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Tomelloso es una ciudad y un término municipal de 241,82 km2 situado al NE de la provincia de Ciudad Real, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, y en el centro geográfico de la región natural de La Mancha. Es el municipio con mayor población de la comarca y el 8º de Castilla-La Mancha
El término municipal es prácticamente llano en toda su extensión, salvo en el SE, donde se eleva suavemente para dar paso a la altiplanicie del Campo de Montiel (Ciudad Real). Presenta grandes extensiones de cultivo de vid y, en menor medida, de cereal, olivar y cultivos de regadío. La presencia de árboles es escasa. No está atravesado nada más que por el río Córcoles, si bien, presenta varias cañadas de arroyada evidentes solo en épocas de fuertes lluvias. El término está atravesado desde la Edad Media por un ramal de la Cañada Real Conquense.
Limita al N con Pedro Muñoz; al E, con Socuéllamos; al S, con Argamasilla de Alba y Alhambra; y al O, con Campo de Criptana y Arenales de San Gregorio.El relieve es totalmente horizontal, con una altura sobre el nivel del mar de aproximadamente 660 metros. El núcleo urbano de la ciudad tiene una superficie de 531 ha.
Situada en el centro de la comarca natural de La Mancha y al nordeste de la provincia de Ciudad Real, y casi en el vértice donde se unen Cuenca, Albacete y Toledo. El río Guadiana bordea el término por el S y el O, procedente de las cercanas Lagunas de Ruidera: su irregular régimen dio lugar a históricas inundaciones, corregidas con la construcción, a mediados del s. XX, del embalse de Peñarroya. Importantísimo centro de producción vitivinícola, Tomelloso es la ciudad sede del Instituto de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha y de la Denominación Específica “Melón de la Mancha”.
Origen: El Pozo Tomilloso.
Tomelloso se comenzó a poblar en 1530 en tierras baldías de la villa de Socuéllamos, en torno a un viejo pozo utilizado por los pastores de la zona para abrevar a sus ganados (el pozo Tomilloso), y al lado de los restos de un antiguo villar. Este pozo, además, se encontraba situado en un cruce de caminos muy ventajoso: en la confluencia de un ramal de la Cañada Conquense con la vereda que se dirigía a Alhambra, y muy próximo al Real Camino de Carreteros que conducía a Valencia y Murcia.
Nace así Tomelloso como unas quinterías de labor de vecinos de Socuéllamos para explotar esas tierras baldías a las que pronto se unirían nuevas quinterías de vecinos de villas cercanas. El suelo donde ve su origen Tomelloso pertenecía a la Orden Militar de Santiago y a su Encomienda de Socuéllamos. Es por tanto Tomelloso desde su nacimiento un lugar de señorío, dependiente de una de las Órdenes Militares más importantes de la Península Ibérica, a la que estaría adscrito hasta la supresión de estas instituciones en el siglo XIX.Tomelloso, aldea de Socuéllamos.
En 1565 esos primeros pobladores, aumentados con nuevos propietarios y con jornaleros atraídos por la posibilidad de obtener trabajo, consiguen facultad para poder tener ayuntamiento, alcaldes y regidores, pero siempre bajo la autoridad de la villa matriz a cuya jurisdicción Tomelloso pertenecía desde su nacimiento, esto es, Socuéllamos.
Pocos años después, en 1589, y previo pago de una determinada cantidad de maravedís a la Corona, Tomelloso va a conseguir su independencia de Socuéllamos, haciéndose villa de por sí y pudiendo gozar de la jurisdicción civil y criminal en idénticas condiciones que el resto de las villas de la Orden de Santiago.
Socuéllamos, atento a las pérdidas que tal independencia podría suponer en sus rentas, así como al hecho de que una buena parte de su término se había desgajado para ser dado a Tomelloso como término municipal, apeló esta concesión de independencia. Tras varias pujas y un engorroso proceso judicial ante el Consejo de Hacienda, Tomelloso pierde su independencia en 1592, volviendo a depender de Socuéllamos y de sus justicias, aunque conservando una jurisdicción limitada para pleitos de poca cuantía.
En esta situación de pedanía de Socuéllamos se mantendrá Tomelloso hasta el siglo XVIII, en que la pujanza de la población, el hecho de haber sobrepasado en habitantes a su matriz y los agravios a los que se veían sometidos sus vecinos, motivó una nueva petición de exención de villazgo, que le fue concedida finalmente en 1758. Ahora bien, diferencias en cuanto al término adjudicado a la nueva villa, así como al pago indemnizatorio a Socuéllamos, dilataron la efectividad jurídica de esta independencia hasta 1769, en que conciliadas las dos villas lograron un acuerdo definitivo que puso fin a más de 200 años de dependencia de Tomelloso de Socuéllamos. No obstante, desde el 15 de marzo de 1764, y ya con su propia jurisdicción, los alcaldes de Tomelloso no volvieron a depender nunca más de los de Socuéllamos.
El Cereal y la Vid
Durante el largo intervalo de tiempo que transcurrió desde la pérdida de la primera independencia hasta la consecución de su definitiva exención, Tomelloso se va a beneficiar del declive de Socuéllamos y Argamasilla de Alba para aumentar su población. Esto es así porque graves problemas de inundaciones y mortandades acaecidas en Socuéllamos durante el siglo XVII, así como la marcha de familias importantes de la villa de Argamasilla de Alba que habían impulsado su inicial crecimiento, propiciaron que buena parte de su población las abandonase recalando bastantes de ellos en Tomelloso, a salvo tanto de unos factores como de otros.
También durante el siglo XVIII va a experimentar Tomelloso un cambio en su fuente principal económica, vinculada desde su nacimiento a la explotación cerealística de sus tierras. Así, desde mitad de ese siglo se va a empezar a introducir la vid entre sus cultivos, si bien al principio de forma tímida, hasta alcanzar su etapa de apogeo durante el último cuarto del siglo XIX y primera mitad del XX, en que se va a convertir prácticamente en un monocultivo.
El detonante último de la enorme expansión del cultivo de la vid en Tomelloso y en La Mancha en general no fue otro que la muy desastrosa plaga de filoxera que afectó a los viñedos franceses en la segunda mitad del siglo XIX, y que en cambio sí fue bien soportada por las vides de La Mancha, con lo que la subsiguiente necesidad de atender a un mercado que se había quedado totalmente desabastecido propició un considerable filón económico para esta comarca.
La necesidad de nueva mano de obra para hacer frente a la ingente cantidad de tierras plantadas de vid en Tomelloso y pueblos comarcanos, propiedad muchas de ellas de vecinos de Tomelloso, hizo que importantes recursos humanos recalaran nuevamente en esta población desde finales del siglo XIX y durante todo el primer tercio del siglo XX, superando Tomelloso ya en la década de 1920 la cifra de 20.000 habitantes y consiguiendo, previa petición de su Ayuntamiento, el título de ciudad en 1927.
La enorme producción vínica, unida a las pésimas vías de comunicación de la localidad, propiciaron el desarrollo de gran número de alcoholeras desde finales del siglo XIX hasta mitad del siglo XX, las cuales mediante destilación alcohólica reducían el volumen de la producción vínica facilitando así su transporte y comercialización. Estas alcoholeras, en un primer momento propiedad de vecinos de Tomelloso y más tarde de importantes empresas del sector alcoholero nacional, llevaron a Tomelloso a ser el primer productor de alcohol vínico del mundo a mitad del siglo XX, posición que sigue ocupando hoy en día.
A partir de la década de 1950, la crisis del campo aparejada a su progresiva mecanización mermaron la población de Tomelloso entorno a un 15% desde el máximo de 32.000 habitantes censados en 1954. Y eso no obstante a la puesta en funcionamiento del pantano de Peñarroya en 1959, en la cabecera del Guadiana, que propició que nuevos cultivos, hasta entonces prácticamente vedados por el clima estepario de la zona, fueran haciéndose un hueco cada vez más importante dentro del monocultivo de la vid, como fue el caso del melón, que acabaría dando renombre a la población fuera de sus fronteras comarcales.
