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Aranda de Duero es una ciudad y un término municipal de 127,28 km2 de la provincia de Burgos, en el Partido judicial de Aranda de Duero, capital de la comarca de la Ribera del Duero, en Castilla y León, ubicada al S de la provincia, a 79 km de la capital y es atravesada por el río Duero. Además, en el término municipal desembocan sus afluentes Arandilla, Bañuelos y el Arroyo de la Nava.
Es la 2ª ciudad más poblada de Burgos después de la capital y la 12ª de Castilla y León, constituye un centro de primer orden en el sistema regional de ciudades y un importante centro de actividad en el en el corredor Madrid-Burgos-País Vasco.La ubicación de Aranda en la confluencia de ejes básicos de la red de carretas nacional y provincial (A-I Madrid-Burgos, N-122 Zaragoza a Portugal por Zamora, que conecta con Valladolid y Soria, y las autonómicas a Palencia y Segovia), y su proximidad a Madrid, fortalecen su carácter estratégico como núcleo industrial y de servicios.
Su origen como polígono industrial de descongestión de Madrid y la continuidad en la creación de un tejido industrial consolidado, que ha ido creciendo a lo largo del tiempo hasta el desarrollo del polígono Prado Marina, lo que ha convertido el sector industrial como el generador de empleo en este sector en uno de los porcentajes más elevados de la Comunidad.
El Informe sobre el Estado de las ciudades en Castilla y León 2010, elaborado por la Junta de Castilla y León, reconoce estos valores, considerando Aranda de Duero como un Centro Industrial Moderno/Pequeño: es una ciudad claramente industrial que cuenta con el potencial turístico de su enclave en la Ribera del Duero, señalando que el desarrollo del corredor del Duero y la futura interacción tanto hacia Portugal como hacia el corredor del Ebro, incrementarán su potencial como núcleo industrial y logístico.
La condición de Aranda de Duero como capital de la comarca de la Ribera del Duero integrada por 65 municipios y cabeza del Partido Judicial, del que forman parte los mismos municipios excepto Pineda-Trasmonte, le ha permitido disponer de una oferta de dotaciones y servicios de calidad.
Como capital de la comarca de La Ribera, está caracterizada por su carácter rural y principalmente por la gran extensión de terrenos destinados a la viticultura. Los municipios limítrofes mantienen ese carácter rural con pequeños núcleos de población que se caracterizan por su tejido urbano tradicional, muy pocos prevén sectores de suelo urbanizable residencial (Fuentespina y Villalba de Duero), de escasa entidad y destinados a absorber las demandas propias municipales.Hay que resaltar la vinculación natural que existe entre ellos, las masas forestales que se extienden hacia Aranda desde Gumiel de Izán, Villanueva de Gumiel, Zazuar y Quemada (prolongación de La Calabaza), y Castrillo de la Vega y el corredor natural del Duero que atraviesa los municipios de Villalba de Duero, Aranda, Fresnillo de las Dueñas y Valdocondes.
Aranda de Duero pertenece a la mancomunidad Ruta del Vino Afluente Rural, integrada por los municipios de Anguix, Aranda de Duero, Gumiel de Izán, Gumiel de Mercado, La Horra, Roa de Duero y Sotillo de la Ribera, que cuenta entre sus fines la promoción y el desarrollo económico de os municipios, incluyendo la promoción turística, la conservación y difusión del patrimonio histórico, artístico, cultural y documental, la recuperación del entorno natural y urbano y la protección del medio ambiente.
El lecho mayor del río Duero da origen a un paisaje llano, un valle disimétrico, de modo que la vertiente septentrional es más escarpada, limitada por un conjunto de plataformas. Por tanto, se trata de un paisaje sin grandes desniveles, formado por las areniscas o calizas de los páramos, los suelos arenosos de las campiñas y los limo-arcillosos de las vegas del río principal y de sus afluentes.
Históricamente es conocida por haberse celebrado en 1473 el Concilio de Aranda, con presencia de la todavía princesa Isabel I de Castilla. También por el Plano de Aranda, realizado en 1503, siendo el mapa urbano más antiguo de España y el documento cartográfico más antiguo del Archivo General de Simancas, en el cual se basaron para el desarrollo de las ciudades del Nuevo Mundo recién descubierto por la Corona de Castilla. Por Aranda además cruza la Cañada Real Segoviana, desde 2007, incluida en la lista indicativa de la Unesco, como futura candidatura a Patrimonio de la Humanidad.
En el plano turístico es especialmente conocida por su gastronomía, sus vinos de D.O. Ribera del Duero, habiendo acogido su Consejo Regulador durante los primeros años, el lechazo asado y la morcilla de Aranda. De su patrimonio arquitectónico destacan las iglesias de Santa María la Real, y de San Juan, hoy museo sacro, el Santuario de San Pedro Regalado, la Iglesia de San Nicolás de Bari, los 7 km. de Bodegas Subterráneas construidas entre los siglos XII y XVIII, que se encuentran en el subsuelo del casco antiguo de la ciudad y el Palacio de los Berdugo en el que se hospedó Napoleón en 1808. También son de interés la cercana ciudad romana de Clunia Sulpicia y el Monasterio de Santa María de La Vid. La Semana Santa de Aranda está declarada de «Interés Turístico Regional».
Es el 3.er polo industrial de Castilla y León, con 4872 trabajadores dedicados al sector, en 136 empresas, y la 1.ª ciudad en porcentaje: el 32,9% de la población activa (dic 2007). En la ciudad se encuentran algunas de las mayores empresas de la Comunidad Autónoma: Grupo Leche Pascual (8.ª), GlaxoSmithKline (15.ª), Grupo Gerardo de la Calle – Artepref (167.ª), así como una gran factoría del grupo Michelin entre otras.
Cuenta entre sus poblaciones con Aranda de Duero, La Aguilera, Sinovas, La Calabaza y Monte Costaján.
Barrios:
- Barrio Allenduero: 54,25 ha y su población en 2011 alcanza los 7069 habitantes. Las avenidas Luis Mateos, Teresa de Jesús Jomet y el río Duero delimitan este barrio. El uso de sus edificios es residencial y de servicios.
- El barrio de Zona Centro tiene una superficie de 30,21 ha y su población en 2011 alcanza los 3961 habitantes. Los ríos Bañuelos y Duero, y las calles San Francisco y San Gregorio delimitan este barrio. Como su propio nombre indica, se ubica en el centro de Aranda de Duero y engloba el casco histórico. El uso de sus edificios es residencial y de servicios.
- El barrio de El Ferial tiene una superficie de 37,18 ha y su población en 2011 alcanza los 3673 habitantes. Las calles Santiago, Carrequemada, Santiago y San Francisco delimitan este barrio. El principal uso de sus edificios es residencial
- El barrio de Fuenteminaya tiene una superficie de 10,03 ha y su población en 2011 alcanza los 1.017 habitantes. Las calles San Antón, San Francisco, Fresnedo y el río Bañuelos delimitan este barrio, cuyos edificios tienen un uso mayoritariamente residencial.
- El barrio de Santa Catalina tiene una superficie de 34,15 ha y su población en 2011 alcanza los 7.281 habitantes. Las calles Carrequemada, Santiago, Juan de Juni, Pedro Sanz Abad, Sol de las Moreras y San Gregorio delimitan y estructuran este barrio. Se ubica al N del río Arandilla, más concretamente, al este del casco urbano de Aranda de Duero. El uso de sus edificios es residencial y de servicios
- El barrio de Tenerias tiene una superficie de 5,51 ha y su población en 2011 alcanza los 497 habitantes. La vía del ferrocarril, la calle Fresnedo y los ríos Duero y Bañuelos delimitan este barrio. Se ubica al NO del casco urbano de Aranda de Duero y el uso de sus edificios es residencial
- La Aguilera está situada a 10 km al noroeste de la localidad de Aranda de Duero. Tiene una superficie de 19,60 ha y su población en 2011 alcanza los 396 habitantes. El uso de sus edificios es predominantemente residencial
- La urbanización Costaján está situada a 3 km al N de la localidad de Aranda de Duero. Tiene una superficie de 23,88 ha y su población en 2011 alcanza los 169 habitantes. El uso de sus edificios es únicamente residencial
- Sinovas tiene una superficie de 9,71 ha y su población en 2011 alcanza los 144 habitantes. Esta localidad está situada a 3 km al NE de Aranda de Duero. El uso de sus edificios es, en su mayoría, residencial.
- La urbanización La Calabaza se localiza a 4 km al E de Aranda de Duero. Tiene una superficie de 54,76 ha y su población en 2011 alcanza los 135 habitantes. El uso de sus edificios es predominantemente residencial.
- El barrio de La Estación tiene una superficie de 58,96 ha y su población en 2011 alcanza los 3.889 habitantes. Las avenidas Luis Mateos, Berruguete y Castilla, así como el margen del río Duero, delimitan este barrio, que se localiza al SE de la ciudad de Aranda de Duero. El uso de sus edificios es residencial y de servicios.
- El barrio Polígono Residencial tiene una superficie de 17,79 ha y su población alcanza los 3.268 habitantes. Las avenidas Castilla, General Gutiérrez y Luis Mateos delimitan este barrio ubicado al S de Aranda de Duero.El uso de sus edificios es residencial y de servicios.
- El barrio de San Antón tiene una superficie de 15,74 ha y su población en 2011 alcanza los 1.815 habitantes. Se ubica al N de la ciudad de Aranda de Duero y en él se incluye la plaza de toros.
- El barrio Las Casitas tiene una superficie de 21,49 ha, y su población en 2011 alcanza los 324 habitantes. La vía del ferrocarril y el parque Virgen de Las Viñas delimitan este barrio. Se sitúa al N de Aranda de Duero, en las inmediaciones de la ciudad. El uso de sus edificios es, en su mayoría, residencial y de servicios.
- El barrio Polígono Industrial tiene una superficie de 378,99 ha, y no presenta población, ya que el uso de sus edificios es fundamentalmente industrial y de servicios. Las áreas industriales Zona Este, Zona Norte, Zona Oeste, Zona Sur y el Pológono industrial Allende Duero constituyen este barrio.
- El barrio Polígono Industrial Prado Marina tiene una superficie de 176,21 ha. Las vías A-1, N-1a y el polígono industrial Allende Duero delimitan esta área industrial. Se trata de un barrio cuyos edificios tienen uso industrial, por lo que no presenta población.
GENEALOGÍA DEL EMPLAZAMIENTO TERRITORIAL Y DE LA DIFERENCIACIÓN SOCIAL
«… El asentamiento urbano de Aranda de Duero destaca por su antigüedad en tanto que lugar habitado más de 15 siglos antes de la colonización romana de la Península Ibérica, así como por constituir un centro de referencia comarcal y regional que se ha consolidado históricamente, sobre todo a partir de la Edad Media.
Su localización geográfica en una zona de la meseta castellana de paso hacia otras ciudades de mayor importancia y su dominio de uno de los puentes sobre el río Duero, la convirtieron pronto en objeto de disputas militares. Las cualidades productivas del territorio circundante también determinaron que la actividad vitivinícola se iniciase y desarrollase ya desde los primeros siglos de su consolidación poblacional. Al mismo tiempo, se pueden apreciar las diferencias y desigualdades sociales que se van generando desde esas primeras épocas de urbanización y que se manifestarán en las edificaciones y en la configuración que adquirió la villa sucesivamente.
La etimología del nombre de la ciudad se ha atribuido al término «aratsa», procedente de los pobladores prerromanos-celtíberos «arévacos» quienes ocuparon gran parte de la zona mesetaria del alto Duero. «Aratsa» aludiría a la existencia de muchas vegas o planicies ribereñas del Duero, valiosas desde el punto de vista agrícola y también aptas para establecer una residencia permanente. Los «aratseos», siguiendo esa misma línea de significaciones, serían los pobladores ribereños.
