HELLIN

HELLIN. Población INE

HELLIN. Pirámide de Población

HELLIN. Bienes Inmuebles de Naturaleza Urbana y Uso Residencial 2014-2017

HELLIN. PARO

HELLIN. DEUDA

Son datos fríos, sin cocinar.

Información para la toma de decisiones.

Información para el conocimiento.


Hellín es una ciudad y municipio de 781,19 km2 situado en el SE de la península ibérica, en la provincia de Albacete, dentro de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, es el 2º municipio más grande de la provincia tras la capital, en la comarca de los Campos de Hellín, tras el límite meridional de La Mancha y las sierras prebéticas. Está limitado al N por el término de Tobarra, Pozohondo y Albatana; al S por Calasparra (Murcia), Cieza (Murcia) y Moratalla (Murcia); al O por Liétor, Férez y Socovos; y al E por Jumilla (Murcia) y Albatana.

La población se distribuye en 12 pedanías además del núcleo de Hellín: Agramón, Cancarix, Cañada de Agra, Isso, La Horca, Las Minas, Minateda, Mingogil, Nava de Campaña, Rincón del Moro, Torre Uchea y Agra.

Hellín es el centro de una subárea comercial que abarca desde los municipios de Ontur, Albatana y Fuente Álamo por el E, hasta los de Riópar y Yeste por el O.

Pero donde realmente se hace sentir su influencia es sobre la comarca de Hellín, compuesta por los municipios de Ontur, Fuente Álamo, Albatana, Tobarra y Liétor, sumando una superficie aproximada de unos 1.500 km².

Esta comarca natural se encuentra en el eslabón que forman la Meseta con las depresiones y cuencas murcianas y las comunicaciones que unen la capital del estado y el Sureste español (carretera N-301, Autovía A-30, y la línea de ferrocarril Madrid-Cartagena), que se abren por aquí, aprovechando los estrechos de Pozo Cañada y Tobarra.

Su nombre proviene de los romanos que llamaron «Ilunum» a esta localidad, siendo un lugar bastante importante en lo que antes era Hispania.

El municipio de Hellín constituye un territorio amplio y complejo, con unos destacados elementos de relieves de forma alargada y diversa orientación, que separan varios valles que confluyen en el Segura. Así, el paisaje aparece dominado por amplias llanuras y alargados valles limitados por los relieves béticos. En términos generales, se observa cómo los sectores más elevados se sitúan al Oeste o al Norte, disminuyendo la elevación hacia los sectores central y suroriental, hacia los que se dirige la red fluvial que drena el área.

La mayor altitud se ubica en la Sierra de la Umbría del Rincón (999 m.s.n.m.), en el tercio norte del término. El punto más bajo (300 m.s.n.m.). Se localiza donde el río Segura abandona la provincia de Albacete, en el extremo Sur del municipio. La mayor parte del territorio se encuentra, por tanto, entre los 400 y los 800 m de altitud.

El término de Hellín se enmarca dentro de la cuenca del Segura, y es cruzado por el río Mundo. Este río nace en la Sierra de Alcaráz, al Suroeste de la provincia de Albacete, en el término municipal de Riópar. Presenta una aportación natural media, según el Plan Hidrológico de la Comarca del Segura, de 182 Hm 3 /año.

En su cuenca existen 2 importantes embalses: Talave y Camarillas, cuya función principal es la regulación general de la cuenca. El del Talave tiene una capacidad de 35 Hm 3 , y está situado aguas arriba del término de Hellín, en el municipio de Liétor. El de Camarillas, con una capacidad de 36 Hm 3 , se encuentra al sur del término de Hellín.

Además de este cauce principal, el término de Hellín es drenado por varias ramblas y barrancos que desembocan en el río Mundo todos de carácter torrencial.

La rambla del Boquerón, presente en el término y que no desemboca en el Mundo, presenta una presa para laminar avenidas con una capacidad total de 13 Hm 3 .

El río Segura aparece en el límite SO del municipio y lo separa de Calasparra, perteneciente a la Región de Murcia. Es también dentro del límite donde confluye con el río Mundo, poco después de que éste abandone el embalse de Camarillas.

La provincia de Albacete se caracteriza por un endorreismo importante: prueba de ello son los cuatro humedales que se localizan en el municipio: el Saladar de Cordovilla, el Saladar de Agramón, la Fuente de Isso y la Laguna de los Patos, también pertenecientes a la Cuenca Hidrográfica del Segura.