A partir de finales de la década de los 80 del siglo XX la pequeña y mediana industria experimentan, fruto del carácter emprendedor de sus vecinos, un auge notable, sobresaliendo sobre las demás localidades de su alrededor, pero siempre gravadas por la escasa o casi nula implantación de servicios de las administraciones públicas en la localidad, en clara desventaja con respecto a otras poblaciones de similar tamaño de La Mancha.
Por último, con la llegada del nuevo siglo, Tomelloso vuelve a experimentar un nuevo aumento de su población que le lleva a sobrepasar los 35.000 habitantes en pocos años. Esta vez el aporte poblacional vendrá propiciado por la inmigración, principalmente de países del Este de Europa y de Latinoamérica, atraída por la necesidad de mano de obra para las labores agrícolas, la construcción y la hostelería.
La Reserva de la Biosfera. Ámbito territorial y caracterización de la «Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda».
«…Conforme se señala en el preámbulo del propio Real Decreto 13/2008, de 11 de enero, la previsión legal de un Plan Especial para el Alto Guadiana tiene su justificación en una situación ambientalmente muy degradada en este lugar como consecuencia de un conjunto de causas que, en su interrelación, han conducido de una forma progresiva a una amenaza importante para este territorio. Aún cuando quizá el hecho más resaltable de esa situación sea la profunda afección sufrida en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (que desde hace bastantes años, entre otras medidas, recibe una transferencia de aguas provenientes de la cuenca del Tajo) lo cierto es que la pervivencia de las explotaciones agrícolas que, en buena medida, han conducido a la situación reseñada, está claramente cuestionada para el futuro en su modelo actual, como consecuencia de la degradada situación de las masas de agua subterráneas…
…La Confederación Hidrográfica del Guadiana adoptó algunas medidas, en concreto procedió el 4.2.1987, a la declaración de sobreexplotación con carácter provisional1 del Acuífero 23, afectando a un perímetro que definía expresamente. El 15.12.1994 acordó aprobar el Plan de Ordenación de las Extracciones del Acuífero de la Mancha Occidental, declarando su sobreexplotación definitiva. El 1.12.2003 el Tribunal Supremo determinó la nulidad parcial del citado Plan de Ordenación de Extracciones “en cuanto incluyó en su ámbito de aplicación unos terrenos que no habían sido comprendidos en la declaración provisional de acuífero sobreexplotado”. En cumplimiento de la sentencia, la Confederación Hidrográfica del Guadiana, acordó el 14.7.2004 ajustar el perímetro afectado al establecido en el acuerdo de sobreexplotación provisional. Posteriormente la Junta de Gobierno de la Confederación Hidrográfica del Guadiana de 22.8.2008 ha adoptado acuerdo relativo a la ampliación del área declarada sobreexplotada, en el ámbito territorial del Acuífero de la Mancha Occidental, de la manifestada en la Resolución de la Junta de Gobierno de fecha 4.2.1987. Igualmente se procedió por Real Decreto 393/1988, de 22 de abril, a la declaración de sobreexplotación provisional del acuífero del Campo de Montiel que se convirtió en definitiva por Resolución de la Dirección General de Obras Hidráulicas de 12.6.1989 A partir de ese momento, los Planes de Ordenación de Extracciones orientados a la mejora de los acuíferos mediante la limitación en el uso de los derechos inscritos en el Registro de Aguas o incluidos en el Catálogo de Aguas Privadas de la Cuenca, han marcado la forma de uso y conservación de las aguas de dichos acuíferos.
Para dar respuesta a esta situación la disposición adicional cuarta de la Ley 10/2001, de 5 de julio, del Plan Hidrológico Nacional, ordenó la formación de un Plan Especial del Alto Guadiana, para lograr un uso sostenible de los acuíferos de la zona. Así como el Real Decreto Ley 9/2006, de 15 de septiembre, en su disposición adicional segunda incorpora un conjunto de previsiones específicas limitado al ámbito territorial del Alto Guadiana, introduciendo los instrumentos jurídicos necesarios para una mayor eficacia de la gestión de los derechos de uso de agua, e intentar en la medida de lo posible unificar el régimen jurídico de las aguas en este espacio territorial tan sensible. Así como se refuerza la eficacia de los centros de intercambio de derechos de aguas, ampliando el ámbito de la reasignación de recursos que forma que sirva para dar respuesta a objetivos medioambientales o de interés de la Comunidad Autónoma…»
La Cuenca Alta del Guadiana se localiza al NE de la cuenca hidrográfica del mismo nombre. La delimitación actual queda definida por el perímetro de la cuenca drenada por el río Guadiana, hasta el límite de las subcuencas de los ríos Becea y Jabalón; así como los arroyos del Retamar, de Valdepino, del Tamujar y del Buenvecino; todas ellas situadas aguas abajo del embalse de El Vicario, en las cercanías de Ciudad Real. La superficie total es de 18.901 Km2, de un total de 60.000 Km2 que componen la parte española de la cuenca del Guadiana. Las cuencas hidrográficas limítrofes son: por el N la cuenca del Tajo. Por el E la del Júcar y por el S la del Guadalquivir.
Desde el punto de vista administrativo pertenece a la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, distribuyéndose su superficie entre las provincias de Ciudad Real, Cuenca, Toledo y Albacete. La orografía se caracteriza por un suave relieve, lo que atribuye a la zona central el sobrenombre de “Llanura Manchega”. Se encuentra rodeada por las formaciones montañosas de la Sierra de Altomira y los Montes de Toledo al N, el Sistema Ibérico al E y la Sierra de Alcaraz y Sierra Morena al S. La zona presenta una cota de unos 600 m sobre el nivel del mar en la mayor parte del territorio correspondiente a la meseta, alcanzando cotas de 1.200 m sobre el nivel del mar en las zonas de serranía.
040.006 Mancha Occidental II y 040.007 Mancha Occidental I. Las Masas de Aguas Subterráneas de Mancha Occidental I y II ocupan la zona central de la Cuenca Alta del Guadiana y son por extensión, recursos e implicaciones socioeconómicas y medioambientales, las más importantes de la cuenca alta. Se ubican en una depresión morfoestructural rellena de materiales de origen continental de era terciaria y cuaternaria, sobre un zócalo paleozoico y/o mesozoico.
Tradicionalmente han constituido un único ámbito de estudio, bien como sistema acuífero 23, bien como Unidad Hidrogeológica 04.04. No obstante, la división en Masa de Agua Subterráneas ha tenido como hecho diferenciador básico, y probablemente con un importante sentido práctico en las aspectos de gestión, la presencia de una o dos unidades acuíferas principales. Así, en Mancha Occidental II se distinguen dos acuíferos principales: el superior formado básicamente por materiales calcáreos del Mioceno y el inferior constituido por materiales carbonatados jurásicos y cretácicos, ambos separados por un nivel intermedio que funciona como acuitardo, formado por materiales detríticos terciarios. En cambio en Mancha Occidental I sólo está presenta básicamente el acuífero superior. Existe una buen conexión hidráulica entre ambos acuíferos, de manera que el flujo de aguas subterráneas se dispone en sentido este-oeste, desplazándose por ambos acuíferos cuando están presentes, o sólo por el superior cuando el inferior se acuña en el contacto entre ambas Masas de Aguas Subterráneas.
El extraño ciclo del agua: Inundaciones, Río Pinilla, el Río Guadiana, el Acuífero 24, el Acuífero 23, Las Lagunas de Ruidera y Los Ojos del Guadiana.
El acuífero de la Llanura Manchega, primero Acuífero 23 según la clasificación del IGME, después Unidad hidrogeológica de la Llanura Manchega según la DGOH-IGME, y por último (por ahora) comprende principalmente las 2 Masas de agua subterránea de la Mancha Occidental (I y II) siguiendo la nomenclatura de la DMA, división discutible al basarse principalmente en los materiales del zócalo de la fosa. El acuífero se alberga en los materiales subyacentes a la mayor llanura no interrumpida de la península ibérica, que se extiende en su conjunto por una superficie de unos 5.000 km².