De las ocupaciones romanas y visigodas no se conoce en Aranda vestigio alguno, ni piedras, ni monedas, ni edificaciones (excepto algunos restos de puentes romanos), aunque sí se hallan en otros pueblos de la comarca de La Ribera. La fundación oficial de la ciudad se ha establecido en el año 861 por mandato del rey asturiano Ordoño I al objeto de constituir una defensa militar del frente fluvial del río Duero que ayudara a la reconquista cristiana del territorio previamente ocupado por los musulmanes. Esa fecha y la conclusión en esta zona de las contiendas bélicas en torno al siglo XI, señalan el inicio de una población duradera y, aunque modesta en volumen, con mayor crecimiento que el resto de asentamientos de sus proximidades.
«El Duero, que supuso una duradera frontera, marca una delimitación de dos modelos de organización administrativa. Al norte, durante los siglos X y XI, las poblaciones se agrupan por alfoces, circunscripciones dependientes de un castillo regentado por un tenente. Las aldeas que conforman ese alfoz no tienen otra competencia que la explotación de sus tierras. La autoridad la ejerce el tenente por delegación del conde, quien ha sido a su vez investido por el rey. (…) Al sur del Duero, la repoblación que empieza a ser efectiva desde la segunda mitad del XI, se organiza mediante Comunidades de Villa y Tierra, esto es, circunscripciones territoriales dependientes de una villa o ciudad, con amplia autonomía en lo judicial, económico, fiscal y militar, donde el gobierno se ejerce por el concejo que da nombre a la Comunidad, teniendo como única autoridad superior sólo al rey. (…) Aranda quedará como lugar de realengo con concejo independiente.»

Las condiciones orográficas y fluviales del asentamiento arandino (Peribáñez, J. y Abad, I. Aranda de Duero, 1503, p. 24).
En la Edad Media comienzan a datarse los primeros episodios de desforestación de los encinares, robledales y sabinales que abundaban en la zona, proceso que se incrementará en siglos posteriores. En todo caso, durante toda la Edad Media todavía nos encontraríamos con un territorio muy boscoso y, a la vez, de muy escasa densidad de habitantes humanos. A medida que la conquista cristiana avanzaba hacia el sur peninsular, Aranda iba consolidando su posición estratégica junto al Duero cuyo puente principal se representa en el blasón heráldico de la villa y determina la configuración de distintos colectivos sociales: «Junto a tan útil pasarela debieron instalarse muleros y carreteros, herreros y guarnicioneros, dando paso a los primeros artesanos y comerciantes que encontraron clientela entre viajeros y residentes. Los que vivían del agro y del pastoreo -es decir, el grueso de la población- no siempre alcanzaron niveles aceptables de autosuficiencia, precisando del auxilio de otros oficios especializados.»
La consolidación del núcleo urbano y de la actividad económica vitivinícola de Aranda se inicia a partir de los siglos XV y XVI. Se ha estimado que la población de Aranda pudo alcanzar los 5.500 habitantes en el año 1591.
Un ejemplo de la relevancia que adquirió la ciudad durante la Edad Media es la celebración en la misma, en el año 1473, del Concilio de Aranda. Este evento religioso, presidido por el Arzobispo de Toledo, tuvo lugar en la iglesia de San Juan pues la iglesia de Santa María se hallaba aún en construcción (aunque se habría iniciado en torno a 1439, a partir de una torre previa que servía como atalaya militar). De forma semejante, el centro neurálgico de la villa fue oscilando durante esos años desde la iglesia de San Juan, primero, a la iglesia de Santa María y a la Plaza Mayor después.
Otro ejemplo de la importancia adquirida por Aranda es el plano de 1503 enviado por el corregidor Fernando de Gamarra al Consejo Real, en tanto que alto tribunal del Reino de Castilla. Se trata del documento cartográfico más antiguo que se conserva en el Archivo General de Simancas. El motivo de esa elaboración fue solicitar un veredicto acerca de la apertura de la calle Barrionuevo hasta la iglesia de Santa María, lo que comportaba el derribo de varias casas y el consiguiente conflicto entre distintos grupos de residentes. A partir de la reconstrucción de este primer conflicto urbanístico registrado documentalmente y del plano que lo acompañó, se pueden deducir los rasgos principales de la estructura urbana y social de la villa en sus primeros tiempos de consolidación y auge.
«Tras ser oídos testigos de las dos partes, el Consejo de Castilla autorizó el derribo de las casas, con la argumentación de que los intereses particulares habían de subordinarse a los públicos. Siendo la mejora urbanística y la utilidad para la población mayores que el daño causado a unos cuantos ciudadanos, aún cuando éstos fuesen influyentes. El plano refleja en su sencillez las características fundamentales de Aranda de Duero y refleja en su configuración urbana la mentalidad y la organización social de comienzos del s XVI. La Iglesia de Santa María está en el centro del plano, concebida en forma de gran círculo desde cuyo borde se ordenan las calles, sus nombres reflejan las categorías sociales. La oligarquía local se condensó en los nombres de calles como calle «do vive Pedro de Lara» (calle en la que vive Pedro de Lara) o calle de Llorente González; las actividades comerciales en «so los portales» (bajo los portales donde se encuentran las tiendas), y las profesiones en calle de la pescadería o calle de la miel. Aranda de Duero está rodeada por un muro, cuyas principales puertas aparecen indicadas. Eran cerradas por las noches a una hora determinada para seguridad de sus habitantes y en circunstancias especiales.»
El plano de 1503 representa a una ciudad plenamente amurallada, densa y compacta en cuanto a las edificaciones que reúne en su interior. Las calles son estrechas y muchas casas se elevan en varias alturas (dos e incluso tres).
La alta calidad de ese plano y de la documentación que lo acompaña, contribuye a esclarecer muchos de los rasgos singulares del origen urbano de Aranda y de parte del trazado de sus calles que ha persistido hasta el presente, a pesar de la desaparición de la muralla. En los arrabales extramuros se señalaba la ubicación de varias ermitas, conventos y templos. El callejero intramuros presentaba numerosas referencias religiosas aunque abundaban, además, las menciones a la vida social y económica del lugar relativas, por ejemplo, al comercio del trigo, el centeno, la sal, el aceite o la aloja. Otras calles se referían aspectos topográficos (como costanilla, cascajar y dehesilla) o a espacios de utilidad pública como el hospicio, la pescadería, las «ánimas» (al lado del cementerio), las «boticas» o «los Tercios» donde se recaudaban los tributos.
La muralla tenía 6 puertas. En el centro del plano aparecía la iglesia de Santa María desde la cual se extendían radialmente las principales calles que se dirigían a las puertas de la muralla. Sobre el río Duero se dibuja un solo puente y aguas abajo se señala un molino, pero el río Bañuelos no aparece en la representación. La rectitud de algunas calles y su ancho están exagerados por lo que algunos analistas han interpretado esos detalles en el sentido de propuestas y proyectos de mejora que el autor quería indicar. Apenas hay amplios espacios libres, pero el plano no representa fielmente las huertas que debían existir en el interior de cada manzana, optando más bien por un dibujo saturado de casas desordenadas (especialmente las de la población más modesta, sin ninguna inscripción al lado que las dotase de singularidad).
Con respecto a las edificaciones de esos inicios del s XVI, ya se pueden percibir los fuertes contrastes entre los distintos estamentos sociales. Las viviendas más humildes se construían con adobe y madera, mientras que la minoría perteneciente a la nobleza o a los comerciantes más ricos edificaba casas de piedra (como la casa de los Berdugo en la calle Barrionuevo, la casa de las Bolas del barrio de San Juan o la desparecida casona de la calle de la Costanilla esquina con San Juan). Otras categorías sociales como las de moros y judíos permanecieron en Aranda incluso después de su persecución institucionalizada. Entre la comunidad judía hubo propietarios de bodegas, cobradores de impuestos, cirujanos, yeseros, tejedores, carpinteros y carniceros. La primera judería se situó extramuros, junto a la puerta de Cascajar, aunque luego residieron en calles interiores como la de Barrionuevo, pero la expulsión oficial de 1492 prácticamente no dejó a miembros de esta comunidad religiosa en la localidad y su sinagoga fue apropiada por cofrades cristianos. La aljama o morería se ubicaba por detrás de la iglesia de San Juan, en una zona próxima al río Bañuelos expuesta a inundaciones. Este grupo de población llegó a suponer una minoría importante de los habitantes (superior al 10% antes de la fecha de su discriminación oficial en 1609) y se dedicaba a oficios de herrería, alfarería, albañilería o yesería.
Del s XVII se han puesto de relieve los desastres meteorológicos que perjudicaron durante algunos años a la ya fecunda y principal industria del vino, la intensa política recaudatoria de impuestos por parte del régimen monárquico y la eclosión en el culto a la Virgen de las Viñas. El santuario de ésta se remodeló en 1688 por iniciativa municipal destinando a tal fin las tasas imputadas al comercio de pescado, salazón, escabeche, cecina y lechón. También se recaudaron al efecto donaciones vecinales, aportaciones del obispado oxomense y de algunos nobles. Gracias a la explotación del vino, toda la comarca de La Ribera experimentó un crecimiento demográfico notable que, a su vez, dio lugar a numerosas edificaciones: templos parroquiales, ermitas, humilladeros, fuentes públicas y palacios. «La vid ocupaba más de la mitad de la superficie labrada, los cereales panificables empezaban a cultivarse en menor medida y el mosto constituía hasta el 80 por ciento de los diezmos satisfechos a la iglesia». No obstante, eran tiempos de crisis y la población de Aranda se redujo considerablemente: «en 1673 Aranda tenía, clérigos y viudas aparte, entre 3.500 y 4.000 habitantes. »
A finales del siglo XVII Aranda y el resto de poblaciones de la Ribera experimentan una revitalización de sus mercados y ferias donde se comercializaban los productos locales. Los efectos de las últimas epidemias de peste (entre 1647 y 1662) y de las guerras fueron de escasa importancia y, de este modo, se recuperó el crecimiento demográfico. A partir del Catastro del Marqués de Ensenada se podría estimar una población de 3.500 habitantes en 1759. Gracias al Censo de Floridablanca se puede estimar que la población habría crecido hasta los 3.880 residentes en 1787. Una década más tarde otro censo oficial confirmó el continuado crecimiento demográfico al registrar unos 4.000 habitantes. En todo caso, la tasa global de crecimiento para la segunda mitad del siglo XVIII sería del 14%, muy inferior al 30% que se ha estimado como media para toda Castilla.
En aquella época no más de un 10% de la población sobrepasaba la edad de 50 años. El matrimonio era la condición civil predominante en la gran mayoría de la población adulta, a excepción del estamento eclesiástico. La mortalidad y la natalidad eran muy elevadas (cercanas al 40 y 45 por mil, respectivamente). Los brotes de peste (en 1786 y 1804, por ejemplo) o los desastres naturales (en 1775 y 1798, por ejemplo) azotaban regularmente a la población e impedían tasas de crecimiento demográfico elevadas o sostenidas. Entre 1808 y 1813 los estragos de la invasión napoleónica, cuyas tropas se alojaron en numerosas ocasiones en Aranda, se sumaron a los factores contrarios a la estabilidad demográfica en la villa.
En todo caso, durante la 2ª mitad del s XVIII, Aranda había potenciado «su papel de centro comercial, centro neurálgico de la comarca, manteniendo su capitalidad múltiple, como centro administrativo y judicial por ser sede de corregimiento, centro fiscal, como cabeza de partido, y sede religiosa por su condición de arciprestazgo.» En este contexto la sociedad se estructuró siguiendo las pautas del Antiguo Régimen aunque iniciándose ya algunos cambios con el ascenso social de una incipiente burguesía. La nobleza local se había mudado en su mayoría a Madrid (a la «Corte») aunque mantenían muchas de sus propiedades arrendadas. Apenas un conde, un marqués y ocho «hidalgos acomodados» formaban ese estamento durante la segunda mitad del s XVIII. Los miembros de la Iglesia católica y de distintas órdenes religiosas eran muy abundantes y llegaron a representar el 3,5% de toda la población arandina a mediados del s XVIII aunque iban disminuyendo progresivamente. En cuanto a la población dedicada a la agricultura en general y a la pujante vitivinicultura en particular (más de un 50% de toda la población activa), la gran mayoría no poseían tierras propias suficientes para su sustento por lo que se veían obligados a trabajar como jornaleros. En torno a un 40% de la población se incluía a artesanos, comerciantes y profesionales, siendo casi inexistente quienes regentaban alguna industria en la localidad.
