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Lucena es un municipio de 351,09 km2, (lo que representa el 2,5% de la superficie de la provincia de Córdoba, de la que la separan 72 kms) de la provincia de Córdoba, Andalucía. Está situado al S de la provincia de Córdoba, entre los meridianos 4º 25′ y 4º 40′ O y los paralelos 37º 15′ y 37º 27′ N. Pertenece a la zona media de la Subbética y ocupa una posición periférica respecto al núcleo Córdoba-ciudad y su ámbito provincial. Representa la capitalidad del partido judicial nº7 y lo integran los siguientes municipios Benamejí, Encinas Reales, Iznájar, Lucena, Palenciana y Rute. Limita al N con los municipios de Monturque y Cabra, al S con Palenciana, Benamejí y Encinas Reales, al E con Rute y al O con Moriles, Aguilar de la Frontera y la provincia de Sevilla.
El Término municipal de Lucena está atravesado de N a S, por la carretera N-331 de Córdoba-Málaga. Este eje fundamental enlaza a través de la ronda de circunvalación del núcleo de Lucena con la C-327 a Cabra, la C- 334 a Rute, la C-338 a Puente Genil y la C-336 a Priego de Córdoba.
El núcleo urbano principal de Lucena está desplazado hacia el N del término municipal, en el que se asienta la mayor parte de la población Lucentina. Se encuentra asentado en una de las laderas que conforman el Valle del Riguelo y que se prolonga hacia el Valle de Araceli, conformando el marco paisajístico y panorámico de la ciudad.
Es necesario destacar, la existencia de otros núcleos de menor población pero con carácter urbano:
Las Navas del Selpillar con una población de un 2% aproximadamente de la población total del municipio (646 habitantes). Está situada en la carretera CO-763 de Lucena a Moriles, a unos 10 Kms. del núcleo principal. Está basada en una estructura socioeconómica del sector vid-olivar y conformado principalmente por casas de labor entremedianeras y aisladas.
La aldea de Jauja, con una población del 3% aproximadamente de la población total del municipio (962 habitantes). Se sitúa a unos 24 Km. de Lucena, en los márgenes de río Genil. En torno a él se sitúan las huertas regadas por el mencionado río.
Otros asentamientos de carácter residencial se corresponden con parcelaciones o urbanizaciones de segunda residencia, destacando los siguientes:
· Campo de Aras, situada a la espalda (Sur) del monte de Araceli.
· Las Vegas y el Pilar de la Dehesa, unos 6 Km. del núcleo por el camino de los Yeseros.
· La Torca, limitando con el arroyo Rigüelo al Noreste del núcleo principal.
· Cristo Marroquí, en el tramo a la N-331 en su cruce con la carretera a Campo de Aras.
· Anjarón
· Los Arroyuelos
· Los Santos
· Martín González
Respecto al relieve el término ocupa un terreno relativamente llano al N y algo más montañoso al S. El suelo es semiquebrado, alternando llanos extensos o algo ondulados con gargantas y cerros de fuertes pendientes. El territorio presenta un relieve áspero y escabroso con una topografía donde se alternan las depresiones y las zonas llanas de los cursos de agua con las terrazuelas y colinas, predominando al NO zonas onduladas y más accidentada hacia el S-E.
Con respecto a la hidrografía la zona de la Campiña alta, donde está situada Lucena, se sitúa dentro de la gran cuenca fluvial del río Guadalquivir y su drenaje se realiza por medio de 2 afluentes del mismo. Al N por el río Guadajoz y al S por el río Genil. Existiendo otros ríos, tributarios del Genil, de gran importancia en la región. El río Cabra, que cruza la zona de E a O y el río Anzur que drena el sector S de la misma. El río Anzur, perteneciente a la cuenca del Genil, nace en la Subbética y es considerado como de los más importantes de la Campiña Alta por el estado de conservación que presenta su vegetación de ribera; su nacimiento se produce cerca del famoso manantial de Zambra. Otro río destacable en importancia, el río Lucena, al N del término, uno de cuyos afluentes, el arroyo Rigüelo, drena a la ciudad.
Por su pasado judío también es conocida como ‘Perla de Sefarad’.
Su nombre proviene del hebreo Eli ossana אלי הושענא, ‘Dios nos salve’, nombre con el cual fue llamada originalmente por los judíos, mientras que los musulmanes la denominaban اليشانة al-Yussana. Es la principal población en términos demográficos y económicos de la provincia, tras la capital. Está situada en un importante nudo de comunicaciones de carreteras y su cercanía a la intersección de importantes infraestructuras, configuran uno de los espacios de mayor desarrollo económico interior de la región.
El término se emplaza al sur de la provincia de Córdoba, en una posición estratégica entre las comarcas de la Subbética, la Campiña Sur y el curso medio del Genil. Cuenta con las pedanías de Jauja (1.080 hab) y Las Navas del Selpillar (967 hab), aunque también existen algunos núcleos de población diseminados como Campo de Aras, Las Erillas, La Tajea y El Cristo Marroquí en los que vive muy poca población censada en Lucena.
La Comarca de la Subbética cordobesa, situada al sur de la provincia de Córdoba, tiene un importante patrimonio natural y cultural y está formada por 14 municipios (Almedinilla, Benamejí, Cabra, Carcabuey, Doña Mencía, Encinas Reales, Fuente-Tójar, Iznájar, Lucena, Luque, Palenciana, Priego de Córdoba, Rute y Zuheros. Con una extensión superficial de 1.598,2 km², representa el 11,61 % del territorio total de la provincia de Córdoba y el 1,82 % del territorio andaluz. Los municipios con mayor término municipal son Lucena, Priego de Córdoba y Cabra, siendo los menores Fuente-Tójar, Palenciana y Doña Mencía. La altitud media es de 563 m sobre el nivel del mar. Si analizamos el porcentaje de superficie con pendiente superior al 15 %, observamos que la media comarcal ya es muy superior a la media andaluza y más aún a la media provincial. Esto nos da una idea de las características geográficas de nuestra comarca, y de los problemas existentes a la hora de cultivar tierras con tanta pendiente. Tan solo Benamejí, Iznájar y Palenciana tienen un porcentaje inferior a la media provincial, destacando el 75,46 % de superficie con pendiente mayor del 15 % de Carcabuey.
Lucena responde al tipo de ciudad de llanura, cuyo origen se debe a la riqueza agrícola de la zona y al comercio de los productos derivados de ésta. Esta ciudad se defendía de posibles ataques por un cinturón de murallas que, pasando el tiempo, llegó a desbordarse originándose un ensanche. Se procedió al derribo de la cerca al perder ésta su carácter protector y fiscal.
El elemento natural que condicionó el desarrollo de la ciudad fue el río Maquedano. Este arroyo, en principio, la atravesaba en sentido S-N por lo que tuvo que ser desviado paulatinamente, de manera que irá condicionando el trazado urbano de Lucena.
En la formación del casco urbano de Lucena se pueden establecer varios períodos basándonos en el estudio histórico y morfológico del territorio. En cada uno de ellos, la trama urbana se altera y consolida respondiendo a las necesidades de la sociedad que la habita. Así pues, se pueden establecer las siguientes etapas:
Etapa antigua:
Aunque se han descubierto que el hombre ya habitaba el término de Lucena desde el Paleolítico, hasta la fecha no ha sido posible establecer el origen del núcleo urbano de Lucena.
Parece que dentro del casco actual de Lucena, existieron unos asentamientos ibéricos. Una posible necrópolis estaría en la loma sobre la cual se alza ahora el hospital de San Juan De Dios. Respecto a la conformación de la Lucena romana existe una primera hipótesis que sostiene la existencia ya de un núcleo urbano en la zona, basado en la «urbs cuadrada», y otra, más moderada, que apunta la idea de un tipo de habitantes disperso, basado en grandes villas. Se han delimitado los trazados de 2 posibles calzadas romanas que atravesaban la actual ciudad de Lucena e iban a confluir con la vía que comunicaba Anticaria (Antequera) con Córdoba.
Entre los s IX y XIII, surge la formación del núcleo urbano, que se va conformando en una pequeña medina y un gran arrabal que la envuelve por el oriente. El extenso arrabal, sin cerca, se desarrollaba en sentido NE-SO rodeando desde la calle actual de San Francisco hasta la c/ Palacios. Contaba con una serie de vías principales, que en gran medida se han conservado, caracterizadas por un trazado bastante rectilíneo con breves cambios de dirección, conformando unas manzanas de gran tamaño y forma irregular, perdiéndose casi totalmente la red de callejones sin salida o adarves que horadaban estas manzanas.
Al-Idrisi describe Lucena: «…en el sudoeste de Cabra está Al-Yusana. El arrabal está habitado por los mususlmanes y algunos judíos. En éste se encuentra la mezquita aljama, lugar que no está amurallado. La villa, al contrario, está rodeada de un foso y por 2 canales llenos de agua que descargan en el foso. Los judíos habitan en el interior de la villa y no dejan penetrar a los musulmanes. Los judíos son más ricos que los vecinos musulmanes…»
Lucena dependió administrativamente hasta la caída del Califato (1010) de la Cora de Cabra, quedando luego adscrita al reino de Taifas granadino hasta la conquista almorávide (1090). Con los almorávides Lucena alcanza su esplendor cultural y económico. El imperio almohada (1148) trajo consigo el éxodo de la población hebrea, debido al fanatismo religioso de los conquistadores.
La ciudad hispanomusulmana de Lucena estaba compuesta por una pequeña medina amurallada y un extenso arrabal sin cerca que se desarrollaba en sentido NE-SO.
Etapa bajo medieval.
Tras la época oscura en que Lucena se ve mermada como consecuencia de ser frontera del Reino de Granada, y por. lo tanto no atractiva para la inmigración, se inicia con la toma de Granada en 1492 el proceso de doblamiento del territorio. Se van a producir tímidas intervenciones que modifican la estructura urbana tanto de la villa como del antiguo arrabal, a la vez que éste lo va a envolver totalmente. Por el O el límite sería el marcado por el desvío del arroyo, mientras que otra expansión del caserío se llevará a cabo por la zona SE, generándose El Barrio de la Barrera.
Las actuaciones urbanísticas regularizan el trazado hispanomusulman, al SE se generan las manzanas de forma rectangular y se configurará La Ronda. Por otra parte el antiguo arrabal crece hacia el NE y se urbaniza era Sector Oeste.
Entre el s XIII y el XVI se pueden establecer dos sujetabas: La primera de 1240 a 1420, caracterizada por una regresión demográfica dado que las tierras lucentinas eran fronterizas del reino de Granada y no se produce un movimiento migratorio cristiano a pesar de los intentos de la Monarquía y de la nobleza para poblarla. La segunda etapa va de 1492 hasta 1530 en que se produce una expansión demográfica motivada por la avalancha de castellanos debido a la riqueza agrícola de la tierra.