Desde el punto de vista geológico ocupa el denominado dominio geológico de la Llanura Manchega, constituido por el relleno con materiales neógenos y cuaternarios de una fosa de edad terciaria. Los materiales más significativos desde el punto de vista hidrogeológico son las calizas lacustres, de media a muy elevada permeabilidad, que pueden alcanzar 100 y hasta 200 m de profundidad. El dominio geológico limita por el norte con los relieves mesozoicos de la sierra de Altomira; por el sur con el tablazo de calizas jurásicas del Campo de Montiel; por el oeste con el área volcánica del Campo de Calatrava; finalmente, por el este, el límite es convencional, tomándose la divisoria superficial con la vecina cuenca del Júcar, aunque tal divisoria no coincida con la subterránea, lo que das lugar a alguna confusión de tipo administrativo.
En régimen natural (antes de la intervención antrópica) el acuífero funcionaba como un auténtico embalse subterráneo, actuando a modo de gran esponja que se alimentaba a partir de la infiltración de agua de lluvia que caía sobre su superficie y de las pérdidas de los ríos que discurrían por la superficie de la esponja: Gigüela, Záncara, Rus, Guadiana alto procedente de las Lagunas de Ruidera, Azuer y Jabalón. La descarga se producía principalmente por los Ojos del Guadiana, en los términos de Villarrubia de los Ojos y Daimiel. La superficie piezométrica era bastante regular y descendía de este a oeste. En síntesis: el acuífero de la Llanura Manchega funcionaba «de libro».
Por su extensión, por la claridad de su funcionamiento, y por su fácil modelización, fue calificado como «el buque insignia de la hidrogeología española».Ya Joaquín Costa hablaba de las 10.000 norias de Daimiel, pues desde la más remota antigüedad las aguas subterráneas de la región fueron alumbradas por medio de norias de sangre a favor de la escasa profundidad de los freáticos. Se trataba de pequeñas extracciones para el riego principalmente de huertos. Las necesidades del caserío se cubrían mediante pozos excavados en las propias casas, en los que se llevaban a cabo con extracciones a mano. Las poblaciones se abastecían con las «traídas de agua» desde manantiales lejanos, que en los veranos resultaban insuficientes. Más adelante las poblaciones recurrieron a pozos con elevaciones motorizadas de mayor entidad, a medida que las necesidades de abastecimiento fueron haciéndose mayores. Como aprovechamientos singulares pueden citarse las zonas regables con aguas subterráneas de Llanos del Caudillo y Cinco Casas, debidas al Instituto Nacional de Colonización, alrededor de nuevos pueblos de colonización creados en los años 50. Pero fue a finales de los años 60 cuando comenzó la verdadera revolución de las aguas subterráneas basada en las sondas de perforación y en las bombas sumergibles.
El fantasma de la sobreexplotación
Cuando a principios de los años 70′ comenzó el boom de las transformaciones en regadío de la región, se hablaba de «lagos subterráneos inagotables» bajo la superficie de La Mancha. Se llegaron a contabilizar más de 30 equipos de perforación de pozos que trabajaban a destajo. En los 80 de llegaron a inventariar unos 20.000 pozos de extracción, que suponían una densidad de 3-4 pozos perforados por km². La carretera de Villarta de San Juan a Argamasilla de Alba ofrecía la imagen de una red intrincada de líneas eléctricas que alimentaban las bombas de extracción de los pozos, desde donde se surtían numerosos pivots que comenzaban el riego de los campos de cereales desde marzo. En una región seca constituía un espectáculo en mitad del mes de julio presenciar la cortina de lluvia artificial sobre los campos.
Hegel sostenía que lo racional es aquello que tiene medida y término. Por desgracia no había bajo la Llanura Manchega «lagos inagotables». La Naturaleza impuso sus leyes y a principio de los años 80′ hizo su aparición el fenómeno de la sobreexplotación, cuando la superficie en riego se aproximaba a las 120.000 ha y las extracciones anuales alcanzaban los 620 hm³ frente a unas entradas medias en el acuífero (recursos renovables) de unos 320 hm³ anuales. Además, había que tener en cuenta que las precipitaciones en La Mancha, de poco más de 400 mm anuales de media, se encontraban cerca de lo necesario para la subsistencia de los cultivos de secano (que, a pesar de su nombre, viven del agua). Se presentaron series de años en los que la recarga del acuífero fueron nulas, coincidiendo los modelos construidos al efecto con las observaciones reales. Conclusión: se fue vaciando el embalse subterráneo (hasta 3.000-4.000 hm³ en la década de los 90′) y los niveles freáticos descendieron hasta 20 m -y más en algunas áreas-, con secado de los pozos menos profundos. La forma del acuífero, a modo de plato sopero con menor profundidad en los bordes que en el centro, se puso de manifiesto por el secado de los pozos en los laterales de la Llanura, afectando por lo general a agricultores de escasa economía que tuvieron que emigrar.La primera toma de conciencia: el termómetro de Las Tablas de Daimiel.
El Convenio de Ramsar de 1971 sobre humedales de importancia internacional, incluyó cuatro zonas españolas en la primera categoría en cuanto a su protección: Doñana, el Delta del Ebro, la Albufera de Valencia y las lagunas de la cuenca alta del Guadiana, dentro de las cuales las Tablas de Daimiel constituyen su pieza principal.
Las Tablas de Daimiel es un humedal de unas 1.800 ha formado en la confluencia del río Gigüela y las salidas del acuífero de la Llanura Manchega a través de los Ojos del Guadiana, que dan origen al nacimiento del citado río. En régimen no alterado, las aguas del Gigüela tienen un régimen muy irregular, con largos periodos secos sin aportaciones significativas y avenidas con un periodo de recurrencia de unos 25 años. Poseen elevada salinidad, del orden de 3-4 gramos de sal por litro. Por el contrario, la descarga del acuífero a través de los Ojos proporciona aguas menos salinas (menos de 1 gramo de sal por litro) y con aportaciones relativamente constantes. El ecosistema de Las Tablas se originó por el juego de las aguas de distintas salinidades y regímenes fluviales variables, lo que le confiere al lagunazo una diversidad de vegetación (masiega, carrizo, juncos, tarayes) que forman un hábitat singular para la avifauna, siendo la especie emblemática el pato colorado (netta rufina).
A finales de los años 60′ y primeros 70′ se reactivaron anteriores intentos de desecación de La Tablas y de los ríos afluentes por medio de su encauzamiento, con vistas a la utilización de los terrenos encharcados en la agricultura, como se venía haciendo en muchos lugares del mundo y en nuestro país se llevaba a cabo amparados por la Ley Cambó de 1918. Utilizando maquinaria moderna se logró el vaciado del humedal en un corto tiempo. Ante la fuerte protesta de los conservacionistas, conocedores locales y mundo universitario, el gobierno declaró el humedal como Parque Nacional en 1973, encargando su conservación y restauración al ICONA y creando un Patronato con representación -entre otros entes- de diversos ministerios, del entonces ente preautonómico, comisaría de aguas, diputaciones provinciales, ayuntamientos, grupos conservacionistas de ámbito nacional y regional, etc.
El Patronato de Las Tablas constituyó durante muchos años un auténtico parlamento regional del agua, donde se debatían los problemas del agua de Las Tablas y del Acuífero de la Llanura Manchega. Dentro y fuera del Patronato es de destacar la figura de Ricardo Ibañez Gérez, agricultor de Daimiel, fallecido hace muchos años, que con sus artículos en los periódicos provinciales y sus intervenciones -en ocasiones ácidas y excesivas, pero siempre certeras-, logró variar los primeros planteamientos del Patronato centrados exclusivamente en una visión local del problema del secado de Las Tablas. Merecería por derecho propio una placa de reconocimiento en los locales del Parque Nacional, pues fue su principal defensor y a él se debe, en gran parte, la perviviencia de Las Tablas.
En el Patronato se debatió largamente que el problema de fondo que amenazaba al Parque Nacional era la sobreexplotación del acuífero. El problema local del vaciado del lagunazo se palió con la construcción de la presa de Puente Navarro, en sustitución de la retenida del antiguo molino del mismo nombre, y la alimentación de Las Tablas por medio de una derivación del Acueducto Tajo-Segura en Carrascosa del Campo (Cuenca) que llevaba el agua al Parque Nacional a través del arroyo Valdejudios y río Gigüela con un recorrido de unos 140 km. El trasvase se inició en febrero de 1988. Estas actuaciones, discutidas en su tiempo, fueron finalmente aceptadas por los ecologistas, ante el argumento que más valía «meter a Las Tablas en la UCI con una transfusión (trasvase) esperando tiempos mejores, que no proceder a enterrarlas de inmediato».