En el plano de la actividad económica se puede percibir, durante la 2ª mitad del s XVIII, cierto equilibrio entre la agricultura y las distintas ramas artesanales y mercantiles. Por una parte, el cultivo de viñedos se expandía continuamente a costa del cultivo de cereales. La viticultura, además, atraía a poblaciones jornaleras de otras provincias que trabajan temporalmente en la zona sin asentar su residencia. Destacaban también algunas explotaciones singulares como la del cáñamo. El aprovechamiento comunal de montes y bosques, por su pare, se fue deteriorando, aunque las actividades de pastoreo eran abundantes y persistentes. Por otro lado, muy pocos de los productos artesanales se exportaban fuera de la comarca, aunque estaban muy diversificados y tenían una fuerte organización gremial. Estos oficios se desarrollaban en su mayoría en casas-taller: fabricación de calzado, confección de vestidos, manufactura de lino y cáñamo, elaboración de vinos y aguardientes, alfarería, cerrajerías, caldererías, etc. Toda esta actividad artesanal recuperó su bonanza económica y su centralidad comarcal, fundamentalmente (sólo el vino y los aguardientes se exportaban más lejos), aunque no fue seguida ni superada por una actividad industrial equiparable que no despegó en aquellos momentos en la localidad (dos intentos, por ejemplo, de industrializar la producción de aguardiente y de jabón, fracasaron a los pocos años de iniciarse).
«El principal problema de la Ribera y de la propia villa de Aranda fue precisamente la abundancia del viñedo, su extensión, los métodos rudimentarios, tradicionales de la explotación, la cantidad de mano de obra concentrada en estas tareas, todo lo cual generaba un sistema de dependencia con respecto al vino que, a medio plazo, desencadenaba desajustes y limitaba, incluso impedía, el desarrollo de otras posibilidades en la zona, más rentables y diversificadoras de la economía.»
Principales rasgos urbanos y sociales del municipio desde mediados del s XIX
Según el Diccionario de Madoz (1845-1850) Aranda de Duero contaba, a mediados del s XIX, e incluyendo a Sinovas, con «1.030 vecinos y 4.122 almas», refiriéndose la primera cifra al número de hogares con un cabeza de familia varón, y haciéndolo la segunda al total de la población.
En esa misma obra se lamenta la deforestación del entorno así como la deficiente calidad de muchas viviendas, aunque dotadas de las bodegas subterráneas que han supuesto uno de sus más notables legados constructivos a lo largo de los siglos.
«Forman el casco de la población como unas 800 casas, casi todas de 2 pisos, y en lo general fabricadas de madera y adobe crudo, lo cual las hace de feo aspecto y propensas a desnivelarse, si bien hay algunas antiguas y varias otras modernas de piedra, y de sólida construcción; en el interior no presentan por lo común comodidad alguna, ni ofrecen tampoco abrigo, por ser muy escaso en el pueblo el número de vidrieras para las ventanas y balcones, cuyo balaustrado es casi todo de madera sin pintar como lo están todas las puertas, contribuyendo también esta circunstancia a su mala vista exterior: se hallan reunidas en grupo formando grandes manzanas y calles irregulares y estrechas, entre las cuales se ven muy pocas de anchura y longitud regular. La mayor parte de dichas casas tienen debajo espaciosas cuevas o bodegas para la conservación del vino en cubas de madera de cabida de 100 a 300 arrobas, bastante profundas aquéllas, y cavadas en terreno compuesto de una greda arenosa y muy dura, que evita las filtraciones del agua, y hace que no necesiten bóvedas ni arcos para su sostenimiento, excepto en raros casos.»
En el Diccionario de Madoz también se describen las 3 principales plazas públicas de la época y las actividades que acogían. En particular, de la Plaza Mayor (por entonces, denominada de la Constitución) se observa la existencia de soportales en casi todas las fachadas, su capacidad central de reunir a la mayor parte de la población, de alojar «las mejores tiendas» y de servir para la celebración del «mercado de comestibles y otros artículos». Desde el s XVI y hasta 1886, se utilizaba ocasionalmente el recinto de la Plaza Mayor para festejos taurinos. De la Plaza del Trigo se destacaban los soportales y el comercio de granos. De la tercera, Plaza del Palacio entonces y Jardines de Don Diego actualmente, se mencionaban su amplia capacidad, la existencia de las «principales posadas», el Palacio que hospedaba a los obispos que visitaban la diócesis y «la feria de ganados, y los rastros o mercados de carne en ciertos sábados del año»
En cuanto a instituciones locales sobresalientes, se recogen el Hospital de los Reyes (hoy Parroquia de San Domingo) «bajo protección del Ayuntamiento», la Fundación del Estado Noble y la Fundación-escuela de la Vera Cruz (estas dos últimas, de carácter plenamente privado). Con finalidades sociales y de beneficencia hacia la población más pobre, pero con titularidad municipal, existía también el «pósito» donde se almacenaban granos de trigo que se ofrecían a modo de préstamo. Entre los edificios municipales de la Plaza Mayor se subrayan la sede consistorial, otro que tenía funciones taurinas (hoy Sociedad de la Tertulia) y un tercero que reunía a la vez a una escuela, un despacho de carne y el control municipal sobre los pesos y medidas. El estudio de la ciudad comprendía igualmente un registro y datación de los numerosos edificios religiosos de la localidad, además de un análisis de los caminos y paseos principales (con su vegetación de chopos, olmos, encinas, etc.), de las fuentes y manantiales, y del casi inexistente alcantarillado. Los cultivos predominantes eran la vid, el centeno, el trigo, la cebada y distintas hortalizas. Con respecto a las murallas, se constata ya su desaparición: «en la antigüedad tuvo este pueblo fortificaciones de alguna importancia, conservándose aún varios trozos de muralla fuerte, dos puertas y una torre o arco que debió ser entonces cabeza de puente. En la última guerra civil [la Carlista] ha estado cerrada y ligeramente fortificada la plaza de la Constitución, habiéndose trasladado después esta fortificación al ex-convento de Sancti Spiritus, donde se hicieron obras costosas para defensa contra fusilería, las que han empezado a arruinarse.»
El cronista enviado por Pascual Madoz a Aranda se hizo eco de los eventos comerciales que tenían lugar en la época y del papel sobresaliente que ocupaba el vino en ellos, con capacidad añadida para su exportación a otros lugares de la región: «Hasta el año 1845 hubo una feria el día de la Concepción; pero desde este mismo año se celebran dos que duran 5 días cada una, la primera el 30 de mayo, y la segunda el 8 de septiembre: son poco concurridas, siendo el principal comercio que en ellas se hace el de ganado caballar, asnal, mular y vacuno, admitiéndose también todos los demás artículos; hay de tiempo antiguo dos mercados semanales los miércoles y sábados, cuyos principales objetos son el pescado fresco y escabechado de las costas del Norte, y los cereales, y legumbres del partido y de los limítrofes, vendiéndose además alfarería, y todo género de comestibles y quincalla. (…) La principal cosecha es la del vino en cantidad de 120 a 150.000 arrobas o cántaras castellanas de 8 azumbres cada una: el vino es tinto oscuro, sano y de poca fuerza y de no desagradable sabor; pero por la mala elaboración, ni es tan bueno como la uva lo permite, ni se conserva en buen estado más de un año, por cuyo motivo suelen arrojar al río muchos miles de arrobas cuando viene una grande cosecha. (…) Consúmese en el pueblo como una mitad de la cosecha, y se exporta lo restante para tierra de Burgos, Soria y Segovia.”
Con respecto a otras actividades económicas, el análisis del Diccionario de Madoz apuntaba a la agricultura como principal dedicación, sin apenas industrias manufactureras reseñables: «Se cogen como unas 20.000 fanegas de toda clase de granos, siendo el más abundante el centeno, si bien no bastan estos para su consumo, importándose en su virtud por lo regular de la provincia de Segovia: produce además algunas legumbres, patatas, frutas, hortalizas y cáñamo, todo de buena calidad; y hay, con corta diferencia, 6.000 cabezas de ganado lanar, y algo de cabrío y vacuno, criándose el de cerda aisladamente en muchas de las casas de la población. Para las labores del campo se cuentan de 40 a 50 parejas de mulas, varias yuntas de bueyes y bastantes de burros. El terreno abunda en algunos puntos de caza de liebres, conejos, perdices y codornices, no faltando zorros y algún que otro lobo. Las aguas de los ríos Duero y Arandilla dan exquisitos barbos, anguilas y algunas truchas. Por último, su término es muy escaso de piedra, siendo de clase inferior la poca que en él se encuentra, la cual solo suele servir para mampostería. La agricultura es casi la única industria de sus habitantes; por lo demás solamente hay tres medianas tenerías para curtidos, los molinos y batanes de que ya se ha hecho mención, algunos hornos de alfar, y los oficios de cordelería, alpargatería, zapateros y sastres, con los demás que son necesarios para la vida ordinaria de un pueblo, entre los cuales el de tejedor de lana en estameñas, mantas y costales de cáñamo y lino para lienzos gruesos, mantelería basta y entrefina, no dejan de ocupar algunos brazos: la lana que emplean en estos artefactos es de esta población, y las otras materias las conducen de Osma, Aragón y otros puntos.”
Las convulsiones y alternancias políticas del s XIX tuvieron su reflejo en los lugares de reunión de liberales, conservadores y republicanos. Hernando señala, por ejemplo, la reunión de conservadores en casa de Eulogio Berdugo, la de liberales en casa de doña Jacinta y la de republicanos en la barbería Berzosa. La vida social, además, se articulaba en torno a tres espacios de referencia: «La sociedad de La Tertulia data de 1848 y tuvo su sede en la calle de la Miel, aunque en 1870 emigró hasta el eterno inmueble de la Plaza Mayor, permutado al ayuntamiento por la casa del conde de Adanero. Desde sus filas se escindieron en 1865 los fundadores del Casino Artístico. (…) Fijaron su local en la Plaza Mayor, en la esquina de la calle de la Miel, trasladándose un año más tarde hasta la Alojería y terminando en la acera de la Plaza Mayor. La Filarmónica tuvo origen mucho más lúdico y bailongo, organizando desde 1883 los vespertinos saraos dominicales, primero en las Morenas y más tarde en el Rollo. Las protestas del vecindario ante el incesante alboroto nocturno hicieron que las fiestas de La Filarmónica terminaran desterradas a la explanada de la Virgen de las Viñas, bien lejos del núcleo urbano, al menos durante el buen tiempo. Con la llegada del invierno alquilaron el teatro municipal y más tarde otros locales en la calle Isilla y en la de Cascajar. Durante los locos años 20′ llegaron a estrenar autóctona zarzuela El Segundo de Pascua (celebraban su fiesta el segundo día de Pascua de Resurrección) aunque desaparecieron con la sombría postguerra. Se sabe de otras sociedades como el Círculo de Recreo que se fundó en 1886 y las del s XX, sobre todo la del Círculo de Labradores, de católica inspiración y La Amistad Ferroviaria.»