Lucena fue conquistada por Fernando III en 1240 y dada al Obispo y Cabildo de la Catedral de Córdoba al año siguiente, procediendo a su repartición entre los caballeros y vasallos que habían intervenido. Esto nos hace pensar en el abandono de la población musulmana de la villa. En esta etapa destacan los Señoríos Eclesiásticos (1241-1342), Señorío de Leonor de Guzmán (1342-1351), Señorío de los Argotes (1366-1383), Señorío de los alcaides de los Donceles, Marqueses de Comares y Duques de Medinaceli (1382-1769). La incapacidad del Obispado de Córdoba para defender Lucena frente al reino de Granada, hizo que entre 1320 y 1333 fuese dada la villa a la Orden de Santiago.
Para la organización religiosa y administrativa las villas eran divididas en colaciones, según la importancia del núcleo urbano, que en el caso de Lucena, solo contó con una, la de San Mateo. Posteriormente, ya iniciado el s XVI, debido al boom demográfico será la Iglesia De Santiago la que haga de Parroquia auxiliar. Por el padrón elaborado en 1495 se sabe de Lucena con 300 vecinos, de los cuales 119 vivían en la Villa y 180 en el arrabal, con un total de 1.200 habitantes.
«Tenía Lucena 17 torres, que algunas existen hoy, y otras se desmantelaban de propósito para útiles fines. Por cinco de ellas había puertas al campo, una llamada de Córdoba, que ha muchos años está macizada de cantería, y hoy cae a la plaza de Fuente Nueva. La de Granada, que hoy se manifiesta en un arco, que llaman de San Jorge. Otra se ve en una de las torres, que están dentro del convento de Santa Clara, que llaman barbacana. Otra salía por el Alcázar a la Plaza Mayor del Coso, que llamaban de las Barreras, y finalmente, otra, que salía por un arco del lienzo de la muralla y se llama la de Sevilla…»
En el arrabal se llevaron a cabo una serie de actuaciones de tipo urbanístico. Por una parte, la regularización del antiguo trazado hispanomusulman, y por otro la creación de una serie de vías perpendiculares entre los antiguos ejes árabes. De esta manera el trazado del primitivo arrabal queda distorsionado por la desaparición tanto de los recodos y serpenteos de las calles como por el cegamiento de adarves o barreras.
Etapa moderna:
El s XVI supone la etapa de desarrollo del casco urbano hasta casi alcanzar su superficie actual. Se expande hacia el O con una trama muy regular y simple, cuya base está en el urbanismo medieval cristiano. Se llevan a cabo una serie de grandes actuaciones que se concretan en el ensanche de calles o conformación de plazas. En el s XVIII Lucena es El Centro de una gran actividad edificatoria que la convierte en uno de los puntos más atractivos para el estudio del barroco andaluz.
Si la ciudad de Lucena de principios del s XVI estaba formada por la villa -la antigua medina- y un extenso arrabal, a lo largo de este siglo se empieza a ampliar, configurándose la estructura urbana del actual casco histórico de Lucena sin grandes transformaciones sustanciales de su trazado en los siglos posteriores.
Este gran ensanche de la ciudad se debe a la labor de los Señores de Lucena, Diego y Luis Fernández de Córdoba, I y II marqués de Comares respectivamente, quienes potenciarán la política de inmigración fomentando la roturación de nuevas tierras y el asentamiento de la población de la villa a través de donación de tierras para el cultivo y solares para la edificación de viviendas. Se produce en Lucena una gran explosión demográfica y urbanística. El éxito se manifiesta en el estudio de padrones del s XVI. De los 300 vecinos de 1495 pasan a 2.043 en 1530 y 4.000 en 1571.
El programa urbanístico amparado por los marqueses de Comares comprende unas reglas estrictas para las zonas de expansión contra la invasión de caminos y calzadas, obras públicas, etc. El nuevo trazado responde más a los modelos urbanos de la Alta Edad Media cristiana que a los imperantes en esos momentos (Renacimiento).
Esta actuación se trasluce en el ensanche hacia el O de la población, basado en un trazado ortogonal de la red diaria con calles a cordel. Hasta el s XVI El Centro de Lucena estaba situado en la Plaza del Coso, lugar de celebración de fiestas populares y ferias comerciales, pero tras la aparición de la Plaza Nueva, se desplazarán hacia este nuevo espacio público.
Una constante en el desarrollo urbano de Lucena lo constituir el desvío del arroyo Maquedado. Se desplazará de nuevo hacia el O. El nuevo encauzamiento adopta una forma cóncava, aunque más pronunciada que la llevada acabo en la etapa anterior, y siguiendo la topografía del terreno. Por otra parte para facilitar la comunicación peatonal y rodada entre el nuevo ensanche y la ciudad antigua se van a construir unos puentes sobre el arroyo.
El siglo XVII supone un estancamiento demográfico en Lucena debido a la crisis económica que asoma el país, del que comienzan salir a finales de siglo. En 1694 la población alcanza ya los 3.460 vecinos.
El s XVIII por el contratio se manifiesta como una etapa de auge económico y demográfico. El Catastro de Ensenada (1750-1752) incluye en Lucena 4.276 vecinos, lo que supone 16.969 habitantes.
La economía lucentina de la época moderna estaba basada en el cultivo de la vid y el olivo, complementado con el comercio y la artesanía (cerámicas, bronces y una incipiente industria textil). Fue de importancia la labor desarrollada en Lucena por la Sociedad Económica de Amigos del País para el despegue económico del s XVIII.
El auge económico del s XVIII se manifiesta en Lucena, asimismo, en la fiebre constructora, haciendo de ella una de las grandes ciudades barrocas por excelencia. La provincia de Córdoba contará con una serie de focos artísticos, la capital Priego y Lucena. «… Lucena era una importante ciudad cordobesa, la segunda en categoría y población después de la propia Córdoba y de hecho funcionaba como una especie de capital de los territorios meridionales de la provincia. Ello fue un gran atractivo para que en ella se asentasen diversas órdenes religiosas, a través de las cuales se produjo la renovación artística que acabó con el triunfo del Barroco… por lo que llegará a convertirse en el centro de vanguardia de la comarca…»Este desarrollo económico hizo posible la construcción o reforma de una serie de edificios civiles y religiosos en la ciudad de Lucena. Su imagen será la de una gran ciudad, integral, por la cantidad y calidad de los grandes contenedores arquitectónicos barrocos, cuyas obras se acometieron desde finales del s XVII y a lo largo de todo el s XVIII. La arquitectura barroca religiosa sobresale del resto del caserío por sus grandes masas volumétricas y elevadas torres, que constituyen ejes visuales dominado la ciudad. A pesar de todo, las actuaciones urbanísticas barrocas no traspasaron la arquitectura, ya que no se realizan soluciones urbanísticas novedosas. Quizá el único elemento urbano barroco que aporte sea a nivel de fachadas, por el uso exhaustivo y rico de los mármoles policromos. La fachada se convierte en el nexo de unión de lo público (la calle) y lo privado (las viviendas).
El barroco hace de Lucena una ciudad conventual, dado el gran número de conventos que se erigen. La religiosidad de esa época se manifiesta en todos los aspectos de la vida cotidiana: imágenes religiosas en portadas de edificios religiosos y civiles, altares en las calles, torres y espadañas dominando las alturas…
Algunos autores establecen dentro de la ciudad de Lucena una serie de sectores: el primero sería el de mayor importancia, centro religioso y político, El Segundo sería de impronta religiosa, el tercero de carácter residencial y aristocrático y el cuarto de una incipiente burguesía alejada del centro.
En el siglo XVII Lucena fue elevada al rango de CIUDAD por real privilegio del Rey Felipe III. El proceso de liberación del régimen señorial se inicia en 1728 cuando un sector de la población solicita la vuelta de Lucena a dominio real, que fue resuelto en la Cancillería de Granada en 1772.
CIUDAD Y PODER: ÉLITES LOCALES Y ARQUITECTURA CIVIL EN LA LUCENA DEL BARROCO. Nereida Serrano Márquez, Universidad de Córdoba
«…Al sur del reino de Córdoba, y con una inmejorable conexión con los vecinos de Granada, Jaén y Sevilla, Lucena –ciudad desde 1618– alcanzaba la centuria ilustrada manteniendo el privilegio de ser el 2º núcleo más importante de la actual provincia, tanto en lo demográfico como en lo económico, superado sólo por la capital.
Las crisis de subsistencias del siglo XVII hicieron mella en su poblamiento, pero un siglo más tarde logró mantener el poderío labrado a lo largo del Quinientos, en buena medida, gracias a lo boyante de la agricultura –intensificada por la expansión de la superficie cultivada– y de los sectores artesano y comercial. En lo político, Lucena seguía ostentando la capitalidad de los estados señoriales de la Casa de Comares (Espejo, Lucena, Chillón y Comares), que empezaron a fraguarse en el siglo XIV como la 3ª gran rama de los todopoderosos Fernández de Córdoba.
Ésta, conocida también como la Casa de los Alcaides de los Donceles, se escindió de la primigenia Casa de Aguilar, y, después de muy distintos avatares, por la extinción de la varonía, fue integrada en los dominios del Ducado de Medinaceli en 1711.
A lo largo de la Edad Moderna, por tanto, se encontró ligada a la jurisdicción señorial, en la que los ámbitos de actuación e injerencia de sus titulares fueron verdaderamente amplios, como así lo evidencian, por ejemplo, el monopolio de un gran número de rentas, la facultad de los señores de nombrar a los oficios públicos de la ciudad, o el patronato ejercido sobre la totalidad de las iglesias de sus estados. Ese marco de bonanza y de recuperación económica se reveló como el más propicio para la transformación urbana, desarrollada mediante una renovación arquitectónica que adquirió gran monumentalidad.
Ya fuese por lo obsoleto de las fábricas medievales y de la primera Modernidad, o por el cambio del gusto estético, lo cierto es que la Lucena del siglo XVIII vivió una fiebre constructiva inusitada. Estos fueron los años de la proyección del excepcional Sagrario de la parroquia de San Mateo; los de la remodelación de los conventos de San Martín (agustinas) o San Pedro Mártir (dominicos); los de la construcción del Hospital de San Juan de Dios y de multitud de capillas y ermitas, como la de Nuestra Señora de Araceli o la de La Aurora.
Asimismo, Lucena fue cuna de ilustres artistas de la talla de Leonardo Antonio de Castro o el propio Francisco Hurtado Izquierdo. En ese empuje transformador de la fisonomía de la ciudad participaron de manera muy destacada instituciones religiosas, promotores a título particular, el cabildo lucentino y, de forma singular, unas élites locales que reclamaban espacios de representación crecientes en el circuito urbano, y que son las protagonistas indiscutibles de este trabajo.
La omnipotencia que se ha atribuido al régimen señorial cabe ponerse en entredicho y someterse a revisión, y es que si la Casa de Comares pudo ejercer su dominio durante un tiempo tan prolongado fue gracias a la existencia de un cuerpo social en el que se apoyó.