Sin embargo, resultó costoso llevar al ánimo de los usuarios y autoridades de que el grave problema que amenazaba la superviviencia de Las Tablas y la sostenibilidad de los riegos de la Llanura Manchega era la sobreexplotación del acuífero. Repitamos lo dicho ya anteriormente en otro lugar, que constituye el leitmotiv del problema: frente a una recarga de unos 320 hm³ anuales de media, con largos periodos de entradas prácticamente nulas, las extracciones llegaron a alcanzar y superar los 620 hm³ anuales. Como consecuencias, un vaciado del acuífero estimado a finales de los años 80 en unos 3.000-4.000 hm³ y un descenso de los niveles del agua de los pozos en más de 20 m, lo que hacía muchos aprovechamientos insostenibles. Los Ojos del Guadiana se secaron (como había sido pronosticado por los modelos matemáticos de flujo) hacia 1984. Años después los niveles de agua se situaban a más de 15 m por debajo de los antiguos afloramientos. La evidencia de los datos convencieron a los más recalcitrantes. Otra cosa era cómo se podía afrontar el problema.
Los problemas socio-económicos aparecidos en La Mancha y otros lugares en relación con las aguas subterráneas dieron lugar a que en la Ley de Aguas de 1985 los acuíferos y sus recursos se incorporasen al dominio público hidráulico del Estado (anteriormente, en la Ley de Aguas de 1879 eran propiedad de quien las alumbrase). Asimismo se incluyeron unos mecanismos para atajar los problemas del exceso de extracciones respecto a los recursos por medio de la «declaración de sobrexplotación» y la elaboración de un plan para reconducir la situación. La primera vez que se utilizaron los preceptos de la nueva ley de aguas fue precisamente en la declaración (provisional) de sobreexplotación de los acuíferos de la Llanura Manchega (1987) y Campo de Montiel (1988).
Hasta entonces, la administración hidráulica había desconocido dichos problemas. Por otra parte, gran parte de la burbuja hidro-económica producida en La Mancha había sido originada por la gran oferta de préstamos de los bancos para llevar a cabo las transformaciones de regadío. Al constatarse la grave situación, resultaba que los usuarios de encontraban endeudados y la administración podría limitarles o clausurarles sus riegos en razón a la situación del estado legal de sus derechos. Además, en vísperas electorales, algunos alcaldes impedían la entrada en sus términos de los agentes de vigilancia, con conatos de insumisión.
El mayor problema planteado era el siguiente: cómo reconducir la situación de sobreexplotación sin «matar la gallina de los huevos de oro», teniendo en cuenta la crisis socio-económica de partida de la región, con escasas o nulas inversiones estatales en el agua, cuando el aprovechamiento masivo de las aguas subterráneas era el «motor de desarrollo regional» que había detenido -o ayudado a detener- la gran crisis de la emigración de décadas anteriores. Se ponía el ejemplo de que un automóvil lanzado a 140 km/hora no podía detenerse con un frenazo brusco sin riesgo de derrape.
Existía otro problema que también fue debatido ampliamente: la existencia de miles de hectáreas de maíz que, en los últimos años, se habían plantado en la región. Frente a los cultivos tradicionales (vid, cereales), el maíz era un gran consumidor de agua: 10.000 m³/ha hectárea, es decir, 1 m³/kg. Teniendo en cuenta el precio del maíz, con tendencia a la baja por importación (¿impuesta?) de los EEUU, se trataba de un problema al que había que dar tiempo, el necesario para que muchos agricultores se diesen cuenta de su inviabilidad y cambiasen a cultivos menos hidro-dependientes.
La actuación de la administración hidráulica resultaba compleja y controvertida, pues si había mirado para otro lado a la hora del boom, ahora su intervención parecía reducirse a perseguir los aprovechamientos ilegales y reducir las dotaciones de agua de los legales. Por muchos usuarios (y no usuarios) no se aceptaba su papel de árbitro. Por otra parte, la gestión administrativa de los 20 000 pozos de aprovechamiento y la clarificación legal de sus derechos, se presentaba como una labor ardua para la que no se contaba con medios suficientes. Todo ello se mezclaba con una red inextricable de intereses económicos y políticos, con grandes oposiciones a cualquier ordenación, oposición en las que participaban destacadas personalidades del mundo académico o profesional, también con intereses personales, ideológicos o de partido.
Se intentaron introducir nuevas tecnologías de ayuda a la gestión. Las imágenes de satélite, en las que se podían ver incontrovertiblemente las superficies regadas, identificando los tipos de cultivo (y dotaciones subsiguientes) por medio de «parcelas piloto», resultaron una buena herramienta para convencer del problema a las autoridades y usuarios. Pero cuando se intentó utilizar dichas herramientas para el seguimiento del «Plan de explotación», surgieron dificultades: los tribunales españoles no aceptan dichas imágenes como medio de prueba (lo contrario que en EEUU, por ejemplo).
Sin embargo, sí que resulto una ayuda importante para los agricultores el denominado «plan de humedales», de la entonces CEE, en 1992. La exposición por las autoridades españolas de las amenazas a los humedales de Las Tablas de Daimiel y Lagunas de Ruidera por la extracción de aguas subterráneas y la necesidad de ayudas compensatorias a los regantes para la disminución de las extracciones, fueron muy bien acogidas en La Haya por los países miembros, que dotaron económicamente al Plan con generosidad durante 10 años. Junto a la sensibilidad europea por los problemas ambientales manchegos, es de reseñar la escasa efectividad del Plan de cara a corregir la sobreexplotación del acuífero, debido en gran parte a la resistencia de autoridades locales y usuarios (picaresca) frente a su implementación.
Como resulta en estos casos, otras posibles soluciones se van demorando por recursos ante los tribunales, cambios en los criterios políticos, oposiciones varias, etc. Los propios usuarios exponían opiniones en absoluto desdeñables. Un agricultor afirmaba: «Gracias a lo que he ganado en los últimos años con los productos del riego, he dado carrera a mi hijo, que es médico en Madrid. Ahora me jubilaré y ya no me interesan los riegos». Aspectos que superaban los tratamientos del problema de forma simplista y unidireccional. Tan es así, que un presidente de Confederación fue cesado por no perseguir con mayor intensidad los aprovechamientos ilegales y, a continuación, el siguiente también fue cesado por mostrar demasiado celo en el cumplimiento de la ley.
Con bastante posterioridad, ya en 2008, se aprobó mediante un Real Decreto el «Plan del Alto Guadiana» dentro del paraguas de la Directiva Marco del Agua europea, con la finalidad de llevar a un buen estado cuantitativo y ecológico las masas de agua subterránea de dicha parte de la cuenca del Guadiana. Lo más relevante era el presupuesto del Plan, cifrado en unos 5000 millones de euros. La crisis económica subsiguiente ha desactivado dicho Plan.
Pero al final la climatología vino en ayuda de la Llanura Manchega. Un periodo húmedo entre 2010 y 2015, produjo abundante recarga del acuífero, con una gran recuperación de los volúmenes almacenados y subida generalizada de los niveles piezométricos. Parecía confirmarse la teoría de Robert P. Ambroggi, un experto hidrogeólogo de la FAO que trabajó muchos años en las cuencas mediterráneas. Venía a decir: «Cada 25 años en promedio se produce un episodio de precipitaciones que recarga los acuíferos sobreexplotados y dejan el marcador a cero». Afortunadamente, parece haber sucedido algo así, aunque el episodio de recarga importante del acuífero haya tardado más de 35 años en presentarse en La Mancha. Dicha situación ha confirmado la estrategia sostenida por algunos actores que intervinieron en estos problemas en los años 70′ y 80′, en el sentido de no estrangular los medios de subsistencia de la región basados en las aguas subterráneas, dando tiempo a que la situación se recondujese sin brusquedades. A la vez que centraron los esfuerzos de la administración en la conservación y recuperación de las zonas húmedas, como Las Tablas, aun a costa de tener que alimentarlas artificialmente con trasvases desde la cabecera del Tajo. Eso sí, cuidando que las aguas que se aportasen a Las Tablas no alterasen el equilibrio de los ecosistemas (las cabeceras del Gigüela y Záncara proceden del mismo «país geológico» que las de la cabecera del Tajo y las aguas presentan en origen una calidad química similar).