De las últimas décadas del siglo XIX cabe destacar la inauguración en 1895 de la línea de ferrocarril entre Valladolid y Ariza. Se trataba de un trazado transversal a lo largo del río Duero, en gran parte del recorrido, que conectaba otras dos líneas radiales de ferrocarril: la de Madrid-Valladolid (propiedad de la compañía del Norte) y la de Madrid-Zaragoza (propiedad de la compañía MZA). El proyecto se había gestado décadas antes y la concesión acabó, finalmente, en manos de la «Compañía de Ferrocarriles del Duero». Proporcionó servicio a pasajeros y a mercancías hasta 1985 para los primeros, y hasta 1994 para las segundas. La antigua estación fue transformada en museo ferroviario en 1998. En todo caso, como han notado algunos historiadores, durante todo el siglo en que estuvo en funcionamiento, constituyó un nodo relevante de la vida social y del urbanismo del sur de la ciudad. El ferrocarril permitió, por ejemplo, la exportación de cereales, vino, madera y piedra procedentes de todo el valle del Duero.
«En Aranda se instalaron los talleres y los depósitos de maquinaria de la línea, permitiendo la llegada hasta la capital ribereña de un buen número de obreros que contribuyeron a incrementar su población y promover el desarrollo urbanístico de la villa al sur del Duero. Se institucionalizaba entonces la operación de ir de paseo hasta la estación. (…) El ferrocarril Valladolid-Ariza fue una de las principales vías de salida de la emigración hacia Cataluña y Europa, gentes humildes que desde Galicia, el Bierzo, Maragatería, Tierra de Campos y la Ribera intentaban escapar a la miseria del terruño, conquistar una situación más digna y aspirar a trabajos estables decentemente remunerados. (…) El nuevo medio de locomoción frenó un tanto la capitalidad comarcana de Aranda, si bien incentivó el desarrollo de la harinería y de los harinócratas, aunque muchos menos adinerados que los alimentados por el Canal de Castilla. Por aquel entonces empezaron a constituirse las cinco fábricas de harinas más importantes (La Dulce María, La Perla del Arandilla, San Pedro, La Luisita y La Rosario) que molturaban hasta 750.000 fanegas al año que salían hacía las regiones periféricas del país. »
En el mismo año en que llegó el ferrocarril a la ciudad también lo hizo el tendido de luz eléctrica. Su explotación corría a cargo de una sola compañía (Ocio, Redondo y Rodríguez), aunque posteriormente habría hasta cuatro «fábricas de luz»: La Eléctrica Arandina, La Industrial Arandina, La Ribereña del Duero y la de García y Cia.
MODERNIZACIÓN E INDUSTRIALIZACIÓN A LO LARGO DEL SIGLO XX
Entrando ya en el s XX, en el otoño de 1918 una nueva epidemia, en este caso de gripe, afectó gravemente a la población arandina y dejó un saldo de 118 defunciones.
Desde el punto de vista de los equipamientos educativos hubo un proyecto de crear una nueva escuela en El Corralón desde 1923, aunque no prosperó y la educación básica siguió impartiéndose en inmuebles menores como la casa de Conde de Adanero en Cascajar, la de Ortiz de Zárate en Comandante Requejo o la vieja estafeta de correos en General Berdugo. Mejor fortuna tuvo el Instituto de enseñanza secundaria que se inauguró en 1928 en la calle Comandante Requejo.
En 1935 comenzó a funcionar la red de alcantarillado urbano y el abastecimiento de agua potable desde las reservas subterráneas de Prado Marina, después de los intentos fracasados desde 1922 para aprovisionarse en un manantial lejano de Tubilla del Lago y de crear una mancomunidad con ese municipio y con el de Villanueva de Gumiel.
La nueva línea de ferrocarril entre Madrid y Burgos comenzó a construirse en 1928 lo cual comportó expropiaciones de tierras locales a la vez que la atracción a Aranda de personal técnico y operario dedicado a tales obras. Después de superar distintos contratiempos y vicisitudes políticas y económicas los trabajos de construcción avanzaron desde Burgos hasta Somosierra, pero en 1931 se paralizaron y sólo se retomarían en las décadas de posguerra, concluyéndose en 1968. Hasta su cierre definitivo para pasajeros y casi completo para mercancías, esta línea prestaba un servicio alternativo al transporte por carretera con trenes que permitían velocidades hasta 140 km/h. Con una óptima gestión, además, acortaba de forma sobresaliente la distancia entre Madrid y Bilbao en unos 100 km, por una parte, y entre Madrid-Irún-París, por la otra. Sin embargo, RENFE fue abandonando estos servicios y los acabó suprimiendo a partir de 2011 (justificándolo, por ejemplo, con los cierres temporales obligados durante la construcción de la carretera A1, con el descarrilamiento de un Talgo y con los desprendimientos de rocas en un túnel de Somosierra). Sólo permaneció vigente el tráfico de mercancías entre Aranda y Burgos, que sigue operativo aunque infrautilizado. En Aranda de Duero se celebró en 2006 una de las manifestaciones ciudadanas más multitudinarias de su historia reciente como protesta por el abandono que estaba sufriendo esta línea.
La economía local en las primeras décadas del siglo XX añadió a las ya existentes fábricas de luz y de harinas, «la Unión Resinera Española (1903), dedicada a la producción de aguarrás y potentes colofonias, tres aserraderos, tres molinos de piedra, dos fábricas de jabón, dos imprentas y una fábrica de hielo, además de las tradicionales panaderías, tejeras y alfares, sin que nos olvidemos de los talleres de boteros, herreros, carpinteros, guarnicioneros y carreteros. Hacia la década de los años 10` la vitivinicultura ribereña experimentó un tardío ataque de filoxera. «Ese acontecimiento obligó a muchas familias a emigrar a zonas más industrializadas de la Península.
El trienio de guerra (1936-1939) arrojó un legado de devastación que sólo comenzó a recuperarse a finales de la década de 1950 con la apertura de fábricas de piensos compuestos, la intensificación de la producción azucarera (a partir de los cultivos de remolacha que se habían promovido a lo largo de las vegas del Duero), las industrias lácteas, los talleres de maquinaria agrícola y de confección, etc. Con la apertura al capital internacional del régimen franquista y con los planes de desarrollo tecnocráticos, en 1964 se inauguró en Aranda el «Polígono de Descongestión de Madrid» (concebido por el I Plan Nacional de Desarrollo, 1959) que dio lugar al surgimiento de los barrios de Allendeduero y Santa Catalina.
«…Creada por un Decreto de diciembre de 1958, la Comisión Interministerial para el estudio de la Descongestión de Madrid estaba presidida por el ministro de la Vivienda y representantes de otros ministerios, de la Presidencia del Gobierno y de la Organización Sindical. Entre los documentos que manejó esta Comisión está uno preparado por la Dirección General de Urbanismo cuyo examen tiene interés por ofrecer un panorama completo del marco conceptual desde el que se planteaba la operación. Bidagor se ha atribuido, sin dejar lugar a dudas, ese planteamiento. Se trata de un Informe General, que fue distribuido con carácter de documento de trabajo.
Lo más interesante del mismo, dentro del contexto de nuestro análisis, es aquello que nos permite adentrarnos más en la comprensión de la forma en que aquellos hombres, en aquel momento, se enfrentaban con unos fenómenos, cuya naturaleza y orientación no comprendían y, en consecuencia, producían unas respuestas y unas actuaciones contradictorias. Después de estudiar con censos que llegan sólo hasta 1950 las características de los movimientos migratorios en España durante la primera mitad del siglo, y de determinar en función de ellos las «comarcas congestionadas», que siguen atrayendo población, se proponen unas «correcciones inmigratorias convenientes» en el panorama nacional, para terminar en una estrategia concreta para el caso de la Comarca de Madrid, como «primera etapa de la gran operación de ordenación económica y urbanística que se trata de abordar».
La primera observación que puede hacerse es que al operar en 1959 con censos anteriores a 1950, se estaba cometiendo un error en la apreciación de la variación de intensidad de esos movimientos migratorios. Por ello, las previsiones y recomendaciones resultarían tremendamente tímidas, en cuanto a las cifras de inmigración a corregir por la propia estrategia ideada, y tremendamente optimistas en cuanto a las posibilidades de lograrlo.
Por ello también, al proponer medidas correctoras que parten del deseo de «reducir las 2/3 partes de la inmigración en las comarcas de Madrid y Barcelona», «la 1/3 parte de la inmigración en las demás comarcas congestionadas» y «aliviar el crecimiento de todas las ciudades de más de 100.000 habitantes cuyo índice decenal sobrepasa el 20 %» …
Y aparece a continuación una primera insinuación de localizaciones adecuadas para establecer los puntos de atracción de la población correspondiente al caso de Madrid: Guadalajara, Toledo, Talavera de la Reina, Alcázar de San Juan y Aranda de Duero, que con la sola excepción de la poco clara, y siempre mal explicada, sustitución de Talavera por Manzanares, en la que, al parecer, jugando intereses personales casi caciquiles, será justamente la relación de los núcleos de descongestión que finalmente propondrá la Comisión, aprobará el Gobierno y acometerá el Ministerio de la Vivienda. Lo que no figura es el plazo total de la operación…»
Fernando de Terán. Planeamiento urbano en la España contemporánea (1900/1980). 1982 Alianza Universidad Textos. Madrid
Inmediatamente después «aparecen empresa metalúrgicas, farmacéuticas y una gran industria de fabricación de neumáticos [Michelin] que proveía a todas las nacientes factorías automovilísticas del Estado. Se suceden los Festivales de la Canción del Duero, se van alzando bloques de viviendas capaces de absorber el goteo de población que llega desde los núcleos rurales del entorno y se construyen equipamientos en las zonas de expansión urbana.» Esa renovada industrialización provocó un descenso del cultivo de viñas y de la producción vinícola, aunque ésta se recuperó a partir de la década de 1980: «Al filo de 1900 la Ribera tenía plantadas unas 27.000 hectáreas de viña, a inicios de la década de 1980 sólo 8.200. (…) En 1982 se creaba la denominación de origen Ribera del Duero y se apostaba por la introducción de varietales selectos y portainjertos más resistentes. Al poco la uva empezó a pagarse un 400 % más, afluyen nuevos capitales y se crean un sinfín de nuevas bodegas que sepultan el modelo cooperativista asociativo. La producción anual andará ya cerca de los 20 millones de botellas -en toda la denominación- y a nadie se le ocurre arrancar las cepas para plantar remolacha.»
La configuración industrial que se localizó en Aranda desde la década de 1960 y que complementó la secular y boyante actividad vitivinícola, sobre todo a partir de la década de 1980, le proporcionó a la ciudad unas fuertes bases de consolidación y de vertebración del «sistema urbano regional» (Pimenta et al. 2006) incluso superiores a las de otras ciudades medias con mayores volúmenes demográficos. Por un lado, fue el capital local el que aprovechó el impulso vitivinícola y de producción azucarera y cerealista anterior, el que dio origen a la primera gran compañía de transformación agroalimentaria: Pascual Hermanos, creada en 1950. Por entonces, «el tejido industrial era todavía débil y escasamente diversificado».
Por otro lado, el Estado, a través de los beneficios e inversiones del Plan de Desarrollo, atrajo a capitales foráneos «de gran dimensión y con un reducido número de instalaciones» en claro contraste con el denso tejido local ya existente, con múltiples instalaciones pero de escasa dimensión económica en cuanto a su volumen de producción y facturación. Durante las 3 décadas siguientes «casi las 2/3 partes de la inversión industrial efectuada corresponden a la penetración de capitales foráneos; de esta forma en la región se establece un tejido fabril dual». La 2 empresas transnacionales más relevantes que se instalaron en Aranda fueron Michelín (en la 2ª mitad de la década de 1960) y la farmacéutica Glaxo (en 1976, aunque constituida legalmente en 1970).
«El 27.7.1970 fabricó su primer neumático la factoría burgalesa de Aranda de Duero, tercero de los centros industriales de Michelin en España. En abril de 1995 la factoría se especializa en neumáticos de camión, cesando la fabricación de cubiertas de turismo. Dentro de la línea de producto Camión, la fábrica de Aranda es la planta industrial más importante y productiva con que cuenta el Grupo Michelin. Además en Aranda se preparan conjuntos montados (rueda metálica, cubierta, válvula, masa de equilibrado y puesta a presión) para los fabricantes de vehículos.» [http://www.michelin.es]
En la década de 1990 la empresa atravesó dificultades que fueron superadas posteriormente .En el caso de Glaxo (ahora GlaxoSmithKline) no sólo la empresa ha ido invirtiendo en su continuado desarrollo, sino que también ha recibido cuantiosas ayudas en forma de subvenciones públicas.
