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Tudela es un municipio de 215,7 km2 y una ciudad española de la Comunidad Foral de Navarra situada a 94 km de la capital de la comunidad, Pamplona, cabeza del partido judicial homónimo, cabeza de la merindad homónima y el centro económico y comercial de la Ribera de Navarra, y en una privilegiada situación al ser punto tradicional de acceso a Castilla y Aragón y hacia el Norte de España y Francia.
Situada al S de Navarra, a orillas del río Ebro y en la desembocadura del Queiles, uno de sus afluentes, que atraviesa la ciudad limita al N con los municipios de Arguedas y Castejón; al E con las Bardenas Reales que la separan de Ejea de los Caballeros en la provincia de Zaragoza; al S con la Cabanillas, Fontellas y Murchante; y al O con Corella y Cintruénigo. Además de ser limítrofe con estos municipios, Tudela limita con la zona deshabitada del «desierto» arcilloso de las Bardenas y forma parte de la comunidad de Bardenas.
Tudela es atravesada por 2 ríos, el Queiles que lleva agua todo el año, y el río estacional Mediavilla. Por su parte derecha, la ciudad limita con el río Ebro que llega a ella desde el norte y la bordea en dirección NO-SE. El abundante caudal del río es el principal aporte de agua potable para consumo humano y riego. Es atravesado por el río Ebro de Norte a Sur por un trazado de 21 Km, a lo largo de un amplio valle que ha sido históricamente el principal soporte de la actividad económica de Tudela y su comarca.
Equidista unos 90 Km de 4 importantes capitales de provincia: Pamplona, Zaragoza, Logroño y Soria; a Madrid hay 300 Km y a Barcelona 400 km; pudiendo utilizarse para desplazarse la red nacional de carreteras (N-232, N-121) o las autopistas A-15 y A-68. La construcción de la Autovía del Norte (hasta San Sebastián), el Túnel de Velate y la Autovía de Sakana (hasta Vitoria) hacen más fluido y rápido el acceso desde el País Vasco.La Depresión del Ebro está rellena con sedimentos mayoritariamente arcillosos y limosos con poco interés hidrogeológico, y con grandes acumulaciones evaporíticas (yesos y otras sales) que imprimen un marcado carácter salino a las aguas. Hay algunos acuíferos de carácter estrictamente local en las facies litológicas detríticas más groseras. Sin duda, el acuífero mayor por su almacenamiento y fácil recarga, es el instalado en las terrazas fluviales del río Ebro. La Cordillera Ibérica ocupa una pequeña fracción del territorio navarro en contacto con el borde meridional de la Depresión del Ebro, junto a los Baños de Fitero. Existen también importantes acuíferos en rocas carbonatadas, con un notable almacenamiento en relación a los recursos. La descarga se produce principalmente en el contacto entre la Cordillera Ibérica y la depresión del Ebro, estando controlada su salida por la mayor permeabilidad de determinadas fracturas. En Navarra, la descarga tiene lugar a través de los manantiales termales de Baños de Fitero y directamente en el cauce del río Alhama, llegando incluso a la propia ciudad de Tudela, pero ya en acuíferos fríos y de poca importancia, pero lo suficiente para aportar agua al río Queiles.
También es el 2º municipio más poblado de Navarra con una población en 2016 de 35.170 habitantes, y el más representativo del sur de Navarra, con un importante peso poblacional respecto a la Ribera de Tudela (38% del total poblacional).Barrios
- Azucarera: Surgido en los años 90 del pasado siglo tras el plan urbanístico que convirtió en residenciales los terrenos de la antigua Azucarera de Tudela.
- Centro: Es el ensanche este de la ciudad. Sus principales arterias son la Avenida Zaragoza, la calle Capuchinos y la calle Juan Antonio Fernández.
- De la Música: Pequeño barrio situado al oeste de Virgen de la Cabeza y cerca de los polígonos industriales.
- Elola: Oficiosamente el ensanche oeste de la ciudad.
- Gardachales: Nuevo barrio que se sitúa entre el de Griseras y el centro comercial Puente de la Ribera.
- Griseras: De límites imprecisos, ocupa la explanada de salida en dirección Zaragoza integrando a la zona de Peñuelas, predominando edificios altos en torno a la Avenida Zaragoza.
- Instituto: Situado al este del Barrio y al sur del de Gardachales.
- Lourdes: El «Barrio» por antonomasia, llamado popularmente durante varias décadas: «las casas baratas».
- Queiles o también llamado La Albea: Barrio en construcción que se sitúa entre el de la Música y el bosque de Santa Quiteria.
- Velilla: Barrio de reciente construcción al sur de la carretera de Alfaro y lindante con el Polígono Industrial Municipal.
- Virgen de la Cabeza: Es un pequeño barrio situado entre la carretera de Alfaro y la calle Virgen de la Cabeza que supone una prolongación del Casco Viejo.
De la Conquista al Renacimiento.
Tomando como punto de partida las palabras de Alfredo Floristán en su obra, ya clasica, «La Ribera Tudelana de Navarra» diremos que Tudela no fue hasta el siglo VIII sino un puesto de paso del Ebro, siendo Tarazona y Cascante las ciudades importantes en el valle medio del Ebro. Sus condiciones estratégicas, tanto para arabes como para el Reino de Navarra, como cabeza de puente o como atalaya defensiva, asi como la existencia de un puente sobre el Ebro – el único durante mucho tiempo entre Zaragoza y Logroño-, es Io que hicieron que fuera ganando en importancia, si bien, no todo son ventajas en su emplazamiento pues la confluencia de los rios Ebro, Mediavilla y Queiles supuso un peligro para la ciudad por sus frecuentes inundaciones y por Ia variación de sus cauces.
«Nacida en el cerro coronado por el Castillo, descendió en dirección Sur, atravesando el barranco que por eso se llamo Mediavilla en el siglo IX…, y llegando hasta el Queiles“.
Esta situación es Ia que encontró Alfonso el Batallador en 1119 (s XII) al conquistar la ciudad, una ciudad amurallada que ha crecido a los pies del Castillo, y que esta defendida por sus accidentes naturales. los cerros ,eI Ebro y el Queiles, atravesada por el río Mediavilla, limite de la ciudad hasta el siglo XII, asentando su crecimiento sobre las calles que eran a su vez caminos naturales: Serralta el Camino de Murchante, Rua y Concarera el de Borja- Tarazona, etcétera, con dos barrios de clara y diferente personalidad, el mozárabe y Ia juderÍa, esta en torno a la Mezquita mayor entre el Mediavilla y el Ebro.
En diferentes excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en diferentes lugares han aparecido pequeños fragmentos de silex del Neolítico en las proximidades del Queiles y restos cerámicos de época hallstática (s V aC) han sido hallados en el Cerro Santa Bárbara, contemporáneos al momento de esplendor del poblado de Cortes de Navarra, uno de los yacimientos arqueológicos de la Edad del Hierro más importante de Europa.
Encontramos vestigios romanos en el Soto del Ramalete de Tudela, donde se han descubierto restos de una «Villae» del siglo IV, con bellísimos mosaicos, actualmente en el Museo de Navarra.
No obstante el núcleo urbano surgió a comienzos del siglo IX por iniciativa del muladí oscense Amrus Ibn Yusuf, enviado por el emir Al-Hakam I a la Marca Superior, la cuenca del Ebro, para vigilar a los Banu Qasi y a sus partidarios cristianos del reino de Pamplona.La Medina se sitúa entre el Cerro de Santa Bárbara al N y el río Mediavilla al S, de este modo está defendida de modo natural por el castillo al N; por el foso natural de Mediavilla al S y por el río Ebro al E; quedaba el O como única zona de difícil defensa natural, donde se construyen las murallas.
Tras la conquista los musulmanes que se quedaron el Ia ciudad se debieron trasladar a un barrio extramuros, la Moreria, al oeste de muralla que a lo largo de la actual calle de Herrerías, entonces barranco. unía el Queiles y el Mediavilla. En 1390, cuando Tudela obtiene el tltulo de ciudad, puede tener algo más de 5.000 habitantes, en este momento histórico Ia ciudad ha crecido hacia el O, sobre el Camino de Murchante, pero siempre con el limite natural del Queiles y con hitos singulares fuera de las murallas, tales como el Convento de las Monjas de Santa Clara o el Convento de San Marcial. Esta situación urbana se mantiene hasta el siglo XIX, no siendo necesario el salto del Queiles tanto por la expulsión de judíos y moros como por que la población no sufrió crecimientos importantes en esos siglos.
La población creció muy pronto a impulso del gran qasi Muza Ibn Muza y sus descendientes que hasta comienzos del siglo X la tuvieron como principal centro de operaciones. En el momento de esta ampliación de la ciudad (Siglos IX y X) es cuando posiblemente tiene lugar la llegada de los judíos a Tudela, llegando a ser la judería más importante del reino, instalándose en el Sudeste, entre la Catedral y el Queiles, en las actuales Calles de San Julián, Verjas, Magallón, Benjamín de Tudela y la desaparecida de las Vueltas, denominándose Judería Vétula hasta el 1170 en que Sancho el Sabio ordenó su traslado al castillo.
Es comúnmente aceptado que los primeros pobladores hebreos llegaron a Tudela alrededor del año 802, casi con la misma fundación musulmana de la ciudad como plaza fuerte en la Marca del Ebro, en un punto equidistante entre Zaragoza, Logroño, Pamplona y Soria. El muladí oscense Amrus ibn Yusuf, lugarteniente del emir Al Hakán I, fue el encargado de construir el puente sobre el Ebro y establecer el primer núcleo poblacional, que con el discurrir de los años se convirtió en una ciudad próspera rodeada de un entorno fértil y ameno, como cuenta en su Crónica del moro Rasis del año 919, el geógrafo árabe Al Razí.
En el momento de la reconquista de Tudela por Alfonso I el Batallador (1073-1134) y en la capitulación suscrita con los moros, el rey ofreció a éstos respetar sus bienes, formas de vida y estatuto jurídico, aunque al cabo de un año debían instalarse, bajo su protección, fuera de la muralla en el suburbio. La futura Morería, ensanche meridional del casco urbano hacia el término de Velilla. También se garantizó amparo a los judíos fugitivos en un primer momento, y se les otorgó el fuero de Nájera; siguieron habitando de momento la denominada judería «vétula».
Un nuevo privilegio «Tortum per tortum», concedido por Alfonso I (17.8.1127), asignó a los pobladores de Tudela un amplio término de libre aprovechamiento de aguas, pastos, leña y materiales de construcción, garantizó su libertad de comercio y reforzó la jurisdicción local incluso en casos de violencia (tortum) cometida contra un vecino en otros lugares; los «veinte mejores hombres» elegidos por la comunidad debieron jurar la observancia de estos fueros.
Aparece configurado así el órgano colegial representativo del concejo, los veinte jurados, responsables de la vida municipal junto con el alcalde o juez y el «justicia», investido de las prerrogativas coercitivas Historia 2emanadas de la potestad regia.
La restauración cristiana de la ciudad comportó una rápida proliferación de establecimientos eclesiásticos. Aparte de Santa María Magdalena y la colegiata de Santa María, a comienzos del siglo XIII existían las iglesias de San Nicolás, dada a Oña (1131) y convertida en priorato benedictino, San Pedro, bajo el castillo, San Miguel, San Jaime o Santiago, San Jorge, San Salvador, San Julián y la Santísima Trinidad o Santa María de las Dueñas, primera sede de las monjas cistercienses de Tulebras.
En 1150 comenzó a reinar Sancho el Sabio, uno de los soberanos que más cariño profesó a Tudela, gustando permanecer los inviernos en ella, concediéndole numerosos favores y privilegios. En su reinado comenzó a construirse la catedral (1168). También este monarca ordenó el traslado de la judería vétula al castillo.

Ref. Carmen Orcástegui, «Tudela durante los reinados de Sancho el Fuerte y Teobaldo I (1194-1253)», en Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón , vol. X, 1975
La figura de Sancho VII el Fuerte (1194-1234) también ha sido muy querida en Tudela donde se dice que nació y murió. En 1212 participó en la Batalla de las Navas de Tolosa, según la tradición el rey navarro se distinguió por su valor y las cadenas que trajo como botín de guerra pasaron desde entonces a ser elemento del escudo de Navarra. Un fragmento de ellas puede admirarse en el retablo mayor de la catedral de Tudela. En lo alto de Santa Bárbara, encerrado en la antigua alcazaba, convertida en castillo, pasó los largos años de su ancianidad y allí tuvo que subir Jaime I de Aragón para firmar el incumplido acto de prohijamiento mutuo (1231).