Los 2 saladares son de origen epigénico, es decir, la salinidad de las aguas que les caracteriza se debe a los materiales sobre los que se asientan, de modo que éstas adquieren su carácter salino por el lavado de las sales contenidas en el sustrato. La primera de ellas, el saladar de Cordovilla, ocupa una extensa depresión situada principalmente en el municipio de Tobarra. Comienza en su lado noroccidental en la carretera local de Tobarra a Cordobilla, y se prolonga hacia el Sureste, hasta llegar a las inmediaciones de Casas de Fuente García, ya en el término municipal de Hellín. Tiene una superficie de 64,1 Has. Los saladares de Agramón ocupan un área cercana al arroyo de Tobarra, y se ubican alrededor de la localidad que les da nombre (desde su límite más septentrional): Minateda, hasta la estación de ferrocarril de Agramón. Las otras 2 se sitúan al SO de Hellín, en un paraje denominado “Prado de Yeso”. Fuente de Isso presenta una superficie de 2 Ha, y se trata de una pequeña zona pantanosa, muy alterada por los regadíos.

La Laguna de los Patos, de 6,2 Ha, presenta suministro de agua artificial, procedente de un colector y un emisario intubado. con aguas permanentes durante todo el año, no estando sujeta a estiaje como ocurre con las lagunas endorréicas estacionales de la provincia de Albacete, lo que le confiere una importancia ecológica durante el verano. Antiguamente, la zona estaba ocupada por un área pantanosa natural que fue drenada. Su litoral y su fondo son fangosos y cenagosos, siendo muy abundante el yeso como elemento integrante del sustrato, lo que confiere al agua de las lagunas cierto carácter salino.Como primera característica de la población de la zona de estudio hay que anotar que, según datos del Padrón Municipal de Habitantes, en Hellín se produjo un constante incremento de la población hasta la década de los 60′, momento en que se inició un periodo de pérdida de efectivos hasta la última década del s XX. A partir de entonces, se ha iniciado un incremento de las cifras mantenido hasta la actualidad. Así pues, desde los 27.242 habitantes contabilizados en 1960, se descendió hasta 22.651 en el año 1981 y, posteriormente, se ha invertido la tendencia alcanzándose los 31.200 habitantes según la revisión del Padrón municipal del 2012, perdiendo desde entonces población hasta los 30.400 de la actualidad.

El municipio disfruta de una posición geográfica interesante: es encrucijada de los flujos entre el Levante (Murcia, Alicante), Andalucía Oriental (Jaén, Almería) y La Mancha (Valdepeñas, Puertollano). La reciente construcción de la A-30 (autovía Albacete – Murcia) ha supuesto un notable impulso a las actividades económicas que valoran este tipo de emplazamientos (logística, almacenamiento, producción), desde los que se accede con rapidez a toda la región, sin sufrir de momento saturación de sus ofertas de suelo. Este es, sin duda, uno de los principales motivos por los que la zona industrial del Norte (SEPES y ampliaciones) se está desarrollando rápidamente. La puesta en servicio de la A-30 ha sido decisiva para asegurar la viabilidad de la propuesta industrial.

De hecho, Hellín debe en gran medida su origen a su posición. La A-30, que discurre paralela a la antigua N-301, de Albacete a Murcia, se cruza en la cabecera municipal con la CM-412, de Almansa a Valdepeñas, que es por tanto by-pass entre las autovías de Valencia, Alicante, Murcia y Andalucía. Ello concede a esta vía un gran valor: intercepta el tráfico de cuatro de las autovías que comunican Madrid con el Sur y el Este de la Península.

Otro eje supramunicipal a tener en cuenta es la carretera Hellín-Munera, el cual, con la 3212, completa la accesibilidad al municipio desde el Noroeste y Noreste, respectivamente. Así, la cabecera municipal se encuentra bien comunicada por carretera.

La situación de los accesos a Hellín es, empero, poco funcional por el arco Suroeste. El tramo Isso-Hellín alcanza una intensidad notable, y el tráfico rodado se ve obligado a utilizar el viario interior para comunicar la CM-412 con el resto de las carreteras que se cruzan en la cabecera municipal. No obstante, y según ya planteaba el aún vigente PGOU, se ha redactado un proyecto de variante Norte que permite conectar la carretera mencionada con la A-30. Este proyecto ha sido promovido por la Consejería de Obras Públicas del gobierno autónomo, y sólo está pendiente de asignación presupuestaria para su ejecución, si bien no existen plazos de adjudicación de las obras; a los efectos del POM, se considerará esta variante como un proyecto consolidado, por más que aún tarde en entrar en servicio. No parece haber motivos para contestar su diseño, que concede una mejor renta de situación a la gran iniciativa industrial situada al Norte de Hellín, al facilitar la interconexión con la A-30.