Desde 1992 la factoría exporta a todo el mundo una gran parte de su producción y desde entonces su plantilla pasó de 200 a 500 empleados.
«Durante los años 80 el sector agroalimentario se consolida como la actividad dominante (establecimientos y empleo) seguido de la confección textil y de la transformación metalúrgica. Las empresas más dinámicas procedieron -durante los 80 y comienzos de los 90- a la modernización tanto de instalaciones como de procesos, a la diversificación de gamas y a la ampliación de mercados. La industria agroalimentaria responde a estos procesos, con un peso en aumento. Sobresale el grupo Pascual Hermanos, pero no es el único, lo que ha incrementado el empleo, a pesar del cierre de la azucarera de Ebro Agrícola en 1995. Otras ramas, como «madera y muebles» y, sobre todo, «textil, confección, cuero y calzado» entraron en decadencia al desaparecer instalaciones y eliminar empleo, pese a lo cual Aranda de Duero retiene buena parte de los talleres de cuero de la provincia.»
Tanto ese desarrollo industrial como el de las infraestructuras de transporte por carretera, dado el declive que ha ido experimentando el transporte ferroviario, contribuyeron a un crecimiento urbano considerable durante las últimas cuatro décadas. En un principio, la carretera Madrid-Irún (N-I) atravesaba el núcleo urbano, tan solo bordeando el casco histórico. Al desdoblarse en una circunvalación por el oeste (A1) generó un nuevo acceso al polígono industrial de Allendeduero y revalorizó las funciones residenciales del sur del centro histórico…»
Textos extraidos de la Memoria de Información del PGOU de Aranda de Duero.
Los orígenes.
«…A pesar de los diversos intentos que se han producido en los último años por aclarar el origen del núcleo urbano arandino, se mantiene todavía hoy la incertidumbre sobre su origen. La historiografía local ya propuso en su día remontarlo al periodo prehistórico o romano, pero lo cierto es que ni entonces ni por el momento existen datos objetivos que nos permitan hablar de poblamiento previo al siglo X en el solar que hoy ocupa la villa. El asentamiento del núcleo originario arandino sobre un espacio elevado y enmarcado en la confluencia de 2 ríos, más la proximidad a un hipotético vado en el Duero y una discutible identificación etimológica han sido los principales argumentos esgrimidos para justificar su origen antiguo, sin olvidar tampoco la necesidad imperiosa que en determinados momentos de nuestra historia hubo de engrandecer el prestigio de un lugar acudiendo a la antigüedad y grandeza del Pueblo en cuestión.
Por el momento la única fuente con la que contamos para aproximarnos a los momentos iniciales de este núcleo urbano sigue siendo la arqueología. Es bastante significativo que todas las intervenciones realizadas hasta ahora en el perímetro urbano arandino han sido poco reveladoras, pues las fechas más antiguas que han aportado sólo llegan hasta el siglo XIII.
En este sentido, llama bastante la atención este déficit de evidencias arqueológicas prerromanas o romanas para el espacio urbano arandino en contraposición a los numerosos testimonios prehistóricos y protohistóricos que se han documentado en el término municipal de Aranda, así como en el resto de la Ribera del Duero burgalesa. También es significativo que ninguno de ellos refleje una continuidad en el espacio y el tiempo que permita relacionarlo con el primitivo origen del núcleo arandino . No ocurre aquí como en la cercana villa de Roa, donde se suceden los asentamientos prehistóricos, protohistóricos, romanos, visigodos y medievales.
Los trabajos de investigación desarrollados en las últimas décadas en los que se ha recurrido al barrido sistemático de las fuentes escritas, a los que se ha sumado el resultado de las investigaciones arqueológicas, parecen confirmar la ausencia de una realidad poblacional en este espacio en el periodo de transición entre la Antigüedad y la Alta Edad Media. Posiblemente, una primera y atrevida aproximación podría plantear la posibilidad de que la primitiva Aranda tuviera su origen en las comunidades de aldea que se configuraron en este periodo de transición pero, por el momento, no contamos con datos ni documentales ni arqueológicos que lo corroboren.
La primera referencia documental en la que aparece mencionado el término Aranda está fechada en el 989. El documento en cuestión procede del monasterio de San Juan de la Peña en Huesca y se refiere a una alianza entre el rey de León, el de Navarra y el conde de Castilla. El dato lo transmite primeramente Loperráez Corvalán, quien a su vez lo toma de otros autores anteriores, y posteriormente lo reproduce Sanz Abad. Por el momento esta información debe ser tomada con mucha cautela pues hasta ahora no hemos tenido acceso a dicho documento para comprobar el contexto en el que se introduce este término, máxime cuando transcurrirá más de un siglo sin que tengamos noticia alguna de Aranda.
La siguiente mención la proporciona el fondo documental del monasterio de San Pedro de Arlanza. En él se recoge que el 27.4.1054 una tal Momadona, su hijo Pedro y su hermano Muño Gustios donaron al monasterio su herencia en ciertas villas localizadas entre el Duero y el Arlanza, incluyendo …Pennan de Aranda mea porcione, et in Castrillo de Aranda mea porcione. El primer nombre está claro que hace referencia a la vecina localidad de Peñaranda. La atribución del segundo parece un poco más complicada pues el propio autor de la transcripción del documento señala que este Castrillo de Aranda sería Castrillo de la Vega, mientras que otros autores lo identifican con Aranda. En este sentido, es significativo que ya durante todo el siglo XI el nombre de Aranda aparece frecuentemente en la documentación, aunque no hace referencia a un núcleo de poblamiento sino a un río, el que actualmente conocemos como Arandilla. Así se observa en una donación realizada por Alfonso VI en 1073 al monasterio de Silos en la que se nombraba el río de Aranda a la hora de establecer los límites del territorio donado: …ubi iuxta decurrit fluvius Aranda (…) de pars occidente, sicut discurrit rivulo Aranda. En nuestra opinión es bastante improbable que el documento de 1054 se refiriera a Castrillo de la Vega ya que la atribución del complemento de Aranda implica que se situaba en las inmediaciones del río Arandilla como ocurre con el caso de Pennam de Aranda. Posiblemente hiciera referencia a un emplazamiento castrense situado en las inmediaciones del río Arandilla sin que por el momento podamos confirmar ni descartar que se tratase del emplazamiento de la actual villa de Aranda, sobre todo a tenor de la ausencia de evidencias arqueológicas y la inexistencia de cualquier referencia a esta propiedad del monasterio en la documentación posterior. El propio padre Serrano expuso en otra de sus obras que este castellum se integraba dentro de una nueva línea defensiva creada en el siglo X que se extendía por el valle del Esgueva y tenía como puntos avanzados “las torres de Peñaranda y Castillo, cerca de esta población en el monte de la Calabaza”, siempre en la línea del río Arandilla. Nuevamente nos encontramos con esta disyuntiva en la información que nos transmite la disputa entre las diócesis de Burgos y Osma por el control de las tierras de la Ribera del Duero. En 1088 en Husillos, en la actual provincia de Palencia, se celebró un concilio provincial con el fin de solucionar este conflicto. En el compromiso que adquirieron ambas partes se especificaba «…et sicut aqua ipsa currit et labitur in Arandam, aqua quae discurrit per Cluniam, et pertransit ipsam Cluniam, usque Penam de Aranda, donec labitur in fluvium Dorium, et omnes villae ex hac parte fluminis Arandae».
Al margen de a qué diócesis perteneciera el núcleo arandino, lo importante es que se menciona a la vez el lugar de Aranda, fluye hacia Aranda –currit et labitur in Arandam-, así como el río de Aranda –fluminis Arandae-, es decir, el río Arandilla. Prácticamente las mismas palabras se utilizaron en una bula papal de 1107 en la que sólo se añadía: …et omnes Villae ex Septentrionali parte fluminis Arandae. Tras muchos años de enfrentamientos entre las dos diócesis por la adscripción de la comarca ribereña, en 1136 el legado pontificio puso fin a la disputa con una concordia en la que se enumeraban las villas que pertenecerían desde entonces a la Diócesis de Osma: Aszam, Turrem de Galindo, Fresnelo, Vado de Condes, Baralanguas, Rivales, Rozam, et totum campum de Roza, Guzman, Villamuela, Villamualera, Aquilora, Castellum de Aranda, Cremada, Tovela, Valdefande, Pennela, Pennam de Aranda. La situación del término entre los lugares claramente identificados de Aquilora (La Aguilera) y Cremada (Quemada), más la coincidencia de esta denominación de castellum de Aranda con la que aparecía en el documento de 1054, nos hace pensar que efectivamente en los primeros años del s XII existía un núcleo de población en el actual emplazamiento de la capital de la Ribera o en sus proximidades.
La denominación castellum apunta a un asentamiento con unas características fundamentalmente defensivo-militares. Atendiendo a esta función y teniendo en cuenta la orografía del terreno es obligado plantearse en qué lugar concreto pudo existir este emplazamiento defensivo. Sanz Abad planteó en su momento que la fundación, o mejor dicho refundación, de Aranda se produjo en dos núcleos: por una parte, uno de ellos se instalaría en el actual emplazamiento de la iglesia de San Juan; mientras que el otro estaría en los aledaños de la desaparecida ermita del Santo Cristo, en una posición intermedia entre el anterior y el río Duero. Al primero le otorgaba un carácter residencial mientras que al segundo le asignaba la función militar refrendada por un hipotético castillo que defendía el vado que permitía franquear el Duero. Sin embargo, la escasez de noticias documentales, así como la inexistencia, por ahora, de evidencias arqueológicas 175 nos hacen pensar que el núcleo de población que se desarrolló en este espacio antes del siglo XIII debió ser de escasa entidad, limitándose a construcciones de pobres materiales cuyos restos fueron eliminados por el gran crecimiento que se produjo con posterioridad.
El núcleo urbano del siglo XIII.
Lo cierto es que las noticias sobre este pequeño núcleo militar no tienen continuidad a lo largo del s XII y no se vuelve a tener referencias sobre Aranda hasta principios del s XIII. El primer documento que conservamos en el archivo municipal arandino testimonia la donación que Fernando III hizo en 1236 al monasterio de San Pedro de Gumiel de Izán de unas aceñas en el río Duero, en termino de Aranda. A partir de este momento encontramos una gran cantidad de referencias que indican que Aranda ya estaba configurada como un núcleo de población de cierta entidad. Además la villa estaba bajo la protección real desde tiempos de Alfonso X y, casi con toda seguridad, también bajo el reinado de Fernando III.
La prosperidad que gozaba la villa es puesta de manifiesto por el hecho de que muchos de los grandes nobles del momento trataron de hacerse con su control, aprovechando la debilidad de unos reyes que accedieron al trono siendo niños.
En los últimos años del s XIII y los primeros del XIV este núcleo se convirtió en un próspero centro de intercambio comercial al que María de Molina, viuda de Sancho IV y regente de su hijo Fernando IV, concedió en 1298 una feria anual que debía desarrollarse durante quince días después de Santa María de febrero y eximía de portazgo a los asistentes. Asimismo Alfonso XI en 1326 accedió a la solicitud de los arandinos de trasladar el mercado semanal de los sábados a los lunes para que la comunidad judía de la villa y la comarca pudiera participar sin problemas derivados de la celebración del shabbat.
En definitiva, todos estos indicios muestran que a finales del s XIII la villa de Aranda era un centro urbano atractivo y con una vitalidad comercial importante.
Parece lógico en este punto de la exposición plantearse cuál fue el detonante para que un pequeño núcleo militar se convirtiera con el paso del tiempo en un centro de atracción de población en el que se desarrolló una notable actividad comercial, además de convertirse en una codiciada posesión para la aristocracia castellana.