Andado el tiempo, éste sería el causante de su propio fin, en tanto que tomó partido en el pleito de reversión de la jurisdicción de la ciudad a la Corona. Nos referimos a unos grupos dirigentes que han recibido una variada denominación, como élites rurales, oligarquías locales o poderosos, y que, a pesar de tener unos orígenes algo heterogéneos y unos niveles de riqueza distintos, tuvieron en común el constituir un grado medio en la pirámide social.
Se encontraban muy por encima del Tercer Estado, pero en una posición inmediatamente anterior a la nobleza titulada, de modo que a la teórica ordenación vertical de la sociedad en estamentos –fundamentada en el privilegio jurídico– se impuso, por la propia expansión del patrón dinerario, otra parcelación horizontal de índole económica y que marcaba distancias dentro de los no privilegiados.
Fueron un conjunto de situaciones que englobarían a labradores ricos, hidalgos locales, regidores y distintos oficios en el gobierno capitular, familiares del Santo Oficio, etc., y que, a pesar de estar presentes también en ciudades y villas realengas, fue paradójicamente en el señorío donde se desarrollaron de manera más próspera. Así, independientemente de su inicial adscripción socio-económica, las familias que conformaron esa élite rural se hallaban inmersas en procesos de movilidad social ascendente con los que buscaban apuntalar y ampliar su poder en el ámbito local, pero sobre todo, detentar los más altos honores como paso previo a la que fue su verdadera obsesión: el acceso de lleno a la nobleza titulada.
Ni que decir tiene que la asunción de la noción de movilidad social destierra por completo toda concepción estática e inamovible de la sociedad española en la Edad Moderna, ya que en la presunta rigidez estamental cupieron los ascensos –y también los descensos–, y la entrada de hombres nuevos en la cúspide nos parece hoy un axioma irrefutable. Para el caso que nos ocupa, de hecho, sólo aceptando esa premisa logra explicarse que Lucena asistiese, entre el siglo XVIII y los inicios del XIX, a la concesión de hasta 9 títulos nobiliarios, algunos de los cuales recibirán nuestra atención en un epígrafe posterior. Insistimos en el hecho de que los procesos de génesis de estas oligarquías son múltiples y variados; en ellos salen a relucir las propias particularidades familiares, pero aun así pueden identificarse unos comportamientos constantes que, a modo de patrones, están presentes en sus promociones. A este respecto, el factor que en primera instancia permitía la movilidad social era siempre la fortuna, es decir, la posesión de unas amplias bases económicas que abrirían las puertas del mundo de los honores.
Asimismo, unas cuidadas estrategias matrimoniales se revelaron como la segunda vía más eficiente de ascenso social; con ellas, los grupos en progresión trazaron alianzas con familias de insigne pasado, ampliando y concentrando sus patrimonios, y generando bloques compactos de poder en el municipio. Tal solidez se manifestaría en el control de las instituciones de gobierno local, la tercera estrategia más recurrente en los procesos de movilidad. Ya fuese en el cabildo y la Iglesia, o en el Santo Oficio, es evidente que estos cargos no harían más que incrementar su respetabilidad en el escaparate urbano…
Rivalidad visual en el ámbito urbano
No es difícil imaginar que el reducido número de familias que controlaban las instituciones municipales y aspiraban a colarse en las filas de la nobleza compitiesen por conseguir el mayor reconocimiento posible entre sus iguales y sus inferiores en la escala social. En ese mismo reconocimiento y opinión del común se fundamentaba la fama, tan ansiada por unas gentes ávidas de honra y reputación en su entorno. No debe extrañarnos que en ese contexto de búsqueda incesante de renombre, la espectacularidad de sus residencias –vistas como la mayor expresión material de su calidad– fuese motivo de rivalidades y de competencia entre los oligarcas. Las más preclaras familias, con el aval de un fuerte patrimonio sujeto a mayorazgos, se esforzaron a lo largo del siglo XVIII en remozar las antiguas casas principales que habían heredado de sus ancestros, dándoles una imagen más fresca y acorde con los nuevos tiempos.
De igual manera, las viviendas se adaptaron a las modernas formas de cotidianidad, que avanzaban ya un triunfo paulatino de la privacidad en el ámbito doméstico, reflejado, por ejemplo, en la proliferación de habitaciones para el uso personal como los gabinetes. Los cambios incidieron también en la especialización y multiplicación de las estancias, en el mayor aderezo de los interiores, y en el saneamiento de los conductos. Este proceso, que marcó el paso de las casas principales a los palacios, ha sido constatado en las residencias de la nobleza media y alta, aunque los mismos parámetros pueden aplicarse a las élites en ascenso. Cambian, evidentemente, la entidad de las empresas constructivas y, muy especialmente, los referentes que sirvieron de estímulo para las reformas. De algún modo, éstas fueron inducidas y se hicieron a imitación de las ejecutadas por quienes integraban la cúspide social, más expuestos a los influjos de renovación.
Así, si el modelo a seguir por la aristocracia en la capital fue la Corte, en Lucena lo sería el palacio del marqués de Comares, recientemente estudiado por Manuel García Luque. La originalidad de su trabajo estriba en su capacidad por demostrar que la vieja fortaleza del señor de Lucena, levantada entre los siglos XIV y XV para defender a esta villa de frontera del peligro nazarí, devino palacio entre 1649 y 1654 gracias a la iniciativa de don Luis Ramón Folch de Cardona, a la sazón marqués de Comares, y no en el siglo XVIII, como hasta entonces se había considerado.
Tras su instalación en la cabeza de sus estados andaluces hacia 1631, convino la readaptación de la alcazaba medieval, que había perdido su carácter defensivo con el fin de la guerra de Granada, y que no debía de reunir ni de lejos las condiciones de confortabilidad ni de habitabilidad esperadas. De este modo, y después de una primera intervención en la portada a cargo de un equipo de canteros de Cabra, se desplegó el proyecto de reforma en 1649. A pesar de lo ambicioso del mismo, quedó paralizado en torno a 1654 por un cambio de prioridades del promotor; tan sólo un año después, Felipe IV desterraba a don Luis Ramón Folch de Cardona de Lucena por fraude al fisco.
Aun inacabado, a buen seguro el palacio operó como prototipo, como el espejo en el que quisieron mirarse los poderosos locales, que se esmeraron en contratar los trabajos de los principales maestros de su tiempo. A estas alturas es adecuado hacer hincapié en la cuestión del decoro, es decir, la estricta “representación del rango social mediante la forma”. Parece lógico pensar que, asumiendo su papel intermedio, las élites a las que nos venimos refiriendo no se excediesen en la escenificación del poder por respeto a una jerarquía en la que se situaban aún por debajo de su señor. Ese riguroso cumplimiento del decoro se dejaría entrever en el simple hecho de que sus casas no podían despuntar más que la residencia del marqués. Incluso cuando al frente del señorío se situó el duque de Medinaceli, cuya residencia fijó en Madrid, el palacio siguió siendo el símbolo de un poder aparentemente inalterable, pero cada vez más atacado en los medios urbanos.

ALZADO Palacio Condes de Santa Ana en Lucena. Restauración por Alba-Ceacero Arquitectos. 2011
La casa de los Mora Cuenca.
La más imponente muestra de arquitectura civil doméstica del Barroco en Lucena es, todavía a día de hoy, la casa de los Mora Cuenca, también conocida como Palacio de los condes de Santa Ana o casa de los Torres Burgos, por ser éstos los últimos propietarios del inmueble antes de pasar a la gestión pública. La vivienda está emplazada en una de las vías más destacadas del entramado urbano, la calle de San Pedro, que quedó fuera del perímetro de la muralla y fue una de las zonas de expansión de la urbe desde el siglo XVI. La ubicación no podía ser, desde luego, mejor. En esa misma calle, que era una de las más amplias de Lucena, se encontraban el convento de dominicos de San Pedro Mártir y la capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno, y a sólo un paso, el de San Martín, de monjas agustinas. Si no en el centro neurálgico, sí se hallaban muy próximas tanto a la plaza Nueva, corazón de la vida lucentina, como a las sedes de las máximas instituciones de poder de la ciudad en la Edad Moderna: la iglesia parroquial de San Mateo, el castillo del Moral –después palacio– y las casas del cabildo, trasladadas a la plaza Nueva en la década de 1620.
Así la describía don Antonio Rafael de Mora y Saavedra, el más ilustre miembro de la Casa, en 1763: “…En la calle San Pedro, una de las mejores de Lucena, se dejan ver, hacia su comedio, siguiendo la derecha a Santo Domingo, las casas de mi nacimiento, cuya fachada y alzado, distribuido en su latitud en 5 cuerpos de arquitectura corintia, forman en el distrito de cerca de treinta y seis varas la fábrica más agradable de aquel recinto…”
A pesar de que su actual fisonomía se debe a una extraordinaria intervención del siglo XVIII, la historia del inmueble se remonta al menos hasta fines del Quinientos, habiendo pertenecido hasta entonces a la ilustre progenie de los Mora, que habían forjado su poder al calor del gobierno municipal. En 1603, el regidor Juan de Mora vinculaba las casas principales al pingüe mayorazgo instituido en su testamento y del que, a falta de descendencia propia, se beneficiarían los hijos de su hermana, doña Isabel de Mora, que había contraído matrimonio en 1573 con Pedro Hernández de Cuenca. Ambas fechas, las de 1573 y 1603 marcan los primeros hitos del linaje. La más temprana, porque significaba la unión de los recién llegados Cuenca –naturales de Almodóvar del Campo (Ciudad Real) y sedicientes hidalgos– con una de las estirpes con más solera en la todavía villa. El año de 1603, el de la fundación y transmisión del citado vínculo a los descendientes del matrimonio Cuenca Mora, fue también el del inicio del despegue socio-económico de sus miembros, ya que desde ese momento contaron con el que, por la ingente cantidad y calidad de los bienes amayorazgados, llegó a convertirse en el auténtico nervio de la hacienda familiar.
El mayorazgo les garantizó la estabilidad patrimonial, evitando su disgregación, y les permitió también disfrutar de una vida dedicada a la administración de sus rentas. Pero además, su posesión les facilitó el despliegue de unas estrategias matrimoniales que serían claves en su rotundo éxito social. Así, más que volcar sus esfuerzos en una carrera política o administrativa ligada al gobierno capitular, los Cuenca Mora (o Mora Cuenca) hilvanaron alianzas con las familias más notables del patriciado urbano andaluz. En su trayectoria unirían, por tanto, sus Casas y haciendas con los Vega Calderón de Estepa; los Pacheco Rojas de Antequera, emparentados con los marqueses de la Peña de los Enamorados; los Daza Maldonado vallisoletanos pero instalados en Málaga; los Saavedra sevillanos –una línea menor de los marqueses del Moscoso–; o los Salcedo de Granada. Una carrera vertiginosa, ni que decir tiene, y que se aceleraría definitivamente en el siglo XVIII en las figuras de don Juan de Cuenca Mora, al que nos referiremos a continuación, y en la de su hijo don Antonio Rafael de Mora y Saavedra, caballero de Calatrava y de la Real Maestranza de Granada, y que detentó, entre muchas otras dignidades, la veinticuatría que los Salcedo tenían a perpetuidad en Granada. Tan sólo una generación más tarde, el monarca Carlos III concedería en 1805 a don Juan María de Mora Salcedo el título de conde de Santa Ana de la Vega, alcanzando el horizonte perseguido a lo largo de más de tres siglos.
