiento industrial y el ensanche urbano de la calle Uría, y en el XX por el desarrollo administrativo y comercial.

1865 – OVIEDO
Elemento canalizador del comercio y las finanzas del conjunto de la región, Oviedo ha desarrollado históricamente un papel económico y social mayoritariamente terciario, ligado decisivamente a su función capitalina y a su carácter de sede universitaria y arzobispal. A diferencia de lo que ocurre en otras ciudades asturianas, la industria conoce una débil implantación a lo largo de los siglos XIX y XX, con una sola excepción de envergadura: la Fábrica de Armas de La Vega, actualmente propiedad de la multinacional estadounidense General Dynamics y en trance de traslado. Rechazo de la industria y función terciaria constituyen dos constantes en el último siglo y medio de historia de la ciudad, que por ello mismo ha ido cobrando un carácter y una estética notoriamente burguesa y señorial. A fines del XVIII se traslada a Asturias la Real Fábrica de Armas de Fuego que hasta entonces había estado radicada en Placencia (Guipúzcoa) estableciéndose en Oviedo 2 de sus gremios, así como las oficinas y almacén, que se instalaron en el palacio del Parque. Era aún una industria de carácter artesano, en la que los obreros trabajaban en sus domicilios en la elaboración de piezas concretas, que luego se montaban.

1885 – OVIEDO por Manuel Gómez Vidal
El lento crecimiento intramuros de la vieja ciudad medieval y los pequeños núcleos arrabaleros anejos -Santa Clara, Santo Domingo, y, muy especialmente, el Fontán– apenas habían supuesto un bosquejo, si no alternativo, siquiera complementario de la ciudad. Esta lenta evolución iba claramente a acelerarse ante la irresistible ascensión social del tercer estado. De esa nueva clase surgida de la administración, la industria y los negocios. o enriquecida en América, que inicia una febril actividad paralelamente a la industrialización asturiana, -en la cual Oviedo ejerce un fuerte protagonismo a nivel de capitalidad- trayendo consigo la aceleración del crecimiento demográfico de la Ciudad y su extensión espacial. Hasta mediados del siglo XIX la ciudad, circunscrita casi sin excepciones al perímetro amurallado, apenas conoce un crecimiento espacial y demográfico significativos. Desde el punto de vista físico, la ciudad de la segunda mitad del XIX mantenía aún su estructura medieval, estructurada desde su almendra central y expandiéndose tímidamente por los caminos de acceso históricos y con una serie de conventos y no había.

1890 – VETUSTA
La política urbana de colmatación interior y de expansiones menores seguida durante el período desamortizador, estallará en 1858, cuando se abran las Rondas de Campomanes y Santa Susana, cuyo propósito originario de enlace exterior entre las carreteras de Galicia y Santander, había sido ya superado por Andrés Coello (1805-1880) al proponer y proyectar a partir de 1838 la urbanización de los alrededores del Campo de San Francisco y del entorno del Fontán, qque darían lugar mediado el siglo a una de las zonas más activas de la ciudad y área natural de expansión de su burguesía comercial. Sin embargo, este proyecto isabelino «moderado» de expansión urbana controlada quedará en suspenso en 1868 cuando la nueva Corporación municipal surgida de la Gloriosa apruebe el 12.11.1868 el proyecto presentado por el Ing. Salustiano Regueral «para abrir una ancha y elegante calle desde los números 2 y 4 de la del Rosal hasta el sitio donde debe levantarse la estación de ferrocarril». Esta decisión resultará decisiva en la configuración urbana del Oviedo finisecular.
Como consecuencia entre 1874 y 1880 se abren las calles de Uría y de Fruela sobre algunos de los mejores terrenos existentes de la ciudad por su topografía y aireación, en los cuales se concentrarán durante medio siglo el crecimiento urbano burgués definiendo una nueva ciudad sociológica y jerárquicamente contrapuesta a la antigua. En sus orígenes y en su definición intevienen de modo directo unos cuantos nombres, destacando Alsemo González del Valle, quien, al amparo de la política de fomento del alcalde Uría, urbanizará, parcelará y edificará los terrenos propios y adquiridos al oeste del Campo de San Francisco y al sur de la Gran Vía, dando lugar así en su totalidad a la barriada del hospicio o «La Colonia», descrita por Clarín. En 1877 se abre la calle de Asturias como continuación de la Ronda de Campomanes, Santa Susana, Toreno y Gil de Jaz. Entre todas ellas se desarrolla el tramo inicial del barrio de Uría (primer ensanche de Oviedo), constituido primordialmente por viviendas unifamiliares de lujo o palacetes, entre los que destacaba sin duda el que Del Valle encargó al arq. santanderino La Guardia (1887-1890), más tarde adquirido por Concha Heres y hoy desaparecido. Los palacetes de esta burguesía «indiana», con sus volúmenes proporcionados y rodeados de jardines se cuentan entre las más afortunadas creaciones del XIX.
Este primer tramo de Uría, sin duda el más aristocratizante, no tendrá continuadores, y en el segundo, limitado por Gil de Jaz e Independencia, adquirió enseguida un carácter social híbrido, al insertarse junto al tejido residencial algunas edificaciones religiosas y de función terciaria. El tercer tramo no comenzará su edificación hasta bien entrado el s. XX cuando los zarpazos especulativos habían hecho sustituir el modelo unifamiliar por el plurifamiliar de «casa de renta», algunas tan dignas como las casa de Cuito, pero en todo caso propias de una burguesía menos opulenta, que entroncaba con la de la margen opuesta de Uría.

1900 – OVIEDO
La presencia de asentamientos anteriores en este lado de la Gran Vía (los Estancos, Santa Clara) lejos de ser un espectáculo por su distinto carácter social, trajo consigo una ligazón urbana más clara a través de la bisagra Pelayo-Independencia, que contribuyó a a celerar el fenómeno de la urbanización decididamente mesocrático (sistema social en que la clase media es preponderante) de la zona. Fue preciso habilitar una serie de calles transvesales (Doctor Casal en 1883, Milicias en 1887, Fray Ceferino 1894) más con un carácter secuencial de dinámica controlada pero no planificada que dan al «Ensanche Norte» una estructura y configuración urbana bien distintas al «Ensanche Sur». Paralelamente a la ocupación residencial se verifica la ocupación terciaria del Ensanche por toda una serie de comercios y servicios. Van acudiendo asimismo a su cita todas las fuerzas sociales y religiosas del Oviedo de la Restauración que instalarán en la nueva ciudad sus asentamiento, viniendo a dar unas y otras la imagen de nueva centralidad ovetense, aún presente.
La propia corporación municipal promueve en 1880 tres elementos fundamentales en la estructura social de la nueva ciudad: la Plaza de la Escandalera, su centro urbano y poular, el Teatro, centro del intercambio cotidiano. Igualmente la Diputación, que extrae de la ciudad antigua el Hospital y la Cárcel, a comienzos de siglo mandará levantar a Nicolás Rivero su sede administrativa, en la misma calle Fruela, frente al Campo de San Francisco y a la Escandalera. Asimismo, las más diversas congregaciones religiosas (salesas, carmelitas, siervas de Jesús, etc) acuden también a edificar sus conventos e instituciones en el Ensanche. El mismo obispo, por último al encargar a Luis Bellido la elevación del templo parroquial de San Juan el Real, centro espiritual del Ensanche, consagra oficialmente la existencia de la nueva ciudad.