Muerto el rey sin descendencia directa hereda el reino un sobrino de Sancho de dinastía francesa: Teobaldo I de Champaña. Su sucesor Teobaldo II proyectó la construcción de una universidad en Tudela en 1259.
A mediados del siglo XIII se ha estimado que Tudela albergaría unos 1400 hogares, incluidas las familias judías, unas 300, y mudéjares unas 150. En este momento Tudela era la aglomeración más populosa del reino, superior a Pamplona. La gran peste negra de 1348 redujo la población algo más de la cuarta parte. En 1366 había 21 hogares hidalgos, 591 francos, 270 judíos y 79 moros; los clérigos sumaban 69.
En el siglo XVI, la «Tudela del Renacimiento», y XVII, la «Tudela del Barroco“, se producen importantes decisiones urbanas, así como un esplendor artistico en sus principales construcciones palaciegas y religiosas, tales como el desmantelamiento del castillo y las murallas; el relleno del barranco de Herrerías (a comienzos del siglo XVII) que mejoró la conexión de ambas partes de Ia ciudad, -zona cristiana y morería ahora ocupada por cristianos tras la expulsión en 1517 de los musulmanes- antes unidas por la puerta del Mercado, que permitió comenzar a ocupar con casa y huertos los terrenos hacia el oeste de la ciudad entre los ríos Queiles y Mediavilla. Esta importante actuación permitió la sustitución de caserío que se apoyaba en la muralla por edificaciones palaciegas que abren puertas a la plaza del Mercado (hoy Mercadal) y a Herrerías; y, el asentamiento en la ciudad de nuevas órdenes religiosas, tales como Capuchinas, Dominicas, Jesuitas o Compañia de María, etcétera, que daran lugar al cinturón conventual mas alla del río Queiles y al otro lado del foso, ahora ya cubierto y convertido en espacio urbano, ocupando los «vacíos existentes, desde los últimos caseríos hasta las murallas, el resultado final en todos ellos es la ocupación de esas zonas que estaban destinadas a ser la expansión natural de la ciudad. El fenómeno de ocupación se acentúa en dirección oeste, lo que provoca un estrangulamiento del eje formado este-oeste, a favor de una consolidación y búsqueda de ampliación dela ciudad según el eje none-sur. Dentro del casco también se produjo el florecimiento de una rica e importante arquitectura religiosa – Palacio Decenal – y civil – Palacio del Marques da San Adrian, Casa del Almirante, entre el aspecto visual de la ciudad medieval. Fuera de la muralla se edtlico el Hospital de Nuestra Señora de Gracia. sobre el antiguo convento de San Francisco.
Estas actuaciones concuerdan totalmente con el desarrollo de la ciudad española durante el siglo XVI perdida de su carácter defensivo v expansion de las ciudades. construccion al otro lado de las murallas de conventos de órdenes mendicantes y hospitales que se convertirán en punto de referencia de nuevos barrios, asi como las Plazas Mayores. regulares y de arquitectura uniforme, elemento clave y «corazón de la ciudad“ moderna (Ciudad Rodrigo, Cáceres, Baeza…).
La población, que tenía uno de los primeros asientos en las Cortes del reino, fue honrada con el título de ciudad (1390) y el propio Carlos III dispuso que su representante trabara de un anillo del escudo en la ceremonia de elevación de los monarcas. El decreto de expulsión debió de suscitar bastantes conversiones de judíos, cuyos descendientes verían sus nombres expuestos (1610) en la «Manta» o lienzo colgado en la catedral. En cambio, con la expulsión de los mudéjares (1516) quedaron vacías 200 casas de la Morería, cuya mezquita mayor sirvió para erigir la parroquia de San Juan Bautista. Allí se edificó el convento de Dominicos (1517). Había ya signos claros de renovación y crecimiento urbano cuando la población capituló (9.9.1512) ante el ejército de Fernando el Católico que juró al mes siguiente (4 octubre) «los fueros y privilegios usados y por usar, exenciones, gracias y mercedes»
Durante esta guerra de Navarra de 1512, Tudela dio buenas muestras de lealtad a la casa de Labrit, reinante hasta entonces. De su rendición se encargó Alonso de Aragón, hijo natural de Fernando y arzobispo de Zaragoza. Tudela permanecería proclive a la casa de Albret y, así, hubo de ver destruidas sus fortalezas y murallas por orden de Cisneros (1516), que pretendía de este modo evitar una nueva sublevación, y no dudó la ciudad en acatar a Enrique de Labrit cuando invadió efímeramente Navarra en 1521.
Durante el siglo XVI, la ciudad siguió siendo importante centro cultural; en ella trabajan los impresores Porralis de Saboya; los nobles Miguel de Eza y Veraiz y Pedro Ortiz fundan respectivamente el hospital de Nuestra Señora de Gracia (1549) y el de los niños huérfanos Servet, los términos de cuya vinculación a Tudela tanto se han debatido. En 1630 compró al rey los oficios municipales y el peso público.
Durante aquellos trescientos años de pertenencia a la corona de Castilla dentro del reino de Navarra (1518-1837), Tudela había ido acumulando además las instituciones propias de una ciudad compleja; en el mismo s. XVIII se había establecido la Sociedad Económica de los Deseosos del Bien Público; subsistía la antigua Escuela de Gramática; había en 1802 tres de primeras letras; se mantenían asimismo el Colegio de San Cosme y San Damián de médicos fundado en 1537, cirujanos y boticarios que se fundó en 1537, aquellos dos hospitales del mismo siglo XVI y el anterior de Santiago (1355); los esposos Ignacio de Mur y Andión y María Hugarte y Francia fundaron en 1790 la Casa de Misericordia.
La Plaza Nueva y el Siglo XVIII.
Pero es posiblemente la ejecucion. entre 1687 y 1691, de la Plaza Nueva la actuación urbanística más trascendente para la ciudad con anterioridad a nuestra época. Esta actuación, diseñada a finales del siglo XVII, ejemplo de la ciudad renacentista, es coetánea de la Plaza Mayor de Madrid (1620) y de la de León (1677) y se incardina en la tradicion española de plazas mayores regulares y cerradas como modelo urbanístico que nace en el siglo XVI con la Plaza Nueva de Granada (1505), sita al pie de la Alhambra, que posibilita la ubicación de la Chancillería en un espacio unificado, para lo que se aboveda el río Darro, o la Plaza Mayor de Valladolid diseñada por Francisco de Mora (1561) y llega hasta el siglo XIXI con la Plaza de Guipúzcoa en San Sebastian, volviendo a convertirse la plaza en el centro jerárquico en torno al que se construye la ciudad que aparece definida a partir del espacio comunitario y de la vivienda. La Plaza Nueva se concibe como un espacio para la celebracion de festejos y celebraciones al haberse reducido la Plaza Vieja por construirse una nueva torre de la Catedral, pero se apuesta por una solucion innovadora, atrevida y arriesgada como es la de construir una plaza fuera del recinto amurallado: rompiendo esta por la Puerta de Albazares, sobre el cauce del río, suprimiendo el puente de madera de acceso a Ia ciudad, lo que suponía una obra de ingeniería de una complejidad espectacular para la época, aprovechado la existencia de un hospital, que conformará un lado de la nueva plaza, y creando viviendas en sus otros tres lados. Su construcción sigue un plan previamente definido y unas directrices estéticas y arquitectónicas que configuraran la Plaza Nueva como espacio cerrado, geométrico y unitario. Esta decisión, que hoy posiblemente se consideraría una locura vista con una mentalidad de cortas miras, supuso la configuración de la Tudela que hoy conocernos y como dice Julio Segura en su colaboracion en “Una historia de la rehabilitación urbana de Tudela», las consecuencias urbanas fueron trascendentes: se rompe la barrera natural del río Queiles posibilitando la ampliación de la ciudad hacia el sur; se forma en años inmediatos la Carrera de las Monjas y la urbanización de distintas calles que suponen el ensanche de la ciudad hasta el siglo XX (Carretera de Zaragoza, Paseo Invierno, San Marcial, etc), y, se convierte la Plaza Nueva en salón urbano, lugar de encuentro y referencia de la ciudad hasta nuestros días.
En el Siglo XVIII, en pleno esplendor barroco, la ciudad conoce el nacimiento de un nuevo eje urbano paralelo a la primitiva muralla, formado por la Carrera de las Monjas, Plaza Nueva, Herrerías, Plaza de San Juan y Portal de Velilla, que une este con el Camino Real de Zaragoza y que marcará, en direccion Este-Oeste, el futuro crecimiento de la ciudad. También en este siglo Tudela sufre 3 importantes inundaciones (1709, 1729 y 1775) que anuinaran un importante número de edificios e infraestructuras. imponiendo una renovacion del Caserio. modificación de trazados y espacios urbanos por nuevas alineaciones. Dos actuaciones en la segunda mitad del siglo son muy relevantes: la construccion en 1750 de la carretera o Camino Real a Pamplona a través de un planeamiento voluntario, y, ta urbanización, en 1780, de la Carrera de las Monjas (hoy calle Gaztambide), pues ambas actuaciones van a permitir e indicar la dirección de los ensanches de la ciudad que se desarrollarán en el siguiente siglo.
La ciudad era gobernada por un merino, un alcalde, un justicia y varios jurados o regidores (10 hasta 1545, en que pasaron a ser elegidos por insaculación y se redujeron a 7). Tudela fue además cabeza de Diócesis desde 1783 hasta 1851.

Mapa que manifiesta la situación de la madre del río Queiles, desde el reino de Aragón hasta que entra en los términos de Tudela, con las presas, acequias, brazales principales y los pueblos que comprende» 1792 por Fernando Martínez Corcín
Alejada de la frontera francesa, Tudela no sufrió como las poblaciones septentrionales de Navarra las guerras con la nación vecina, salvo la de la Independencia (1808-1813), en la que desempeñó un papel importante por su propia envergadura como ciudad y por su papel de antesala de la plaza de Zaragoza.
En las Guerras carlistas también sus padecimientos fueron menores. Situada muy al sur y en tierra llana, fue casi siempre dominada por los ejércitos liberales, auxiliados desde la primera guerra civil (1833-1839) por la propia milicia local.
La fisonomía de la ciudad comenzó a cambiar como consecuencia de la exclaustración y desamortización eclesiástica de los años treinta del XIX. Algunos de los conventos así suprimidos habían pasado a desempeñar funciones sociales de tipo benéfico o estaban convertidos en edificios privados. Se había construido con todo un teatro (1833) y una plaza de toros (1841-1842).
Las cosas cambiarían de forma drástica durante la segunda mitad de la centuria, especialmente el último tercio, y también en el siglo XX. Y ello, principalmente, porque el crecimiento de la población -que buscaba tierras- y la coyuntura agrícola -favorable alternativamente al desarrollo de la viticultura y de los cereales- hicieron de la Ribera la comarca más rica de Navarra. Hacia 1920 la economía de Tudela, manteniéndose agrícola sobre todo, daba muestras de una evolución y especialización muy notables.

1822 TUDELA. Plano de Tudela en 1822, según José Yanguas y Miranda en Diccionario histórico-político de Tudela (Zaragoza, 1823): 1-Ruinas de la Iglesia de la Trinidad. 2-Ruinas de la Ermita de Sta. Bárbara. 3-Ruinas de la Ermita de la Vírgen de la Cabeza. 4-Nueva Ermita de la Vírgen de la Cabeza. 5-Fuente de Monresa. 6-Convento de Santa Clara. 7-Camino de S. Marcial. 8-Parte del Puente de Ebro. 9-Acequia del Molino. 10-Casa, y Campo de la Mejana. 11-Convento de Capuchinas. 12-Ruinas de la Iglesia de S. Pedro. 13-Ruinas de la Iglesia de San Miguel. 14-Río Mediavilla. 15-Camino Real de Zaragoza. 16-Río Queiles. 17-Plazuela de los Descalzos. 18-Plazuela del Carmen. 19-Plaza de Santa María. 20-Plazuela de S. Francisco. 21-Plazuela donde existió la Iglesia d S. Salvador. 22-Plazuela de la Magdalena. 23-Plazuela de Dominicos. 24-Plaza de Toros. Lo señalado con puntos significa ruinas.
A la enseñanza primaria y secundaria pública se habían sumado 7 colegios privados. Se publicaban 3 periódicos, existían sucursales bancarias del Crédito Navarro y de la Agrícola, una Caja Rural, 6 casinos.