El Parque Natural de Las Lagunas de Ruidera. Areas de influencia de los acuíferos de Campo de Montiel y de la Llanura Manchega
- 8.2.1871 Inundaciones en Tomelloso.
- 8.4.1873 Inundaciones en Tomelloso.
- 1.6.1885 Inundaciones en Tomelloso.
- 23.1.1888 Inundaciones en Tomelloso.
- 1.3.1891 Inundaciones en Tomelloso.
- 11.3.1902 Desbordamiento Del Río en Tomelloso.
- 2.3.1944 En Tomelloso están cortadas las carreteras y de continuar la inundación quedaría también cortado el FFCC CincoCasas-Tomelloso. En Tomelloso y Argamasilla De Alba se producen cortes de carreteras.
- 27.2.1947 Inundaciones en Tomelloso. Fueron tan graves que tuvieron que levantar un muro de 3-4 km de longitud y 2-3 m de altura en 24 horas con piedras y tierra para evitar una catástrofe.
- Desde el año 1947 Argamasilla y Tomelloso, no han vuelto a tener ninguna inundación considerable. Es el control del agua que se perdía en la inmensa llanura de Argamasilla. Son infinidad de gestiones las que se llevan a cabo desde 1887, con proyectos de 1902, por ilustres ingenieros que recorren las Lagunas y el río para conocer el inmenso caudal de agua que producen aquellas y este arrastra y se pierde estérilmente …” En noviembre de 1918 se aprueba el presupuesto de dicho proyecto definitivo. En el mismo, además de los terrenos que regaba el Canal del Gran Prior, se le añaden: 7.290 Ha. del término municipal de Argamasilla de Alba, 320 Ha. de Tomelloso, 72 Ha. de Campo de Criptana y 617 Has de Alcázar de San Juan. Ya sería en 1935 cuando se iniciaron las obras auxiliares previas de dicho pantano, pero fueron abandonadas las obras debido a la Guerra Civil de 1936. Posteriormente se reiniciaron las obras en 1942, siendo en 1953 cuando fue aprobado el proyecto de terminación de las mismas. El Embalse se inauguró el 23.5.1959. A partir de esta fecha, con este embalse, se controla y corta la entrada de agua a la llanura de Argamasilla.
Presa de Peñarroya. Situada junto al castillo de ese nombre, en el término de Argamasilla de Alba y entre esta localidad y las Lagunas de Ruidera, Peñarroya es una presa de gravedad a base de hormigón, de planta recta, con 250 m de longitud en coronación y 50 m de altura sobre cimientos. La presa fue concluida a finales de los años 50′ y, con 50 hm3 de capacidad, permite regular la cabecera del Guadiana y suavizar mejor aún las ya laminadas avenidas que proceden del acuífero del Campo de Montiel y de las Lagunas de Ruidera y que históricamente habían provocado inundaciones en Argamasilla y Tomelloso, la última de las cuales acaeció hace ya más de 60 años, en 1947, cuando precisamente se había iniciado su construcción.
El embalse de Peñarroya podría considerarse como la última laguna de Ruidera. Eso si, mucho mayor y más profundo que las lagunas naturales, de manera que permite una adecuada regulación del acuífero del Campo de Montiel. La cadencia de aportaciones a este embalse es muy regular tanto a lo largo de un mismo año como entre unos años y otros, sean éstos más o menos lluviosos, en lógica respuesta a las características de su cuenca de aportación. De hecho, en los periodos interanuales más secos este embalse ha recibido más agua que los de La Serena o Cijara, por citar a los más grandes de la cuenca. El embalse de Peñarroya garantiza, además, el abastecimiento a Argamasilla y Tomelloso, así como el suministro a su zona regable, situada entre ambas poblaciones.
La Comunidad de Regantes del Pantano Estrecho de Peñarroya fue constituida en el año 1963. Cubre 7.456 Ha regadas y agrupa aproximadamente 2.000 Comuneros. Engloba los términos municipales de Argamasilla de Alba, Campo de Criptana y Tomelloso. Pertenecen a la Confederación Hidrográfica del Guadiana y a la Junta de Explotación Oriental CHG. El tipo de regadío que se emplea de manera mayoritaria es por aspersión y por localización. Los principales cultivos son: Maíz, Cereales, Viña, Melones, Sandías, Ajos, Cebollas, Alfalfa, Pimientos, etc.
«…Desde inicios del siglo XX, se han dado las circunstancias para ir reduciendo los aportes entrantes de agua al acuífero 23. Se construye la presa de Peñarroya, auténtico alimentador del acuífero. Se crean pueblos de colonización en plena llanura manchega, en el corazón del mencionado acuífero, extrayendo cantidades ingentes de agua. Se canaliza el Guadiana y sus riberas, lo que le hace una sangría al acuífero Se dispara el aumento de superficie de cultivo mediante el regadío. Tampoco se puede atribuir el desastre solo a los agricultores, y menos exclusivamente a los agricultores daimieleños… Se aumenta el caudal necesario para suministro de poblaciones..
Es decir; se cortan los aportes y se aumentan las extracciones.
Así entre los años 1968 a 2012, el Guadiana en sus Ojos y sus zonas colindantes permanecerá seco. Años de bonanza de lluvias, mitigan la sequía, como son las de los años hidrológicos 1995-96, que dan un pequeño respiro al acuífero, pero con los años de lluvia de 2009 a 2011, se recarga en gran medida, de forma sorpresiva y a niveles de 30-35 años anteriores, incluso cuando ya nadie apostaba por esta recuperación. Pero no nos engañemos: el Guadiana por sus Ojos, al menos esta generación difícilmente lo volveremos a ver correr. Son procesos irreversibles.
La Naturaleza sigue con su ritmo y este es, que si no hay aportes (y no los habrá) de los de hace sesenta años, no se llegará a formar el Guadiana (nuevo), en los Ojos del Guadiana. Actualmente pasamos por la mejor situación en varios lustros, han vuelto a formarse charcas cerca de los Ojos, pequeñas lagunas en Zuacorta, zonas húmedas en “el Sordico”, en “el Rincón”. Ha vuelto a renacer los ojos del Nuevo y Griñón. El Guadiana aporta agua al PNTD. Pero no nos engañemos. Se sigue despilfarrando agua por multitud de usuarios. Se siguen regando caminos lejos de aprovechar el agua las plantas. Se sigue regando en días estivales ventosos y a pleno día, con temperaturas de 35ºC, se sigue regando por aspersión, se sigue aumentado la superficie de riego, … Bien es cierto que la mayoría de riego agrícola se hace por goteo, controlando al menos que no se rieguen caminos ni terrenos sin cultivo. También se aprecian caudalímetros en muchas explotaciones. Pero la sensibilidad por el uso racional del agua, sigue estando lejos. “El agua es mía y riego lo que me da la gana”. ¡Ay si tuviera precio! No se conocen la gran cantidad de organismos e instituciones que hay al servicio de planificación y ayuda al regante, con indicación de cantidades de agua más idóneas por cultivo. Solo le pone freno, el consumo de combustible.
Se siguen aumentando superficies de cultivo. Terrenos que nunca habían sido de regadío, se siguen roturando y sumando a tierras regables para cebollas, ajos o pimientos.