1917 – OVIEDO
«…Esta nueva ciudad puede denominarse la ciudad burguesa y su identidad histórica y su valor urbano son análogos a los de la Polis griega, la Corte barroca o la ciudad medieval. Oviedo como ciudad burguesa nace en 1879 con el derribo del Carbayón (roble centenario derribado el 2.10.1879 para abrir paso ala Gran Vía de Uría) y tiene su fin hacia 1926, cuando Anasagasti y Sol enla zona suroeste, y Casariego y Sánchez del Río en el Noroeste realizan el nuevo planteamiento de extensión de Oviedo de acuerdo con los planeamientos urbanísticos propios de la época impuestos por el Estatuto Municipal de 1924. Este plano de Ensanche, aunque no llegará nunca a ser aprobado, sirvió de base inmediata para la extención de Oviedo hacia Bienavista (vertebrada por la Avda de Galicia), una vez colmatadas y agotadas las posibilidades expansivas que ofrecía el Ensanche de Uría, volviéndose a retomar la gran directriz geomorfológica de Oviedo en la dirección Suroeste-Noroeste, en torno a las vías de Santander y Galicia, dándose por finalizada la experiencia urbana de la burguesía liberal del ochocientos. La lista de arquitectos municipales de Oviedo o con intervención significativa es amplia, se incia con el pionero Andrés Coello, Joaquín Fernández, Salustiano Regueral, Juan Miguel de la Guardia, Javier Aguirre (1877), Nicolás García Rivero (1879), Adaro, Aparici, Bolomburu, Sallaberry; Luis Bellido, Manuel Busto Delgado (1898), Regino Pérez de la Sala (1903), Julián Galán Carvajal (1911-1921), Manuel Bobes Díaz, Emilio Fernández Peña, Franciso García Nava o Benito Gonzaález del Valle, Enrique Rodríaguez Bustelo, Frandico Pérez Casariego, Leopoldo Corujedo, o Juan Manuel Busto, son los considerados consolidadores de la nueva Ciudad frente a la vetustez y negrura de los viejos monumentos ovetenses…»

1920 – OVIEDO
Junto con la expansión del Oviedo burgués, crecen también los arrabales populares y proletarios (San Lázaro, Santo Domingo, Postigos, Argañosa, Pumarín…), muchas veces en terrenos insalubres y en condiciones de infravivienda.

1927 – Oviedo. Ensanche Suroeste por Anasagasti-Sol
La evolución de la ciudad de Oviedo a lo largo del s. XX está fuertemente influenciada por los procesos de emigración urbana y de alta natalidad que caracterizan el periodo desde la posguerra y especial intensidad en las décadas 60′-80′. Es de valorar que desde 1900 a 1980 la población de la ciudad se multiplicado por 4. Con un periodo de especial intensidad que en 30 años (1950 a 1980 se duplico con un crecimiento cercano a los 10.000 habitantes).

Plano asedio ciudad de OVIEDO
Oviedo es una de las ciudades españolas donde mayor estrago ocasionó la Guerra Civil (3/5 partes de los inmuebles derruidos, la mayor parte de ellos en los arrabales populares). Esa circunstancia se ofrece, como momento de reorganizar el tejido morfológico y social, encauzando el desarrollo urbano conforme a los presupuestos ideológicos de la Dictadura. A tal fin se arbitra una figura de planeamiento, en favor de los agentes sociales, pronto sacrificada por las estrategias especulativas que genera la reconstrucción
«…Aunque la Comisión Gestora acude temprano a recabar ayuda de Burgos, tal diligencia no reporta fruto alguno antes de 1938, cuando se crean el Instituto Nacional de Reconstrucción y la Dirección Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones. Organizada esta última como empresa privada, su misión fue la de orientar e intervenir en la restitución de los daños de guerra, fomentando la iniciativa particular pero también supliéndola hasta donde fuere preciso; de ahí que le competa rehabilitar inmuebles e instalaciones públicas, tomando a su cargo los núcleos siniestrados. La Junta ovetense pasó de ese modo a ser Centro Comarcal de aquel organismo oficial, del que, la capital asturiana se arroga la paternidad.
Concluida la conflagración el Jefe del Estado promulga un Decreto de Adopción a las poblaciones más destruidas, donde ni el erario municipal ni la economía privada podían hacer frente a las inversiones requeridas, dado que al menos tres cuartos de la superficie edificada se encontraba inutilizada. Hasta 1941 ese régimen de padrinazgo benefició a 148 localidades propuestas en Consejo de Ministros, entre ellas Oviedo. Ello representa, a más de una mención honorífica, que el Estado asuma durante un intervalo anual renovable las obras estimadas como urgentes, lo que en adelante constituirá la función primordial de Regiones Devastadas.
En virtud de aquella medida, la fuerza de trabajo se ve engrosada por un mayor contingente de presos políticos, locales o aportados por el Patronato Central de Redención de Penas por el trabajo, cuyo volumen no nos es dado precisar. Sabemos de un batallón inicial de 300 reclusos en los albores de 1939, pero diversas pruebas documentales hacen verosímil una cifra muy superior. En régimen penitenciario, esos brazos repararon desperfectos y extrajeron piedra para obras públicas, siendo su parvo jornal directamente ingresado en Alcalá de Henares.
A falta de un proyecto global de actuaciones concretas, al término del «tercer año triunfal» ve la luz el plan parcial para los barrios devastados de Santo Domingo y San Lázaro. Se trata de arrabales históricos en el camino a Castilla, definidos por un caserío modesto y degradado donde pervivían no pocas connotaciones rurales. Circunstancias adversas (topografía en parte desfavorable, proximidad del antiguo cementerio y matadero) hicieron de ese paraje un lugar poco estimado, albergue de instalaciones de rechazo (mercado de ganados, asilo, talleres) y arraigo de actividades merecedoras de repudio social, como el núcleo de prostitución en la calle Concepción. Si a ello añadimos la insalubridad y hacinamiento, denotados por las más elevadas densidades del casco, es fácil inferir que estamos ante uno de los mayores reductos proletarios. La importancia de los daños permite vislumbrar allí una reforma que conllevase la regeneración social, según una estrategia de desplazamiento forzoso de las clases trabajadoras hacia la periferia. A ese efecto era preciso derruir el caserío, modificar el trazado viario y reparcelar los terrenos resultantes, incentivando a los particulares con la rentabilidad potencial de un espacio inmediato al centro y liberado de sus tradicionales connotaciones. Dicha operación, financiable con el producto de las plusvalías, tendría cobertura jurídica en la Ley de Expropiación de Solares de Zonas Devastadas (1939), aunque se verá impedida en tanto no se disponga de alojamientos donde conducir al vecindario desahuciado.
Al finalizar el regreso de la población desplazada por la guerra, la escasez de viviendas adquiere en Oviedo proporciones alarmantes. Frente a un censo en franca recuperación, que supone 51.410 habitantes de hecho al término de 1940, el parque edificado (2.671 inmuebles de vivienda) se encontraba al 36% arruinado, de ser veraz la declaración municipal donde se excluían desperfectos menores. Teniendo en cuenta que hasta el momento no había sido construido un solo albergue social, y dada la tardanza en restaurar edificios, cabe suponer que las necesidades se resolvieron a costa del compartimiento de viviendas y el uso de todo género de habitáculos en precario…»
«…El Censo de 1940 confirma aquella hipótesis, avisando de las más ominosas variantes de alojamiento. Entre ellas contabilizamos más de un centenar de sótanos, y una cifra apenas inferior de viviendas en patios interiores, desprovistas a lo que sabemos de todo requisito higiénico. No menos elocuente es la proliferación de «barrios ocultos» (14 conocidos, con 49 viviendas), conjuntos de habitaciones terrenas emplazadas a la trasera de edificios de otra condición social, ‘de manera que no resultaban visibles desde la calle. Todo ello declara un rebrote en las expresiones decimonónicas del alojamiento proletario, que define a los antiguos arrabales (Los Estancos.La Vega, Santo Domingo y Postigos) y la periferia exterior (Argañosa); en cambio esas formas de infravivienda apenas están presentes en la mitad meridional del casco histórico, tampoco en el sector de ensanche formado durante el cambio de siglo, en razón de su contenido socialmente acomodado.
La primera realización (emprendida por el Ayuntamiento, ultimada por el I.N.V.) fue la Colonia Ceano Vivas (1939-43) , inspirada en el tipo de cuartel cuadra ngular con un gran patio-jardín interior. Ya que se encontraba fuera del casco, a costado del Macelo, se pensó en incorporarle una dotación básica (comercios, escuelas), adjudicándose buen a parte de sus 150 viviendas a gentes de San Lázaro. No siendo en absoluto suficiente tal oferta, en 1941 se aprovechan los terrenos del antiguo Matadero para construir el Grupo de Albergues Provisionales de San Lázaro, a la manera de las ciudadelas obreras; esto es, una composición rectangular de 47 minúsculos pabellones-vivienda (27m2), con instalaciones higiénicas comunes, y que pese a su temporalidad sobrevivió a la propia Dictadura.