Entre la red existente y la proyectada puede considerarse resuelto el esquema de accesos por el N; esquema que hará innecesario el planteo de nuevas variantes por el Sur. En la actualidad, puesto que la variante de la CM-412 aún no ha sido construida, el tráfico pesado que, viniendo desde el Suroeste desea incorporarse a la A-30, debe atravesar el casco de Hellín. Una vez la variante entre en servicio, no tendrá urgencia cerrar por el Sur el arco de las conexiones para recorridos supramunicipales, porque la variante siempre ofrecerá mejor nivel de servicio. Por ello, cualquier esquema de crecimiento de la ciudad sólo tendrá que atender a sus movimientos internos, y será posible canalizar la totalidad del tráfico pesado que no tenga Hellín como destino a través de las carreteras, autovía y variante, liberando a las zonas urbanas de la molestia que ahora les causa el tránsito de camiones por las calles principales de la ciudad. Las vías colectoras de tráfico interno que puedan proponerse no tendrán que sufrir la carga de tráfico exterior, aunque deberán atender a las necesidades de la industria dispersa que, todavía, se esparce por zonas no apropiadas, y que pronto entrará en conflicto con los necesarios crecimientos de suelo destinado a absorber el crecimiento urbano de la cabecera municipal.

La red viaria se completa con un sistema de carreteras de nivel local (algunas, incluso, de titularidad municipal), que dan servicio a las numerosas pedanías, y que continúan hacia el Sur, garantizando los accesos a la Sierra de Segura y a Calasparra. En general, se encuentran en buen estado, y ofrecen un nivel de servicio aceptable. Constituyen un importante patrimonio para la puesta en valor de este extenso municipio como espacio turístico.

El Castillo de Hellín.

Ejemplo de baluarte estratégico asociado a las fortalezas que jalonaban el paso del sureste peninsular, en lo que sería el camino real de Madrid a Cartagena, caso de Jumilla, Cieza, Tobarra o Sierra, el castillo de Hellín fue el origen del nuevo asentamiento de la ciudad tras el progresivo abandono del Tolmo de Minateda a partir del s IX.

Ese papel de control de las rutas naturales entre Levante, Murcia y la Meseta le confiere  una fisonomía típica de castillo-fortaleza en lo alto del cerro donde se levantaría más adelante el Santuario del Rosario (cuya reconstrucción tuvo lugar en el siglo XVIII) y donde surgió el primitivo núcleo de la actual ciudad.

El cronista oficial de Hellín, Antonio Moreno García, estima que sus orígenes «podrían situarse en el primer cuarto del s IX, entre los años 820 y 830, y nace con el doble carácter de castillo y fortaleza, pues aparte de la función bélica de defensa también controlaba las propiedades agropecuarias y el aprovechamiento del agua. La construcción musulmana no se levanta en este caso sobre antiguos restos de edificaciones romanas, como ocurre en el torre de Isso, o visigodas».

Cabe apuntar, no obstante, que el historiador y arqueólogo José Luis Simón, autor de la última obra de referencia publicada sobre el tema, Castillos y torres de Albacete, sitúa el inicio de su construcción más tarde, «en algún momento del siglo XI, con la inestabilidad de la fitna bereber».

La fortificación aprovecha la orografía escarpada del cerro donde se asienta y refuerza sus muralla con diversas torres de planta rectangular, además de la central del homenaje. José Simón García también refiere que en el edificio se aprecian «tres fábricas que emplean la técnica del tapial y son de hormigón, mampostería encofrada y de tierra calicostrada, no posee fábricas góticas como sucede en otros conocidos castillos de la provincia, como Chinchilla de Montearagón o Almansa».

El de Hellín es uno de los últimos reductos conquistados por las tropas de  Fernando III  y el emir acepta ser un protectorado de los reinos de Castilla en 1243 y dos años después el castillo fue cedido por el monarca a su esposa, Juana de Ponthieu.

Tras incorporarse al Señorío de Don Manuel a finales del s XIII, fue testigo de la invasión aragonesa de Murcia, una breve ocupación de Juan Ide Navarra y su posterior adhesión al Marquesado de Villena. A diferencia de otras remodelaciones en fortalezas de sus dominios, el I marqués, Juan Pacheco, no reconstruyó  la de Hellín, que se mantuvo como base para las tropas. Concluida la Guerra del Marquesado, finalmente Hellín y su fortaleza se incorpora definitivamente a la Corona de Castilla y el progresivo abandono y deterioro de la misma se produce a partir del siglo XVI (los Reyes Católicos exigieron a las villas la entrega de sus fortalezas y muchas fueron derribadas para evitar nuevas sublevaciones).