La sociedad se había ido articulando con la floración de asociaciones característica de las comunidades urbanas europeas de finales del siglo XIX: funcionaban el Círculo Mercantil (1878) y el Centro de Agricultores (1886), con carácter más bien profesional; la Nueva Peña (1903), el Nuevo Casino Tudelano (1903) y el Casino de Tudela (1904) con carácter recreativo; que en la Juventud Carlista (1904) se sumaba al político; se revitalizó la Casa de Misericordia (1861) y se constituyeron las típicas sociedades de socorros mutuos y similares, como la Sociedad Humanitaria (1886) y la Sociedad de Socorros de Santa Ana (1888); finalidad que en parte compaginaban las propiamente religiosas: las nuevas hermandades del Santo Sepulcro (1845) y de Santa Ana (1879), el Apostolado de la Oración (1879), la Adoración Nocturna (1905), la Asociación de San Luis Gonzaga (1906), etc., exponentes de una especialización gradualmente desvinculada de las necesidades económicas.
El Primer Planeamiento Urbanístico, El Plano de Zapata. El Canal Imperial y el Ferrocarril.
Será en el siglo XIX cuando la ciudad va a conocer nuevas actuaciones de envergadura para su actual configuración y desarrollo urbano, fundamentalmente con la llegada del ferrocarril, fuera de lo que era su asentamiento tradicional tras las murallas artificiales o naturales. Este siglo será igualmente el del primer plan urbanístico de la ciudad, el Plano de Tudela encargado a D. Luis Zapata en sesión de 11.9.1877 y presentando en diciembre de 1880. Dos hitos fundamentales para el desarrollo de Tudela se producen en este siglo, hitos frustrados, como son el proyecto de toma de aguas del Canal Imperial y la llegada del ferrocarril, ambos magistralmente descritos por Mariano Sainz en su obra «Apuntes Tudelanos». Respecto del primero, Tudela no llegó a gozar «de los favores y utilidades que reportaría haber tenido lugar la apertura del Canal Imperial en la parte Norte de la jurisdicción…» cuando en el primer tercio de ese siglo -año 1838- y, tras años de Iaboriosos trabajos, la ciudad estuvo a punto de ver convertida en realidad su ilusión de ver prolongado el Canal hasta Tudela, por medio de los campos de Mosquera hasta la Peña del Prado o bien por el borde de la carretera de Pamplona hasta Ribotas por la parte alta de Lodares, o definitivamente conforme al trazado que cruzaba el Campo de Lodares por cerca del Molino de Caritat, naciendo en el Paseo del Prado. Ello hubiera supuesto la transformación urbana de la ciudad y Ia puesta en regadío de los campos de la Huerta Mayor, así como imponentes posibilidades para el comercio y la navegacion fluvial. Desde el Ayuntamiento, y la ciudadanía, se apoyó este proyecto, económica y políticamente, a pesar de sus dificultades y problemas, pero finalmente en 1843, con la destitución del Sr. Echanobe, inspector de Caminos y Canales del distrito de Zaragoza y claro impulsor del proyecto, y debido a problemas económicos y técnicos del definitivo proyecto, ésta idea se desechó. «…Sí, «el Canal al pie de Tudela» sueño fantástico, idealismo incapaz de convertirse en realidad; ilusiones bellas que así se asomaban en el horizonte de nuestra ciudad y las acogían sus confiados habitantes con toda clase de solicitud calor, disipábanse como vaporosa bruma…»
El otro gran proyecto que la Ciudad conoció en este siglo, entre 1856 y 1861 fue la construcción de la vía férrea Tudela a Bilbao y Zaragoza-Alsasua. La historia de este nueva frustración u oportunidad para la ciudad también la describe Mariano Sainz en sus «Apuntes Tudelanos», pues Tudela pasó de poder convertirse en un núcleo ferroviario de primer orden donde confluirían, atravesando las huertas del ex convento Capuchinos (actual parte intermedia de la Avenida de Zaragoza), las dos citadas líneas, situando la estación en la parte oeste del monte de las Peñuelas, a ser una estación de 2º orden, llevándose la estación principal y punto de encuentro de ambas líneas al yermo y despoblado lugar de Castejón, todo ello por cuestiones económicas en beneficio del concesionario de Ia línea Zaragoza-Alsasua, Señor Salamanca, que lograba ahorrar importantes costes y aumentaba claramente sus beneficios con el cambio de trazado y con un coste para Ia ciudad muy alto, coste que todavía hoy pagamos, pues la vía férrea se levanta sobre un terraplén entre el rio Ebro y el Queiles que provoca una auténtica muralla entre el casco antiguo de la ciudad y el rio Ebro, limita la posibilidad de accesos desde el puente y camino Real de Pamplona, condena a la degradación de la zona colindante al terraplén, y supone que “si tenemos en cuenta la consolidación por el oeste del Cinturón Conventual», la barrera física de ios montes al Norte, va a quedar como única posibilidad real de expansión de la Ciudad, la ampliación hacia el Sur, en dirección de la carretera de Zaragoza», a lo que debemos añadir la tensión que para el futuro crecimiento, originó la ubicación de la Estación en terrenos del antiguo Convento de Capuchinos, al sur de la ciudad, una decisión de tanta envergadura, como el trazado ferroviario, si es equivocada puede acarrear, como vemos, consecuencias durante más de un siglo y medio para el desarrollo urbano, y supone, como así fue, un factor decisivo para la expansion de la ciudad hacia una parte u otra pues con la construccion del ferrocarril se inicia una crecimiento hacia el sur del que hoy somos herederos y ahora lo estamos concluyendo, como límite, en Io que fue otra vía férrea, la del antiguo Tarazonica.
Ese crecimiento hacia el sur se verá impulsado por la ‘consolidación y urbanización del Camino Real de Pamplona que une el puente sobre el Ebro con la Puerta de Zaragoza y posibilita que en 1839 se proyecte el Paseo de Invierno como un nuevo espacio urbano y en 1841, junto a ese lugar. se construya la nueva Plaza de Toros, así como la edificación entre el Camino Real de Zaragoza y el Paseo de Verano (hay del Prado) – corno vemos en planos de mitades del siglo XIX. la construccion de la Plaza de la Estación en 1851, el Convento de Capuchinos a finales de siglo. etcetera. Comienza por tanto un alargamiento de la ciudad sobre un eje principal que comienza a constreñir al Casco Antiguo en sus límites y barreras históricas, y a situarlo en una posición que acabará siendo excéntrica. A mitades de este siglo. también, comienza a mostrarse una preocupacion por el ornato de los edificios y la salubridad y embellecimiento de los espacios públicos. así se instala el alumbrado en 1839, se aprueban Ordenanzas o se ordena el revocado, blanqueo o pintado de los edificios -acción pública de fomento para el embellecimiento de las edificaciones y para proporcionar trabajo a los maestros albañiles que atreveseban una penosa y larga crisis-.
El Plano de Luis Zapata.
Pero Ia historia del urbanismo en nuestra ciudad nace tambien en este siglo, en concreto, tras la promulgación de la Ley de Alineaciones de 1842 y como respuesta a la Real Orden de 25.7.1846 que manda a los Ayuntamientos de capitales de provincia y poblaciones de crecido vecindario, que hagan levantar un plano geométrico de la ciudad, pero con un carácter meramente descriptivo, para evitar conflictos con motivo de las nuevas edificaciones y en el que asimismo figuren las alteraciones que hayan de hacerse a las alineaciones futuras de calles o planes, debiendo seguirse un procedimiento para su aprobación en el que se incluye la información pública. A juicio de Martín Bassols en su obra clásica «Génesis y Evolución del Derecho urbanístico español», si bien la finalidad era meramente informativa se constata la progresiva formación de una normativa de origen estatal por la que se está exigiendo que se comience a planificar, a ordenar, el crecimiento y desarrollo futuro de las ciudades. que se ordene el territorio, se racionalice en una opción política de la que nació todo nuestro sistema urbanístico basado en el planeamiento como función pública. En palabras de Tomás Ramón Fernández: «la ciudad medieval, abruptamente separada de su entorno por una muralla defensiva cuyas puertas se cierran el caer el sol, pervive hasta bien entrado el siglo XIX y no consigue “romper su cáscara» hasta los inicios de la revolución industrial con ello se produce una tendencia progresiva a la concentración de la población que obliga a buscar mayores espacios para su acomodo físico y, también, para su desenvolvimiento económico y, en consecuencia, a saltar por encima o a destruir materialmente las antiguas cercas que no sólo limitaban el crecimiento físico de la ciudad. sino otra constituían todavía una auténtica barrera aduanera. A impulso de estas necesidades surgirán las primeres Leyes Urbanísticas, cuya orientación y objetivo esencial, será lógicamente el ensanche, término este que encierra una «filosofía», un modo peculiar de entender el urbanismo del que todavía hoy, cien años después, no hemos acertado a desprendernos del todo…“. Será la Ley de Ensanche de Poblaciones de 1861, modificada en 1864, que recogerá la experiencia de los ensanches de Barcelona -Plan Cerda- (1855) y Madrid, Bilbao y San Sebastián en los años 60′, la prinera que intentará, desde una perspectiva liberal, favorecer a ultranza la nueva edificación a extramuros por los particulares siendo la obligación de urbanizar – para ejecutar los planes de alineaciones- de los Municipios (Real Orden de 3.9.1866), obteniéndose los terrenos por «apropiación» (expropiación) e introduciéndose limitaciones al derecho de propiedad derivadas del planeamiento, instrumentos de gestión, cesiones y compensaciones obligatorias, etcetera. El paso posterior en nuestro Derecho Urbanístico Io constituye la Ley de 22.12.1876, de Ensanche de Poblaciones, y su reglamento de 17.2.1877, que consagra como documento regulador del ensanche el plano general, el cual, se dividía «en dos o tres zonas parciales» (art. 6), si bien, al tener esta legislación como preocupación dominante el facilitar la expansión de la ciudad, los aspectos de planeamiento quedan muy en segundo término y no será hasta el Estatuto Municipal y el Regimiento de Obras, Servicios y Bienes Municipales de 14.7.1921 cuando definitivamente se asiente en nuestro Derecho Urbanístico la idea de Plan corno elemento esencial del desarrollo de las ciudades en nuestro modelo urbanístico. La ejecución de las obras- muy completas- correspondía al Municipio a través de su presupuesto, pero ya se empieza a establecer un deber de cooperación – mediante cesión de parte del suelo afecto a viales, etc- de los propietarios que en caso de no colaboración serán expropiados, pudiendo el municipio otorgar el beneficio de la expropiación a terceros -art.15 de la Ley de 1876-, e incluso llegando en la ley de 1895 a establecerse la adjudicación de la gestion de los ensanches a un concesionario. lo que evitaba a los Ayuntamientos complicaciones financieras. como así hizo Pamplona en 1911, si bien, finalmente, en la capital de Navarra no prosperó esta opción. En esta misma época, hada 1880, surge en España una corriente cultural y técnico-jurídica de fuerte atención hacia la sanidad de las poblaciones, la sanidad del agua y el desagüe se impondrán como un atributo del nuevo orden urbano, en palabras de Manuel de Sola-Morales».
En este contexto surge, por tanto. el conocido como Plan Zapata, prirrier plan urbanístico de Tudela, y al que vamos a referirnos extensamente de la mano de Jerusalen Miqueleiz y Julio R. Segura en la Memoria del PEPRI de 1986. Fue en 1860 cuando el Ayuntamiento de la Ciudad recibe una circular tras la aprobación de la Real Orden de 19.12.1859 por la que se dicta una Instrucción sobre la ejecución de los planes de alineaciones en la que se reflexiona sobre las dificultades que para las administraciones locales tiene el hacer cumplir esos planes debido a las tensiones con los intereses privados ‘que ejercen la acción activa, e individual y que en el concepto de derechos respetables embarazan, retrasan y ofrecen continuos obstáculos al ejercicio de la autoridad, perjudicando al desarrollo de la riqueza pública e impidiendo las mejoras que la higiene, el orden pacífico y la vialidad exige…» En ese mismo año se encarga a D. Esteban López y Errazu la división, demarcación de cuarteles, calles, plazas y paseos que componían la Ciudad, así como el levantamiento de planos formando las alineaciones de las calles conforme a las disposiciones legales vigentes. D. Estaban Lopez confecciona y entrega la primera parte de su trabajo pero no así el plano, que propone se haga conforme a concurso cuyas bases adjunta. Desde el año 1850 hasta 1877 las presiones de los propietarios o la desidia municipal hace que no se levante el Plano que requería le Real Orden de 1846. por lo que en mayo de 1877 la Real Sociedad Económica Tudelana de los Deseosos del Bien Público, envía un escrito al Ayuntamiento indicándole la conveniencia y urgente necesidad de proceder al levantamiento de un plano general de la ciudad y en el mismo sugieren que deberán tenerse en cuenta las especiales necesidades de la Ciudad, tales como debido a su carácter agrícola. anchas y cómodas vías de comunicación para el tránsito de carros entre las puertas de la Ciudad y el centro, así como tener presente la situación de Tudela respecto a los ríos Ebro, Queiles y Mediavilla, y por tanto aplicar medidas extraordinarias a la construcción de las zonas que puedan ser fácilmente inundables; y, contar con un lavadero y un matadero que satistagan la salubridad pública, así corno también con un buen servicio de alcantarillado que de fácil salida a las aguas pluviales y a las inmundas. Sorprende, una vez más, lo acertado de esas reflexiones, algunas de las cuales hoy seguirían vigentes tales corno la preocupación por la inundabilidad de determinadas zonas de la ciudad, la calidad de la urbanización, la movilidad urbana y la talla de dotaciones y servicios de determinado rango.