En la misma fecha Regiones Devastadas acomete, con las expropiaciones en Santo Domingo, una repoblación modélica. En consonancia con el interclasismo de que hace gala la doctrina nacional-sindicalista fue erigido el Bloque de San Roque, mediante un diseño mejorado conforme a la base del cuartel racionalista, reservando a parque interno la mitad de la superficie. Las 147 viviendas, jerarquizadas, deberían destinarse según categoría a empleados o «productores», resultando una composición híbrida de rasgos clásicos y regionales que es de rigor en el período. No obstante su condición ejemplar las obras se retrasaron un lustro, siendo los pisos parcialmente ofrecidos a militares.
En el urbanismo de posguerra, sintetizado en los Planes de Gamazo (1942) y de Mesones (1967) se consolida una separación del crecimiento urbano en 2 direcciones socialmente diferenciadas: la zona alta, en dirección suroeste (Llamaquique, Buenavista, etcétera), lugar de residencia de las clases más solventes; y la zona baja, en dirección noreste (Tenderina, Pumarín, Teatinos, Rubín, etcétera), zona de crecimiento de los barrios populares. El urbanismo desarrollista del barrio masa, durante los años 60′ y 70′, deja una profunda impronta en dichos barrios, segregados del casco urbano, mal comunicados y casi totalmente carentes de equipamientos…»
«…El Plan de Urbanización de Oviedo (1941), un arquetipo de la «Nueva España». No puede estimarse como accidental el hecho de que fuera confiado a Germán Valentín-Gamazo el arbitrio de un instrumento de planeamiento, pues su credencial biográfica le sitúa como preclaro exégeta de la ideología territorial oficial, bien sea en la labor de colonización como en el realce de las ciudades más caras al Régimen, pensemos en Salamanca. Respecto de otros proyectos elaborados en la primera Autarquía, el de Oviedo se encuentra a medio camino entre los de mera reforma interior (Santander, Teruel) y los de urbanización (Madrid, Salamanca). Las intensas destrucciones bélicas dieron aquí ocasión de mejorar la planta histórica de la ciudad, aunque por imperativos económicos y de urgencia social no se proponen grandes reformas del tejido urbano, si no es localmente. Ahora bien, con la guerra cayeron algunos obstáculos a la expansión física, y ello mueve a agilizar la desobstrucción de cuantas trabas impedían incorporar la periferia a los mecanismos de actividad; de manera que, encauzando el futuro crecimiento, se reordena orgánicamente toda la ciudad y su franja perimetral.
El plazo previsto para vigencia y ejecución del Plan era de 50 años, con una cesura entre dos fases de igual duración. La primera (1941-66) llevaba un orden de prioridad favorable al restablecimiento del casco y la urbanización de Buenavista, en tanto que se excluía de edificación buena parte de la periferia.
Una segunda etapa habría de concluir con la ocupación del espacio ceñido por el cinturón agrícola, dispersándose después la expansión en una mancha de núcleos satélites. Con miras a hacer respetar los usos del suelo y el cuadro viario prescritos, el Plan Gamazo fue provisto de unas Ordenanzas de Construcción (1943); en ellas quedaba formalizado el riguroso control de alineaciones, alzados, volúmenes y ordenación interior de viviendas, tanto en reedificios como obras de nuevo, lo que pronto habría de ser atemperado a las particulares circunstancias.
En la década de 1940 la incapacidad hacendística se cierne como rémora al resurgimiento de la ciudad, pues por más que el erario municipal se vea engrosado con empréstitos del Instituto de Crédito para la Reconstrucción, apenas si bastan para reparar daños de guerra y satisfacer expropiaciones en Santo Domingo. A remediar tal precariedad vino el Régimen Municipal Transitorio (1939-43), emanado del Decreto de Adopción, que tampoco ofrece resultados inmediatos. Antes bien, al expirar el padrinazgo se trabajaba aún con sensible tardanza, en bienes estatales como enajenaciones para reforma interior (Jardín de los Reyes Caudillos), habiendo sido únicamente entregados desde el fin de la contienda 150 viviendas y 47 albergues; lo que obliga a prorrogar el régimen tutelado hasta una fecha tope fijada en 1946.
En ese intervalo se concluye el Consistorio, lo que deja al municipio en disposición de restablecer algún edificio simbólico (Teatro Campoamor, Plaza de Toros), al tiempo que Regiones Devastadas trabajaba en 29 inmuebles. Un tercio de ellos son patrimonio eclesiástico; el resto dependencias de la Administración, instalaciones castrenses, centros sanitarios y docentes; pero sólo la quinta parte resultan construcciones de nueva planta, con uso militar o pensadas para enriquecer el nonato Gran Oviedo. Mediado el mismo decenio comienza igualmente a instruirse la ocupación de fincas afectadas por el Plan Gamazo (vía de penetración desde Gijón, Buenavista, Santo Domingo), sin otra consecuencia que una elemental explanación de las plazas de España y los Caídos.
Por contra, toda evidencia denota ominosas privaciones en abastecimiento y combustibles domésticos, no habiéndose reanudado aún servicios básicos como el tranvía. Más que nada vemos acrecentarse la falta de habitaciones económicas, pese a que el sector público emprenda en el trienio que nos entretiene (1943-46) 326 nuevas viviendas; si de esa cifra sustraemos las casas ofrecidas a funcionarios y militares, queda muy menguado el saldo destinado a reemplazar construcciones siniestradas y reacomodar a grupos desafortunados. Tanto es así que el Ayuntamiento se aprestó a adquirir suelo barato edificable y demandar del I.N.V. más albergues provisionales.
Se hizo pues imperativa otra ampliación del padrinazgo franquista hasta 1949, lo que equivale a reconocer un retraso de seis años sobre la fecha oficialmente establecida para culminar la reconstrucción. En el ínterin, la provisión presupuestaria se aplica con antecedencia en finalizar el desescombro y abrir un abanico de posibilidades de crecimiento hacia la parte alta (av. de Santander, Ciudad Naranco, Calvo Sotelo), donde toda inversión podía quedar prontamente amortizada con la plusvalía.
Siendo la propaganda política y el mercado inmobiliario los móviles que resolvían la asignación de fondos, no es difícil inferir el marasmo en que se vieron las obras sociales. Así nos lo declara el estrepitoso fracaso de la Comisión Especial de Reconstrucción (1949), disuelta al cuarto mes de funcionamiento en la inteligencia de su inoperancia. Sólo en 1949 fue adjudicado un nuevo contingente de 103 Casas Económicas, en orden a la erradicación de albergues precarios, lo que sin embargo parece constituir una meta inalcanzable a corto plazo. El propio Ayuntamiento reconocía en aquella fecha que los problemas más acuciantes (aguas, vivienda y desembarazo del caserío siniestrado) no habían recibido solución. Ni la encontrarán en los próximos años, pues mediada la década de 1950 ciertas publicaciones denuncian la incuria como responsable del retraso con que resurge la ciudad; viniendo ello evidenciado por la persistencia de ruinas en Santo Domingo y San Lázaro, ola inconclusión de los nuevos accesos, al igual que una flagrante incapacidad de alojamiento.
Las vicisitudes de la reconstrucción de Oviedo no serían comprensibles sin discernir la influencia ejercida por la estructura de propiedad. Al organizar la extensión en planta, Gamazo incorporó al mercado urbano un vasto conjunto de fincas, inscritas en el radio de ochocientos metros a contar desde el centro del casco; predios que, diseccionados por una malla viaria impuesta, resultaban solares edificables en condiciones y con uso preestablecidos.
Sabemos, por el deficiente catastro de 1939, que los grandes fundos escaseaban en el anillo perimetral de Oviedo, teniéndose constancia de una única heredad de poco más de 15 Has. (quinta de Velarde, en su mayor parte perteneciente a la familia Herrero) y media docena que en ningún caso alcanzaban las 6 Has.
Las más de las veces los mayores propietarios poseían un patrimonio disgregado, a menudo en parcelas contiguas o agrupadas, sin que hasta el momento se haya arrojado suficiente luz sobre las transmisiones que les dieran origen; de esas pertenencias fraccionadas o dispersas, la más extensa excedía en poco las 12 Has.
Si paramos mientes en los principales hacendados, encontramos a cinco familias de la aristocracia en poder de 38 Has., correspondiendo los más cuantiosos dominios a los Condes de Revillagigedo y la Marquesa de Teverga, respectivamente concentrados en la carretera de Galicia y Vallobín. Pero el más ostensible protagonismo debe atribuirse a la burguesía comercial, industrial y financiera, cuyos bienes seguramente tuvieron raíz en las Desamortizaciones. De ese grupo emerge Plácido Alvarez Buylla, primer alcalde de la Dictadura y mayor propietario en el entorno de Oviedo (12,17 Has.), que entre las 22 parcelas de su titularidad contaba una valiosa finca de 4 Has. en Buenavista.