Pero los perfiles que ahora nos interesan, como autores de la renovación de la vieja residencia, son los que vivieron en las décadas centrales del Setecientos. Hasta la actualidad no han sido pocos los errores que han envuelto a la datación y la promoción de las obras, atribuyéndose su inicio con demasiada frecuencia a don Antonio de Mora y Saavedra (1742-1783) en lugar de a su padre, don Juan de Cuenca y Mora (1677-1744), su verdadero ideólogo. En lo que sí se ha acertado ha sido en situar las primeras intervenciones en la década de 1730, aunque las obras se dilataron en el tiempo y se acometieron en distintas campañas, como era habitual, comprometiendo no sólo al citado don Juan, sino también a su esposa y a su heredero.
Hijo de don Francisco de Cuenca Mora y Pacheco y de doña Beatriz Daza Maldonado, don Juan de Cuenca Mora fue capellán de menores órdenes y tras enviudar de doña Leonarda Tejeiro Fernández de Córdoba, contrajo matrimonio en 1739 con la sevillana doña Luisa Francisca de Saavedra (1705-1755). Don Juan pertenecía, como buena parte de las élites lucentinas, al estrato de los hidalgos, el más bajo escalón del estado nobiliario, aunque la suya había sido una nobleza cuestionada en Lucena y, por ende, litigada ante la Real Chancillería de Granada. Así, aunque su linaje no gozaba del ansiado ‘origen inmemorial’, había conseguido en 1684 renovar una ejecutoria de hidalguía concedida en 1509 a su quinto abuelo, Pedro de Cuenca. No menos interesante es el hecho de que, como primogénito, concentrase en su persona la titularidad de dos grandes mayorazgos con sus respectivas agregaciones. Por sus últimas voluntades sabemos que fue poseedor del vínculo del regidor Juan de Mora y del fundado por don Francisco de Santa Cruz Natera en Antequera. Sin poder evaluar aún la verdadera magnitud del patrimonio libre de toda vinculación por la propia dispersión documental, no parece descabellado suponer que esas rentas amayorazgadas constituyeran el grueso de los medios con los que se financió el plan de obra.
Para el proyecto, en extremo ambicioso porque debía dotar al linaje de una morada digna de su alta calidad, se contó con los mejores artistas del momento. En esta línea, ha llegado a plantearse que el lucentino Juan Antonio del Pino Ascanio pudo encargarse de la totalidad del edificio. De lo que no hay duda es de que fue el responsable de la magnífica portada que preside la fachada, “uno de los proyectos más monumentales de la arquitectura civil cordobesa del siglo XVIII y de todas las épocas, por diseño, materiales y ornato”, según Rivas Carmona, quien la adscribe al maestro cantero local por las analogías con la portada de La Asunción de Cabra.
Compuesta por 24 varas organizadas en 3 cuerpos, “a cuya hermosura contribuyeron con abundancia los mármoles más finos y los jaspes más vistosos”, en la fachada se impuso una fuerte horizontalidad en detrimento de la altura. El primer cuerpo, de unas 10 varas y erigido en sillería, se distinguía por un grueso cordón del segundo, compuesto de mampostería con verdugadas de ladrillos. El tercero, de carácter menor, albergó probablemente un palomar.
Son los balcones y ventanas los que otorgan verticalidad al conjunto; los primeros, en mármoles rojos y enmarcados con pilastras laterales, quedan rematados con frontones rotos y pirámides de bolas. Las ventanas, limitadas al primer cuerpo, presentan baquetones mixtilíneos tallados en la propia sillería.
Y como máxima expresión de la virtud familiar, la portada de orden corintio y mármoles polícromos de la Subbética, ejemplo de perfección y originalidad de la experiencia arquitectónica. Formas geométricas y piedras finas de distintas tonalidades –ambos, como se sabe, rasgos del Barroco lucentino–, pero entre las que predomina el rojo, ensambladas magistralmente hasta gestar la portada barroca civil más espléndida de toda Lucena, y una de las más llamativas de todo el reino de Córdoba. Distribuida en dos cuerpos, el primero lo ocupa la puerta, para la que del Pino Ascanio se decantó por una tradicional solución adintelada con baquetones y que quedaba encuadrada entre columnas corintias de fuste acanalado. En el segundo nivel sobresalen los estípites que flanquean el balcón central y que sirven, a su vez, para sostener las armas de don Antonio Rafael de Mora y Saavedra, su más renombrado poseedor. Por lo anterior se acepta que la portada fue una de las últimas realizaciones, concluida muy probablemente antes de la década de 1760 o en sus primeros años.
En cuanto a los interiores, el solar estaba conformado por dos crujías que quedaban asociadas de dos vestíbulos con sus patios, revestido el segundo de ellos de verdadera monumentalidad por su carácter porticado y por la fuente de mármol que contiene en su centro. Desde el zaguán, y atravesando el primero de los patios que organizaba las habitaciones del servicio y las zonas de granero, cuadras y cocina, se llega al 2º vestíbulo en el que adquiere un protagonismo indiscutible la escalera imperial que da acceso al piano nobile. De un solo tiro, la escalera dibuja después una ‘T’ al desdoblarse en dos tramos perpendiculares; por su originalidad, adquiere autonomía y se convierte en un elemento capital de los interiores, además de en uno de los soportes de los emblemas familiares. La misma escalera recibe en su descanso una cúpula octogonal que es objeto de una abigarrada red de yeserías. Considerada uno de los últimos trabajos del proyecto –también ejecutada en tiempos de don Antonio Rafael de Mora–, ha sido asignada al maestro granadino Francisco José Guerrero o a su discípulo Pedro de Mena Gutiérrez … «
Etapa contemporánea:
A lo largo de los s XIX y XX Lucena mantiene la agricultura y crea una variada industria que posibilita el aumento demográfico. La ciudad queda totalmente enmarcada por una ronda entre finales del s XIX y principios del s XX, ocupándose progresivamente el extrañado a partir de mediados del s XX con la trama característica rectilínea del ensanche.
Al O se asientan una variada serie de tipo-morfologías residenciales e industriales a partir de la travesía de la CN-331. El S-O se ocupa con implantaciones coloniales de postguerra y recientemente viviendas sociales. Al SO se completan loa arrabales históricos de La Calzada, Carmen Ruta con actuaciones de viviendas adosadas. AL O se ubicarán los grandes recintos deportivos y escolares y al N con la delimitación del arroyo de Rigüelo paralela a la carrera de Ruta se implanta la nueva industria,. que con el auge del último decenio se prolongará la E, en torno a la carretera N-331. En el siglo pasado se llevaron a cabo en Lucena una serie de medidas urbanísticas de tipo higieniza que se concretaron en la construcción de un cementerio municipal extramuros; el desvío del arroyo fuera ya de la población, el empedrado de las calles, la dotación de fuentes públicas suficientes para la población y la creación de paseos.
Una de las medidas decimonónicas de tipo vanguardista de influencia francesa en la que tuvo importancia la Sociedad económica de amigos del País de Lucena fue la creación en 1830 del cementerio en la huerta del convento del Valle que estaría en uso hasta 1869, fecha en que se trasladó a su actual emplazamiento.
La industria decimonónica era bastante próspera y diversificada, 12 velonerías, 10 alfarerías, 10 tinajerías, ebanistería, tejerías y de loza, jabón, aguardiente, vinagres, textiles, armas y curtidos, 28 tahonas, 8 molinos de aceite… Para comprender la localización de la zona industrial al N del casco urbano hay que tener presente la construcción de la red ferroviaria de la Sub-bética en 1865, que condicionó la aparición de una mediana industria entre La Ronda septentrional y las vías férreas. Otra gran implantación de industria se desarrolló junto a la carretera de Córdoba a Málaga, que había sido arreglada en 1846, a su paso por Lucena, configurándose totalmente la Ronda occidental.
Al interior, el edificio más significativo de carácter socio-recreativo del siglo pasado es el Casino, en el que se funden elementos neoacadecimistas con la arquitectura del hierro. De carácter industrial destacan las Bodegas del Carmen y las de Víbora, en servicios están la Estación de FFCC con sus anexos y el cementerio municipal.
Lucena en 1900 tiene ya 21.179 habitantes y serán 35.830 en 1950, pero en esta fecha se produce un retroceso demográfico debido a la crisis que se produce en esta década, de la que se recuperará en los 60′. En 1986 cuenta con 29.669 habitantes y un parque de 6.000 edificios.
La economía lucentina es fuerte, basada en la agricultura, con industria alimentaria, metalurgia y ebanistería ocupando el 30% de la población, y es centro de servicios de la comarca.
A nivel urbanístico, dentro del casco antiguo, se va a producir una serie de actuaciones en los 60′ y 70′, cuyos máximos exponentes son las desapariciones tanto del jardín del palacio de los Duques de Medinaceli (central de Teléfonos y Correos), como del convento de San José y Santa Teresa (bloques de pisos y apertura de calle peatonal en U). Paralelamente, los bordes de la ciudad antigua van a sufrir una drástica transformación con la aparición de bloques de pisos o naves industriales de tipo medio, salvo al este donde perviven edificaciones antiguas.
Por otra parte, desde mediados de siglo se van a generar una serie de barrios residenciales tanto al E como al N y S y O de las rondas que circunvalaban la ciudad. Estas barriadas periféricas presentan tipologías tanto de bloques de pisos como de viviendas unifamiliares adosadas.
La zona industrial mantiene la localización del s XIX, apareciendo y proyectándose polígonos industriales al N, entre La Ronda y la cerrada estación de FFCC. También a lo largo de la carretera N-331, incluido su reciente cambio de trazado, se concentra una industria con fábricas de mediano tamaño. Los espacios verdes son escasos dentro del casco. La Ronda cuenta con algunas pequeñas plazuelas y sobre todo con el Paseo de Rojas, cuya reforma de 1928 es la configuración actual. Las dotaciones deportivas van a ubicarse al E de la ciudad y la zona recreativa con el recinto ferial y la plaza de toros se ubica tras la ronda en el ángulo SO.
Lucena en el sistema de ciudades andaluz
Una primera aproximación al marco territorial de Lucena debe partir de su propia posición en el sistema de ciudades regional.