Ahora sí, atendió el Ayuntamiento el requerimiento de la Sociedad de Amigos del País, y en Junio de 1877 aprobó las Bases de un concurso para la elaboración del Plano de Tudela, que fue adjudicado a D. Luis Zapata, ingeniero industrial, en sesión de 11.9.1877, concluyendo este su trabajo, y entregándolo al Ayuntamiento, el 8.12.1880. según Mariano Sainz, o el 25.1.1882 según Julio R. Segura y Jerusalén Miqueleiz. constaba de una Memoria sobre el «Origen, Desarrollo y Estado de la urbanización de Tudela», y planos a escala 1:300, 1:1250, 1:2000 y1:5000 de notable exactitud y profesionalidad.Vamos a reproducir por su interés la última parte de esa Memoria, la que hace referencia a épocas mas cercanas:
“…así las cosas, ocurrió en el siglo XVI un hecho por si solo importantísimo en el desarrollo urbano de los pueblos. Nos referimos a la demolición de las fortalezas que se efectua en Tudela por causas políticas de cuyo resultado no se aprovechó inmediatamente la urbanización, a pesar de su constreñimiento, porque obedeciendo al mismo origen fueron expulsados los moros causando en el censo una disminución notable. Pero cuando las casas que habían quedado abandonadas pasan al dominio de nuevas comunidades en vez de aumentar la vía pública, cuando la facilidad de comunicaciones y el bienestar público no aumentan, la opinión se impone, salta el Queiles para rondar el hospital y un siglo más tarde, el XVII, bajo el pretexto de hacer una plaza de toros, señala el primer síntoma urbanizador, fijando no sólo la uniformidad exterior sino tambien el terreno que habían de ocupar los nuevos edificios que constituyen la hoy plaza de la Constitución.
Desgraciadamente no tuyo el hecho repeticiones, pues si exceptuamos algunas iglesias y conventos suprimidos destinados a edificios comunales o a la formación de plazas sin decreto alguno que regule la edificación, porque solo lo hubo, y eso en el siglo actual, para una fachada de la Plazuela de San Jaime. ¿que síntoma real de una urbanización concreta aparece? ¿Puede calificarse como tal la comunicación entre la plaza de Herrerias y la calle del Carmen, abierta por los Carmelitas calzados para mejorar, sin duda, las condiciones del convento? ¿Es nuestra, acaso, la calle Nueva, debida al comandante de las tropas francesas?
Se nos objetara que las calles del Trinquete, Carrera, Camino de Zaragoza y San Marcial obedecen a principios urbanizadores distintos de los aplicados en la izquierda del Queiles, cierto, que aún no lo es más que esas calles solo son caminos urbanizados, son como edificaciones asentadas en los linderos del campo de cultivo de la antigua alquería, y de tal manera hemos transformado los términos, que en el campo de cultivo, antes raso, lo edificamos y, como patio interior, se deja la casa del colono. Prescindid por un momento de la instalación del convento de Santa Clara, y esa enorme intervía tomada por la Carera, Camino de Zaragoza, el de Ronda, y la calle de Ordería se os convertirá mañana, a pesar de la anchura de sus vías, en un agrupacimiento de peores condiciones que los del casco de la urbanizacion arábigo-española ¡Y proviene de la etrusca!
Por otra parte. las ordenanzas de policía que desde principios del siglo rigen, nada determinan, nada imponen, verdaderamente urbanizador, respecto al terreno que en el interior de la manzana ha de quedar sin edificación, y en cuanto a las vías, su mejora queda a merced de los intereses particulares que, fuertes por regla general en su exclusivismo, no han permitido subsanar los defectos delas urbanizaciones que nos han precedido.
Para completar el cuadro, el ferrocarril que tan imponente papel desempeña en la vida de la población, que ha indicado la dirección del ensanche, que lo ha promovido, trajo también su defecto a la urbarnización, nos amuralló por la ribera del Ebro y redujo la vida urbana de los ribereños a una semicalle de seis metros».
Pero lo realmente importante no es lo que de analisis histórico tiene el Plano, sino lo que de propositivo para el futuro ensanche de la ciudad aporta, hacia dónde y cómo abordar ese ensanche que ya lo será en el siglo XX, si bien como veremos, poco se ejecutó de este Plan.
Los ensanches responden a una nueva idea de ciudad. el nuevo orden racional-liberal, una ciudad donde el progreso se identifica con los temas económicos y jurídicos de la promoción liberal privada, un nuevo orden que entiende la ciudad como negocio, la necesidad de un mercado inmobiliario que satisfaga la creciente demanda de viviendas necesaria para una sociedad industrial y para una concentración de población en las ciudades.
También responden a una nueva actitud metodológica que se basa en distinguir, en Ia construcción de la ciudad, un momento previo de ordenación del suelo, de las fases posteriores de urbanizacion y edificación, y, en un nuevo instrumento. las Ordenanzas que irán a regir la vida urbana en cuanto a su construcción. Por último, dos criterios irán a regir estas actuaciones, la higiene y la circulación.
En esta corriente de pensamiento, muy avanzada para su tiempo, se enmarca el trabajo de Luis Zapata, que propone conjugar los Intereses de la población con los intereses privados en el desarrollo de la ciudad, para lo cual propone la creación de dos vías transversales, la primera que conectará la carretera de Logroño con la de Pamplona y Ia segunda, base del ensanche S0, conectará las carreteras de Tarazona con las da Zaragoza, Pamplona y Logroño. Se define por tanto un eje transversal y central Oeste-Este que atraviesa la ciudad histórica y que nace en la puerta de Velilla y termina en le mismo puente sobre el Ebro y Camino de Ronda, que a rnodo de cinturón, define el primer ensanche de la ciudad, con un puente sobre el Queiles (el actual puente Mancho) y las calles Diaz Bravo y Juan Antonio Fernández, hasta la Carretera de Zaragoza, tanto por la actual calle de Capuchinos como por el final de Juan Antonio Fernández. Este ensanche se define por calles rectas y grandes manzanas geométricas, incluso mas alla del Camino de Ronda, en concreto definiendo las alineaciones de todo el suelo comprendido entre la Carretera de Zaragoza y el ferrocarril, término de las Peñuelas, así como hacia al Oeste los términos de Velilla y hacia el Norte los actuales barrios de Tejerías y Virgen de la Cabeza.
El Plano tambien se preocupa de la reforma del trazado vertical de las calles para evitar inundaciones del Ebro, «hasta la altura superior a la mayor avenida» y para dar buena visibilidad en las calles transversales; y, del subsuelo, distribución de agua potable, salubridad, sección transversal de las calles y principios de urbanización (agua, gas y electricidad). El Plano también hace referencia a la situacion de los edificios públicos (Casas Consistoriales, edificios destinados a Ia enseñanza, la cárcel del Partido, Cuartel de las Peñuelas, el teatro, el hospital y el lavadero}.
Esta Plano se acompañaría de las Ordenanzas Municipales de 1893, en cuyo capítulo de Policía Urbana. se definían las alturas de las edificaciones en función del ancho de la calle, y así en las calles de primer orden la altura será de 16 m y un máximo de 5 pisos (B+4), en las de segundo de 13 m y en las de tercero de 11 m, todo ello salvo en la Plaza Nueva.
El Urbanismo de la ciudad en el siglo XX
Hacia 1932 había funcionando en Tudela 2 conserveras vegetales, 2 fábricas harineras, trujales de aceite, y otras pequeñas empresas diseminadas por la merindad, dedicadas a la fabricación de galletas, alpargatas, gaseosas, lejía, hielo, u otros como panaderos, toneleros o cesteros; pequeñas producciones a las que añadir en la propia ciudad, 2 fábricas de electricidad, 3 de fabricación de yeso, y 4 de tejas y ladrillos. Hasta la llegada del régimen democrático republicano la propiedad estaba muy desigualmente repartida, concentrándose entre 13 grandes propietarios más de 1/5 parte de la superficie catastrada del municipio en 1930, mientras que pequeños y medianos propietarios suponían el 26% aproximadamente de la población activa agraria, y más del 70% eran jornaleros sin tierra.
Con muy diversos matices respecto a otras zonas, se dieron en Tudela algunas de las peculiaridades políticas del período: persistencia del carlismo, la discusión y defensa del Estatuto Vasco desde un punto de vista democrático hasta 1932. Los republicanos en el distrito, existieron organizadamente desde la caída de Isabel II y la proclamación de la I República.
Confrontaciones sociales se habían producido al calor de la concentración obrera que supuso el establecimiento de la azucarera. De esas fechas data la primera organización sindicalista en la ciudad, vinculada a la CNT sindicato que en 1920 impulsó una importante huelga que paralizó la fábrica durante semanas. Por su parte, la UGT no se organizó seguramente en Tudela hasta 1926.
El Plan de Teodoro Rios y las Ordenanzas de 1943.
Las necesidades de vivienda en una ciudad en crecimiento. las complejidades de gestión de los ensanches propuestos por el Plano de Zapata, la congestión de edificaciones en el casco de la ciudad, hicieron que a comienzos del siglo XX el Ayuntamiento de Tudela adoptase una serie de medidas de política de vivienda de una parte y de ordenación urbanística de otra. En este capítulo debemos destacar el encargo de un nuevo Plan a D. Teodoro Rios. La Memoria de este Plan se encuentra perdida, no así los planos. y debemos suponer que el Ayuntamiento entendió necesario revisar el Plan Zapata, del que poco o nada se había ejecutado, si bien el Plan Rios opta, prácticamente. por repetir las propuestas de Zapata en cuanto al ensanche de la población y aumentar ligeramente su ámbito. El Plan de Teodoro Rios reforma ia ciudad existente con actuaciones de descongestión e higienización de la trama hispano-árabe, mediante la apertura de nuevas vías y el ensanchamiento de calles.
«En el área de los Ensanches las determinaciones se centran en los siguientes sectores: Paseo de invierno y zonas colindantes tras el derribo de la Plaza de Toros; margen del Ebro hasta la via del ferrocarril, sector comprendido entre la Carretera de Zaragoza y el Camino de Ronda, sector de la calle Gayarra hasta el Rio Queries, sector del Convento de las Clarisas entre le Plaza Nueva y al camino de Ronda y la zona de Capuchinos hasta la Carretera de Corella».
Vemos por tanto que se propone corno zonas de Ensanche fundamentalmente los límites del Camino da Ronda definido por Zapata y un claro y decidido desarrollo a ambos lados de le Carretera de Zaragoza, desde el Paseo de Invierno hasta el trazado del ferrocarril Tudela-Tarazona, en el actual Parque de Otoño y por las calles Añón Baigorri y Avenida del Instituto. Este Plan aprobado en 1920, regirá el urbanismo de la ciudad hasta casi la decada de los 80′, y de él debería ser mérito o culpa en gran medida, la ciudad que hoy conocemos, pero creo que eso sería injusto, pues, como luego veremos. la vida superó al planeamiento de forma evidente, y lo que era un plan de alienaciones y ensanche no pudo contener la fuerza vital de un ciudad que conoció un desarrollo inimaginabie para Teodoro Rios en los años 60′ y 70′, ni las presiones especulativas propias de los 60′, ni las necesidades masivas de vivienda, derivadas de la industrialización de la ciudad. Por ello creo necesario hablar de una serie de hitos sociales y urbanísticos que conformaron la ciudad de los años 30′ a los 60′, del pasado siglo tales como la implantación de la Azucarera; el derribo y construcción de la nueva Plaza de Toros y campo de Fútbol en Griseras así como la desaparición de la vía férrea Tudela-Tarazona; la construcción del Barrio de Lourdes, el cubrimiento del Queiles; la implantacion del Instituto de Segunda Enseñanza, la construcción del Polígono Industrial e industrialización de Tudela, el desarrollo de diversos proyectos urbanísticos, Planes Parciales, en los años 60′, y las ordenanzas da edificación de 1943 que rigieron efectivamente el desarrollo urbanístico en este periodo.