No todas aquellas pertenencias resultaron favorecidas. Las más excéntricas caían de lleno en el cinturón agrícola de protección, quedando otras inscritas en sectores asignados a vivienda barata unifamiliar e industria, o bien seccionadas por los grandes ejes de acceso. Ello hacía temer expropiaciones irrisorias y una mermada utilidad en la venta de solares, máxime cuando todo uso venía gravado con una generosa dotación de espacios libres; valga como ejemplo la quinta de Velarde, sobre la que debería construirse el poblado obrero de Santullano.
Al propio tiempo, buen número de fondos dispararon su valor al verse inmersos en las futuras unidades residenciales de calidad, aunque las determinaciones de Gamazo no siempre satisfagan los designios de lapropiedad; así, el obligado aprovechamiento extensivo en sectores de ciudad-jardín no parece haber sido un aliciente, como tampoco la holgada trama viaria concordaba con las plusvalías potenciales en Buenavista.
La disensión entre el Plan y los propietarios se resolverá al paso del tiempo por distintos medios. En casos de absoluto desinterés basta la coacción para hacer abandonar la parte del proyecto vista como lesiva; en este supuesto, el terreno afectado va a ser retenido hasta que se den condiciones de mercado, arbitrándose entonces parcelaciones particulares al uso tradicional. Si en cambio los previsiones de Gamazo reportan provecho, se admitirán aunque tratando de forzar rectificaciones en el viario e imponer alzas de densidad. Tal estrategia especulativa requiere desde luego modular el ritmo de urbanización, de manera que la oferta de suelo no sobre pase a la demanda haciendo caer los precios.
Puede decirse entonces que, allí donde toca intereses de la propiedad, el Plan de 1941 sufre distorsión o bien queda enterrado bajo la práctica de inmovilizar suelo, aunque haya excepciones. Esto desnaturaliza el proyecto, al reducirlo a unos pocos elementos aislados, cuya realización se dilata sobremanera por imperativos materiales…»

1943 PGOU OVIEDO- zonificación
La reforma interior del plano obtuvo prioridad, a la parte central de los años 40′, aprovechando las destrucciones para agilizar trámites en la declaración de utilidad pública. Empero, las travesías variantes de carreteras nacionales únicamente se abren con alguna premura en los tramos que convierten fincas rústicas en solares (Bermúdez de Castro) o allí donde son corregidas las ordenanzas para admitir edificación cerrada (av. de Torrelavega). El ensamblaje de aquellas vías en el casco supone una cirujía que será causa de litigio, y por lo mismo retraso o abandono. De ahí que la entrada desde Gijón no estuviese lista antes de 1960, en tanto que se desiste de internar la avenida de Torrelavega en el arrabal de La Vega; no corrió mejor suerte la ronda exterior, desarrollada tempranamente en terreno ganado al ferrocarril (av. de Santander, División Azul), aunque su fracción suroriental sólo quede ultimada en 1984.
Los parvos recursos, no menos que la movilidad de criterio frente a la oposición particular, lastraron igualmente la recomposición interna del tejido urbano. Cosa que fuerza a dejar intacto el barrio del Fontán, quedando como obra de alguna envergadura la mejora del arrabal histórico de Santa Clara y Los Estancos, para resolver la contradicción que suponía su caserío envejecido, con moradores de escasas posibilidades, en un emplazamiento aledaño a la calle principal (Uría). La irradiación de los mecanismos propios del centro, comenzada con el entresiglos, acarrea allí una intensa renovación que da cabida a grupos pudientes y propicia la lenta regulación de la planta preindustrial. De modo que se ensanchan y prolongan calles (Lila, Alonso Quintanilla), pero también son repelidas aquellas instalaciones tachadas como desmerecedoras; por tal motivo fue desmantelado el mercado finisecular del Progreso (1949), dando paso al rascacielos del «Gran Hotel» y palacio de telecomunicación «La Jirafa»), mientras que al expirar la década de 1950 el cuartel de Santa Clara alojaría la delegación de Hacienda.
Pero el Plan Gamazo padece su mayor descalabro a la hora de conducir la producción de suelo, como así lo hace notar el malogro del barrio de Buenavista. Los impedimentos de esa expansión hacia Poniene (Hospital, finca de Roel, trinchera del ferrocarril) pueden darse por superados, en virtud de los daños bélicos y la política de obras públicas, hacia 1945. El suelo entonces liberado se privatizó a favor de inmobiliarias recién constituidas, como SEDES, patrocinada por la Caja de Ahorros, y otras nacidas por unión de renombradas familias tradicionalmente propietarias en aquel sector. Concentrado el dominio en pocas manos, éstas comienzan a operar como constructoras en la franja de contacto con la ciudad (bordes del Campo de San Francisco y carretera de Galicia), tras lograr una revisión tanto del plano como de las Ordenanzas de 1943; la supresión de la nonata plaza de Asturias y el cambio de trazado de la ronda serán frutos primerizos de esa táctica, al amparo de la cual germinan edificaciones como el Club de Tenis, sobre el túnel ferroviario.
Las realizaciones monumentales de cuenta de Regiones Devastadas quedaron asimismo disminuidas en Buenavista, por obra de restricciones materiales, de suerte que sólo llegan a término en los años 60′ (plaza de la Gesta) y 70′ (plaza de España), cuando no caen en el olvido (vía-parque imperial) .
En ese lapso el plano de referencia experimentó una reiterada mutilación, para quedar finalmente arrumbado, en tal medida que hasta 1958 sólo una de sus calles (Santa Teresa) había sido en parte franqueada. A resultas de tal inactividad, la ocupación se circunscribe a los márgenes de ejes preexistentes (Hnos. Pidal, Calvo Sotelo) y al extremo más alejado de la ciudad, donde contrariamente a las previsiones oficiales se tolera la construcción del cuartel de Policía Armada (1942). Y mucho más tardíamente el Hospital.

1957 – OVIEDO
Descontando esas partes restaban unas 10 ha. del más valioso suelo edificable, a costado y espaldas de la plaza de España, cuya urbanización queda en suspenso al redactarse en 1963 el Plan Parcial para el polígono de Buenavista. Las 3.000 lujosas viviendas previstas no tuvieron razón de ser, habiendo una abundante oferta de suelo en las proximidades de la afamada calle Uría, por la vigorosa reposición del caserío y la sustitución de naves industriales en la parcelación Llamaquique (Asturias, Cervantes, de urbanización primisecular), que entonces se prestigia.
En ausencia de una demanda cualificada tan numerosa, las fincas de Buenavista permanecen retenidas y acumulando valor hasta los años 70′, desvaneciéndose entonces todo legado de Gamazo. El sector obrero e industrial del Nordeste sigue en gran medida idénticos pasos. En primer término, del poblado modelo de Santullano tan sólo ve la luz la colonia Ceano, puesto que el diseño sugerido (plaza parque, grandes avenidas, manzanas racionalistas) no encuentra eco en los poderes públicos ni colma las aspiraciones de los propietarios de la quinta de Velarde (a la sazón, Inmobiliaria La Amistad y Fábrica de Armas). Estos encargan una figura alternativa de parcelación intensiva (1948) y luego se desinteresan de ella, no habiendo indicios de una ocupación sistemática hasta mucho después.
Por exclusión de Velarde, representan un papel de vectores de crecimiento la vía de penetración desde Gijón y la carretera de Pumarín, donde se concreta una red inarticulada de calles particulares que soportan la edificación cerrada en corredor. No resultando aun así una reserva de terreno suficiente, la expansión deber á necesariamente hacerse a costa del suelo industrial (Tenderina, Rubín), silenciando que sus condiciones eran las más inapropiadas para un uso residencial. Es el sector público quien acomoda ahí al proletariado en la colonia Guillén Lafuerza (1943, 200 viviendas), práctica que culmina cuando el INV inicie (hacia 1956) las 2.000 viviendas del polígono Ventanielles.