Algo hemos aprendido en estos años de sequía: que el acuífero no era el mar Mediterráneo. Se han tomado multitud de medidas para solucionarlo, todas con buena intención: con unas se ha remediado algo, otras estériles. La regeneración sorpresiva del último periodo de lluvias, debe motivarnos aún más en el uso racional. Pero no nos ilusionemos demasiado, que llevamos un año de los anteriores: sequía total…»
Estudio situación del acuífero 23 en 60 años. Miguel Román Torres López-Lorenzo. III Jornadas de Historia de Daimiel
El bombo es un refugio rural realizado en piedra seca, producto de la evolución formal y morfológica del chozo, de la cabaña de pastores, respondiendo a una misma necesidad, que gracias a la evolución del edificio en cuanto a sus dimensiones y programa, ha sido usado no solo como refugio, sino como vivienda de temporadas, íntimamente relacionada con la actividad agrícola y ganadera. Destacando el avance constructivo en la resolución de la cubierta, que de una simple cubierta vegetal, se pasa a una cubierta pétrea, con forma cupuniforme, abovedada, con el sistema constructivo de la falsa cúpula, con piezas en vuelo, por aproximación de piedras, formando anillos concéntricos volados, hasta la clave.
Los bombos son de planta sensiblemente circular, abovedados, construido exclusivamente con una mampostería de pequeño tamaño colocada en seco, refugios temporales fruto de un hábitat itinerante. Es el abombamiento del chozo, con un ingenioso ordenamiento de la piedra en la falsa cúpula.
Según Carlos Flores, “puede componerse de dos o tres círculos enlazados entre sí, constituyendo recintos de carácter diverso, con una sola puerta al exterior desde la que se accede a todos ellos, bien directamente, bien sirviendo alguno como zona de paso a los demás. No posee ventanas y sólo una puerta de más bien modestas proporciones. Si es grande tiene un hogar en su interior, y una chimenea con tiro al exterior. Si su planta se compone de dos o tres círculos, uno de los recintos se dedica a cocina, y otro cuadra, asemejándose a las pallazas. Según el tamaño puede albergar de uno o dos camastros a una verdadera vivienda. Aunque esté en desuso, se conservan un número considerable, especialmente en los términos de Socuellamos y Tomelloso. Además del bombo, abundan todo tipo de chozos y refugios de piedra o barro y piedra, de planta circular o cuadrada, cubiertos con bóveda o falsa bóveda, que sirven de refugio nocturno, o en caso de lluvia, a pastores y ganado, así como guardas y vigilantes de las tierras de labor…
La mayoría de los bombos se ubican al N y al E del término de Tomelloso, Pedrero Torres ha inventariado 300 bombos, ha falta de otros tantos ubicados en los términos vecinos, sobre todo en Socuellamos y Argamasilla, aunque existen algunos ejemplos en Alhambra, La Solana, Manzanares, Alcázar de San Juan, Campo de Criptana, Daimiel y Valdepeñas. Se concentran en un radio de 15 Km alrededor del núcleo de Tomelloso.
Según Carlos Navarro, se distinguen 3 zonas donde se concentran:
- Area situada a 6 Km de Tomelloso, en la carretera de Argamasilla de Alba a Ruidera, bastantes destruidos, más primitivos.
- A ambos lados de la carretera de Socuellamos, en la zona de viñedos, con un mayor número de ejemplos.
- A ambos lados de la carretera de Alcázar, en los 10 primeros km, con ejemplos de bombos gemelos y de tres cucuruchos, más evolucionados.
En la provincia de Ciudad Real, tenemos ejemplos de construcciones de piedra seca cubiertos por cúpula en otros lugares como en Granátula, llamados carapuchetes, siendo la cúpula muy apuntada. En la provincia de Albacete, en la zona norte, entre Villarrobledo y Alatoz, existen numerosos ejemplos de refugios de piedra seca, de mayor o menor tamaño, con muros de doble cara, con cubiertas con falsa cúpula, bóveda verdadera y viguería de madera o con cubrición vegetal.
Chozos y bombos en la Mancha. Teodoro Sánchez-Migallón Jiménez
Cartografía de las Cuevas de Tomelloso
«…Lo primero que se plantea uno cuando atraviesa las calles de Tomelloso y se va encontrando continuamente con las “lumbreras” (aberturas que conectan la cueva con el exterior. Se realizan con “desgarres” de doble anchura en la parte baja o cielo de la cueva. Las finalidades de estas aberturas son: mejor mantenimiento del vino, entrada de luz natural, mayores corrientes de aire y subida directa de vino desde la cueva.) independientemente de la trayectoria que lleve o la calle que recorra es: ¿Pero cuántas cuevas hay en Tomelloso? Esta pregunta se la hizo D. Santos López Navarro, y en su libro: “Tomelloso y sus Cuevas” añadió un anexo en el que enumeraba las cuevas que había en cada calle de la ciudad llegando a la conclusión de que en Tomelloso existen 2.187 cuevas según su estudio.
Este tedioso y exhaustivo trabajo de campo que realizó Santos López Navarro a mi me planteó otras preguntas: ¿Cómo sería una cartografía de Tomelloso basada en su densidad de cuevas? ¿Cómo se podría representar gráficamente estos datos? Me puse manos a la obra y comencé a localizar ese brutal número de cuevas atendiendo a los datos obtenidos representando cada cueva con un punto…»
El primer planeamiento urbanístico de Tomelloso son las Normas Subsidiarias provinciales de Ciudad Real de 1975. El anterior PGOU-1984, aprobado por la Comisión Provincial de Urbanismo el 2.11.1984, se redactó para un período de vigencia de 8 años, es decir, debía desarrollarse hasta el año 1992. Poco después de esta fecha, el Ayuntamiento intentó poner en marcha su revisión, pero una fuerte oposición local a determinadas decisiones de los primeros borradores del documento dió lugar a la interrupción de los trabajos, con el paso del tiempo, a su abandono. A partir de entonces, el Ayuntamiento recurrió a las Modificaciones Puntuales para conseguir los suelos necesarios para el despliegue de nuevos desarrollos, aspecto que hizo que en su resolución de 16.4.1998, por la que se aprobaban sendas modificaciones puntuales para la programación de suelo urbanizaba no programado del PGOU, la Comisión Provincial de Urbanismo alentara al Aytmo de Tomelloso a acometer definitivamente la revisión de su planeamiento general.
En todo caso, la amplitud de las remesas de suelo incorporadas al desarrollo urbano de estas modificaciones puntuales era tan amplia que no ha habido perspectiva de agotamiento del suelo disponible hasta fecha reciente, en que los sectores de suelo urbanizaba restantes han comenzado su proceso de ejecución y/o tramitación de los correspondientes documentos de planeamiento de desarrollo, aunque la profunda crisis inmobiliaria haya puesto otra vez en cuestión la capacidad del mercado para impulsar una mejora sustancial del modelo territorial, lo que obliga a entender la clasificación del suelo como la plantación territorial del modelo de crecimiento a medio y largo plazo.
El POM vigente, redactado magníficamente por DIAPLAN SAP, a la cabeza Sánchez-Casas (y familia) data de abril 2014.
En agosto de 2014, Ecologistas en Acción, tildaban el documento de POM, «Un POM del pasado para Tomelloso»,
«…Sobreestimación del crecimiento de la población, escenarios económicos ficticios, contradicciones medioambientales, informe económico poco o nada riguroso, condiciones no del todo favorables para la participación pública y deficiente política de comunicación por parte del Ayuntamiento. Es el balance de Ecologistas en Acción al término del proceso de Información Pública del documento de planificación urbanística de Tomelloso para el periodo 2015-2027…»
En marzo de 2015 (acta 1/2015), la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo, emitió el informe previo a la aprobación inicial municipal del Reglamento de Planeamiento sobre el Plan de Ordenación Municipal (POM) de la localidad de Tomelloso. Una vez que se ha llevado a cabo un análisis del documento y de los informes emitidos por parte de los órganos sectoriales, el POM de Tomelloso puede continuar con su tramitación, al reunir los requisitos técnicos y administrativos necesarios para ello.
En abril de 2015, a pocos días de las últimas elecciones municipales se decidía que la tramitación del nuevo POM, acuerdan que fuera la próxima Corporación municipal la que apruebe el documento de forma definitiva para no interferir en la campaña electoral, recordando que el POM comenzó a finales de 2009, con la aprobación en Pleno del avance del plan, en el que se plasmaron sus líneas generales de un documento, que sustituirá al que databa del año 1984. El concejal de Urbanismo subrayaba que esta norma «no está agotada», ya que el municipio tiene aún suelo industrial y residencial disponible. «El problema es que es un POM muy anticuado y Fomento indicó que había que cambiarlo», apostillaba Navarro.