Cierto es que la posición geoestratégica del enclave arandino, no tanto por ser un punto intermedio entre la vieja Castilla y los extensos territorios de la Extremadura, sino sobre todo por su posición en el corredor del Duero en un momento en el que comenzaba a despegar el comercio con el vecino reino de Aragón, fue un factor clave en su consolidación como núcleo urbano, aunque no suficiente.
La ausencia de testimonios documentales o arqueológicos que expliquen mínimamente la causa de este cambio tan significativo nos ha llevado a plantearnos una hipótesis de trabajo fundamentada en una serie de indicios que a nuestro entender apuntan a la promoción real del núcleo a través de una nueva fundación. A continuación intentaremos analizar estos indicios con la intención de obtener evidencias que permitan confirmar nuestra hipótesis.
En primer lugar, utilizaremos un recurso de uso generalizado en la reconstrucción de los entramados urbanos y los medievales en particular. Comenzaremos rastreando los vestigios del primitivo parcelario urbano de Aranda y terminaremos poniendo en relación la realidad arandina con la de otras partes del reino castellano en ese mismo periodo cronológico.
Si analizamos el parcelario urbano actual de Aranda y la imagen del plano de 1503 podemos observar que, a pesar de su marcado carácter radiocéntrico, hay una parcela que muestra, tanto en el antiguo como en el actual, una disposición claramente regular. Se trata de lo que hoy conocemos como barrio de San Juan, con las actuales calles de San Juan, Gayubares, Palillos, Barcelona, Aguilera, Centeno, Canaleja y la Plata. Esta disposición regular responde a un tipo concreto de núcleo urbano de nueva fundación como la que podemos observar en La Puebla de Arganzón, Labastida, Salvatierra, Aguilar de Campos, Villadiego o la tardía Briviesca.
El Desarrollo urbano de la Villa de Aranda de Duero en la Edad Media. Juan Antonio Bonachía Hernando. Universidad de Valladolid Este (trabajo elaborado dentro del proyecto de investigación, financiado por la Junta de Castilla y León (Consejería de Educación. Dirección General de Universidades e Investigación): «Los espacios de sociabilidad en Castilla a fines de la Edad Media» (VA039A07).
El término municipal de Aranda de Duero se encuentra ordenado por un Plan General de Ordenación Urbana, aprobado definitivamente por acuerdo de la Comisión Provincial de Urbanismo de Burgos de 18.2.2000, que no ha sido adaptado a la Ley 5/1999, de Urbanismo de Castilla y León, ni al Reglamento de Urbanismo de Castilla y León, aún cuando el plazo de adaptación a la Ley expiró el 5.5.2003. La adaptación del Plan General se inicia por parte del Ayuntamiento, mediante Acuerdo de la Junta de Gobierno de 14.2.2002, constando la elaboración de un documento para la aprobación inicial en diciembre del año 2002.
El Plan clasificó su término municipal en suelo urbano con 35 unidades de ejecución y cuyas ordenanzas se dividen en ocho normas zonales; suelo urbanizable que estableció tres sectores de uso residencial (el Plan Parcial Costaján Este, el Plan Parcial Arroyo la Nave y el Plan Parcial Santa Catalina); respecto del suelo no urbanizable, se estableció un suelo no urbanizable “inadecuado para desarrollo urbano” y un suelo no urbanizable de especial protección, Agropecuaria, Forestal y/o paisajística, Natural, ambiental y paisajística, Viario, Ferrocarril, Cauces y Arqueológico e Histórico-Artística.
La mayor parte del suelo urbano de Aranda está constituido por una mezcla de usos residenciales y terciarios cuya mayor densidad se encuentra en el centro transformándose en uso en industrial y agropecuario según nos vamos alejando del casco histórico. En cuanto al uso industrial destaca el polígono industrial Allendeduero y Prado Marina.
El PGOU vigente no tiene aprobada la adaptación a la Ley de Urbanismo de Castilla y León por lo que, es de aplicación al citado municipio lo establecido en la Disposición Transitoria Tercera del Reglamento de Urbanismo de Castilla y León relativa a la vigencia de los instrumentos de planeamiento general no adaptados a la Ley de Urbanismo y que supone por una parte la aplicación del régimen urbanístico establecido en la Ley de Urbanismo y por otra el no poder aprobarse definitivamente ni modificaciones del planeamiento general ni instrumentos de planeamiento de desarrollo con posterioridad al 17.82009 –fecha de la entrada en vigor del Decreto 45/2009 por el que se aprueba citado Reglamento, a no ser que concurran circunstancias de relevante interés social.
Amparado en esta excepción, se produce en el año 2010 una modificación en orden a cambiar el uso para la ejecución de un ramal ferroviario, pero salvo esta aprobación y la del PRAU no se ha podido producir desde el año 2009 ningún desarrollo urbanístico.
Durante la tramitación del nuevo sector urbano «San Antón», la Ponencia Técnica del Consejo de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Castilla y León, formuló propuesta de suspender la aprobación definitiva para que por el Ayuntamiento se justifique su necesidad y urgencia, habida cuenta de que ha transcurrido ya el plazo de 4 años señalado para la adaptación del Plan General de Ordenación Urbana a la Ley 5/1999, de 8 de abril, de Urbanismo de Castilla y León. El promotor alega como la dilatada tramitación del expediente es imputable a la Administración Local invocando la igualdad de trato respecto de otros expedientes similares.:
«Pues bien, respecto de esta observación, el Consejo de Urbanismo y Ordenación del Territorio considera que la dilatada tramitación municipal del expediente no debe resultar finalmente perjudicial para sus promotores, los cuales no son responsables del incumplimiento municipal de su obligación de adaptar el Plan General al nuevo marco legal. Por ello el Consejo considera que, sin perjuicio de la corrección del razonamiento realizado por la Ponencia Técnica, procede la aprobación definitiva de esta Modificación en aras de la igualdad de trato con otros expedientes similares»
Tras la entrada en vigor del Reglamento de Urbanismo de Castilla y León, aprobado por Decreto 22/2004, de 29 de enero, mediante acuerdos de la Junta de Gobierno local de 25 de enero y 1.2.2005, se acordó continuar con la elaboración y redacción del documento de odificación y adaptación del Plan General de Ordenación Urbana de Aranda de Duero, en este caso, tanto a la Ley 5/1999, como al Reglamento de Urbanismo de Castilla y León. Con fecha 19.3.2007, el Pleno del Excmo. Ayuntamiento de Aranda de Duero, previo dictamen de la Comisión municipal informativa de Urbanismo, Vivienda e Infraestructuras, acordó por 11 votos a favor, 2 votos en contra y 6 abstenciones, aprobar inicialmente el Proyecto, con la condición de que previamente a la aprobación inicial se corrijan las deficiencias indicadas en el informe de la Arquitecta municipal de fecha 18.2.2007. Mediante Orden de la Consejería de Fomento de fecha 22.5.2009 se resolvió aprobar definitivamente de forma parcial la Modificación del Plan General Municipal de Ordenación Urbana de Aranda de Duero (Burgos), para su Adaptación a la Ley y al Reglamento de Urbanismo de Castilla y León, en lo relativo a las determinaciones del Sector S-1, industrial «Prado Marina», y suspender la Modificación en lo relativo al resto del documento de adaptación.
«…Por lo que sin obviar que concurre un interés general en la sustanciación de este deber de adaptación del planeamiento vigente a la normativa urbanística, cabe aceptar el desistimiento de este concreto procedimiento de modificación del Plan General de Ordenación Urbana de Aranda de Duero para su adaptación a la Ley y al Reglamento de Urbanismo, teniendo en cuenta por una parte las dificultades para que el actual documento técnico subsane las deficiencias pendientes, y se adapte a la nueva normativa urbanística, y por otra parte el acuerdo del Ayuntamiento de iniciar de nuevo un procedimiento para modificar su planeamiento vigente a fin de adaptarlo a la actual normativa urbanística, que ha sido recientemente reformada a través de la citada Ley 4/2008, y el Decreto 45/2009, de 9 de julio, por lo que puede entenderse que en ningún momento sufre menoscabo el mencionado interés general en la adaptación del planeamiento a la legislación urbanística…»
Iniciada el 2.2.2004, la Adaptación del Plan General de Ordenación Urbana del año 2000 al Reglamento de Urbanismo de Castilla y León, obtiene su aprobación inicial en 2006, con los votos favorables del bipartito (PP+TC), y las abstenciones del PSOE, a excepción de su portavoz, Luis Briones que, junto con el edil de IU, Alfredo Bolopo, votaban en contra. La iniciativa de Soledad Romeral, creando 2 nuevos sectores residenciales con una superficie de 1.370.525 m2, fue contestada por Briones, recordando como los informes técnicos hablan de irregularidades, que está incompleto, tiene deficiencias, inconcrecciones y que el que hacía dicho informe era su tío, asegurando como esta adaptación carece de motivación. Se trata de «una modificación encubierta que convierte a Aranda en uno de los municipios con mayor especulación urbanística», criticando algunas propuesta como el Plan Especial de Sabeco, Quinta Julia, reducción de edificabilidad en Eras de Santa Catalina, e incremento en Arroyo de la Nava, etc. Por su parte Bolopo recuerda su voto en contra del actual plan porque pensábamos que estaba mal y este creemos que es aún peor.
La Junta insta a redactar un nuevo PGOU y olvidarse de la modificación.
Transcurridos 7 años desde que el Ayuntamiento debiera haber procedido a adaptar el planeamiento urbanístico a la normativa autonómica, recomienda realizarlo vía revisión.
La Junta de Castilla y León ha dado un fuerte tirón de orejas al Ayuntamiento arandino respecto al interminable proceso que está siguiendo para la adaptación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) a la normativa autonómica actual, sin visos de culminación a corto plazo, y le insta a acometer directamente la redacción de un nuevo planeamiento urbanístico.
La Administración regional se ha pronunciado a raíz de una consulta realizada por el propio Consistorio sobre la posibilidad «jurídica y material» de iniciar nuevamente un proceso de modificación para proceder a ese ajuste legislativo, como pretendía inicialmente el equipo de gobierno eliminando tan solo los dos cuestionados nuevos sectores de suelo urbanizable a los que se habían puestos reparos, amén de otros muchos.
Un informe del Servicio de Urbanismo de la Consejería de Fomento concluye que si bien no hay obstáculo legal para acudir a esa vía, entiende que en un municipio con el rango poblacional de la capital ribereña (con un instrumento de planeamiento de origen como el vigente, que data del año 2000), para la adaptación debería optarse, por razones de eficacia del procedimiento, por la revisión del PGOU, o lo que es lo mismo «la total reconsideración de la ordenación general vigente».
En su opinión refuerza esta tesis «el previo fracaso» de la vía de modificación iniciada con anterioridad, camino al que renunció el Ayuntamiento el 29.10.2009 a raíz de las enormes pegas puestas de la Administración regional a la propuesta planteada desde el Consistorio.
Asimismo entiende que la exigencia respecto a la tramitación y plazos, hacen prever que en este caso no sería más rápido un procedimiento que otro, puesto que respecto a informes sectoriales serían las mismas. «En cambio, la elaboración de la revisión, en cuanto a su memoria justificativa, puede ser más simple que en una compleja modificación de esa naturaleza, debido a la magnitud de los cambios », advierte.
LEGALMENTE POSIBLE. Desde la Administración autonómica se pone de manifiesto que las disposiciones transitorias primeras de la Ley 5/1999 de Urbanismo de Castilla y León (LUCyL) y del Decreto 22/2004 del Reglamento de Urbanismo, que habilita a los municipios con más de 20.000 habitantes para que puedan adaptarse a la LUCyL a través de la modificación no ha sido derogada porque se entiende que las localidades que superan esa población deberían haberse amoldado a esa normativa hace ya la friolera de siete años, siendo la capital ribereña la única que aún no lo ha hecho. Y a este respecto apunta que ahora se regula solo la adaptación a a Ley 4/2008 de Medidas sobre Urbanismo y Suelo (LMUyS).