En razón de intereses inmediatos quedaron en fin bloqueados los atributos de ciudad-jardín, fueran parques o manchas de transición desde el núcleo de edificación compacta al cinturón de terrenos de labranza, a ocupar con casas individuales. En la mitad Levante de Oviedo restó señera la colonia Fozaneldi (1949), viéndose enseguida trastocadas las ordenanzas de volumen para institucionalizar construcciones plurifarniliares en la avenida de Torrelavega y Teatinos, donde fue al traste el parque de barrio propuesto.
También se pierde como lugar de esparcimiento la colina del Cementerio Viejo, al erigirse el Seminario (1943), permaneciendo el Campo de San Francisco como única posibilidad de solaz público hasta la reciente plantación vegetal del Campillín. Ni siquiera salen totalmente indemnes los lugares reservados para hotelitos ajardinados, como Los Catalanes, paraje casi totalmente inactivo con anterioridad a la presente década, generalizándose desde ahí un paisaje de bloques y torres exentas. Por su parte la ciudad-jardín del Naranco fue mayormente urbanizada para 1965, en parte gracias al régimen de concertación con un particular, quien, como contraprestación, quedó autorizado para promover bloques de viviendas en las inmediaciones de la primorriverista Colonia Astur, marcando la pauta posterior.
Emergen así las primeras sociedades inmobiliarias, al abrigo de conocidos capitalistas integrados como aportantes de patrimonio fundiario o suscriptores de acciones. Esas compañías persiguen como fin la reunión de una masa de solares, más raramente casas, en ventajosas situaciones donde se podía presumir un pronto encarecimiento, para su oportuna edificación.
Por propósitos de economía construyen con medios propios, obviando la interposición de contratistas, y en atención al precio del suelo encaminan su oferta hacia grupos de recursos. En razón de lo cual producirán viviendas libres o bien bonificables, de la primera categoría (100-138 m2) a ceder en alquiler; pero es verosímil, por lo ya sabido en otras ciudades, que muchos pisos de renta limitada fuesen ulteriormente vendidos.
Con anterioridad a 1950 harán aparición 5 inmobiliarias de actividad desigual, tan exitosas algunas como Propiedades Urbanas (1947), presidida por el banquero Masaveu, que al cierre del primer ejercicio anual estaba ya en posesión de 21 fincas (2,7 Has.). Hay empresas que se prestan casi exclusivamente a la captación de suelo, caso de SEDES (1948), que sin embargo emprende un primer y aislado ensayo con propiedad horizontal. Por lo regular edifican contadas veces, siendo su radio de acción el barrio de Uría o un ámbito exterior muy localizado, como el de la Inmobiliaria La Amistad en la vía de penetración desde Gijón. Pero sus obras son siempre de talla, excediendo a menudo las 100 viviendas, que se disponen en torre o bloque con arreglo al estilo imperial. Junto a aquel grupo hallamos una constelación de pequeños promotores, tan numerosos como ocasionales (sólo una decena patrocinan más de dos casas), que se valen de contratistas para edificar pisos de renta baja; operan en la periferia, sobre fincas económicas bien paradas en el Plan de 1941, que estimula su parcelación y tolera volúmenes convenientes (Tenderina, Naranco).

1953 Zonas límites del casco urbano y nomenclatura de calles de Oviedo
La revisión en 1957 del Plan General de Oviedo y su Término Municipal, más que deberse a imperativos legales (habían pasado 10 años desde la aprobación del anterior Plan), respondía a una necesidad real, ya que a lo largo de la década de los 40′ Oviedo había experimentado un importante crecimiento demográfico debido al elevado contingente de población que buscó asilo en la ciudad ante la devastación que la guerra había provocado en algunos sectores del espacio rural ovetense. Este aumento de población se tradujo en el plano en un aumento del espacio urbano consolidado, superando el perímetro de contención señalado en el planeamiento de la década anterior.
El Plan de 1957 reunía muchas de las características del planeamiento de los 50′. Por un lado se trató de uno de esos planes de ordenación cuya planimetría y redacción fueron realizados previamente a la entrada en vigor de la Ley del Suelo, concretamente en 1953, aunque su aprobación final se postergó hasta 1957; en segundo lugar, hubo una reutilización de la cartografía preexistente, sobre la que se añadió una nueva zonificación; por último, debido a ese aprovechamiento de materiales del Plan anterior, la zonificación se Iimitó al casco urbano y su zona de expansión, a pesar de que por primera vez se establecía en el Municipio una regulación de usos para todo el espacio, incluido el no delimitado como urbano.
El PGOU-1967 Oviedo redactado por Javier de Mesones supuso la quiebra del modelo de ciudad cerrada y compacta que habían planteado los planes generales anteriores, y la puesta en práctica del modelo de ciudad «direccional» que se impuso en el urbanismo español a finales de los 60′. La aplicación de este nuevo modelo urbano de crecimiento, y la perentoria necesidad de suelo de reserva urbana para albergar a una población en aumento, explican algunas de las principales características que ofrecía el nuevo planeamiento: por un lado, la exagerada amplitud del perímetro urbano, al incluir una extensa zona destinada a reserva urbana; por otro, la clara orientación del crecimiento hacia el NE de la ciudad, adaptándose así a una tendencia que, de forma espontánea, venía manifestándose desde comienzos del siglo anterior, al amparo de la atracción ejercida por las carreteras de Gijón y Santander y, a partir de fimales de los 60′, por un nuevo factor de localización, todavía en proceso de ejecución, la Y (autopista Oviedo-Gijón).

1982 – OVIEDO
La década de los 80′ se caracteriza, en contraposición a la época del barrio-masa, por una detención casi total del crecimiento espacial de la ciudad. En su defecto, el crecimiento hacia dentro en el que los inmuebles tienden a ocupar los intersticios y espacios libres, produciendo un agudo macizado del espacio urbano y cerrando la posibilidad de abrir espacios verdes públicos para el disfrute de la población.
Como parte de este proceso, a comienzos de los 90′ comienza una operación, engañosamente denominada Cinturón Verde, que se ha desarrollado durante más de una década. 400.000 m2 de suelo para 1.500 viviendas, zonas verdes, equipamientos,… 30 millones de deuda municipal y liquidación? Con La Losa, el Proyecto Cinturón Verde produjo una enorme renovación urbanística de la ciudad: la Estación del Norte unificó los servicios de RENFE y FEVE, trasladando sus talleres y garajes a un espacio más propicio cercano a Lugo de Llanera. El espacio que dejó la Estación central de FEVE sirvió para edificar la nueva Estación de Autobuses, a la que se accede a través de la Avenida Pepe Cosmen y que fue inaugurada el 15.3.2003. El espacio liberado de la Estación del Vasco servirá para realizar nuevos proyectos urbanísticos. La Losa está situada entre los puentes ferroviarios de Teniente Coronel Teijeiro, en la Plaza de la Liberación, y Nicolás Soria. Tiene forma de bota y está sustentada sobre 220 grandes pilares, mide 700 mm y abarca 38.000 m2 de superficie. Diseñada por el ingeniero Leonardo Fernández Troyano, es el paseo más espacioso y largo de la ciudad, que incluye varias fuentes, estanques, farolas y jardines junto a espacios para juegos infantiles.
La expansión espacial. A pesar de contar con un censo de más de 20.000 viviendas vacías, desde mediados de los 90′ se inicia en Oviedo, bajo los auspicios de la iniciativa pública, un extenso proceso de incorporación de nuevos espacios a la trama urbana. En líneas generales, la incorporación de nuevos terrenos urbanizables viene a reproducir la segregación espacial acaecida históricamente, con una serie de “barrios altos” (Monte Cerrao, La Ería, Olivares, Monte Canales) de lujo, con creciente predominio de la vivienda unifamiliar, y otros barrios, en los que se concentra la vivienda protegida, segregados, faltos de equipamientos y pésimamente comunicados. El nuevo PGOU (2006) viene a intensificar aún más este desbocado crecimiento espacial, que se produce a expensas de otros usos del territorio (agrícola e industrial) que, como es habitual, se expulsan a lugares crecientemente alejados de los núcleos urbanos.
El PGOU de Oviedo-2006, clasifica como urbanizables varios miles de hectáreas de terreno, consagrando 3 direcciones principales de crecimiento: la dirección O (en la que se prevé un continuo urbano hasta llegar al núcleo de San Claudio, pueblo del municipio en el que se planifica asimismo un intenso proceso edificatorio), la NE (dirección en la cual el crecimiento asume ya un carácter supramunicipal, afectando a los municipios limítrofes de Siero y Llanera) y la S (hacia donde se prevé un crecimiento basado en vivienda unifamiliar de lujo formando también un continuo entre Oviedo y La Manjoya y destruyendo parte La Zoreda, uno de los pocos bosques de arbolado autóctono con los que cuenta el concejo).