Dentro de ese sistema, Lucena pertenece a un tipo de ciudad media que es característico de la estructura urbana andaluza. Ciudades de tamaño comprendido entre los 20.000 y 100.000 habitantes, con rasgos urbanos nítidos pero también con permanencias de un pasado rural todavía visibles. Ciudades que suponen un contrapeso a los grandes centros regionales o áreas metropolitanas y que contribuyen decisivamente a sustentar el equilibrio y la articulación de todo el territorio regional.
Lucena entra plenamente en esta definición. De hecho, puede considerarse incluso, un prototipo acabado de las características atribuibles a las ciudades medias. Desde el punto de vista de su estructura y dinámica económica constituye un verdadero modelo de comportamiento y evolución para muchas ciudades medias interiores de Andalucía.
Fuera de las ciudades medias ya incorporadas a las áreas metropolitanas andaluzas, Lucena es, quizás, la ciudad media interior que más se acerca, en cuanto a potencial económico y urbano, al papel desempeñado por las capitales provinciales. Por ello desempeña también un papel decisivo en la función de descentralización de esas grandes concentraciones urbanas y de mejora del equilibrio territorial de toda la región.
Ese es un papel, por otra parte, que Lucena ha desempeñado, en mayor o menor medida, a lo largo de su historia: la tradición urbana y económica de Lucena se aleja en gran medida del modelo clásico de ciudad media interior o campiñesa, el modelo de la agrociudad, con tamaño y dimensiones de población importantes, pero basadas en una estructura productiva casi exclusivamente agrícola, con un alto componente de población activa de jornaleros o campesinos sin tierra y una fuerte dualidad social.
El más reciente desarrollo económico de Lucena ha reforzado esa imagen de ciudad industrial y, en menor medida, comercial y de servicios. Ello ha supuesto una mejora evidente de su status económico, pero como contrapartida ha generado nuevos problemas ambientales y un quebranto de sus bienes patrimoniales (naturales y culturales).
Sin embargo, desde la perspectiva territorial y ambiental, es evidente que el modelo urbano característico de una ciudad media como Lucena, presenta importantes ventajas. Es por ello que, en el contexto de la Agenda 21 LocalLocal Local, el mantenimiento del modelo de ciudad compacta ha de ser un objetivo central.
La ciudad media es el resultado urbanístico de un largo proceso histórico de construcción de la ciudad que se está viendo alterado notablemente en las últimas décadas. El valor patrimonial de la ciudad ha de ser entendido, no sólo en función de los elementos monumentales o de mayor interés arquitectónico, sino también en función de la propia estructura urbana, su funcionamiento y su paisaje urbano.
El crecimiento urbano ha de tomar como guía y objetivo el respeto escrupuloso a dichos valores, optando, tanto en sus dimensiones y la dirección de los nuevos crecimientos, como en las tipologías de la traza urbana y la edificación, por modelos que permitan sostener a largo plazo, la estructura y la imagen de la ciudad heredada.
Lucena en el esquema de articulación física regional
Lucena se sitúa en uno de los grandes ejes de articulación regional planteados en las Bases y Estrategias del Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía y en Plan Director de Infraestructuras de Andalucía (1997-2007).
En concreto, su posición es clave como gozne de intersección en la confluencia de los ejes de relación entre los Centros Regionales de Córdoba, Málaga, Sevilla, Granada y Jaén.
Esta posición se apoya en importantes elementos de articulación física: red viaria, ferroviaria, redes de energía, etc.
Esta posición se verá reforzada notablemente con las nuevas redes de transporte previstas o en ejecución.
En concreto, deben citarse por su trascendencia territorial la ejecución de la Autovía Córdoba-Málaga, que mejora sustancialmente los niveles de accesibilidad de Lucena hacia esos Centros Regionales y hacia el exterior de la comunidad.
Igualmente debe destacarse la previsión de conexión mediante Autovía de la población de Lucena con Puente Genil y Estepa hasta conectar con Autovía del 92.
Adicionalmente, la Vía de Conexión prevista en el Plan Director de Infraestructuras de Andalucía (1997-2007) entre Lucena, Jaén y Granada reforzará su relación con el sector más oriental de la Comunidad Autónoma.
La estructura viaria se complementa con otras arterias de la Red Principal mediante las cuales la ciudad de Lucena se conecta con el interior del sistema de ciudades del Subbético cordobés y jiennense (Priego de Córdoba y Alcalá la Real).
Por otra parte, el trazado del tren de alta velocidad Córdoba-Málaga, aunque externo al municipio, permitirá también un acceso relativamente próximo a la estación intermedia prevista entre ambas capitales.
Todo ello justifica que Lucena se encuentre incluida en el Plan Director de Infraestructuras de Andalucía en el interior de un Área de Ordenación y Desarrollo Viario que incluye también las actuaciones sobre el resto de la red y la organización del transporte comarcal.
En conjunto, al completarse estas actuaciones, Lucena se convertirá en un importante nodo de comunicaciones en el Eje transversal de Andalucía entre Córdoba y Málaga, con conexiones adicionales hacia los ejes estructurantes del territorio andaluz en sentido horizontal.
Ello justifica plenamente la necesidad de localizar en la ciudad equipamientos y dotaciones de transporte de primer nivel. En ese sentido debe destacarse la implantación del Centro Tecnológico de la Madera (CTM Lucena), lo que permitirá consolidar a la ciudad como centro logístico, tanto para la distribución de mercancías generadas por el actual sistema productivo local, como para la localización de nuevas empresas del sector que refuercen el papel de Lucena como centro comarcal.
Dos sectores industriales destacan sobre manera en el municipio: el de la madera-mueble, el de los equipos de frío industrial y el bronce-metal.
SECTOR DEL MADERA-MUEBLE
El sector de madera-mueble comienza a finales de los años 50′ a partir de 2 empresas, 1 aserradero y 1 fábrica de muebles. En un entorno de fuerte demanda originada con el boom turístico, los trabajadores de estas empresas se van instalando de forma autónoma y crean sus propias empresas aprovechando la experiencia adquirida en los años de trabajo (esta dinámica es fundamental para comprender el proceso de industrialización en Lucena, y dada su importancia, se profundizará con más detalle en el análisis del capital social). En aquel momento, el mobiliario que se demandaba era de tipo castellano, un mueble barato, de baja calidad, usado para decorar hoteles y apartamentos en la Costa del Sol.
El sector conoce una importante expansión que dura hasta la crisis del petróleo de los años 70′ y el agotamiento del modelo turístico desarrollista de la época. Se producen cierres de empresas y procesos de reconversión con cambios en la estrategia comercial hacia otro tipo de muebles con mayor demanda; como el mueble clásico, rústico y moderno.
A finales de los 80′ y en la década de los 90′ se vuelve a producir una fuerte expansión de la demanda, auge que es aprovechado para constituir nuevas empresas por parte de trabajadores que abandonan antiguas. Al mismo tiempo que se crean las empresas, se va tejiendo un amplio entramado de relaciones comerciales y de subcontratación donde conviven las empresas “locomotoras”, a partir de las que se ha originado todo este proceso, con mayor facturación, amplio poder de negociación y más capacidad de innovación y, por otra parte, empresas subcontratadas especializadas en determinadas fases de la producción, con menor volumen de ventas, menor capacidad de innovación y, en cierto modo, dependientes de las anteriores.
El sector del mueble-madera es, junto con el del frío industrial, uno de los motores de la economía lucentina. Las empresas que se dedican a la actividad de producir muebles u objetos de madera en general conforman el sector más importante de Lucena, tanto por número de empresas como por el empleo generado.
La industria del mueble en Lucena fabrica fundamentalmente mobiliario para el hogar, en concreto para dormitorio, comedor y auxiliar. Cabe destacar algunas empresas especializadas en muebles de cocina y baño aunque, en general, el grado de especialización en un sólo tipo de mueble es reducido. Por otra parte, hay que añadir que en los últimos años han aparecido algunas empresas especializadas en productos como ataúdes, muebles de “rattán” o incluso muebles en blanco, que, aunque por el momento son casos aislados, constituyen ejemplos de la posibilidad de innovación productiva sobre la base tradicional de la manufactura del mueble.
Respecto a los estilos, el primero que se empezó a fabricar en Lucena, allá por los años 60′, fue el castellano en maderas de haya, nogal o abedul. El tipo de producto estaba relacionado con el tipo de cliente, generalmente hoteles que buscaban muebles de bajo coste. Posteriormente, en los 80, las empresas del mueble de Lucena se especializan en un nuevo estilo, denominado provenzal, aunque en la década de los 90′ estilos como el rústico, clásico y moderno adquieren relevancia.
SECTOR DEL FRÍO INDUSTRIAL
Este sector está dedicado a la fabricación de equipos de refrigeración y frío industrial, una amplia gama de muebles de frío en acero inoxidable, destinados especialmente a la hostelería y la alimentación, aunque también es cierto que parte de su mercado lo representa el ámbito doméstico o centros como hospitales, residencias, comedores de colegios, etc.
El nacimiento de esta actividad tiene lugar en el año 1964, cuando la Asociación de Padres de Alumnos de una Escuela Taller de Cabra se plantea dar una salida laboral a sus hijos. Inicialmente se emprende la actividad de fabricación de diversos productos industriales a través de una cooperativa, denominada Complejo Industrial Lucentino Nuestra Señora de Araceli. Paulatinamente, al mismo tiempo que la cooperativa adquiere una estructura más sólida, se especializa en la fabricación de equipos de frío industrial y adopta el nombre comercial de Tecnicontrol.
En los 80′ algunos cooperativistas se salen de la organización y, gracias al conocimiento adquirido en el proceso de producción y los canales de comercialización, deciden constituir sus propias empresas. De esta forma aparecen empresas de segunda generación como son los casos de Coreco e Infrico. El mercado del frío industrial crece notablemente y las empresas adquieren mayor tamaño y capacidad, produciéndose en los años 90′ una 2ª expansión del sector. En esos momentos aparecen las empresas de 3ª generación, algunas de las cuales tienen importantes relaciones de subcontratación y otras se crean mediante acuerdos de colaboración y financiación foránea como por ejemplo el caso de Fagofri.
Las principales empresas son Infrico, Coreco, Fagofri y Coinsa, todas con más de 150 trabajadores en sus plantillas; Tecnicontrol, con 160 socios cooperativistas; y otras de menor tamaño en fase de consolidación y expansión, como por ejemplo Mavinox.
El impulso que ha experimentado esta actividad industrial se traduce en una concentración de empresas con sede en la localidad y delegaciones y almacenes reguladores en distintos puntos del país, para garantizar un suministro más fluido. Tal concentración de empresas ha funcionado como factor de atracción de inversión foránea, como por ejemplo, FAGOR, empresa del grupo vasco Mondragón, que decide introducirse en la gama del frío e instalarse en el municipio, atraída por el movimiento que este sector ha desarrollado y las pequeñas economías de escala que de él se derivan. Su instalación en el municipio se realiza a través de un acuerdo con Coreco por el que se crea una nueva empresa, Fagofri, participada por ambas. Juntas, también, están iniciando su expansión fuera de España, en Cuba, para el montaje de la infraestructura de frío en los hoteles del país.