Sin embargo alerta de que sus contenido y eficacia sí se ve modificado por LMUyS y el Decreto 45/2009 para la adaptación del RUCyL a la anterior.
En este sentido advierte que si bien legalmente puede admitirse legalmente la vía de la modificación, sería posible siempre «con cierta cautela» que acredite que no se opta por dicho mecanismo simplemente como excusa para eludir actuales exigencias del planeamiento general, como eludir el trámite ambiental, tal y como denuncia el concejal no adscrito Alfonso Sanz, que dio a conocer ayer el contenido del informe, «dando como resultado alargar la vida de un instrumento que no se ha confrontado con las exigencias actuales respecto a sostenibilidad»..
De cara a descartar de una vez por todas esta vía, el informe subraya que desde el punto de vista material hay importantes dificultades. Entre otras evidencia que la situación social de Aranda ha variado notablemente desde el año 2000, dando lugar a numerosos cambios legislativos esenciales para el urbanismo (aguas, riesgos, patrimonio cultural…) que afectan al modelo territorial que se concreta en el PGOU y ha habido cambios en la definición de elementos que materialmente lo conformarán (grado de ejecución del planeamiento, planificación de viviendas, ruido…) y entiende que mediante una revisión se pueden integrar las numerosas modificaciones operadas hasta la fecha. (Diario de Burgos 20.11.2011)
Perfil urbanístico del municipio.
La ciudad antigua de Aranda se encuentra entre los ríos Duero y Bañuelos, prácticamente hasta el siglo XVI, en que empieza a expandirse por el este, configurándose la carretera hacia Salas de los Infantes como una importante vía de penetración urbana. Desde la pequeña almendra delimitada por las antiguas murallas del casco histórico, el mayor crecimiento de la ciudad viene definido por el eje de la carretera Madrid-Irún, acompañado por la línea ferroviaria, que separa el polígono industrial de la zona residencial.
El primer crecimiento que se da en Aranda lo configuran los barrios de San Gil, Sol de Moreras y Eras de Santa Catalina, en torno al s XVI. El primero salta el río Bañuelos y se asienta al nordeste del mismo, comunicándose con el casco histórico mediante un puente que sale de la plaza homónima al río. Los Barrios de Sol de Moreras y Eras de Santa Catalina se desarrollan en el espacio existente entre el río Bañuelos, al norte, el río Arandilla, al S, y al O el Casco Viejo. Estos barrios estás separados por la Calle Carrequemada, cuya continuación es la actual carretera a Salas de los Infantes. Al N de esta Calle Carrequemada, y al E del barrio Sol de Moreras encontramos el Barrio de Santa Catalina, con una trama urbana relativamente reciente. Al N de la ciudad, a lo largo de la antigua carretera de Burgos, se localiza el barrio Virgen de las Viñas, un asentamiento disperso de viviendas rurales sin una estructura urbana definida. También al N se encuentra Sínovas, un barrio situado a 3,5 km del núcleo de Aranda.
Al S del río Duero, y comunicado con el casco viejo a través del Puente Duero encontramos el barrio de Allendeduero, cuya trama urbana se establece en torno al eje generado por la antigua carretera de Madrid. Al sur de Allendeduero, y también con la Avenida de Castilla como eje, el Polígono Residencial, de los 70′, completa el espacio hasta la antigua vía férrea de Ariza, hoy en desuso. Al sureste del término municipal, encontramos la Urbanización de la Calabaza, una zona residencial de los 80′ dentro de una gran masa arbórea de pinos. La buena situación de Aranda respecto a los ejes básicos de la red de infraestructura nacional, facilita su carácter de centro comarcal, pues esas vías acercan la clientela potencial de Aranda a los equipamientos y servicios, así como a su mercado de trabajo y productos. Aranda también cuenta con una larga tradición industrial que se remonta a finales del s XIX y principios del XX, centrada en diversos sectores agroalimentarios como harineras y azucareras, pero la verdadera transformación industrial tiene lugar a lo largo del presente siglo y especialmente en las 3 últimas décadas con la implantación del Polígono Industrial Allendeduero.
Población.
La evolución de la población de Aranda de Duero ha sido positiva. Las tasas de crecimiento son cada vez mayores hasta los años 70′, entre 1981 y 1986, el crecimiento es mínimo, aumentando algo en el quinquenio siguiente. La historia reciente de este municipio se ha escrito a partir de la industrialización y de la inmigración que genera su oferta de empleo. En 2011, la población ascendía a 33.229 habitantes. En el centro histórico de Aranda, el arrabal formado entre el Duero y el Bañuelos, pierde población. Los ensanches que se apoyan en algún camino o arrabal preexistente, también pierden población. Al N del Duero, sólo la zona en torno a la antigua carretera a Burgos, aumenta por encima del 10% su población. Los mayores crecimientos se producen en el polígono residencial Allenduero.
La población de Aranda es mucho más joven que la población del conjunto provincial. Esta población joven se sitúa en Allenduero. Por el contrario, el casco histórico, los ensanches más antiguos apoyados en la carretera a Salas de los Infantes, el Barrio sur del Duero y el oeste de la antigua N-I, son los que tienen su población envejecida.
Economía.
La actividad agraria ha sido durante siglos la predominate en Aranda de Duero y en los municipios de su entorno, hoy sólo representa el 2% y se dedica en su mayor parte al sector vinícola. Aranda es una localidad dónde se puede decir que se ha producido un largo proceso de adaptación industrial desde la transformación agraria, tiene una buena localización y comunicación tanto a nivel de carreteras como ferroviaria, el 38% de la población arandina se concentra en este sector. Al ser cabecera comarcal, ha jugado siempre un papel importante como núcleo abastecedor de servicios, este sector representa el 53%.
El número de parados en los últimos 6 años ha aumentado considerablemente, en el año 2008 1.504 habitantes estaban en paro, valor que en el año 2013 es más del doble. Aunque en el año 2014 hay un ligero descenso, es uno de los parámetros más relevantes.Vivienda.
En Aranda de Duero hay un parque de viviendas de 18.008 viviendas, según el Catastro de 2018 y una población en 2017 de 32.535. En el censo de 2011 eran 2.240 viviendas secundarias y 3.324 vacías o desocupadas. Respecto el año 2001 el volumen de viviendas ha aumentado un 20%, destacando que el número de viviendas vacías ha aumentado en el doble en este periodo decenal. El 15% del total de los edificios se encuentra en estado deficitario o ruinoso, también se da el caso de un número importante de familias compartiendo una misma vivienda.
Con la información urbanística se ha detectado la necesidad de rehabilitar, revitalizar y sanear distintas zonas de la ciudad al norte del río Duero y Arandilla. Este es un problema importante para la ciudad. Por otro lado, la creación de polígonos residenciales nuevos implica el abandono de la ciudad más antigua, con el consiguiente deterioro de la misma.
Más del 50% de las edificaciones existentes se construyeron en los últimos 35 años, destacando el gran boom inmobiliario de la última década que ha incorporado 1.195 nuevas viviendas, lo cual representa el 33% del total. Casi la totalidad de los inmuebles se encuentran en un buen estado de conservación.
El análisis sobre los valores en los que se desarrolla el mercado inmobiliario que acabamos de presentar y, sobre todo, su localización geográfica permite delimitar diversos distintos espacios sociales e identificar el valor representativo de los distintos barrios o áreas que componen Aranda. Los precios de los inmuebles condicionan y reflejan a la población que los habita. La sociedad tiende desplazar su lugar de residencia según diversas variables: poder adquisitivo, accesibilidad a servicios públicos, calidad de la edificación, etc. Veremos ahora que dinámicas se están produciendo en la movilidad residencial en Aranda de Duero.
Según las informaciones proporcionadas por el personal empleado en las agencias inmobiliarias sitas en el municipio arandino, el principal flujo de movilidad residencial durante la última décadas habría ocurrido desde el barrio de Santa Catalina hacia el centro urbano y sus aledaños, por una parte, y hacia la zona más demandada en la última década, Allendeduero.
Por un lado, el barrio de Santa Catalina es percibido socialmente como el de mayor concentración de inmigrantes, donde los edificios son más antiguos y están más deteriorados (sobre todo, en las fachadas). Muchos inmuebles no disponen de ascensor, dificultando la accesibilidad a personas ancianas y discapacitadas. Se trataría, pues, de la zona menos deseada para residir por la gente joven y por la población adulta autóctona.
La localización de Santa Catalina se considera tradicionalmente como muy alejada del centro urbano, aunque en realidad sólo algunas de sus calles serían de las más distantes, hallándose el barrio bien comunicado y próximo con el resto de la ciudad. También está bien abastecida de equipamientos públicos, espacios abiertos, deportivos y parques. La consecuencia de esas percepciones estigmatizadoras es que en este barrio se pueden encontrar los precios más baratos de pisos: hasta unos 50.000 euros por una vivienda de tamaño medio.
En el extremo opuesto se encontraría el barrio de Allendeduero como la zona más deseada para ubicar la primera residencia. La denominación popular de Allendeduero incluye la parte antigua (la más próxima al río Duero y al centro urbano), las casitas de Santo Domingo y la zona con construcciones más nuevas. En ocasiones también se utiliza esa denominación para referirse a los barrios del Polígono (1ª fase residencial de Allendeduero) y de la Estación (2ª fase residencial de Allendeduero).
Además de la calidad de las viviendas nuevas, se considera atractivo Allendeduero porque hay supermercados y servicios públicos de toda índole. Aunque muchas de las viviendas son de protección oficial y en su mayoría no se pueden vender a precio libre, se realizan numerosas transacciones con regularidad. Otro factor de atracción es su localización próxima al centro urbano más consolidado que sigue situado en la cumbre jerárquica de preferencias residenciales aunque la calidad, tamaño y antigüedad de las viviendas no suele guardar una relación equilibrada con su precio de mercado.
En este mismo ámbito al sur del río Duero conviene señalar que existe una previsión de construir 1.792 nuevas viviendas en el marco de la actuación denominada PRAU Centro Cívico. Se trata de una promoción urbanística e inmobiliaria directa por parte de la Junta de Castilla y León sobre una superficie de 23,8 hectáreas. Todas las viviendas poseerán la calificación de protegida: 1.023 viviendas colectivas, 715 destinadas para jóvenes y 54 unifamiliares. La inmobiliaria vinculada al Grupo Pascual (Constructora Peache) fue seleccionada como «agente urbanizador» de esta área. El desarrollo de este sector acentuará la dinámica de movilidad residencial procedente de los barrios del norte de la ciudad.
Como ejemplo de variación en los flujos residenciales, el barrio del Polígono merece especial atención porque durante muchos años era rechazado como lugar de residencia debido a la existencia de un bloque de realojo de población gitana. No obstante, poco a poco ha sido urbanizado y ha congregado a población joven que buscaba vivienda asequible.
Por su parte, el barrio de Las Casitas-Las Viñas aparece como casi el único barrio donde hay oferta de viviendas unifamiliares, aunque éstas son las más caras de la ciudad de forma tal que seleccionan a la población de mayor renta y la segregan espacialmente debido a la desconexión que tiene este barrio con respecto al resto del núcleo urbano consolidado.
La crisis en el sector inmobiliario local ha comenzado a manifestarse tarde, pero no parece excesivamente negativa a juzgar por lo que opinan agencias inmobiliarias locales. Se sigue vendiendo y comprando, aunque en menor cantidad y con precios más bajos.
Los precios de partida no han bajado en exceso aparentemente a excepción de una brusca caída en el barrio de Santa Catalina. Al contrario, descienden muy notablemente (hasta varias decenas de miles de €) sólo después de las negociaciones que ocurren entre el vendedor y el comprador interesado.
El planeamiento general vigente.