El texto elaborado por el área de Urbanismo en colaboración con la empresa Diaplan, experta en la realización de planes de ordenación municipales, recibió alrededor de 350 alegaciones, la inmensa mayoría presentadas por el Grupo Municipal Socialista. Se trataba de un documento de más de 3.600 folios que prevé la construcción de 7.000 viviendas de aquí a 2030 y que proyectaba un crecimiento poblacional hasta los 50.000 habitantes en un periodo de 12 a 16 años.
Tras la publicación de su anuncio en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha y su sometimiento a exposición pública, en junio de 2014, el equipo de Gobierno del PP explicó que este POM definía un modelo de ciudad «concéntrica, totalmente sostenible y sostenida, que preservaba los derechos adquiridos por los vecinos, que dará solución a los problemas que puede tener la localidad y que va a dar lugar a que Tomelloso sea una ciudad generadora de posibilidades y soluciones tanto a nivel residencial como industrial».
Tras las elecciones, José Ángel López Navarro el concejal más joven de la Corporación, nacido en 1989 asume la responsabilidad del área de Servicios relacionados con Urbanismo, Obras e Infraestructuras y Caminos, Medio Ambiente, Parques y Jardines, Adecuación de Espacios Urbanos y Cementerio. Doctor en Geografía y Ordenación del Territorio, en la Universidad de Castilla-La Mancha primero y más tarde en la Universidad de Granada el en el Máster “El análisis geográfico en la Ordenación del Territorio y Tecnologías de la Información Geográfica”.
“Tomelloso ha vivido 20 años de parálisis urbanística” decía en 2016.
Volvamos al estudio del desarrollo urbanístico de Tomelloso 1881-2012
«…Respecto a los resultados obtenidos sobre el proceso de evolución urbanístico, la principal conclusión es que ha existido un importante proceso de reconversión del centro a costa del patrimonio histórico-artístico (intensificando la construcción y densificando la población), esta sustitución por nueva vivienda ha frenado en cierta medida los consumos extensivos de la periferia residencial, no así los industriales, pero no ha logrado frenar el avance de la burbuja inmobiliaria con un espectacular crecimiento de la vivienda. Destacamos 4 hitos en nuestro análisis:
1. Reconversión de suelo: Las industrias alcoholeras consolidadas a finales del siglo XIX han marcado la evolución reciente de las cuestiones urbanísticas de la ciudad. En un primer momento, entre 1881 y 1956, las instalaciones mantenían una finalidad productiva, siendo esta actividad agroindustrial y la exportación de sus productos el leit motiv del dinamismo socioeconómico local. A partir de 1956 las industrias, que han ido quedando asimiladas por el avance urbano residencial, necesitaron más espacios y mejor accesibilidad. Por ello se inicia un proceso centrífugo donde la práctica totalidad de las bodegas y alcoholeras identificadas, terminan por abandonar sus antiguas instalaciones y marcharse progresivamente a los nuevos espacios industriales, desapareciendo así la convivencia de espacios mixtos en el casco urbano. Los solares que se irán generando hasta 1987 derivados de este proceso de deslocalización, comenzaran a convertirse en activos estratégicos desde el punto de vista inmobiliario por su posición próxima al centro y tendrán una fuerte repercusión en el modelo urbano de los años ‘90 y 2000. Estas superficies, que antes tenían un gran valor desde el punto de vista de la producción industrial y que eran herencia del proceso industrializador ligado al cultivo de la vid, se reconvierten en promociones de viviendas de nuevas tipologías edificatorias tales como los adosados y las viviendas colectivas, densificando el centro-oeste local.
2. Morfología urbana: Hasta 1987 el casco urbano se había mantenido como una típica ciudad mediterránea compacta, donde el tejido urbano poseía una gran contigüidad, con multiplicidad de usos (convivencia de industria y residencias), un crecimiento controlado y donde el aumento de vivienda y suelo estaba considerablemente relacionado con la evolución demográfica. A partir de los años ’90 y con el PGOU de 1984 en vigor la ciudad crece ordenadamente y se terminan por consolidar las periferias conocidas como “Ensanches” y el suelo industrial en torno a la N-310.
Pero entrados en los años 2000, con el PGOU cada vez más desactualizado y con la planificación urbana limitada a planes parciales y sectoriales, coincidiendo con un ciclo económico favorable que crea una coyuntura de desarrollo inmobiliario (especialización económica del núcleo en la construcción), la realidad municipal cambia y se desvincula completamente la relación demografía-vivienda, disparándose está última. Así comienzan a urbanizarse los primeros suelos de carácter extensivo, sobre todo industriales y algunos residenciales en la periferia sur y este del casco, y además se produce un hecho que no se había dado con anterioridad en la historia urbanística de Tomelloso y es que aparece el primer suelo urbanizado desconectado del casco urbano: el P.I. Los Portales.
3. Crecimientos extensivos: Pese a los crecimientos intensivos del centro, colmatando solares vacíos o sustituyendo las antiguas viviendas por otras de nueva tipología con el coste patrimonial asociado, no se ha frenado cierto auge extensivo en las periferias, aunque si bien es cierto de no haberse producido este fenómeno en el centro local el crecimiento periférico hubiera sido mayor. El caso más flagrante, es la identificación de viviendas recreativas irregulares con grandes consumos de suelo, diseminadas en el denominado “Paraje de la Alavesa” en término municipal de Argamasilla de Alba, pero cuyos propietarios son en su mayoría de la localidad de Tomelloso. Se trata de un ejemplo de un extraño efecto frontera en tiempos recientes, donde la población local ha buscado un lugar próximo y bien conectado por carretera, donde las autoridades han sido más permisivas gracias a unas normativas y reglamentos más laxos.De localizarse en término municipal de Tomelloso, el aumento de suelo extensivo residencial hubiera sido mucho mayor de lo recogido.
4. Colapsos: Existen problemas derivados de la gran planicie del terreno, que aunque favorable edafológicamente hace que los suministros de agua, los colectores residuales y otras canalizaciones posean escasa corriente, lo que genera atascos y malos olores.
No ha ayudado que un planeamiento anticuado no disponga las características y tipologías adecuadas para las infraestructuras de abastecimiento y saneamientos
Intentaremos sintetizar, resultado de todos estos elementos, el estado urbanístico actual:
En 2012, existía suelo urbano por valor de algo más de 9 millones de m2 (tras digitalizar el Casco sobre fotografía aérea). Del mismo, 1 millón es suelo de Reserva esperando a ser urbanizado sin fines productivos (barbecho social); casi 300.000 m2 son suelo urbanizado (residencial y mixto) con todas las dotaciones y suministros pero sin edificar (no consolidado), 900.000 m2 corresponden a solares (con fin residencial) diseminados por todo el Casco Urbano consolidado (listos para edificar), y 1.500.000 m2 se encuentran como solares o espacios vacíos preparados para albergar instalaciones industriales…
…mientras que en el período 2000-2011 la población de Tomelloso creció entre un 25-50%, la vivienda en nuestra localidad se disparó un 100%, esto es, se duplico.
En 2001, proveníamos de una época de crecimiento donde se recuperó la envergadura poblacional del municipio de los años ’50 (antes del Éxodo Rural a las ciudades). Habiendo a comienzos de los 2000 en Tomelloso más de 9.000 viviendas, de las que unas 1.500 estaban vacías (según Censo).
En la década 2001-2011, el incremento absoluto en el número de viviendas fue de casi 7.000 nuevas residencias, mientras que la media en el pasado fue de un crecimiento de 1.000 viviendas cada diez años. En el mismo período, la población aumentó en unos 8.000 habitantes (siguiendo el Censo y los Padrones). Podemos pues hablar sin duda de un crecimiento explosivo de la vivienda. Con las estadísticas disponibles (ver gráfico 1), podemos concretar que en el período 2006-2011 hubo un incremento de 3.669 nuevas viviendas (en tan solo 5 años, superando el crecimiento medio anterior de la Serie Histórica) mientras que las transacciones de vivienda nueva en el mismo período ascendieron a 2.987 viviendas, la diferencia arroja un exceso de 682 viviendas sin vender sobre las nuevas viviendas construidas en el período indicado.