La compIejidad de la vida urbana hace que en la primera mitad del pasado siglo se supere el ensanche como forma urbana primordial y se abra paso el concepto de zonificación como idea de especialización funcional de cada pene de la ciudad, áreas industriales. comerciales y residenciales. incluso distinguiendo dentro de estas los conceptos de residencia obrera [Ley de Casas Baratas de 1911) de las viviendas de la burguesía. Esta idea se une a la del urbanismo racionalista que encuentra su plasmación en planeamientos de Madrid y Barcelona, pero que comenzará a impregnar todo el urbanismo mediante la ordenación mediante grandes manzanas, grandes ejes viarios, etcétera. El instrumento legal que regirá esa época será no una ley urbanística, sino el Reglamento de Obras, Servicios y Bienes Municipales de 14.7.1924. con el que se consolidarán las técnicas urbanísticas alumbradas en el siglo XIX: zonificación, estándares urbanísticos, generalización de los planes de ensanche, etc. A esta idea responden las Ordenanzas Municipales de Edificacion de 10.2.1943 que serán la norma urbanística que regirá realmente la vida de la ciudad, hasta ei Plan General de Ordenación Urbana de 1978, y en concreto. los artículos: 9 y siguientes, fijación de alineaciones y rasantes, en el que se preve la expropiación o apropiación municipal de los terrenos fuera de alineación, siendo las actuaciones por manzanas y estableciéndose la posibilidad de actuaciones sistemáticas mediante proyectos de reparcelación impulsada por propietarios que representen más de Ia mitad de la superficie que afecte la urbanización, art. 23 y siguientes, en los que se clasifican las calles a efectos de determinar la altura máxima que podrán tener las edificaciones. distinguiendo calles nuevas y existentes, estableciéndose en los art. 24 y 25 las alturas máximas, llegando en calles cuya anchura sea superior 16 m a 21,50 m (B+6), en las superiores a 22 m a 25 m de altura (B+7) y en las de anchura superior a 28 m a 28,50 m (lo que posibilita edificios de B —3.40 m- y 8 alturas – 2.80 m) m por piso, art. 47 y siguientes, superficies destinadas a espacios libres. 12 % de la superficie edificada para casas de hasta 5 plantas y un 15 % para las de mayor altura; así como toda un amplio catalogo de determinaciones constructivas y de urbanización. La Ordenanza también regula la estética urbana y los expedientes de obras.
Esta normativa es la que amparó y dió cobertura, como luego veremos, a todo el desarrollo residencial del primer ensanche de la ciudad -Avenida de Zaragoza, Clarisas, Juan Antonio Fernández, Peñuelas. etc… posibilitando un uso intensivo del suelo mediante actuaciones asistemáticas o aisladas -solares- que no conforman una ciudad ordenada y equilibrada, sino una politica de máxima edificación y máximo aprovechamiento sobre suelos vacantes del ensanche, sin unas cesiones para espacios libres, verdes o dotacionales que hagan racional y habitable la ciudad.
La Azucarera de Tudela y el «Tarazónica».
Volviendo a las actuaciones urbanas -y sociales más importantes de la primera mitad del siglo pasado comencemos por la implantación entre el Paseo del Prado y la vía férrea de la principal industria de la ciudad, la Azucarera de Tudela. A finales de 1899 se constituye Ia «Azucarera de Tudela SA.‘ que adquirió diversos terrenos privados, asi como fue concesionaria de terreno comunal en Las Peñuelas (2 ha) en 1900, cesión que se vería ampliada en 1913. El emplazamiento era inmejorable para una fábrica azucarera por estar en la margen derecha del rio Ebro y por tanto con suministro de agua asegurado, así como desagüe, y limitar con la estación de ferrocarril. La primera fábrica se construye en 1900, ampliándose con sucesivos edificios e instalaciones hasta contar finalmente con 19.000 m2 construidos y casi 20 Ha de terreno ocupado. Esta ubicación supuso, hasta su cierre en 1955, Ia ocupación industrial del suelo que quedaba entre la vía férrea y el río Ebro, y de hecho, que la ciudad creciese totalmente de espaldas al citado río, no quedando el Paseo del Prado integrado en la trama urbana de la ciudad.
Parte de los terrenos cedidos a la industria azuoarera estaban en le monte de las Peñuelas, no solo entre Ia vía férrea y el río, sino entre aquella y la Carretera de Zaragoza, atravesados por el ferrocarril de vía estrecha Tudela-Zaragoza, el «Tarazónica», hasta el 5.7.1952, en que se cambia el ancho de vía y se trasiada la vía a su situación actual”, hoy convertida en «vía Verde del Tarazónica’, es decir fuera de los límites de la ciudad. Ya en los años 30′ se construyó en esa zona de la ciudad la nueva Plaza de Toros, tras haberse derribado la antigua en diciembre de 1919 sita en la cale San Marcial y Paseo de Invierno, en los años 40′ el Matadero Municipal y posteriormente el Campo de Fútbol de Griseras Io que supone, de hecho, un alargamiento de la Carretera de Zaragoza mas allá del límite que suponía la primitiva vía férrea del ‘Tarazónica’, límite que se marcaba para los ensanches por el Plan Rios. En esos años, esa parte de la ciudad estaba ocupada por edificaciones y construcciones de usos no residenciales, talleres, industrial, almacenes. casas con amplios jardines, etcétera, pero se afianza, con estas actuaciones, una clara tendencia de crecimiento hacia el sur, crecimiento lineal sobre la Carretera de Zaragoza. y teniendo como límite natural la vía férrea Tudela-Tarazona.
El Plan General de Ordenación Urbana de 1978, Plan Ridruejo.
La historia del urbanismo contemporáneo de Tudela, y en la que todavía hoy vivimos, arranca en 1970 con la convocatoria del concurso para la redacción del PIan General de Ordenación Urbana de Tudela, por importe de 1.750.000 pesetas, al que concurren 3 equipos, Metra Seis-Types; Formula urbanismo (Javier de Mesones) y el equipo compuesto por Juan Antonio Ridruejo, Director del Equipo, Fernando Contreras y Alejandro Pérez Lastra, que resulta ser el adjudicatario mediante acuerdo de Pleno de 30.11.1970. El trabajo efectivo del Plan se comienza a finales de 1972 por no disponerse hasta esa techa de una base fotogramétrica, entregándose la información urbanística en mayo de 1973 y el Avance de planeamiento en octubre de 1973. Tras su debate en el seno del Ayuntamiento en diciembre de 1973 se entregó el proyecto tramitable, que fue aprobado inicialmente por la Corporacion el 8.1.1974, sometiéndose posteriormente a información pública hasta el 15.4.1974.
El Plan recibió 98 alegaciones, algunas de carácter general y suscritas por numerosos vecinos en una labor clara de oposición a un Plan que supuso una fuerte controversia social entre las previsiones del planeamiento y los intereses de los propietarios más importantes de la localidad. que encabezaron la citada oposición. Se solicitaron, y emitieron, informes del Colegio de Arquitectos, la Diputación Foral y a prestigiosos letrados que corroboraban las propuestas más polémicas del Flan, si bien introdujeron sugerencias y consideraciones sobre edificabilidad y estándares que podían suponer un acercamiento hacia las posturas más opuestas al documento, pero aun asi el Ayuntamiento, a la vista de la controversia y polémica ciudadana, no daba la aprobación provisional al Plan. El 9.4.1976 fue aprobada la nueva Ley de Régimen del Suelo y Ordenación urbana que hacía necesaria la adaptación del instrumento de planeamiento en tramitación a la nueva Ley, por lo que en sesión plenaria de carácter extraordinaria de 12.6.1976 con el Salón de Sesiones abarrotado de público y tras un largo e interesante debate, fue rechazada la propuesta de la Comisión de Urbanismo de encargar a D. Juan Cruz Alli Aranguren la adaptacion del Plan a la nueva Ley del Suelo y aprobada la propuesta del Alcalde D. Jose Luis Forcada, por 9 votos contra 6 de encargar tal trabajo de adaptación al equipo del Sr Ridruejo, con base a las sugerencias contenidas en el lnforme de la Dirección de Urbanismo de la Diputación Foral.
El nuevo texto del Plan, adaptado a la nueva Ley del Suelo y retocados sus aspectos más controvertidos, fue aprobado inicialmente ei 28.4.1977, a él se formularon 24 alegaciones, ya no tan virulentas. y se aprobó, provisionalmente en diciembre de 1977 y definitivamente, por la Comisión Provincial de Urbanismo de Navarra, el 6.3.1978. Ocho años costó a Tudela dotarse de un moderno Plan de Ordenación, 8 años que coincidieron con el final de la dictadura en nuestro país, con un tiempo de cambios donde la democracia, tambien municipal, comenzaba a crecer, donde la participación y presión social fue determinante para la aprobación de un Plan no querido por quienes habían regido la vida política y social de la ciudad. -«el plan de los que no quieren plan»- pero aprobado por los votos de los concejales que ya comenzaron, en esos ultimos años del franquismo, a detectar una necesidad de cambiar la ciudad y su calidad de vida, evitando la especulación y el uso y abuso de la propiedad. El Plan Ridruejo sería finalmente gestionado por la 1ª corporación democrática de Tudela, y por el resto de corporaciones, desde el año 1978 hasta el año 1991. pero es de reconocer que Tudela pudo comenzar su andadura democrática con un instrumento de planeamiento modemo, adaptado a la legislación vigente y muy avanzado para su tiempo que permitió comenzar a corregir los desmanes urbanísticos de los años 60′ y 70′.
El Plan Ridruejo comienza su andadura en 1970, cuando la ciudad tiene 20.941 hab y unos graves problemas urbanísticos de calidad urbana que resultan evidentes tales como: una densidad edificatcria en el Casco antiguo de1,5 m2/m2 y de 2,10 m2/m2 en la zona de extensión – ensanche-, situada en el SE hacia la Carretera de Zaragoza, única posibilidad de expansión con que contaba, unos problemas importantes de accesibilidad entre las distintas zonas funcionales resultado de decisiones parciales sin visión de conjunto, asi como de una impenetrabllidad de áreas de la ciudad que limitaban un desarrolo ordenado, estas barreras eran en primer lugar el cinturón conventual, al Oeste del casco antiguo,que obligaba a alejarse del centro el crecimiento urbano, al Este la barrera del ferrocarril que corta la salida al Ebro, reforzada por la zona industrial de la Azucarera, y por último los Montes de Cierzo al Norte: y, una destrucción de recursos insustituibles producido por un crecimiento desordernado, la densificación, alturas excesivas y degradación de la calidad residencial, mala localización de ciertas actividades, falta de equipamientos y zonas libres y verdes y la mezcla de tipos de tráfico supuso un bajo nivel de calidad de vida y calidad urbana para la Tudela de los años 70′. A este análisis se responde con un catálogo de objetivos generales y zonales que parten de un desarrollo periférico en contacto con la ciudad actual, ciudad compacta, apoyado en un nuevo sistema viario que permita la accesibilidad y con una densidad residencial media, lo que supone que la altura media sea de 4 plantas y una densidad bruta para el conjunto de la ciudad de 71 viv/ha, sobre una previsión de población para 1985 de 33.442 hab (algo no alcanzado todavía en el año 2005). así como en una suficiente previsión de equipamientos generales y locales y un subsistema de comunicaciones e infraestructuras que resulta estructurante para la ciudad.
Estos principios se traducen en una propuesta de ciudad que crecerá en el espacio definido por la variante situada al oeste de la ciudad y que conectaría la carretera de Logroño con la de Zaragoza (variante de la N-232 existente y ahora desdoblada y la variante sur, de nueva creación, que canalizaría el tráfico desde la carretera de Soria (Tarazona)-Autopista, conectando con la de Zaragoza hasta la carretera de Pamplona atravesando el río Ebro con un segundo puente aguas abajo de la Peñica y la carretera de Cabanillas, esta variante va a verse eiecutada, con otro trazado mucho más exterior, 30 años después del Plan Ridruejo, y no como decisión de planeamiento municipal sino como infraestructura viaria del Gobiemo Foral. Tambien se preveía un importante Cinturón de Circunvalación completo que se iniciaba al norte enlazando la carretera del Cristo con la cañada al Norte de Tejerías, bajando por la circunvalación de Logroño y cruzando la carretera de Murchante y el Queiles, bordeando el estadio Elola (tramo ejecutado a finales de los años 90′ y cruzando la carretera de Tarazona y penetrando en el Barrio de Lourdes por el Sur, conectando con la carretera de Zaragoza, salvando el ferrocarril con un nuevo puente que le da entrada a la Azucarera por el término de Gardachales, continuando por el Camino San Marcial hasta encontrarse con el Paseo del Prado y carretera de Pamplona en el punto de vertido del Queiles. Esta circunvalación, a cuyos dos lados se edificaban zonas residenciales, se unía radialmente con las variantes de las carreteras de Alfaro, que atraviesa la zona industrial, Murchante entre la zona industrial y el Queiles, convertido en parque, la carretera de Tarazona, apoyada en un gran espacio verde (Santa Quiteria y, la carretera de Zaragoza sobre la que se desarrollan los suelos urbanizables del 2º Ensanche. Ente las carreteras de Tarazona y Zaragoza (vía férrea} se ordenan suelos urbanizables programados y no programados (suelos de reserva) apoyados en un vial (Circular Ferrocarril de Tarazona) que coincide con el trazado del ferrocarril Tudela-Tarazona y un nuevo vial transversal tras el Instituto. Esta red se completa con la carretera de Pamplona que une el puente con la Variante Sur, posibilitando una reserva residencial en la margen izquierda del Ebro, tras un gran parque a ambos lados del río Ebro.