Profesores de los departamentos de Geografía e Historia de la Universidad de Oviedo sintetizan la historia urbana de la ciudad mediante el análisis de miles de muestras textuales, arqueológicas y cartográficas, el proyecto Vrbe forma parte de un ambiciosa iniciativa que también estudiará las ciudades de Gijón y Avilés. Vrbe I. Oviedo: la construcción histórica de la ciudad, presentado en octubre de 2013 está publicado en 2015.
«Oviedo Estrategia 2015-2025» marcará las líneas de actuación para la próxima década, cuenta desde 2014 con un Reglamento orgánico de participación ciudadana «…para la regulación de los medios, formas y procedimientos de participación de los vecinos del municipio de Oviedo en la gestión municipal, así como de las Entidades Ciudadanas del mismo, conforme a lo previsto en la Constitución y las Leyes…” Este reglamento establece los Órganos de participación ciudadana: Consejo Social de la Ciudad, Consejos de Distrito y Consejos Sectoriales.
Remodelación inmobiliaria y sustitución social. El crecimiento espacial ha venido acompañado de un proceso de renovación y modernización del casco urbano. La remodelación de los inmuebles, las más de las veces, se ha producido mediante el derribo y reconstrucción de los existentes (por ejemplo en la Plaza del Fontán) o, a lo sumo, mediante la conservación de la fachada y el vaciamiento interior. Dicha remodelación ha constituido el mecanismo de una acusada sustitución de clase, en la que los contenidos populares del casco antiguo se han sustituido por sectores sociales de elevados ingresos. En algunos casos, los pisos remodelados en el centro de Oviedo han llegado a superar los 6.000 €/m2. Dicha gentrificación social ha venido acompañada, además, de una importante gentrificación comercial, con la privatización del mercado de abastos y la progresiva eliminación del comercio de barrio a resultas de la implantación de grandes superficies. La remodelación inmobiliaria está afectando también a diversos barrios de tradicional contenido obrero y popular (Pumarín y Rubín), ejerciendo una intensa presión sobre los inmuebles más vetustos y conllevando una considerable destrucción del patrimonio edificado.
El Casco Antiguo de Oviedo, pese a haber dejado de ser el centro urbano a nivel económico-funcional, como ha sucedido también en Cuenca, Cáceres o Barcelona, conserva la centralidad simbólica y cultural y en él culminan las profundas transformaciones iniciadas en los últimos años del siglo XX coincidiendo con la densificación provocada por la retención especulativa del suelo que provocó que, durante años, la ciudad creciese únicamente sobre sí misma.
En la actualidad, y lejos de solucionarse mediante las estrategias de recuperación puestas en marcha con el Plan Especial del Casco Antiguo de 1991, podemos encontrar varios problemas en él, que aunque aquí sean presentados de modo particular, no son exclusivos de Oviedo, sino que tienden a generalizarse en todas las ciudades capitalistas.
Como desencadenante de toda la problemática existente, hemos de citar en primer lugar la pérdida de vitalidad funcional, que determina las actuaciones que se han efectuado en el Casco Antiguo desde los años 90′. Al centro se le asigna una función eminentemente terciaria, especialmente turística, promoviendo su conversión en una especie de museo al aire libre y privándolo de equipamientos y servicios básicos que satisfagan las necesidades primarias de sus habitantes, como sería una escuela o un centro sanitario. Mantiene el mercado del Fontán como mall alimentario (privatizado en 2005), pero ha perdido casi todo el comercio tradicional, implantando grandes hipermercados, como el Mercadona. Los inmuebles compiten ahora por alojar oficinas, tiendas especializadas orientadas al turismo u hostelería, todo ello situado en zonas específicas del Casco que llevan aparejada una estrategia inmobiliaria. En la calle Cimadevilla, la plaza Trascorrales o la Plaza del Fontán encontramos comercio especializado y servicios turísticos, junto a sidrerías o restaurantes de lujo. Se trata de una zona reformada en la que prácticamente todos sus inmuebles han sido sometidos a una intensa renovación. Por contraste, en la calle Mon y la calle Oscura se sitúa la inmensa mayoría del ocio nocturno de la ciudad, que entra en conflicto con la función residencial y se enmarca en un contexto urbano muy deteriorado y en el que prácticamente no se invierte en el mantenimiento de sus edificios. Para evitar poner en peligro el hábitat selecto, surge la Ordenanza de Convivencia a finales de 2009, que restringe la utilización de la vía pública y la concesión de licencias musicales en otras zonas del Casco Antiguo, arrinconando a la población con menos recursos y protegiendo los intereses de la hostelería y la residencia de alta calidad.
Según lo comentado anteriormente, podemos entrever la problemática consistente en el deterioro de la edificación y las precarias condiciones de vida que sufren determinadas zonas del centro histórico. Muchos propietarios ven negocio en alquilar sus inmuebles, sin invertir en su mantenimiento, para la población de rentas más bajas. Numerosas viviendas en la zona del Paraguas o la calle Oscura se encuentran en un estado ruinoso, sin instalaciones eléctricas adecuadas, con ventanas de madera apolilladas y paredes sin acondicionar, donde la humedad impregna todo el ambiente y por las que se transmiten las vibraciones acústicas de los locales musicales situados en pisos inferiores o en las inmediaciones. La Administración muestra un total abandono de su responsabilidad de velar por el buen estado de estos edificios, que se encuentran en situaciones pésimas e inseguras, hasta que finalmente se les cataloga en estado ruinoso, permitiendo su demolición –con capital público–. Posteriormente serán reedificados por sus propietarios y utilizados para el uso terciario o viviendas de rentas altas, suponiendo un gran beneficio económico privado. Esta especulación conlleva la expulsión del centro de la población popular, mediante un proceso que Ruth Glass (1964) denominó gentrificación y que posteriormente Michael Pacione (1990) matizó como un desplazamiento de una clase social para la introducción de otra, siendo la población original, en el momento de la revaloración, de clase baja.
La pérdida de población es sin duda una de las características más acusadas de todos los centros históricos, consecuencia de todo lo anterior y del constante crecimiento espacial de la ciudad. Este vaciamiento demográfico va acompañado de un progresivo envejecimiento de la población residente. Este hecho constatable en los centros y padrones municipales (de 3.635 habitantes en 2007, el centro histórico de Oviedo pasa a 3.527 en 2012), enlaza con la idea de la conversión del centro histórico en un museo al aire libre.
Una de las estrategias más relevantes de recuperación del Casco Antiguo de Oviedo es la peatonalización total del mismo, que buscando dar solución a su degradación se ha convertido en un hándicap para el tráfico y la seguridad ciudadana. La intervención se realizó en 1993, junto con el programa de rehabilitación de fachadas y la construcción de aparcamientos subterráneos inmediatos. Es indudable que ha mejorado la calidad ambiental y ha favorecido el turismo y la imagen que el visitante tiene de la ciudad de Oviedo, pero no se ha tenido en cuenta la dificultad de movilidad por el centro –al no incluir rutas de transporte colectivo– y el aumento de la peligrosidad nocturna. Cuando el comercio cierra, la circulación por algunas calles se vuelve especialmente peligrosa al encontrarse totalmente deshabitado y marginal a excepción de las zonas de ocio nocturno durante los fines de semana. Tampoco ha frenado el deterioro físico de los edificios; al contrario, lo ha acentuado al rehabilitar solo áreas económicamente interesantes.
Por otro lado, la creación de aparcamientos subterráneos con el doble de plazas de las suprimidas con la peatonalización, ha incrementado el acceso motorizado al centro, aumentando su congestión y relegando el uso del transporte colectivo.
Podemos hablar de la existencia de un «modelo Oviedo‟ de intervención en ciudades, que consta de peatonalización a gran escala, tratamiento de fachadas con vistosos colores, independientemente de su antigüedad, e incorporación de elementos decorativos en espacios públicos: farolas Fernando VII, jardineras, bancos y árboles lineales. Renovaciones que llevan aparejado un intenso proceso de gentrificación, del que poco o nada se comenta a la hora de vender el «producto‟ a la ciudadanía; y que priva a la población con menos recursos de estas mejoras realizadas con el dinero público, relegándolas no solo fuera del Casco Antiguo, sino apartándolas cada vez más del núcleo urbano principal.