Todo esto, nos lleva a formular dos críticas principales: La primera, es el amplio coste patrimonial que ha conllevado el proceso reciente de edificación, perdiéndose en gran medida la singularidad de sus instalaciones agroindustriales (Bodegas, Destilerías y Alcoholeras sobre todo) y el aspecto típicamente manchego de la ciudad. La segunda, es que el proceso de crecimiento explosivo de la última década, ha desvirtuado la relación que debería existir entre crecimiento demográfico e incremento de suelo y vivienda, esto explica las fuertes cantidades de suelo vacante y vivienda vacía en un núcleo que no alcanza los 40.000 habitantes. Además, este proceso a tendiendo a densificar el tráfico en la ciudad (sobre todo en el centro) y colapsar las redes de abastecimiento y saneamiento. Esto nos lleva a plantearnos una serie de cuestiones.
¿Era sostenible este modelo de crecimiento?, ¿Es razonable que se plantee un POM en Tomelloso que no proponga salidas para la vivienda que no se vende y el stock de suelo? ¿Cómo podemos solucionar los problemas de colapso actuales?
Como recomendaciones al planeamiento futuro planteamos:
- Es necesario actualizar urgentemente el PGOU. Sin planeamiento, o con uno desactualizado, nos encontraremos con un sistema desorganizado, sin jerarquía, ni orientación o base económica que respalde a la población y la ciudad. Hablamos de un modelo urbano sin dirección concreta, que está fracasando y consigo llevará repercusiones demográficas y de todo tipo. Actualmente la ciudad no cuenta con un modelo económico concreto ni sigue ningún plan programático, el crecimiento pasado se apoyó en las rentas y la volatilidad de la construcción sin invertir ni buscar una especialización económica que supusiera sustento y estabilidad urbana posteriormente. En la coyuntura actual se vive la precipitada caída de una ciudad ultra-especializada en la construcción, sin ninguna salida aparente que sea capaz de movilizar el emprendedurismo local y generar empleo estable y de calidad, todo debido a la nula planificación anterior. Es importante un nuevo Plan Urbano para la localidad que se marque como objetivos los que seguidamente citaremos:
- La necesidad de crear estrategias para dar salida, sobre todo, al suelo industrial e incentivar la consolidación de los espacios sin edificar y de los solares del centro, antes de urbanizar el suelo de reserva o proponer nuevo suelo. Debería estudiarse con más detalle el stock de vivienda local y buscar salidas creativas a las viviendas vacías.
- Es importante la elaboración de políticas municipales adecuadas para garantizar la calidad de vida y crear una ciudad donde se asegure el bienestar social. Tomando en consideración las cifras de stock local de suelo y vivienda, en colación con las cifras de parados (numerosos de ellos de larga duración), y la alta procedencia foránea de los habitantes del municipio (más del 40% nacidos fuera de Tomelloso en 2009), nos hacen augurar un futuro negativo para el urbanismo municipal. Si se acentúa el abandono local de sus habitantes (sobre todo los emigrantes que retornen), podría aumentarse el número de viviendas vacías y suelo vacante. Esto repercutiría en unas malas proyecciones demográficas y económicas para las próximas décadas en el municipio, similares a la situación padecida en los años ’60 y ’70, pero con el agravante del envejecimiento progresivo, generando así un importante decrecimiento que de hecho ya se vislumbra en el Padrón.
- En Tomelloso, debería apostarse como sustento económico de cara a años venideros por la denostada agroindustria. Dos son los motivos que soportan esta aseveración, el primero de ellos es el productivo medio natural con el que cuenta la localidad, donde además de vid, se producen cereales y hortalizas, que generalmente se comercializan pero que no se transforman o envasan en el municipio. El segundo pilar, es la estructura de su tejido productivo agropecuario, apoyado en Cooperativas fundamentalmente, que aseguran el reparto equidistributivo de las rentas generadas, crean tejido social y permiten un desarrollo local endógeno que no se puede deslocalizar y que tiene como base la materia prima local y el capital social tomellosero. Debería pues potenciarse esta actividad y crear marca local, estableciendo como base la transformación de las materias primas con las que se cuenta, y generar industrias y servicios auxiliares especializados, que hagan de la localidad un ente más competitivo.
- Visto el efecto de colapso (tráfico y abastecimiento) que se ha generado en las principales avenidas y el centro, por las viviendas colectivas o por los residenciales unifamiliares privados, planteamos que se propongan espacios con mejores infraestructuras y mayor capacidad de acogida para este tipo de edificios en la periferia, apostando así, por un modelo de elevaciones en polígono en lugar del lineal actual.
- Debería crearse un Plan de Tráfico local, que regule sobre todo las calles más estrechas con sus situaciones de aparcamiento y sentidos del tráfico, que realice una jerarquización viaria, planteando una reforma paulatina de los viales (asfalto y acerado) y sus redes de abastecimiento (muy anticuadas en algunos casos), y se cree un sistema de Rondas y Avenidas (vías rápidas), que incorpore una Circunvalación externa que permita reducir el paso por el centro del municipio.
- Se aconseja la elaboración de un Catálogo de edificios y espacios de singulares características, así como el diseño de estrategias para rehabilitar e incentivar las visitas turísticas a los mismos.
Y en 2017, aún no se ha llevado a aprobación definitiva, es más, se prevé la modificación del POM.
«La empresa redactora del Plan de Ordenación Municipal de Tomelloso (Ciudad Real), Diaplan, ya ha realizado la entrega parcial de la documentación contratada a mediados de este año. Se trata de cambios que fueron consensuados con todos los grupos políticos municipales durante su contratación y que una vez sean revisados por los técnicos, volverán a ser estudiados en reuniones políticas para dar el visto bueno a la nueva versión del documento. Con esto se dará el pistoletazo de salida para la nueva exposición y consulta pública y en última instancia su aprobación inicial. Los cambios más sustanciales suponen una reducción de los suelos residenciales propuestos en el documento original como consecuencia de una visión más realista de la previsión de crecimiento de la ciudad – Las zonas industriales se ajustarán a las necesidades reales de las empresas…
Desde febrero 2017 el Ayuntamiento de Tomelloso se ha convertido en ‘gestor intermedio’ de los fondos FEDER tras presentar la documentación en el Ministerio de Hacienda e incluir en el presupuesto municipal varios proyectos concedidos de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (EDUSI) 2014-2020.» La estrategia EDUSI TOMELLOSO 2020 ha sido seleccionada para recibir financiación europea a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional. «
De momento se trabajará en la primera fase de eficiencia energética, un plan de movilidad, la rehabilitación del mercado de abastos, la semipeatonalización de la plaza de España y el sistema GIS, proyectos que presentan un presupuesto ambicioso para los que los FEDER aportan 2,8 millones de euros y el Ayuntamiento 600.000 euros en este año.
“Rehabilitación del espacio anexo al entorno de la estación de autobuses y del bulevar del parque Urbano Martínez”
«La Ciudad Deportiva de Tomelloso continúa siendo objeto de mejoras para enriquecer y ampliar la oferta del recinto y, a la vez, rehabilitar espacios que carecían de vida».
«Ya se han iniciado las obras una nueva plaza de barrio en Tomelloso».
«El Ayuntamiento finaliza un plan de limpieza de la periferia de Tomelloso»…
Tomelloso es hoy una ciudad de 36.746 habitantes y tiene un parque de 18.871 viviendas, muchas, muchas vacías, en manos de la banca, en comercialización o sin acabarse. El boom inmobiliario concentró tanta inversión (a futuro) que tardará en ser digerido, en forma de suelo y en forma de vivienda.
Hoy con un nuevo modelo territorial basado en un POM y en EDUSI y con los fondos obtenidos (5 millones) y la certificación para ser autogestores, ha de priorizar. El diagnóstico lo conoce, ahora toca gestionar la ciudad de los ciudadanos.
Cada mercado es local.
Cada municipio tiene su singularidad.
Cada municipio se retrata en su parque residencial.
Seguiremos analizando en próximas entregas los 350 municipios mayores de España