Planes de desarrollo del PGOU 1978.
El Ayuntamiento encargó en este período dos importantes instrumentos de planeamiento de desarrollo, el PEPRI (recordemos que el Casco fue declarado BIC con categoría de Conjunto Histórico mediante Decreto Foral 135/1992 de 6 de abril, redactado por un equipo dirigido por Manuel Blasco y Manuel Sagastume y aprobado definitivamente en 1989, y el Plan Especial del Suelo No Urbanizable, innovador planeamiento para regular el Suelo Rústico, y sobre todo su uso para fines no agrícolas, y que sirvió de base a posteriores normativas forales sobre esta clase de suelo. Pero quizá el desarrollo más importante para la ciudad devorado del Plan Ridruejo sea la modificación del PGOU y Plan Especial «Azucarera-Prado», aprobado, no sin polémicas, debates y recursos, por del Gobierno de Navarra en mayo de 1991, tras 2 años de paralización debida a la negativa del Consejero de Ordenación del Territorio de aprobar el expediente en tanto en cuanto éste no se englobase en el marco más amplio y coherente de la revisión del Plan y contase con un número relevante de vivienda protegida asumida por los promotores. El Plan permitió la conversión a uso residencial de los antiguos terrenos de la Azucarera de Tudela que había cesado en 1985 su actividad, incluyendo una parte lindante con el Paseo Del Prado, ampliando este y pretendiendo que la ciudad comience a mirar hacia el río Ebro y no viva de espaldas al mismo, con una densidad edificatoria baja (30 viv/ha), pues la tipología dominante es vivienda unifamiliar, un 30% de vivienda protegida, una fuerte presencia de espacios libres, y, una conexión doble del nuevo barrio con la zona de Griseras y Gardachales salvando el ferrocarril. El nuevo barrio, sobre 22 ha, se diseña de forma integral y con criterios de ordenación racional «ciudad jardín), con poca presencia del automóvil y con densidades y alturas muy equilibradas, produciendo una imagen y ordenación, hasta esa fecha inexistente en la ciudad, imagen que se ha consolidado tras la ejecución casi completa.
El PGOU de 1991 – Plan Loperena
Las grandes líneas del Plan Loperena, claramente continuista del Plan Ridruejo en cuanto a desarrollo urbano y zonificación, no tanto así en cuanto a estructura viaria, y muy innovador en cuanto a simplificación del desarrollo, ejecución y gestión posterior del Plan, ha tenido un imponente grado de ejecución y desarrollo, en sus aspectos cuantitativos, pudiendo ser más críticos en sus aspectos formales, tipológicos y en el modelo de ciudad que se ha creado, si bien, el modelo predominante de manzana cerrada que planteaba, ha sido sustituido, mediante Estudios de Detalle, por una morfología principalmente unifamiliar o mediante bloques abiertos.
En primer lugar digamos que de unas muy elevadas densidades en los años 60′ y 70′, que convirtieron el ensanche de la ciudad en una sucesión de edificios de demasiada altura sin aportar espacios libres y verdes que los compensaran, junto a importantes vacios urbanos en la Avenida de Zaragoza, Peñuelas, Groseras, etc, que producían una imagen de ciudad inconexa e incompleta, tanto el Plan Ridruejo corno el Loperena propusieron más volumetrías moderadas con una altura media de planta baja y 4 alturas y unas densidades también moderadas. que configuraron una ciudad menos densa pero que no han logrado ni reparar los graves problemas del pasado en el primer ensanche, esponjando y abriendo espacios libres y cuidando el tratamiento de medianerías que tanto preocupaba al Plan Ridruejo, ni producir una imagen de ciudad en el 2º ensanche, sino un modelo de crecimiento, en general y salvo excepciones, sin personalidad ni definición, quizás por la excesiva presencia de las barriadas de vivienda unifamiliar. Tampoco el Plan ha resuelto los problemas viarios, quizás por quedarse corto en sus propuestas o por exceder las soluciones del planeamiento. que no contaba con un plan de movilidad, ni ha introducido criterios de sostenibilidad en la produccion de la ciudad. Criterios que tras la Ley Foral 35/2002, deberán ser tenidos muy en cuenta en los desarrollos futuros. El Plan Loperena aportó un desarrollo importante, y anteriormente no previsto, más allá de los límites del antiguo Tarazónica, sobre la Carretera de Zaragoaza, mediante polígonos de servicios, lo que supuso de hecho convertir la Carretera de Zaragoza en una vía central de la ciudad que ya desde el encuentro del Casco Antiguo con la Carretera de Pamplona (Plaza de las Tres Culturas) hasta el Centro Comercial «Fuente de Tudela‘, via interminable que alarga la ciudad y le hace perder su carácter equilibrado, por to que situar hitos de definición de espacios urbanos residenciales y de otros usos parece mas que razonable, desplazando la centralidad histórica y haciendo perder su papel al Casco Histórico.
Si bien desde la aprobacion del vigente Plan se han producido diversas circunstancias, interpretaciones y polémicas en torno al urbanismo local, podemos afirmar que la ciudad y sus agentes implicados en la ordanación, promoción y construcción asumieron tanto la zonificación y determinaciones estructurantes del Plan, y sobre todo su cultura y gestión, actuándose desde mitad de los años 90′ con un alto grado de responsabilidad urbanística y pasándose, de un tiempo en que las únicas actuaciones eran asistemáticas sobre solares en el centro urbano, a actuar de forma sistemática, mediante desarrollo de planeamiento y efectuando los procesos de equidistribución y urbanización reglados y convencionales conforme a la legislación urbanística. Este cambio de cultura para la ciudad, muy positivo, se ha visto acompañado de unos años de crecimiento económico que facilitó una importantísima actividad del sector de la promoción-construcción, pero entendemos que también se ha desarrollado en un clima de aceptación o consenso social sobre el modelo de crecimiento urbano propuesto y previsto por el Plan, es decir, no se han producido actuaciones residenciales que no estuvieran propuestas en el Plan.
Textos extraidos de la Memoria y estudio económico-financiero del Plan Parcial del Sector 1 de la Unidad Integrada 9 del PGOU de Tudela y Re-delimitación de la Unidad de ejecución 36 del PGOU de Tudela, redactado por Rafael Moneo, Eduardo Arilla, Manolo Blasco, Belén Esparza y de la «Aproximación a la historia del Urbanismo de Tudela», de Jesús Mª Ramírez Sánchez.
«…La característica geográfica que más identifica y unifica la ribera de Tudela es la presencia del Río Ebro y su gran Vega. El paso de este gran río por nuestra tierra es el responsable del asentamiento histórico de las poblaciones , proveedor de los recursos básicos de la población, y el principal condicionante del desarrollo cultural y socioeconómico de esta comarca, sus pueblos, tradiciones, cultivos, modo de vida y desarrollo cultural.
Así que, aunque el modelo cada vez más urbano de nuestra sociedad, uniformador e igualador con otras regiones o comarcas, a veces no lo identifique, el río Ebro es quizás el elemento territorial que más ha influido y sigue hoy en día influyendo en el desarrollo de la comarca, carácter de sus gentes y situación socio-económica.
Este gran río se ha caracterizado por la cantidad y calidad de los recursos naturales, paisajísticos y económicos que ofrece, muchos de ellos hoy por redescubrir y proteger como riqueza colectiva a la que vivimos de espaldas, fuente de disfrute colectiva y herencia que debemos dejar, a las generaciones venideras, al menos en las mismas condiciones que la encontramos y, si podemos, y para ello este esfuerzo, mejorado…»
Introducción del Texto refundido del Plan Especial Del Río Ebro en Tudela. Agosto 1999
Estrategias de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (EDUSI Tudela).
Tal y como señala el Art.7 del Reglamento (UE) nº1.301/2013 sobre el FEDER, las estrategias de desarrollo urbano sostenible harán frente a los retos económicos, ambientales, climáticos, demográficos y sociales que afectan a las áreas urbanas. A continuación, se procede de forma sintética a identificar, de forma inicial, los principales problemas que actualmente presenta la Ciudad en relación a las anteriores dimensiones y en relación con ello a presentar los principales retos que deberá afrontar la estrategia.
Dimensión económica:
La crisis económica ha afectado muy negativamente a la estructura productiva, destruyendo una parte del tejido empresarial y dando lugar a una importante pérdida del empleo ofertado por las empresas. La mayor incidencia se ha dado sobre la construcción, cuya presencia ha devenido a testimonial, y a una parte del sector industrial. Por el contrario, las actividades terciarias, con excepción del comercio minorista, han sufrido menos. Ello ha conducido a una mayor dependencia del sector terciario, sobre el que se cimenta mayoritariamente la economía local.
Como resultado de ello la población residente en la Ciudad presenta una elevada tasa de paro, que afecta especialmente a jóvenes y a población inmigrante extranjera, estos últimos en general, con un menor nivel de formación y con menos posibilidades de acceso al mercado laboral. Por su parte, la población joven más cualificada no encuentra tampoco oportunidades de empleo en la Ciudad y se está viendo obligada a emigrar.
La caída de la renta ha afectado al consumo familiar y la reducción de la actividad económica ha provocado la reducción del tamaño de las empresas como forma de evitar su desaparición, a la vez que ha disminuido su competitividad.
La gravedad de la situación económica provocada por la crisis convierte el reto de la recuperación económica y del empleo en uno de los más importantes para el futuro. Dicho reto deberá afrontarse a partir de la potenciación y desarrollo de actividades sostenibles y competitivas, basadas especialmente en la puesta en valor de los recursos endógenos. En este sentido, la Ciudad cuenta con importantes recursos naturales que todavía no ha aprovechado – energéticos, suelo fértil, agua- y dispone de un importante patrimonio monumental histórico, artístico y cultural, con problemas de conservación, cuyo gran potencial turístico se desaprovecha, a pesar de su reconocimiento exterior. El reto de la recuperación económica pasa por la puesta en valor de dichos recursos, para lo que será necesario fomentar el emprendimiento, favorecer la recualificación de los recursos humanos, mejorar los factores de competitividad de las empresas e implementar las operaciones necesarias para su utilización como recurso productivo.
Dimensión urbana y ambiental:
En las dos últimas décadas el crecimiento urbano de la Ciudad ha sido espectacular, con una extensión de la urbanización tanto para fines residenciales como para fines económicos –industriales y terciarios-. El crecimiento residencial no ha generado la aparición de nuevos núcleos segregados sino que se ha realizado en continuidad con la Ciudad construida, sin embargo ha seguido un modelo extensivo de ocupación del suelo, a diferencia con el desarrollado en el periodo anterior, un modelo que consume más recursos por unidad construida, resulta menos eficiente en el uso de los recursos –energía, agua, etc.- en su funcionamiento posterior, dando lugar a una necesidad de desplazamientos más largos y al uso de medios motorizados, que utilizan recursos fósiles y generan emisiones contaminantes. A pesar de las reservas dotacionales las nuevas zonas se caracterizan por una elevada especialización funcional residencial y tienen una absoluta dependencia de los servicios y comercio ubicados en otras zonas de la Ciudad.
Junto a las nuevas zonas prevalece y se ha agravado la problemática de las zonas urbanas más antiguas, en particular el Casco Antiguo, sometido a la despoblación y abandono del parque residencial, y las zonas construidas en el periodo industrializador, con una baja calidad urbanizadora y constructiva, zonas todas ellas que concentra a la población con una mayor problemática social –población de mayor edad, inmigrantes extranjeros, etc.- y con menor capacidad para afrontar la mejora de las mismas, lo que agrava su proceso de deterioro y da lugar a una desigualdad de la población en el uso y disfrute de la vivienda respecto a la población que habita las zonas de más reciente construcción.