SECTOR DEL BRONCE-METAL
El metal es la actividad manufacturera más antigua de Lucena. Tuvo su origen en el sector del bronce artístico, tradición que comenzó con el poblamiento de Lucena en la época romana. Esta actividad adquiere importancia con la llegada de los judíos que se instalaron en los primeros años de la presencia árabe. En el siglo XVIII, tuvo lugar un auge en el sector, favorecido por las tendencias del entorno decorativo de la época en palacios e iglesias con elementos ornamentales como velones, cálices, tronos, etc.
Respecto a la conformación actual del sector, inició su despegue en los años 40′ y 50′. Es necesario remarcar que el proceso de industrialización del Lucena se asocia al desarrollo de la actividad del bronce. En este sentido, una de las empresas pioneras fue Bronces Carrillo, que llegó a tener más de 150 trabajadores a principios de los 60′ y delegación en Alemania. A partir de esta empresa surgen otras como, por ejemplo, Metales Lucena, por lo que se genera una dinámica de creación de nuevas empresas a partir de las existentes, algunas de las cuales se especializan en actividades complementarias como, por ejemplo, la carpintería metálica.
Sin embargo, a finales de los 60′, el sector sufrió una crisis con la aparición de materiales sustitutivos como el plástico y el acero inoxidable que lleva a muchas empresas a cerrar. A pesar de ello, en los últimos años, la actividad ha recobrado dinamismo con la diversificación de actividades que son complementarias de otros sectores y favorecido por un auge de la decoración.
Las empresas más antiguas son las de orfebrería del bronce, algunas de más de un siglo de tradición familiar en la fabricación de objetos artesanales en bronce (Bronces Angulo). En este tipo de empresas, el saber-hacer se ha transmitido de generación en generación debido a su carácter eminentemente familiar. Las empresas de decoración y carpintería metálica son más recientes. Muchas de ellas se crearon en los años 50′ y 60′, aunque es cuando el sector entra en crisis y algunas empresas tienen que cerrar.
Lucena engloba en su totalidad a 3 espacios catalogados como PEPMF dentro de su término municipal (Sierra de Araceli, Lagunas Amarga y Dulce y Laguna de los Jarales), comparte otros 2 espacios con otros municipios (Colas de Cordobilla y Río Genil).
Otras figuras de protección autonómicas son las vinculadas a la Ley 2/1989 de Inventario de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía. En este sentido, Lucena posee 2 Reservas Naturales (Laguna Amarga y Laguna de los Jarales), y en torno al 50% del Paraje Natural Embalse de Malpasillo. Estas figuras de protección son de tipo ambiental y de protección integral del ecosistema, a diferencia de los PEPMF que son de tipo urbanístico.
También existen en Lucena 2 espacios protegidos por figuras Europeas. (Laguna Amarga y Laguna de los Jarales), que entran dentro del catálogo de ZEPAS (Zonas de Especial Protección para las Aves). Las ZEPA son designadas por los Estados miembros de la Unión Europea según el artículo 4 de la Directiva de las aves. Todas las ZEPA designadas hasta el momento, y las que se puedan designar en un futuro, pasan a formar parte de Natura 2000 automáticamente. Esta Red Europea, que todavía no ha entrado en vigor, designa también a las ZEC (Zonas Especiales de Conservación). Las ZEPAS y las ZEC forman los LICs (Lugares de Importancia Comunitaria). En el caso de Lucena, no existe ninguna ZEC propuesta, por lo que los dos espacios que se han propuestos para formar parte de la Red Natura 2000 ya poseen su protección europea ya que son ZEPAS.
Finalmente existe otra figura de protección Internacional que influye en Lucena. El Convenio RAMSAR. Este acuerdo se centra en un ecosistema específico que es el de los humedales. Su principal objetivo esta orientado a la conservación y uso racional de las aves acuáticas, pero actualmente también reconoce la importancia de los humedales como ecosistemas fundamentales en la conservación global y el uso sostenible de la biodiversidad. Entre sus funciones destacan la regulación de la fase continental del ciclo hidrológico, recarga de acuíferos, estabilización del clima local; la valorización de los recursos biológicos, pesquerías, suministro de agua; y la atribución de refugio de diversidad biológica, patrimonio cultural, y de los usos tradicionales. En Lucena hay dos espacios que entran a formar parte de este convenio: Laguna Amarga y el Embalse de Malpasillo.
Lucena: de ciudad–encrucijada a ciudad–autovía
Ciudad media situada en el centro geográfico andaluz, coincidente con la intersección de dos grandes corredores infraestructurales: la A–45 o Autovía de Málaga y la A–318 o del Olivar. Su posición estratégica, entre las comarcas de la Subbética y la Campiña Sur junto al curso medio del Genil y su cercanía a la intersección de importantes infraestructuras, configuran uno de los espacios de mayor desarrollo económico interior de la región.
La relación entre tejido productivo e infraestructura es estrecha, circunstancia que aterriza directamente en Lucena. Su desarrollo urbano sostenido desde los años 70′, pero sobretodo el gran crecimiento inmobiliario producido en la Costa del Sol desde los 60′, ha propiciado el desarrollo de una importante industria maderera destinada a la fabricación de muebles, con la próxima construcción del Centro de Innovación y Tecnología de la Madera y el Mueble de Andalucía. Además de la explotación de su selecta viña, es la segunda población productora de aceite de oliva a nivel mundial. El intenso crecimiento industrial de la ciudad se ha desarrollado a lo largo del tiempo de la mano de sus infraestructuras rodadas.
El primer desarrollo industrial de la ciudad fue de carácter lineal. Acotado por el río, se ubicó a lo largo de la A–331, primera ronda al Norte del centro histórico de la ciudad que la unía con El Rute. El segundo desarrollo industrial, también lineal, se situó en el corredor nacional N–331, en su dirección a Córdoba y a Málaga. Encontramos un tercer desarrollo, morfológicamente más compacto, ligado a un segundo anillo Norte dirección Cabra. Por último, las nuevas perspectivas de accesibilidad proporcionadas por la nueva A–45, autovía Málaga–Córdoba–Madrid, y A–340 dirección Cabra están engrosando considerablemente los antiguos segundo y tercer desarrollos industriales hacia N, O y S, en dirección a los nudos de acceso de dichas infraestructuras.
El crecimiento industrial sostenido hacia el N desde la construcción de la primera ronda supuso la construcción de una segunda, paralela a la anterior, que serviría como soporte de nuevos desarrollos de este uso y un acercamiento de la primera franja industrial hacia el centro de la ciudad. Esta primera ronda se descargaría de tráfico pesado para convertirse en una calle urbana. Actualmente, el PGOU ha recalificado dicha franja con un uso residencial y ha favorecido el éxodo industrial a nuevas zonas. Igualmente, pretende poner en valor el río, pasando de ser un canal de vertidos industriales y problemático en cuanto a crecidas de agua, a eje vertebrador de una nueva centralidad urbana construida desde la ubicación de nuevos equipamientos: el palacio de congresos, nuevos parques, plaza de toros y la habilitación de una vía verde sobre el antiguo trazado del ferrocarril.
El trazado de las nuevas: Ronda Sur al borde de la sierra, y autovía A–45 al O, irrigan lateralmente los nada despreciables desarrollos residenciales de unifamiliares ilegales allí emplazados, estimulando nuevos crecimientos y obligando al Plan y a las correspondientes administraciones públicas a reforzar su vigilancia al respecto.
«…Lucena una ciudad en transformación
Localizada en las estribaciones de la cordillera subbética, en la provincia de Córdoba, la ciudad de Lucena cuenta en la actualidad con una población próxima a los 40.000 habitantes, resultado del incesante crecimiento demográfico experimentado por el municipio desde 1975. Este crecimiento es la consecuencia del asimismo continuo aumento de la actividad económica que ha vivido la ciudad en el mismo período. Efectivamente, Lucena había sido hasta ese momento una típica agrociudad de las que son comunes en esta zona septentrional de la provincia de Córdoba; del mismo tipo que Cabra, Puente Genil o Aguilar de la Frontera. Su actividad económica se fundamentaba en el cultivo del olivar, al que acompañaba una modesta industria de fabricación de objetos semiartesanales de bronce (velones) y una incipiente carpintería. A partir de mediados los años setenta del pasado siglo, el panorama de la ciudad experimentó un cambio radical. De un lado, un grupo de vecinos constituyó una sociedad cooperativa destinada a la producción de máquinas frigoríficas para uso en instalaciones de hostelería y, de otro, el desarrollo turístico de la Costa del Sol incidió indirectamente en la población al recibir algunos de sus carpinteros el encargo de la fabricación de muebles para el equipamiento de hoteles y apartamentos. Ambas industrias crecieron incesantemente hasta nuestros días, hasta el extremo de que se han convertido en el principal soporte económico de la población desplazando a la agricultura y a la industria tradicional, y en el sector de actividad predominante en el municipio. Hoy Lucena es un referente andaluz en la fabricación de muebles, y la industria de frío industrial se ha convertido en una de las principales suministradoras maquinaria a establecimientos de hostelería España y de la Unión Europea, y establecido alianzas estratégicas con las industrias del Grupo Mondragón que es el referente estatal en la producción de electrodomésticos de línea blanca y en algunas gamas de equipamiento hostelero.
Este crecimiento económico sostenido ha transformado drásticamente el panorama humano y urbano de la ciudad. Demográficamente la ciudad ha crecido desde 1975 a un ritmo incesante y superior al de las localidades vecinas y de la provincia de Córdoba, siendo además en la actualidad un lugar de fuerte atracción de inmigrantes hasta el punto de que los que disponen de documentación constituyen el 4% de los vecinos del municipio. Económicamente la explosión industrial ha incrementado notablemente la tasa de actividad –sólo entre 1986 y 1991 las tasas de ocupación aumentaron un 23,49% frente al 5,9% de la provincia de Córdoba o el 4,6% de la Comunidad Autónoma de Andalucía– y acrecentado la renta familiar disponible por habitante hasta situarla en 2003 en el mismo nivel que la media andaluza y por encima de la que disponen los municipios vecinos. Ambas situaciones han tenido como consecuencia el incremento continuado del número de viviendas, por lo que los sectores de la construcción y de intermediación inmobiliaria suponen también dos de los pilares de la actividad económica local.