El término municipal de Aranda de Duero se encuentra ordenado por el Plan General de Ordenación Urbana, aprobado definitivamente por acuerdo de la Comisión Provincial de Urbanismo de Burgos el 18.2.2000 (publicado en el BOCyL de fecha 9.5.2000), que no ha sido adaptado a la LUCyL, ni al RUCyL, salvo en lo relativo a las determinaciones del antiguo Sector S-1, industrial “Prado Marina” que fue objeto de aprobación definitiva parcial a través de la Orden de la Consejería de Fomento de fecha 22.5.2009 (publicada en el BOCyL de 1.7.2009). El plan clasificaba 888,40 ha. de suelo urbano y 71,79 ha. de urbanizable.
El Plan Especial de Reforma Interior, Conservación y Valoración del Patrimonio Histórico-Artístico del Casco Antiguo de Aranda de Duero fue aprobado por la Comisión Provincial de Urbanismo de Burgos de fecha 9.4.1990 y es incorporado por el Plan General de Ordenación Urbana vigente con todas sus determinaciones.
Actualmente cuenta con aprobación inicial el Proyecto de Revisión y Adaptación del Plan General de Ordenación Urbana de Aranda de Duero (Burgos) por el Ayuntamiento Pleno, en sesión celebrada con fecha 17.10.2014. En el documento de Revisión del PGOU se mantiene el Sector S-2 “Santa Catalina” ampliando su delimitación y se elimina el Sector S-3 “Arroyo de la Nava”. Se completa la trama urbana en la zona noreste, donde está situado el Parque Virgen de las Viñas, mediante la delimitación de un sector de suelo urbanizable que cosa toda la zona.
En la actualidad se encuentra aprobado y en fase de ejecución 2 planes de Reforma Interior para el casco Antiguo y Allenduero barrio.
La propuesta marcada en el documento de aprobación inicial, apuesta por un crecimiento moderado, consolidando el núcleo actual, reforzando la estructura viaria reforzando la conexión de barrios, puesta en valor de los ríos de la ciudad y la reordenación de ámbitos vacíos y bordes. No se contemplan nuevos sectores de suelo urbanizable.
El Centro Histórico.
El embrión de la ciudad actual se compone a su vez de dos piezas que responden claramente a procesos históricos y morfológicos diferenciados: el centro histórico delimitado por las murallas que encerraban la ciudad del siglo XVI, y el tejido urbano que se desarrolla entre éste y el cauce del Río Arandilla, que abraza el casco antiguo, conformando manzanas cerradas.
El ámbito del centro histórico es la parte más relevante del núcleo urbano, es el área de centralidad a partir del cual se han producido las sucesivas expansiones y procesos de transformación de la ciudad. El casco histórico presenta una estructura irregular y compleja, con una trama urbana densa. La morfología se caracteriza por el mantenimiento de la estructura medieval que ha permanecido hasta nuestros días, las calles son estrechas de reducidas dimensiones y las plazas aparecen más como ensanchamientos del viario público que como espacios emblemáticos, a excepción de la Plaza Mayor, Plaza de San Juan, Plaza de los Tercios y Plaza de la Constitución.
El Casco histórico de Aranda de Duero se caracteriza por un alto grado de complejidad y grandes potencialidades que le otorgan un notable interés como ejemplo de centro histórico que desarrolla un papel clave en el tejido urbano, y de posición de centralidad respecto a otros barrios, así como en las relaciones del espacio público a varias escalas, y la confluencia y fluidez de las redes de equipamientos y espacios verdes. Su edificación se caracteriza por su materialización entre medianeras, con parcelas estrechas en su frente de fachada y alargadas hacia el interior de la manzana.Aproximación a los conjuntos residenciales homogéneos de Aranda.
La tipología mayoritaria en el núcleo de Aranda es de vivienda colectiva, mientras que es en los núcleos de Sinovas, la Aguilera y las urbanizaciones de la Calabaza y Costaján, se ubican las tipologías de vivienda unifamiliar. Uno de los barrios más antiguos y más deteriorados es el de Tenerías, barrio que se gestó como asentamiento del gremio de los curtidores. Dentro de la trama residencial destaca el barrio de Santa Catalina, donde se concentran mayor número de conjuntos residenciales, tanto de tipología colectiva como unifamiliar.
El barrio “El Polígono” es el desarrollo residencial de los años 70′, construido para dar servicio a las necesidades de alojamiento de los nuevos habitantes que se asientan en Aranda para trabajar en el sector industrial que está en pleno auge. Se caracteriza por el desarrollo de tipologías aisladas de bloque abierto lineal y torres de gran altura, con numerosas plazas entre medias. Su borde oeste está configurado por las vías del ferrocarril que discurren ligeramente a cota superior.Áreas ya intervenidas o con proceso de regeneración en curso.
Aranda de Duero tiene activado dos planes de reforma interior para el Casco Antiguo y para el barrio de Allenduero. Más allá de estas actuaciones, la oportunidad de establecer una programación de acciones en su patrimonio edificado obsoleto es fundamental, priorizando los espacios dónde las condiciones físicas de las construcciones y las condiciones sociales del área urbana recomiendan acciones de “rehabilitación integral”. Se está llevando a cabo con la revisión del PGOU, un estudio de sectores y medidas para la regeneración de este núcleo, tanto de su centro como de sus barrios. La Consejería de Fomento tiene activado el Plan Regional de Actuación de Urbanización (PRAU) “Centro Cívico” al SO del Casco Histórico, en la actualidad, se halla finalizada su ejecución, y se encuentra en fase de construcción de las viviendas, habiendo sido ya entregada la primera promoción.Áreas de intervención potencial. Una lectura selectiva de los conjuntos residenciales homogéneos.
Dentro de la trama urbana residencial destacan los conjuntos residenciales de viviendas unifamiliares realizados bajo patrones comunes, que responden a pautas de formación de una época concreta, que aún conservan las constantes tipológicas originales, así es el caso del barrio de Santa Catalina que acoge al norte barriadas de casas baratas que recrean conjuntos urbanos de gran interés, algunos con déficits infraestructurales. Se produce una gran diversidad tipológica, junto a bloques abiertos compactos se desarrollan viviendas unifamiliares; de especial interés el barrio de Los Labradores en el extremo de la ciudad. Al sur de la C/ Pizarro las manzanas son de mayor tamaño el tejido se hace más compacto y las edificaciones presentan mayor número de alturas, aprovechando el desnivel que va descendiendo hasta el cauce del Río. En cuanto a las colonias unifamiliares destaca la infrautilización del espacio público por parte de los viandantes y además, por su carácter cerrado, no son espacios transitados por vehículos aparte de los propios vecinos. En cambio, en el Grupo de viviendas de la C/ Montehermoso y el Bloque C/ Santiago, la situación adquiere otros matices que mejoran la calidad del espacio urbano. El espacio se configura entre los bloques perimetrales creando jardines y plazas de uso público.
En el barrio de Allende es significativa la colonia de Santo Domingo, un reducto de vivienda unifamiliar, con carácter rural inmerso en una de las zonas con bloques de mayor altura del núcleo. Por último, cabe destacar la existencia de las pocas barriadas industriales que se mantienen en pie en Aranda, las de la fábrica de la Azucarera.
Aranda de Duero tiene 3 distritos censales, los datos de la variación de la población y envejecimiento de su población entre los años 2001-2011 (periodo intercensal) se refieren a las secciones censales, mientras que la tasa de ocupación se refiere a los tres distritos. Estos valores junto la antigüedad del parque inmobiliario que nos da el catastro (datos 2014), nos acerca a los distritos censales que puedan suscitar necesidades de rehabilitación porque en ellos exista un valor muy alto de los factores analizados.
Los barrios que han sufrido en los últimos 10 años más bajada de población son el barrio de Santa Catalina, el N del centro urbano y la 1ª fase del polígono de Allenduero.
El barrio que concentra un mayor porcentaje de envejecimiento de su población es el barrio de Santa Catalina, en general el municipio tiene una tasa de envejecimiento media-baja.
Aranda de Duero se encuentra en una tasa de paro media, la población no ocupada se sitúa entre el 32% y 40% en todo el municipio.Los barrios o áreas que concentran mayor porcentaje de viviendas anteriores a los 80′ se sitúan en el barrio de Santa Catalina y en la primera fase del polígono de Allenduero, en ambos hay un predominio de polígonos de vivienda social de los años 50′-70′.
Analizados los 4 factores se observa que las zonas con un índice de necesidad de regeneración mayor, se concentran en el barrio de Santa Catalina al E del centro y en la 1ª fase del polígono de Allenduero colindante con el viario ferroviario. En estos barrios se concentra un alto número de vivienda social de los años 50′-80′.
El Plan Especial de Reforma Interior, Conservación y Valoración del Patrimonio Histórico-Artístico del Casco Antiguo de Aranda de Duero fue aprobado por la Comisión Provincial de Urbanismo de Burgos de fecha 9.4.1990 y es incorporado por el Plan General de Ordenación Urbana vigente con todas sus determinaciones.
Se redacta en desarrollo de las determinaciones del Plan General de Ordenación Urbana de Aranda de Duero, aprobado por la Comisión Provincial de Urbanismo de Burgos el 21.3.1984, de acuerdo con las determinaciones normativas sobre “Objetivos, usos e intensidades de los Planes Especiales de reforma Interior” contenidos en sus normas urbanísticas.
El ámbito del Plan Especial con una superficie de 24,61 Ha está dividido en 4 áreas, Área 1- San Juan, Área- 2 Santa María Norte, Área 3- Santa María Sur y Área 4- San Gil.
En el interior del Casco Histórico se encuentran la Iglesias de Santa María, declarada Monumento Histórico-Artístico con fecha 3.6.1931, y Bien de Interés Cultural en aplicación de la Disposición adicional primera de la Ley 16/1985 de 25 de junio, de Patrimonio Histórico Español; la Iglesia de San Juan, declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento con fecha 29.11.1982 y el Rollo de Justicia, declarado BIC el 14.3.1963.
16.9.2016. La ordenación urbana, en manos de los concejales Deberán decidir sobre las 302 alegaciones que han presentado los técnicos municipales.
2.10.2017. El Ayuntamiento de Aranda optará por 3º año consecutivo a las ayudas correspondientes a la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado. Se trata de una convocatoria financiada con los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos, que distribuye el Gobierno de España seleccionando alguno o algunos de los proyectos que se presentan.
2.11.2017. En busca de un plan que proteja las bodegas subterráneas. Comienza el proceso administrativo para elaborar un plan especial para la protección de la red de bodegas tradicionales de Aranda de Duero
23.11.2017. El Ayuntamiento de Aranda parece que empieza a desbloquear el proceso de revisión del Plan General de Ordenación Urbana. La alcaldesa presidía este martes una reunión con los portavoces de los grupos políticos, el concejal de Urbanismo, el equipo redactor y técnicos municipales, que concluyó con el acuerdo de retomar los trabajos de la Comisión de Seguimiento del Plan.
12.12.2017.. Los bomberos derriban en Aranda con urgencia parte de otro edificio.
23.1.2018. Se ordena el derribo del edificio de Santa Lucía 7…
Y con toda la información de la estupenda Estrategia ande Regeneración Urbana de Castilla y León, la EDUSI «Aranda Jardín del Duero«, el Avance del nuevo PGOU de Aranda de Duero, disponemos ya de una sólida base técnica para afrontar el reto de conservar una vieja ciudad para disfrute de los arandinos, y un territorio con grades valores históricos que no puede dejar pasar el tren de la actualidad, con su vigor industrial y dinamismo agrario, y en el cruce de caminos hacia Europa.
Pero, sabedores de la lentitud del proceso de aprobación del planeamiento general, no podemos dejar en el camino por derribos, historia viva. Esperando los informes sectoriales, la información pública y la aprobación definitiva que no caiga en el olvido.
Cada mercado es local.
Cada municipio tiene su singularidad.
Cada municipio se retrata en su parque residencial.
Seguiremos analizando en próximas entregas los 350 municipios mayores de España