La importancia que la movilidad motorizada tiene en los desplazamientos de la población y su incidencia sobre la salud, en forma de accidentes y contaminación, y seguridad de la población hacen de este uno de los problemas indisociables del modelo urbano y la cultura de la población que deberá afrontarse conjuntamente a la hora de dar solución a la problemática urbanística.
Desde la dimensión ambiental, la Ciudad presenta problemas de contaminación atmosférica en relación a los niveles de ozono y partículas, y acústica, si bien se concentran en determinadas zonas. Más grave resulta el déficit de zonas verdes en el conjunto del espacio urbano que contrasta con la existencia tanto en su interior como en su periferia de importantes espacios naturales que sufren el deterioro y el abandono, y que son desaprovechados para dicha función.
Los 3 grandes retos de la dimensión urbana y ambiental de la Ciudad pasan:
- Afrontar el cambio de modelo de desarrollo urbano que se ha seguido en los últimos tiempos, priorizando la renovación y la rehabilitación de la Ciudad construida frente al proceso urbanizador y de extensión urbana, haciendo más eficiente el uso del espacio, evitando la segregación social de la población, recuperando el valor del espacio público para la ciudadanía y articulando e integrando el conjunto de áreas urbanas para la satisfacción de las necesidades dotacionales y de servicios;
- Cambiar el modelo y cultura de movilidad de la Ciudad, facilitando y fomentando los modos sostenibles de movilidad peatonal y ciclista, en detrimento de la movilidad motorizada;
- Reducir y eliminar la contaminación atmosférica y recuperar y reintegrar para la Ciudad tanto las zonas naturales de su interior como las periféricas.
Dimensión demográfica y social:
La sociedad tudelana ha experimentado importantes cambios demográficos y sociales en las últimas décadas, al paulatino proceso de envejecimiento poblacional acusado en la Ciudad hay que sumar la llegada y asentamiento de un importante volumen de población inmigrante extranjera, que ha supuesto uno de los fenómenos demográficos más relevantes de los últimos años.
El crecimiento económico anterior a la crisis fue un revulsivo para la llegada y asentamiento de familias inmigrantes extranjeras, lo que renovó la estructura demográfica de la Ciudad, paliando su proceso de envejecimiento poblacional e impulsando su crecimiento. La integración de dicha población ha resultado muy desigual, tanto por razones culturales como por razones económicas. En su mayor parte, la población procedente del norte de África es la que mayores problemas de integración ha presentado, resultando más fácil la integración de la población procedente de Latinoamérica.
La llegada de la crisis económica ha afectado especialmente al colectivo extranjero que es el que se ha visto más afectado por el paro y que es, dada su baja cualificación profesional, el que encuentra una mayor dificultad para reintegrarse al mercado laboral. Si a ello se unen los problemas de integración que arrastraba una parte importante de dicho colectivo desde su asentamiento en la Ciudad el riesgo de exclusión social resulta especialmente grave en la actualidad, máxime cuando se detecta una clara concentración de las situaciones de pobreza en relación a los mismos.
Más allá del colectivo inmigrante la crisis ha generado, por su elevado impacto sobre el desempleo, un empobrecimiento de una parte importante de la población y un aumento de las desigualdades sociales, con especial incidencia en colectivos vulnerables que ya se encontraban en situación o riesgo de exclusión social.
En estos años los cambios sociales y demográficos acontecidos, han generado un incremento de los demandas sociales, que cada vez con más diversas y complejas. En este sentido la problemática social afecta a distintos segmentos poblacionales y colectivos con características propias, como son los jóvenes, las personas mayores, las personas con algún tipo de discapacidad física o psíquica, minorías étnicas y población en situación o riesgo de exclusión social, lo que conlleva la necesidad de articular políticas sociales eficientes y eficaces.
Especial relevancia presenta igualmente la necesidad de transversalizar la perspectiva de género en el diseño y organización de políticas sociales y urbanas, así como avanzar de forma firme en la igualdad real de hombres y mujeres en todos los ámbitos de la sociedad.
En estos momentos los grandes retos sociales de la Ciudad se deberán centrar en:
- Afrontar la desigualdad social y la pobreza; y
- Promover la inclusión social y la integración en la diversidad.
Para ello habrá que mejorar la información que existe sobre la realidad social en la Ciudad, aprovechar el acerbo y experiencia de los servicios sociales, y dotar de recursos suficientes para afrontar dichos retos. Lógicamente, es totalmente necesario integrar la dimensión social, económica y urbana para garantizar el logro de estos retos.
La Ciudad inteligente.
El reto de avanzar hacia un gestión Inteligente de la Ciudad no supone solamente un desarrollo tecnológico, si no más bien una manera de gestionar la ciudad a través de la Modernización de su Administración, la Colaboración y la Innovación Social, utilizando las Tecnologías como instrumentos para desarrollar una Tudela más Sostenible y Eficiente, al servicio de la ciudadanía. El concepto de Smart City engloba el resto de retos urbanos, pues es la transversalidad de la misma en la propia problemática de la Ciudad y de su Administración la garantía del éxito. Es decir, convertir a Tudela en una Ciudad Inteligente es abordar los retos urbanos a través de una Estrategia de Desarrollo Integrada Territorialmente, contar con la Colaboración Ciudadana y a partir de ahí establecer las soluciones tecnológicas que permitan una gestión Inteligente de la ciudad.
Análisis contexto territorial:
La situación de Tudela en el Valle Medio del Ebro y su tradicional papel de Ciudad cabecera de Merindad, cabecera de Partido Judicial o del ámbito territorial conocido como Ribera de Navarra, la han identificado tradicionalmente con el área de influencia de la denominada Ribera de Tudela. Ahora bien, la posición intermedia de Tudela entre las capitales riojana y aragonesa en el Eje del Ebro, y su mayor proximidad geográfica a los núcleos riojanos del Valle del Alhama y Cidacos, a los núcleos aragoneses de las Cinco Villas del somontano del Moncayo y Valle del Huecha, y a los somontano soriano del Moncayo, han hecho que la ciudad se haya convertido de facto en centro funcional que proporciona bienes y servicios especializados a una subregión que transciende los límites geográficos de la “Ribera Tudelana de Navarra”.
Este papel vertebrador de Tudela se ha visto reforzado en la definición de los Planes de Ordenación Territorial, en concreto del POT 5 -Eje del Ebro-, que en conjunto contempla 44 municipios que ocupan un 23% de la superficie de Navarra, y que acogen a un 25% de su población. El POT 5, herramienta de planificación territorial vinculada a la Estrategia de Ordenación Territorial de Navarra propone a Tudela como núcleo principal de la Ribera Baja.
- Tudela ha desempeñado, y así es reconocida, como cabecera de Merindad y Partido Judicial para una población cercana a 100.000 habitantes en el sur de Navarra, en una parte del corredor o Eje del Ebro.
- El “área de influencia urbana de Tudela”, resultante de componentes históricas, administrativas, geográficas y de las comunicaciones y tiempo de desplazamiento, se puede concretar en 22 municipios navarros y 96.772 habitantes.
- Los instrumentos de ordenación territorial de Navarra (ETN y POT 5) sitúan a Tudela como cabecera del Eje del Ebro, espacio de cooperación interregional con un potencial de población superior a los 150.000 habitantes.
- Las funciones mas importantes que ahora desempeña Tudela son las sanitarias y educativas, siendo clara referencia en ámbitos territoriales de cooperación superiores a su “área de influencia urbana”.
- Desempeña funciones administrativas intermunicipales (Mancomunidad de Residuos Sólidos Urbanos de la Ribera, Comunidad de Bardenas…) que la hacen identificable, pero que no le aportan un especial reconocimiento.
- Las organizaciones de base asociativa tienen sus delegaciones o sedes en Tudela con una importante incidencia formativa.
- Cumple funciones de influencia primaria y secundaria en actividades comerciales, de ocio y servicios profesionales más allá de su ”área de influencia urbana“, si bien esta función va perdiendo cierto peso.
El Ayuntamiento de Tudela dispone de diferentes herramientas de planificación cuya finalidad es organizar la actividad de las diferentes áreas en las que está estructurada la entidad local. No obstante, en la actualidad la mayoría de estos planes no están en vigencia, en la medida que el período para el cual se proyectaron ya se ha terminado, sin tener constancia de que se ha producido su renovación y/o actualización.
- Plan Director de Evolución en la Administración Electrónica del Ayuntamiento y sus Organismos Autónomos (2015)
- Plan Estratégico Ciudad-Pec de Tudela (2015)
- II Plan de Igualdad de Oportunidades entre mujeres y hombres del Ayuntamiento de Tudela (2012)
- I Plan por el Civismo y la Convivencia Ciudadana en la Ciudad de Tudela (2010)
- Programa de Estrategia, Actuación y Gestión del Centro Castel Ruiz (2011)
- Plan Estratégico de Turismo de la Ciudad de Tudela (2011)
- Revisión de la Agenda Local 21 de Tudela (2008)
- Plan de Movilidad Urbana Sostenible en el municipio de Tudela (2008)
- Plan Integral de Juventud del Ayuntamiento de Tudela (2007)
- Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Casco Antiguo de Tudela (PEPRI)
- Plan General Municipal de Tudela. Estrategia y Modelo Ocupación del Territorio (en elaboración).
Objetivo estratégico I- Promover un modelo de ciudad sostenible en base a la renovación y rehabilitación de la ciudad construida.
- Restaurar, Rehabilitar y Regenerar el Casco Antiguo de Tudela, haciendo del mismo un recurso para el desarrollo económico y social de la Ciudad.
- Regeneración Económica y Social del Casco Antiguo.
- Restauración y Reutilización del Patrimonio Inmobiliario público monumental –histórico y cultural- como contenedor de servicios y actividades estratégicas de la Ciudad.
- Restaurar, Rehabilitar y Regenerar el Casco Antiguo de Tudela, haciendo del mismo un recurso para el desarrollo económico y social de la Ciudad.
- Restauración patrimonial y paisajística del Cerro de Santa Bárbara.
- Impulsar la integración funcional, rehabilitación y renovación de los espacios urbanos residenciales construidos en los años 1950- 1970.
- Elaboración y Desarrollo de instrumentos de actuación urbana integral.
- Implementación de actuaciones de ahorro y mejora de la eficiencia energética en la edificación residencial, las dotaciones públicas y el alumbrado y actuaciones demostrativas para el uso de las energías renovables.
- Implementación de actuaciones de mejora de la accesibilidad en la edificación residencial y las dotaciones públicas.
- Rehabilitación ambiental y paisajística de los Cerros de la Torre Monreal y Corazón de María.
Objetivo estratégico II- Mejorar la calidad ambiental del espacio urbano y su entorno.
- Reducir la contaminación ambiental urbana.
- Implementación de actuaciones para reducción y seguimiento de la contaminación atmosférica y sonoras urbanas.
- Implementación de actuaciones de mejora de la limpieza y del paisaje urbano.
- Rehabilitar e integrar ambientalmente los espacios degradados de la Ciudad.
- Rediseño, Restauración y Conexión de las zonas verdes urbanas, integrando los ríos Ebro y Queiles en la Ciudad.
- Recuperación y reutilización urbana de suelos degradados por la actividad industrial (Canraso y Tejerías).
Objetivo estratégico III.-Fomentar la movilidad urbana sostenible.
- Favorecer una movilidad sostenible priorizando los modos de desplazamiento peatonal y ciclista.
- Revisión del sistema de movilidad.
- Fomento del desplazamiento peatonal accesible y de la movilidad ciclista.
- Gestión del tráfico motorizado hacia la pacificación y de los aparcamientos hacia la disuasión del uso del coche en el centro urbano.
- Impulsar la cultura de la movilidad sostenible en la población.
- Diseño y desarrollo de la educación ciudadana -población infantil y adulta- en movilidad sostenible.
Objetivo estratégico IV.-Garantizar el bienestar y calidad de vida de la población favoreciendo la equidad e inclusión social.
- Afrontar las políticas sociales de la Ciudad desde la información y el conocimiento de su realidad social.
- Instrumentación de herramientas de información y seguimiento para el conocimiento de la realidad social, desarrollo de políticas sociales y evaluación de su impacto.
- Erradicar la desigualdad social y la pobreza.
- Mejora de la eficiencia y eficacia de los servicios y recursos establecidos para la lucha y erradicación de la pobreza y desigualdad social.
- Programas de Atención e Inclusión Social.
- Promover la cohesión social e integración de la diversidad.
- Integración social desde la infancia.
- Integración social de colectivos vulnerables.