La estructura social de la ciudad ha sufrido asimismo un notable cambio en el último cuarto de siglo, desplazando de las posiciones preeminentes de la sociedad local a los propietarios de la tierra, un lugar que ha sido ocupado por el grupo emergente de los nuevos industriales. Este cambio se ve reflejado en el complejo ritual que se construye en torno a la actividad religiosa conocida como santería, en el que desempeñar el puesto de manigero –responsable o conductor– de un trono procesional, que lleva aparejada una alta inversión económica para costear la salida procesional de la imagen así como para agasajar al grupo de santeros que portarán el trono durante la misma, implica la consolidación social de la posición del empresario que acumula de este modo capital simbólico mediante la inversión de parte de las ganancias que ha obtenido con su actividad.
La rápida transformación experimentada por la ciudad ha dado lugar a consecuencias no siempre deseables ni beneficiosas para el bienestar de los ciudadanos y el futuro del municipio. La rápida e imprevista expansión de la actividad industrial hizo que las fábricas y almacenes se ubicaran desordenadamente en el casco urbano y en parcelas del término municipal anteriormente de uso agrícola. Por otro lado, como resultado del crecimiento demográfico, el núcleo urbano creció no siempre ordenadamente y, sobre todo, sin una planificación que tuviera en cuenta el futuro de la ciudad y de sus habitantes. Finalmente, las transformaciones experimentadas en la actividad económica convirtieron la agrociudad en una ciudad industrial que, sin embargo, ha continuado manteniendo algunos patrones culturales que no son propios de esta nueva sociedad. Esto es, a pesar del crecimiento económico experimentado, Lucena presentaba a comienzos del siglo XXI signos de debilidad que podrían poner en riesgo los logros alcanzados hasta este momento.
Elías Zamora Acosta. La antropología social en la planificación del espacio urbano: el caso de la ciudad de Lucena (Córdoba).
Emplazamiento y localización en el origen y desarrollo de la forma urbana de las Ciudades Medias andaluzas de interior. 2013. Francisco Sergio Campos Sánchez y Francisco Javier Abarca Álvarez.
El Decreto 34/2009, de 17 de febrero, por el que se acuerda la formulación del Plan de Ordenación del Territorio del Sur de la provincia de Córdoba establece los objetivos que han de orientar su desarrollo en el marco del Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA).
En 2009 se ponía en funcionamiento la A-45 autovía española que conecta las ciudades de Córdoba y de Málaga pasando por la campiña sur de la provincia cordobesa. Tras años de espera, se abrió al público el último tramo que le quedaba de la autovía A-45, que une Córdoba con Málaga. El largo retraso acumulado por la obra, que comenzó en 2000, pero cuyos primeros planes se remontan 17 años atrás, ha servido de cantera para que los partidos políticos, PSOE, PP e IU, se acusasen de incompetentes y obstruccionistas. En total se han invertido unos 400 millones de €. La A-45 se ha convertido en la vía vertebradora de la campiña cordobesa articulando las poblaciones más dinámicas de la provincia, como Lucena, Montilla, Puente Genil, Cabra o Priego de Córdoba. Además, esta arteria servirá para que las decenas de miles de cordobeses que cada año veranean en la Costa del Sol.
La Autovía del Olivar es una autovía autonómica andaluza que une la ciudad de Úbeda (Jaén) con Estepa(Sevilla), discurriendo por donde lo hacíann las carreteras autonómicas A-318 (Estepa – N-432) y A-316(Úbeda – N-432).
La Autovía del Olivar conocida también como Eje Diagonal Intermedio, supone un excelente soporte para la comunicación de un buen número de ciudades medias que están experimentando un creciente desarrollo económico en el interior de Andalucía. Las obras de esta nueva autovía se incluyen en el Plan de Infraestructuras para la Sostenibilidad del Transporte en Andalucía (PISTA) que desarrolla la Junta de Andalucía con el horizonte del año 2013.
Este eje, proyectado por la Consejería de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía con Fondos FEDER de la Unión Europea, tendrá una longitud de 190 kilómetros y supone una inversión de 700 millones de €. El empleo asociado a esta inversión asciende a 12.246 puestos de trabajo, de los que 7.097 son directos y 5.149 indirectos.
La Autovía del Olivar beneficiará a más de 90 municipios que estarán situados a menos de 25 minutos de una vía de gran capacidad, lo que supone un total de 800.000 habitantes beneficiados por la nueva infraestructura. Este eje transversal en el interior de Andalucía comunica directamente con otras 6 vías de gran capacidad, desde la autovía A-92 a la altura de Estepa a la futura autovía A-32 de Linares a Albacete por Úbeda. La Autovía del Olivar influirá positivamente en el desarrollo social y económico de las ciudades del interior de Andalucía: esta nueva infraestructura facilita la movilidad, favoreciendo el tejido industrial de la zona. Además, los ciudadanos accederán más cómodamente y con rapidez a los servicios sociales, educativos y sanitarios situados en las capitales y en los principales municipios.
11.2.2015 «Las obras de la Autovía del Olivar van camino de durar tantos años como kilómetros tiene la carretera. La Junta de Andalucía sacó a relucir este proyecto en 1996. Desde entonces, la autovía, de 190 km, tan sólo tiene operativos diez en el único tramo que se ha construido desde que hace 19 años el por entonces consejero de Presidencia, Gaspar Zarrías, anunciase este proyecto. Fue en julio de 2009 cuando se inauguró el trayecto entre Lucena y Cabra, tras una inversión de 26,5 millones. Una menudencia si se tiene en cuenta los 700 millones que cuesta esta autovía, que transcurrirá por las provincias de Córdoba y Jaén, fundamentalmente, y algo menos por Sevilla. Y es precisamente el alto coste de esta infraestructura lo que ha lastrado su puesta en funcionamiento y lo que está condicionando su futuro.
Ante la falta de liquidez, la Consejería de Fomento y Vivienda, por entonces en manos de Elena Cortes, optó por recurrir al capital privado para reactivar esta autovía, en punto muerto desde 2007 por la precaria situación de las arcas andaluzas. Se optó así por la fórmula público-privada para licitar un nuevo tramo en Córdoba, que diera continuidad al ya existente. El plan era muy sencillo. La Junta licitaba las obras, los constructores hacían sus ofertas y la adjudicataria se encargaba de la financiación íntegra de las mismas. Una vez acabada la obra, la Junta pagaría un canon anual, durante 25 años, hasta llegar al valor de la inversión más intereses. Es decir, se recurría a la iniciativa privada para desbloquear un proyecto que se incluyó en el Plan de Infraestructuras para la Sostenibilidad del Transporte de Andalucía (Pista) de competencia exclusivamente autonómica. En 2012, estre plan, que ya incluía la Autovía del Olivar, se revisó para ampliar su periodo de ejecución hasta 2020.
El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía acordó en su sesión de 27.12.2016 aprobar la revisión del Plan de Infraestructuras para la Sostenibilidad del Transporte en Andalucía (en adelante PISTA 2020). Este Plan se formula como una revisión del PISTA 2007-2013, constituyendo el instrumento estratégico y de coordinación de las políticas sectoriales en materia de infraestructuras del transporte del territorio andaluz
La variante de Lucena rodea el núcleo urbano por el noreste, evitando el paso de los vehículos de largo recorrido por el centro de la ciudad. Esta nueva carretera conecta con la A-318 mediante una glorieta que forma parte del enlace norte del tramo de la Autovía del Olivar entre Lucena y Cabra, actualmente en servicio, por lo que desde la variante se accede directamente a la nueva autovía. La conexión con la A-331, al final de la variante, se realiza mediante una intersección en T con carril central de espera.
El trazado se ha diseñado para una velocidad de proyecto 80 km/h y una IMD futura de aproximadamente 4.000 vehículos al día. Con una longitud total de 4.161 m, los últimos 260 metros aprovechan la actual A-331, mientras que el resto del trazado se desarrolla en variante.
La plataforma de la variante contará con una calzada de un carril para cada sentido de 3,5 metros y arcenes de 1,5 metros. Además se incluye la reposición de los caminos afectados y de la vía pecuaria Camino de la Torca mediante pasos a diferente nivel. Asimismo, se realizará la rectificación y el encauzamiento del Arroyo de los Llanos en un tramo de 110 metros, para evitar afecciones derivadas de las crecidas del arroyo.
Las obras se adjudicaron en 2010, quedando en 2011 reprogramada como consecuencia de la falta de disponibilidad presupuestaria.
Marzo 2016 PLAN DE INFRAESTRUCTURAS PARA LA SOSTENIBILIDAD DEL TRANSPORTE EN ANDALUCIA. 2020 Informe de Sostenibilidad Ambiental. Anexo: Evaluación de aspectos ambientales seleccionados.
23.6.2016 La revisión del Plan de Infraestructuras para la Sostenibilidad del Transporte en Andalucía (revisión PISTA 2020), ha excluido un total de 40 proyectos en la provincia de Córdoba como actuaciones prioritarias por tener posibilidad de beneficiarse de cofinanciación de fondos FEDER de Andalucía 2014-2020.
Este Plan se formuló como una revisión del anterior PISTA 2007-2013, constituyendo el instrumento estratégico y de coordinación de las políticas sectoriales en materia de infraestructuras del transporte del territorio andaluz, viéndose en la necesidad de hacer revisiones periódicas a los proyectos propuestos ajustadas a la la política de transportes en la Unión Europea, y al nuevo marco presupuestario derivado de la Ley orgánica 2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera; sin embargo este año se ha realizado un gran estudio del PISTA 2020, viéndose en la necesidad de revisarlo cuidadosamente.
17.3.2017 La variante de Lucena en la A-331 se enmarca dentro del Plan para la Mejora de la Accesibilidad, la Seguridad vial y la Conservación en la Red de Carreteras de Andalucía (Plan MASCERA) y estará cofinanciada con Fondos FEDER de la Unión Europea. El Plan MASCERCA tiene entre sus objetivos el de eliminar la conflictividad del tráfico en el medio urbano, con la ejecución de variantes de población y el acondicionamiento de las travesías, buscando la integración de la carretera en un medio en el que el ciudadano demanda habitabilidad y calidad de vida. La variante de Lucena (Córdoba) supera el trámite ambiental previo al inicio de obras
Area de Oportunidad de LUCENA: (100 ha)
El área de oportunidad se sitúa colindante a la autovía del olivar en torno al enlace con la A-45. Su posición de rótula entre el eje diagonal intermedio, en el que se ubican las principales ciudades medias de la región y la A-45 y su posición central en el eje Córdoba – Antequera y su conexión con la A-92 le dota de una extraordinaria accesibilidad territorial que se ve reforzada por su emplazamiento próximo a Lucena, principal centro económico del ámbito. Esta localización la sitúa en inmejorables condiciones para concentrar actividades logísticas, industriales y comerciales.
Criterios de actuación:
- El área de oportunidad se destinará a usos industriales, logísticos y comerciales. No se admitirán los usos residenciales.
- El acceso al área se efectuará mediante viario de servicio desde el enlace de ambas autovías sin afectar a su funcionalidad.