Con el inminente derribo de los edificios situados en la plaza del Paraguas –una de las últimas zonas no rehabilitadas cuyo abandono por parte de la Administración y los propietarios ha provocado un grave deterioro en sus edificaciones–, queda constatada la conversión del centro histórico en un museo al aire libre al servicio único del turismo. En el caso de estos inmuebles, se ha rebajado la protección del edificio para permitir el derribo y la reedificación con cambios es su estructura, lo que, bajo la excusa de una mejora de la habitabilidad, significará la destrucción de edificaciones de los siglos XVIII, XIX y XX, creando una imagen ficticia de la ciudad heredada y perdiendo completamente la complejidad y vitalidad funcional que define a los centros históricos.
La recuperación de los centros históricos ocupa un lugar central en las políticas urbanísticas actuales. La situación ha mejorado respecto a la situación en que se encontraban los Cascos Antiguos en la década de los ochenta, pero a pesar de los numerosos Planes Especiales e intervenciones –como se muestra en este artículo utilizando Oviedo como ejemplo–, los problemas persisten, se acentúan o se transforman en otros. La planificación solo puede modificar algunos de los parámetros del proceso de explotación del suelo; no puede cambiar su lógica intrínseca y, por lo tanto, no puede eliminar las contradicciones. Es necesario que los centros históricos se ajusten a la nueva centralidad turística que ocupan, pero no solventarán los problemas existentes en ellos, sin que al mismo tiempo se promuevan estrategias que recuperen la multifuncionalidad y multiculturalidad que los definen. Para ello, el urbanismo debe revisar sus teorías en profundidad y comprometerse socialmente con un cambio de modelo urbano en el que la ciudad no sea una mercancía y la planificación urbana no se convierta es una estrategia de marketing.
Jesús Villa, Jennifer de (2012). El «Modelo Oviedo‟: urbanismo como estrategia de marketing y desaparición de los centros históricos. URBS. Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales, 2(1), 143-151.
El problema de la vivienda. Oviedo no ha sido ajeno al imparable crecimiento de los precios de la vivienda que se ha dado en todo el Estado Español, constituyendo, de hecho, una de las ciudades más caras de España. La política municipal practicada en las últimas 2 décadas ha potenciado ese proceso, enajenando el patrimonio municipal de suelo dimanante de los aprovechamientos urbanísticos y negándose a edificar vivienda de protección pública a precios asequibles. En su defecto, la iniciativa pública estatal y autonómica (como parte de su apoyo a la industria del ladrillo que con genuinos fines sociales ha apostado recientemente por una engañosa forma de vivienda protegida, a razón de 83.000 € el apartamento de 45 m2 o de 132.000 el piso de 80 m2). Dicha vivienda, supuestamente asequible, irá ubicada en los terrenos más segregados y alejados del centro urbano, principalmente el entorno de San Claudio, al oeste, y el de Colloto, al este.
La sierra del Naranco de unos 5 km de longitud, situada en la mitad septentrional del municipio, constituye el límite norte para la expansión de la ciudad. En las últimas 2 décadas, sin embargo, ha sido objeto de una intensa actividad urbanizadora (Prados de la Fuente, Loma de Pando y numerosas actuaciones aisladas de vivienda unifamiliar), impulsada más que impedida por los sucesivos planes de protección del monte (1994, 2005) que se han venido presentando. La urbanización de la ladera sur se complementa con la explotación canterera de la ladera norte (Arcelor, Caleros de Brañes y El Orgaleyo) para obtener roca caliza. La expansión urbana en dirección oeste, además, ha venido acompañada del proyecto de una Ronda Norte (PGOU de 1999) que transcurriría por la ladera del Naranco y supondría una agresión más a su entorno. Por ahora, debido a la negativa del Ministerio de Fomento a financiar dicho proyecto, la Ronda sigue sin construirse.
Los palacios de Calatrava y la nueva configuración de la ciudad. Marketing urbano, especulación urbanística y sumisión de la política municipal a los intereses de las grandes familias de la región, la “operación de los palacios” sintetiza algunas de las líneas maestras de la política municipal en Oviedo.

«El Vasco» – OVIEDO
En Buenavista, el traslado del estadio municipal de fútbol “Carlos Tartiere” había dejado libre una gran parcela de titularidad municipal, probablemente la mejor situada de todo el espacio urbano. El Ayuntamiento decide recalificar dicha parcela para construir un edificio singular, encargado a Santiago Calatrava y gestionado por una sociedad (Jovellanos XXI, formada por el Grupo Cosmen (propietario de la empresa ALSA, entre otras) y el Grupo Sánchez y Lago). Se le cede gratis la mencionada parcela para que sobre ella construya un Palacio de Congresos y un enorme edificio destinado a albergar un hotel de lujo, una gran superficie comercial (“Espacio Buenavista”) y las nuevas sedes administrativas del Principado de Asturias; la venta de estas sedes pone de manifiesto la connivencia entre el Ayuntamiento y el Gobierno regional en la mayor operación especulativa que ha conocido la ciudad en muchos años. Junto con el palacio de Buenavista, Jovellanos XXI edifica otro en una parcela de “El Vasco” (situada en pleno centro de Oviedo y con una inmejorable accesibilidad—, también encargado a Calatrava y destinado a 6 edificios para 112 viviendas, y 1 para oficinas y zonas comerciales, bajo rasante, 1 aparcamiento subterráneo para 900 plazas, inversión prevista 52 M€). El ayuntamiento de Oviedo cede gratuitamente los terrenos del campo de futbol, Carlos Tartiere, valorados en 25 M€ a la empresa Jovellanos XXI para la construcción del Palacio de Congresos y Exposiciones y la cesión por 50 años, que será de propiedad municipal, aunque su gestión está cedida a la sociedad sociedad Jovellanos XXI, quien vende al Principado de Asturias oficinas por 62 M€; la superficie comercial por más de 130 M€, a una sociedad del Grupo, un Hotel de 5 estrellas más 800 aparcamientos subterráneos… Estamos locos¡¡
2 procesos clave en la actual configuración urbana de la ciudad son el traslado del Hospital Central de Asturias y el futuro de la Fábrica de La Vega. En la zona de Prado de la Vega, en el cuadrante NE de la ciudad, está edificado el nuevo HUCA (293.554 m2 de suelo, una inversión de 300 M€, 8 años de obras y varios sobrecostes; nadie pone en duda la espectacularidad de la construcción, que se ve desde todos los puntos de la ciudad, obra de los arquitectos Navarro Baldeweg y Fernández Alba), que sustituye al situado en El Cristo. Ello “liberará” 32.000 m2 de terreno situados en una de las zonas más valiosas de la ciudad, terreno para el que se prevén “equipamientos que permitan mantener el pulso económico del Cristo” y usos residenciales de calidad. La nueva ubicación del HUCA ha revalorizado la zona NE de la ciudad, impulsando la revalorización de los inmuebles de barrios populares como El Rubín o La Monxina y tendiendo, con ello, a la paulatina sustitución de sus habitantes, mayoritariamente de rentas modestas; pero, al mismo tiempo, el nuevo hospital inducirá un cierto traslado de la vida económica y la actividad inmobiliaria de la ciudad. En ese movimiento, la parcela que hoy aún ocupa la Fábrica de Armas de La Vega cobra una importancia estratégica.
Sobre la Fábrica de La Vega, emplazada sobre la parcela que antiguamente ocupaba el convento homónimo, se han venido sucediendo en los últimos años diversas presiones urbanísticas y planes de recalificación. Actualmente la Fábrica se halla en proceso de traslado a Trubia, y sobre su parcela (120.000 m2) acechan diversos proyectos inmobiliarios de carácter especulativo, que incluyen grandes superficies comerciales, “edificios singulares” y usos residenciales de lujo. Y así llevaba 50 años, en el olvido, qué lujo. Visitas, proyectos inversores, reversión militar, titularidad municipal,… …Y yo que me crié allí ¡¡¡
Dentro del municipio de Oviedo, desde una perspectiva espacial, el barrio de Ventanielles fue el único barrio asturiano incluido en el Catálogo de Barrios Vulnerables de 1991 y de 2001, y en él se encuentran algunos de los equipamientos sociales (como la Oficina de atención a la inmigración y algunos otros) para colectivos desfavorecidos.