Objetivo estratégico V.-Promover la ciudad inteligente a través de la participación y colaboración ciudadana y la puesta en marcha de nuevas tecnologías al servicio de la ciudad.
- Desarrollar íntegramente la Administración Electrónica en el Ayuntamiento de Tudela y sus Organismos Autónomos.
- Establecimiento de los cimientos de la Administración Electrónica a través de la producción de procesos funcionales y normativos y la gestión de los datos.
- Establecimiento de cauces de información al ciudadano de manera continua sobre las posibilidades de uso de los servicios a través de la Administración Electrónica para mejorar la gestión diaria.
- Introducción la gestión electrónica en todos los procesos de gestión y de la sede electrónica como base de todos los servicios.
- Establecer pautas de Buen Gobierno haciendo especial énfasis en la Participación Ciudadana y la Transparencia.
- Establecimiento de canales proactivos de Participación de la ciudadanía y las entidades de Tudela.
- Información municipal a disposición de ciudadanía en formato electrónico.
- Establecer las bases para convertir a Tudela en una Smart City.
- Establecimiento de todos los servicios de soporte necesarios para que Tudela sea una Ciudad Inteligente, fundamentalmente a través de la unificación de datos, la gestión de la ciudad visible e invisible y la capacitación del personal.
- Diseño de una Planificación Estratégica Territorial Integrada a través de la Gestión para Resultados.
- Implementación de los servicios de Smart City (Living, Energy, Mobility, Urban Environment).
12.8.2017. El Ayuntamiento de Tudela debe iniciar de nuevo la redacción del Plan General de Ordenación Urbana después de que su elaboración haya estado abandonada desde el año 2009… La “dejadez” de las administraciones había hecho que se llegara a esta situación por la que 10 años después de haber presentado la EMOT (Estrategia y Modelo de Ocupación de Tudela, necesaria para la elaboración del PGOU) se ha de modificar íntegramente dado el cambio que ha experimentado la economía, la sociedad y la ciudad… Lo normal es revisar el PGOU cada 12 años. El último data de 1991. En 2005 se firmó el convenio con el Gobierno de Navarra para elaborar la EMOT y el documento se presentó en 2007. Aunque en 2009 se dio el visto bueno en el Ayuntamiento, no se llegó a aprobar la EMOT y finalmente en 2016 (11 años después) se crea una Comisión de Seguimiento y se decide empezar de nuevo. Cuando se elaboró no existía aún ni la Ciudad Agroalimentaria.
11.10.2017. “El nuevo tren, sí o sí, tiene que pasar por la Ribera”. En cuanto a cómo podría afectar al urbanismo de Tudela la nueva plataforma ferroviaria, se señala que “parece que se abre una ventana de oportunidad para tratar de dar una vuelta al urbanismo, a la movilidad de la ciudad, tratando de asomarnos al río Ebro, si somos capaces de quitar las vías que hoy en día están “…
Tudela presentó una soberbia EDUSI, sobre los que pedían una subvención de 4,9 millones de € siendo agraciada con 2,663 millones de €. Ahora hay que gestionar el compromiso.
Nunca es tarde… para el nuevo PGOU, pero lo importante es la EMOT (Estrategia y Modelo de Ocupación de Tudela, necesaria para la elaboración del PGOU).
¡¡¡Y el tren. Pasajeros y mercancías hacia Europa ¿por dónde irá?¡¡¡ No se debería tratar de un asunto político, es cuestión territorial. Ya veremos en que acaba. TAP o AVE son algo más que nombres.
Recordemos que «…desde su construcción, el trazado del ferrocarril ha impedido la apertura de la ciudad hacia el Ebro, y ha constituido una línea de fijación de su crecimiento. Como en la mayoría de las ciudades, el cinturón ferroviario ha supuesto un obstáculo al crecimiento, al menos durante un tiempo, y ha marcado el límite entre la ciudad y el campo.
En el caso de Tudela, el trazado del ferrocarril ha dirigido la evolución de la ciudad hacia el sur, constriñendo el Casco Antiguo y separando a Tudela del río Ebro. Se impidió, de esta manera, un crecimiento más lógico, y la expansión de Tudela tuvo que realizarse obligatoriamente hacia el S y el O. El ferrocarril se une a otras líneas de fijación: algunas naturales, como el Cerro de Santa Bárbara, que impide su crecimiento hacia el N debido a lo abrupto e irregular del terreno; y otras humanas, como el llamado “cinturón conventual”, zona situada al O del Casco Antiguo donde, a partir de los siglos XIII y XIV se instalaron diversas instituciones religiosas; y los polígonos industriales, creados en los años 60, que se sitúan ya muy cerca del núcleo urbano, con los consiguientes problemas para la expansión de la ciudad en esa zona.Asimismo, a finales del siglo XIX, la estación quedaba situada en una zona periférica de la ciudad, alejada del centro, y su emplazamiento generó una nueva centralidad que supuso que el crecimiento se dirigiera hacia ella sin sobrepasarla. Con el crecimiento de los años 60-80 del siglo XX y el colmatamiento de los terrenos del Ensanche, se construyeron en los alrededores de la estación edificios que sustituyeron a viejas industrias y almacenes obsoletos, con mayor o menor fortuna estética y ambiental. Al sobrepasar la expansión de la ciudad el límite de la estación hizo que su emplazamiento adquiriera un carácter más central, con los consiguientes problemas de tráfico y estacionamiento, agudizados hoy en día. La integración, a principios de los 90, en un mismo edificio intermodal de la estación de tren y la de autobús ha aumentado aún más el tránsito en la zona, en la que se han implantado diversas empresas auxiliares: mensajería, alquiler de coches, etc., que conviven junto a locutorios para inmigrantes.
Pero el ferrocarril también puede actuar como barrera que marca la diferenciación social, el límite entre el centro y los barrios periféricos, o entre los barrios acomodados y los populares, situados cerca o al otro lado de la vía del tren. Incluso cuando la expansión de las ciudades supera las barreras ferroviarias, el trazado de las líneas sigue teniendo consecuencias: disminución del valor del suelo en las áreas paralelas a la vía, dificultando la expansión más allá de ellas, interrumpiendo los ejes viarios, que exigen pasos a nivel o costosos pasos subterráneos o elevados generando efectos ambientales (ruido, contaminación por el humo…) y configurando sectores como áreas proletarias, con la consiguiente expulsión de otros usos. Tudela no escapa a estos efectos.
Para la implantación del ferrocarril y salvar el desnivel existente, tuvo que construirse un terraplén de varios metros de altura, que bordea el Casco Antiguo y supone, desde entonces, un efecto muralla entre éste y el río Ebro con diversos efectos: accesos limitados desde la entrada de Pamplona, vistas deprimentes, ruidos, suciedad, etc. La construcción del terraplén supuso el encorsetamiento del Casco Antiguo, lo que se tradujo en esta calle estrecha y sin posibilidad de ampliación. Está deshabitada en parte y, pese a su escasa anchura, que varía desde menos de dos metros hasta poco más de tres, tiene tráfico rodado en parte y plazas de aparcamiento, y supone una de las vías de salida del Casco Antiguo.
Existe un PEPRI para el Casco Antiguo cuya memoria, del año 2004, hace múltiples referencias al deterioro urbano de la calle y su entorno, a la que ha considerado Zona de Intervención Preferente (ZIP). El documento hace referencia a la necesidad de “romper” el terraplén en distintos puntos y llevar a cabo una renovación arquitectónica, aunque la solución final pasa, según el mismo documento, por la eliminación del trazado. Se propone, además, una renovación arquitectónica de todo el frente que da hacia el Ebro.Es muy probable que, si finalmente el trazado ferroviario desapareciera de la ciudad (una de las posibilidades que se barajan), la zona pudiera sufrir una revalorización al pasar de zona trasera a frente edificado hacia el Ebro, y fuera colonizada por grupos de mayor capacidad económica (la temida gentrificación).
Edificación residual en la calle Frauca, abierta en 1962 para comunicar la estación con el resto de la ciudad. Su margen derecha, situada al lado de la vía, sólo posee un pequeño grupo de viviendas para empleados de RENFE construidas en los años 60 del siglo XX. A sus dos lados, se extiende una tapia que limita, por un lado, los talleres de RENFE cerca de la estación y, por otro, instalaciones municipales que ocupan terrenos de lo que antes fue una antigua harinera. La tapia, unida a la estrechez del a calle, supone una barrera visual para los habitantes, que también sufren los efectos del ruido por la cercanía del trazado del ferrocarril. Sin embargo, en la zona coexisten edificios residenciales recientes que albergan en sus bajos la Junta de Aguas o el Registro de la Propiedad, con viejos talleres industriales y edificios bastante deteriorados, que es probable que desaparezcan en los próximos años sustituidos funcionalmente por nuevas edificaciones (RRR).
Baja calidad edificatoria y pervivencias en el barrio de Peñuelas, conformando un barrio situado más al sur de la estación del ferrocarril. Su trazado forma una curva en su borde oriental fruto de su adaptación al antiguo trazado del Tarazónica. Se sitúa en una zona algo elevada respecto a las vías y el norte de la ciudad. En la zona se celebraba el mercado de ganados hasta 1960. Su cercanía a equipamientos de rechazo, como el matadero municipal, motivó que el interés de los promotores y habitantes para su uso residencial se retrasara hasta los años 50 del siglo XX y, sobre todo, a partir de los años 60.
Pero, el efecto actual más importante del trazado ferroviario en la trama urbana de Tudela es el efecto barrera entre distintas zonas de la ciudad. El Paseo del Prado, invisible al peatón comienza en el Paseo de Pamplona, y se extiende paralelo al Ebro, más allá de las vías del ferrocarril, hasta la mitad del barrio de la Azucarera. Se trata del típico paseo de verano que se creó en muchas ciudades en el siglo XIX, fruto de los gustos de la nueva clase burguesa. Con la construcción del ferrocarril y el terraplén, su acceso principal debe realizarse a través un arco del puente que sustenta el trazado, y que no permite que sea visible desde la ciudad. Dicho acceso, unido a los bloques de más de 10 plantas construidos en la década de los 70 en la zona, lo convierten en casi invisible para el peatón, y forman un espacio de barrio-masa con escaso atractivo paisajístico. El Paseo no es visible desde la calle ni desde la entrada de Pamplona, y queda absolutamente al margen de la ciudad. Pese a que el Plan General de Ordenación Urbana de 1991 hace referencia a limitar el impacto del ferrocarril y mejorar los accesos al Paseo del Prado con la apertura de más arcos en el terraplén, es algo que no se ha realizado a día de hoy.
Otra de las consecuencias de la implantación del ferrocarril en las ciudades durante el XIX fue la atracción de actividades industriales en su entorno, efecto especialmente importante en zonas sin tradición industrial, como era Tudela en aquel momento. El ferrocarril supuso la instalación de una industria azucarera a comienzos del XX, que ocupaba terrenos al otro lado de las vías del tren, entre el Paseo del Prado y el trazado ferroviario. “La Azucarera”, como era conocida popularmente, además de sus efectos positivos en el empleo, significó, espacialmente, la ocupación de todo el terreno entre la vía y el Ebro para uso industrial hasta prácticamente nuestros días. Sólo tras su cierre definitivo en 1985, y a comienzos de los 90, la zona se ha transformado en área urbana residencial donde predominan las viviendas unifamiliares y bloques de bajas densidades. Hoy, todavía no está colmatado el suelo y prosigue la construcción de viviendas, y es una de las zonas más valoradas por los habitantes de Tudela. No cabe duda que supone un primer paso en el acercamiento de la ciudad al río Ebro. Sin embargo, la zona es la que más sufre el efecto barrera del ferrocarril por la dificultad de acceder a ella desde varias zonas de la ciudad. Existen tres puntos de acceso a la vía que rodea el barrio, el Paseo de los Tilos, que tiene una longitud de un kilómetro, aproximadamente.
La próxima llegada del Tren de Alta Velocidad a Tudela ha abierto el debate entre la posibilidad de eliminar las vías férreas a su paso por la ciudad y construir una nueva estación y trazado a las afueras, o dejar la estación donde está, cada opción con sus pros y sus contras. Otros apuestan por un soterramiento del trazado, obra muy costosa…
La importancia del ferrocarril en la evolución y la morfología urbana de Tudela. Emilio Jesús Cepeda García.
“…la adopción del trazado depende de la posibilidad de cofinanciación entre las distintas Administraciones..”. (¿de verdad?) Yo creo que no.
17.315 viviendas y 35.170 habitantes esperan respuestas.
Cada mercado es local.
Cada municipio tiene su singularidad.
Cada municipio se retrata en su parque residencial.
Seguiremos analizando en próximas entregas los 350 municipios mayores de España