- Se efectuará la adecuada articulación urbanística entre el uso industrial existente y los nuevos suelos previstos por el área de oportunidad.
El municipio cuenta en la actualidad con un Plan General de Ordenación Urbana adaptado a la LOUA en 2008, aprobado definitivamente, sobre el PGOU aprobado el 21.12.1999, publicado en el BOPC el 26.1.2000. Las Normas Urbanísticas fueron publicadas el 22.3.2000, y la Subsanación de Deficiencias se aprobaron definitivamente por la Comisión Provincial de Urbanismo el 26.4.2001 y publicadas el 7.8.2001.
Con este instrumento Lucena incorpora su propio modelo territorial en la ordenación y gestión del territorio municipal. Los objetivos que este documento se marca en la resolución de los problemas existentes y en la consecución de estrategias y oportunidades futuras son, por tanto, la base de análisis desde la óptica de la Agenda 21 Local en la actualidad y en el periodo que marca el propio horizonte del Plan.
Si bien este documento es novedoso, no sólo en sus estrategias, sino también en la propia figura de planificación, Lucena ha contado con instrumentos urbanísticos desde la entrada en vigor de la Ley del Suelo, evolucionando a lo largo de este tiempo a figuras más acordes con la realidad del momento. Sintéticamente estos son:
- Ordenanzas Municipales de Policía de la Construcción y Ornato de Edificios 2.3.1963 (anterior a la Ley del Suelo).
- Delimitación de Suelo Urbano y Ordenanzas de 21.7.1978, que fue prorrogada en 2 ocasiones y tuvo otras tantas modificaciones.
- Normas Subsidiarias de Planeamiento Municipal de 26.1.1989, cuyo texto refundido se aprobó definitivamente el 22.11.1990 (con Subsanación y Modificación) fueron aprobadas definitivamente, con deficiencias a subsanar, por Resolución de la Comisión Provincial de Urbanismo el 14.2.1989, y publicadas en el BOPM el 13.3.1989; la aprobación definitiva de la subsanación y modificación de las mismas aparece publicada en el BOPM de 23.1.1991.
Estas distintas modificaciones (8 sin contar la anterior), que en la mayoría de los casos eran sobre cuestiones concretas y no afectaban sustancialmente al modelo territorial propuesto. Sin embargo, no daban respuesta a los procesos que se estaban operando desde hacía tiempo en el territorio municipal:
- Acelerado desarrollo económico a escala provincial y regional, con una posición estratégica en la estructura territorial regional.
- Obsolescencia de los espacios productivos locales, tanto en la mera planificación urbanística, como en los nuevos requerimientos dotacionales del empresariado.
- Crecimiento de asentamientos al margen de la legalidad.
- Demanda social de nuevos estándares de vida, muy por encima de los equipamientos y dotaciones existentes.
- Protección y revalorización del patrimonio natural, a través de legislaciones sectoriales, que necesariamente tenían que ser consideradas.
- Degradación del patrimonio arquitectónico e inmobiliario de los cascos históricos ante tipologías de mayor rentabilidad económica.
- Escasa capacidad del sistema viario para absorber la intensidad de tráfico, tanto en el ámbito urbano, como en la red viaria básica.
Estos son algunos de los problemas y retos a los que se enfrenta y tiene que dar respuesta el Plan General y los que a continuación detallaremos desde la propia perspectiva del Plan General y su grado de desarrollo y ejecución.
El Plan se plantea una serie de objetivos genéricos que engloban a otros específicos, que serán materializados en actuaciones concretas a través del planeamiento de desarrollo.
- Situar a Lucena en el contexto regional como ciudad media y centro de primer orden, este objetivo se materializa mediante:
- Las oportunidades de los proyectos en infraestructuras de comunicaciones (Autovía Córdoba- Málaga, A-95).
- El desarrollo de las estrategias esbozadas en las Bases y en el futuro Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía.
- La potenciación de los recursos y capacidades endógenas, a través de servicios y espacios productivos de calidad.
- Estructurar el territorio municipal, no sólo en la centralidad del núcleo de Lucena:
- La consideración de los núcleos secundarios en el modelo territorial propuesto, incorporándoles unas capacidades y oportunidades.
- La reconducción de los diferentes asentamientos poblacionales, tanto de segunda residencia como los de carácter rural.
- La recualificación de una red viaria de comunicaciones en un marco local y comarcal, mediante el aprovechamiento de la sobrante de los grandes proyectos y el diseño de nuevas vías.
- Modernizar las áreas productivas y crear nuevas zonas:
- La transformación y regeneración de las localizaciones inadecuadas.
- La centralización de los usos terciarios, comercio, ocio …, dotándolos de una gran calidad ambiental.
- La incorporación de nuevas tipologías de espacios industriales y la recualificación de los existentes.
- Responder a las nuevas demandas de suelo residencial:
- El fomento de la vivienda social, dirigida a los grupos de población más débiles (jóvenes y con escasos recursos).
- La diversificación de las tipologías, dando respuesta a las nuevas demandas y evitando los procesos al margen de la legalidad urbanística.
- La mejora de los servicios y dotaciones en las áreas residenciales.
- Mejorar la movilidad y accesibilidad, tanto en el núcleo urbano como en la conexión con los grandes ejes viarios:
- La creación de vías cualificadas: ronda de circunvalación, vía de prestigio en el tramo de la N-331, reconsiderar la ronda interior a un viario más acorde con su funcionalidad urbana y permeabilidad al Casco Antiguo.
- La jerarquización de la red viaria por su funcionalidad, reconvirtiendo a peatonales vías de gran centralidad y usos comerciales y terciarios.
- La implantación de modelos viarios de más calidad en los nuevos desarrollos urbanos.
- Revitalizar la ciudad consolidada y los núcleos secundarios, especialmente los cascos históricos:
- La intervención sobre el patrimonio histórico, mediante la catalogación y protección de los elementos.
- La potenciación de la traza urbana y tipología tradicional.
- La recualificación de bordes y vacíos urbanos para las dotaciones.
- La compatibilidad y diversidad de los usos.
- Alcanzar una ciudad de calidad mediante operaciones urbanas de carácter mediambiental:
- Grandes proyectos de articulación urbana y de recuperación de áreas y elementos de valor para su uso público: Vía Verde del antiguo ferrocarril, Arroyo Rigüelo (N), Parque Periurbano (S), Zona Verde y dotacional al norte del recinto ferial, Parque Urbano en la zona del Peñón del Grajo (E).
- Redotación de sistemas locales en el núcleo principal y en los secundarios.
- “Conseguir un territorio rural aún más productivo y vivo medioambientalmente”.
- Puesta en valor e integración en el territorio municipal mediante una efectiva interrelación con el medio urbano de los elementos y recursos naturales y culturales.
- La regulación de ciertos asentamientos de 2ª residencia mediante planes de desarrollo.
- La compatibilización de usos industriales aislados en suelo no urbanizable, en una zona acotada (en los ejes de las carreteras de Puente Genil y Málaga), de forma transitoria hasta el desarrollo de los nuevos suelos previstos.
- La Calificación del Suelo No Urbanizable atendiendo a un doble requerimiento:
- La aplicación de la legislación sectorial (PEPMF y C., Ley Inventario de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía) y lo aportado desde el EsIA del propio Plan.
- La preservación de procesos urbanos y la incorporación de elementos a la estructura orgánica del territorio.
La Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (EDUSI) ‘Lucena Cohesionada’ se presentó a finales de enero del pasado año a la 2ª convocatoria abierta por el Ministerio de Hacienda y Función Pública con cargo al programa operativo FEDER de Crecimiento Sostenible 2014-20, tras no haber sido seleccionada en la 1ª convocatoria.
La EDUSI ‘Lucena Cohesionada’ cuenta con un presupuesto de 6.250.000 € financiados por fondos europeos y municipales en un 80% y 20% respectivamente. El cronograma del proyecto concentra el grueso de las inversiones en las anualidades 2018, 2019 y 2020 con 11 líneas de actuación insertas en 4 objetivos temáticos relacionados con la economía baja en carbono; el medio ambiente y la eficiencia de los recursos; la inclusión social y la lucha contra la pobreza; y el uso de calidad de las tecnologías de la información y el conocimiento (TIC)
Entre los aspectos destacados del proyecto EDUSI se incluyen la creación de nuevas zonas ajardinadas en los barrios, la reordenación de la zona de la Estación como pulmón verde de la ciudad con la creción del Parque de las Familias, la mejora del transporte público, las nuevas pistas deportivas de la zona oeste del municipio o la integración en red de todos los centros sociales municipales.
La propuesta mantenía la esencia de la solicitud formulada inicialmente pero remarcando la visión integradora de la ciudad que aporta el II Plan Estratégico de Lucena, que para el municipio supone una hoja de ruta para construir una ciudad cohesionada, sin la actual dualidad urbana existente entre el Centro y los barrios periféricos. Pero además pone de manifiesto un esfuerzo colectivo pionero en una «ciudad media», cuando lanzó el I Plan Estratégico que ha servido para transformar la ciudad en el período 2004-201. «Hacia un desarrollo ordenado y sostenible del Municipio de Lucena», realizado por el Instituto de Desarrollo Regional, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, en 2001, proponía un diagnóstico previo, proponiendo, como proyectos de actuación,
- Movilidad Sostenible Inteligente
- Una Lucena: los barrios base de la Cohesión social y urbana
- Educación como clave para una ciudad integrad
- Lucena formada, Lucena productiva
- Cluster Lucena: estrategias de cooperación para el Sistema Productivo
- Lucena CreActiva.
y Juventud innovadora: proyecto de futuro
En 2015 propina el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), documento realizado con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los habitantes de Lucena a través de formas de desplazamiento más sostenibles: transporte público de mayor calidad y recuperación de los modos no motorizados (a pie y en bicicleta).
Pero en un territorio tan grande, hay problemas de conservación con un patrimonio cultural, reflejo del territorio sobre el que se asienta, como la ciudad íbero-romana de Morana, en el que se han constatado restos de sucesivas civilizaciones desde el Bronce final, en el siglo VIII (aC), hasta la época árabe.
Proyecto de futuro para un territorio en el Centro de Andalucía, cruce de caminos, ciudad intermedia, que conoce su territorio y apuesta por sus valores.
Cuenta hoy Lucena con 42.615 habitantes, y un parque residencial de 19.780 viviendas, y parte de la importancia de disponer de un Proyecto, no sólo de una Subvención del FEDER como un medio y no como un fin. El trabajo de análisis, diagnóstico y proyección de una ciudad intermedia y su posición territorial les ha permitido saber dónde están y a dónde pueden llegar. Planeamiento para el desarrollo.
GOBERNAR LA CIUDAD POR PROYECTOS
Cada mercado es local.
Cada municipio tiene su singularidad.
Cada municipio se retrata en su parque residencial.
Seguiremos analizando en próximas entregas los 350 municipios mayores de España…