Los datos de la Concejalía de Servicios Sociales confirman la situación de vulnerabilidad de este barrio al tratarse de uno de los barrios con mayores porcentajes y usuarios de servicios sociales.
En cuanto a infraviviendas, sólo se puede hablar de ella en dos ámbitos muy concretos: Santa Marina de Piedramuelle (dentro del Área de Atención Social de El Cristo) y El Cascayu (ATS de Ventanielles), poblados promocionales construidos a finales del siglo XX para erradicar el chabolismo en Oviedo, donde se alojaron 32 familias (128 personas). Posteriormente se fueron tramitando desde los Servicios Sociales del Ayuntamiento solicitudes de permuta de vivienda para las familias que querían dejar los poblados, de forma que hoy la población se ha reducido a 33 personas en El Cascayu y 36 en Santa Marina. Dado el nivel de deterioro de los edificios, se ha puesto en marcha un programa de realojo para estas personas, con ayudas económicas, y está prevista la demolición posterior de estos poblados.
Los Grandes Desarrollos Residenciales previstos en Oviedo acumulan 4.639.877 m2 de edificabilidad residencial para 36.939 viviendas, estando pendientes 26.956 viviendas. Sin urbanizar, aún, son los SECTORES CIUDAD JARDIN COLLOTO (232.336 m2 de suelo para 138.810 m2 de techo para 1.378 viviendas, o MONTECANALES (878.127 m2 de suelo para 262.539 m2 de techo para 1.544 viviendas), urbanizado o en proceso de urbanización no edificados está LA TENDERINA (123.304 m2 de suelo para 179.388 m2 de techo para 1.442 viviendas, al 15% ejecutado), y en pleno proceso de edificacion sectores como LA LLORAL (318.944 m2 de suelo para 175.130 m2 de techo para 1.842 viviendas, pendientes 1.792 viviendas), o el SECTOR LAS CAMPAS_PANICERES (340.470 m2 de suelo para 233.703 m2 de techo para 1.809 viviendas, ejecutadas el 2%), o el SECTOR LA MANJOYA-SANTIAGO (865.429 m2 de suelo para 421.985 m2 de techo para 3.141 viviendas, al 10%), y el SECTOR PRADO LA VEGA (577.708 m2 de suelo para 348.990 m2 de techo para 2.908 viviendas, al 35% ejecutado).

Grandes Desarrollos Residenciales en Oviedo y su entorno
Y el Area Urbana central de Asturias que no entiende de fronteras, hace crecer Oviedo en dirección a la Y desde hace ya 25 años. Oviedo ya no se entiende sin su area urbana metropolitana. En el último cuarto de siglo, el dinamismo de la ciudad, la construcción de vías de alta capacidad y la aplicación de las nuevas tecnologías favorecieron la eclosión del fenómeno de la difusión urbana, que es una fase de crecimiento disperso fuera del término municipal de Oviedo. Los concejos afectados son los de Llanera y Siero que, además, disponen de suelo abundante, llano y relativamente barato. Aquí se observa una ocupación azarosa y, por tanto, sin una adecuada planificación, de un suelo apetecido para la promoción inmobiliaria residencial (La Fresneda), los usos industriales (polígonos de Silvota, Asipo, Bobes…) y los comerciales (Parque Principado y Centro Comercial Azabache). La mezcla de usos, la destrucción del paisaje rural tradicional y la saturación de las vías de comunicación son la evidencia del déficit aludido de planificación.
Oviedo: La ciudadanía en lucha contra la especulación.
Desde hace 25 años, y hasta enero de 2012, la alcaldía de la ciudad de Oviedo estuvo copada por Gabino de Lorenzo (PP). Cuando dimitió, su silla pasó a ser ocupada por Agustín Iglesias Caunedo, del mismo partido, sin que se celebraran nuevas elecciones. Un año después, el Ayuntamiento había acumulado una deuda pública cercan a a los 112 millones de €. La gestión municipal ha combinado el endeudamiento con la externalización de la mayoría de los servicios municipales, como agua o transporte urbano, algunos deellos con contratos blindados durante los próximos 50 años. De los 209 millones de € del presupuesto para 2015, la mitad está gestionado por empresas privadas. Sólo FCC acapara el 1O%.
Hablar de Oviedo significa también hacer referencia al centro social La Madreña, un edificio que se reabrió a la ciudadanía durante dos años y medio. En ese tiempo, La Madreña se convirtió en el espacio que albergaba y, a la vez, impulsaba la conexión de procesos de transformación en el territorio asturiano. Este inmueble, antigua sede de la Consejería de Sanidad, fue ocupado en noviembre de 2011 por el movimiento 15Md e Asturias. ¿El motivo? Rescatar para los ciudadanos un espacio público abandonado e inutilizado durante más de 4 años y arrebatado por la especulación urbanística.
La Consejería de Sanidad era el símbolo de la mayor trama especulativa en Oviedo y Asturias, la Operación de los Palacios. La constructora público-privada Sedes (60% Gobierno autonómico, 40% Cajastur) tenía intención de derribar este edificio público para edificar viviendas de lujo. La trama sirvió para beneficiar al grupo Alsa y a la Constructora Sánchez y Lago. También para que el Gobierno regional, a cargo de PSOE e IU, pudiera financiar la ruinosa compra de las 2 alas del Palacio de Congresos, diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava. En diciembre de 2014, la constructora, con el permiso del Ayuntamiento, derribó La Madreña, pero la empresa, en una «delicada» situación económica (pese a su mayoritario capital público), no tiene ahora capacidad para continuar con el proyecto. La Madreña fue la prueba viva de que son posibles otros modelos de ciudad. La liberación de un espacio cerrado a la ciudadanía supuso también la exploración de nuevas experiencias de economía social y la búsqueda de un urbanismo al servicio de las personas. Con su desalojo, Oviedo se ha quedado sin más de 400 actividades abiertas y gratuitas, un vacío cultural que «pinta de gris», según denunciaron los impulsores de La Madreña, una ciudad que Clarín llamó Vetusta. ¿La solución? La ofrece el cantautor asturiano Nacho Vegas en una de sus recientes canciones: «Exigir que nos devuelvan la ciudad y reparar esta tristeza desde hoy».
Oviedo tiene hoy una población de 221.870 habitantes (reduciéndose) y un parque residencial de 115.184 viviendas de las cuales 8.220 son unifamiliares, el 7,14%. Aún conserva un 12% del total de viviendas anteriores a 1960, datando de los 60′ la cantidad de 14.345 viviendas (el 12,5%), de los 70′ son 20.537 viviendas (17,8%), de los años 80′ son 16.994 viviendas (el 14,8%), de los 90′ son 16.269 viviendas (el 14,1%), y de la década prodigiosa 2000-2009 nada más y nada menos que 28.936 viviendas (el 25,1%) y sigue produciendo, desde 2010 hay más de 9.000 viviendas nuevas (el 9% del parque), y recordar que aún hay pendiente suelo para más de 25.000 viviendas. Evidentemente el parque de viviendas vacías es gigante… Exceso de oferta. Pero los precios no bajan…?
Para un carbayón (como yo) Oviedo sigue siendo su Oviedo, por más que se empeñen en hacer operaciones polémicas, gentrificación, especulación, exceso de vivienda, corrupción… Y en 40 años los cambios son visibles pero hay cosas que nunca cambiarán.
Iniciativas ciudadanas nunca han faltado pero nuevos empujes reclaman soluciones para una inercia pesada tradicional «provinciana». El deterioro de Santullano, la deceleración en la Y, y la Fábrica de Armas esperan imaginación y soluciones más allá de «otra losa y viviendas para financiar la operación», un boulevard, la Noche Blanca de Oviedo ha abierto puertas hasta ahora cerradas (puertas a la información), «El Cristo» espera, … El «modelo Oviedo», la lejía urbana, no es la solución a los problemas reales de una capital administrativa y de servicios; hay desigualdad de equipamientos y dotaciones por los barrios. Oviedo está más allá de mi querido «aguaducho» y la «osa Petra». Pero ha de ser la ciudadanía quien conozca y tome las decisiones. Y ya sabe que no hay FEDER. Otra vez será?
Cada mercado es local.
Cada municipio tiene su singularidad.
Cada municipio se retrata en su parque residencial.
…seguiremos analizando en próximas entregas los 250 municipios mayores de España