Respecto a hechos de armas vinculados al castillo como baluarte defensivo, Antonio Moreno puntualiza que no se produjo ninguno, «ya que las acciones bélicas más importantes registradas  en el término durante el siglo XV tuvieron lugar a pleno campo abierto, caso de Los Calderones (1448) y Valhermoso (1457) o el célebre episodio de La Matanza (nombre de una finca entre Hellín y Elche de la Sierra)».

Los restos de la antigua fortaleza de Hellín se encuentran prácticamente absorbidos derivados de la propia expansión del núcleo urbano hacia el cerro del Castillo e incluso el Santuario del Rosario ocupa uno de los extremos del recinto defensivo y relativamente cerca de donde se alzaba la torre del homenaje y de alguno de los varios grandes aljibes existentes.

Plano del Castillo de Hellín de 1945 por Lantier y Breuil

Pese al estado de ruina todavía podemos contemplar varios elementos de interés, como restos de paños de murallas y tapial o la base de algunas torres laterales de tipo cuadrangular, como la situada junto al atrio del Santuario anteriormente citado o la situada en la calle de la Pena y en la cuesta de Torres. En este sentido, en la toponimia de las calles aún se conservan denominaciones que aluden a su estrecha vinculación con la fortaleza, como sería el caso de  la calle El Foso.  

El cronista de Hellín también desvela a La Tribuna de Albacete la existencia un pasadizo secreto, utilizado para el abandono del castillo en casos de asedio, cubierta con una bóveda con ladrillo árabe, en la bajada de la puerta de la Ermita de Santa Clara.

«Este pasadizo se taponó en su día con un bloque de cemento armado  y al lado se situó una fuentecita que todavía hoy existe… una medida difícil de entender por su importancia histórico-artística y que sólo obedece a la ignorancia y mediocridad de algunos de nuestros políticos».

En la descripción de 1592 para Felipe II se dijo que “la fortaleza de la villa de Hellín esta edificada en un monte en lo alto y cumbre del eminente a la de la villa la cual rodea con su población el dicho monte por las partes de levante y de mediodía y llegan las casas por la ladera del monte hasta cerca de las murallas de la fortaleza y a la parte del poniente no tiene población porque es una peña tajada – hoy llamada Peña Caída (6) – de mucha aspereza que baja hasta el llano y por delante desviado de la peña tajada está como a quinientos pasos el cerro que llaman de Santa Bárbara, desde donde se puede batir la dicha fortaleza, aunque por aquella parte tiene tan mala arremetida que con dificultad se le podrá entrar. Tiene asimismo otro padrastro de otra montaña hacia la parte del norte – hoy, cerro de San Rafael – como a trescientos pasos de la villa, de donde asimismo le pueden batir y a la parte de la villa que esta en aquella ladera de donde se le podrá entrar con más facilidad. Toda la cerca y muralla (1) de la fortaleza es por la mayor parte de tapiaría, que llaman de hormigón, la cual cerca tiene algunos torreones terraplenados como a veinticinco pasos unos de otros, y hacia la parte del poniente hay una torre (3) que pega a la muralla de mayor altura que las demás, y la puerta (2) de la dicha fortaleza esta hacia la parte del mediodía – hoy, junto al Santuario de Nuestra Señora del Rosario – entre dos torreones, el uno de ellos enhiesto (levantado) y el otro caído hasta el terrapleno. Dentro de la cual fortaleza hay cinco aljibes (4) y en la plaza de la dicha fortaleza hay una loma de peña viva…y dentro de esta primera muralla, que esta referida, hay otra en la dicha fortaleza desviada de la primera como a diez pasos, la cual muralla está con sus torreones que llaman el homenaje (5), y dentro de esta muralla hay una bodega grande debajo tierra, que será del tamaño del patio del dicho homenaje, que le llaman mazmorra. Y esta muralla y torreones que llaman el homenaje, que cerca la dicha mazmorra, es asimismo labrada de hormigón y está entera sin estar arruinado el dicho edificio, y aunque la muralla y primera cerca de la fortaleza está por la mayor parte hundida y muy mal parada, los alcaides que la han tenido a su cargo le han cerrado los portillos con algunas tapias de tierra. Para…recercar dicha fortaleza y no se le pueda entrar si no por la puerta…Y afirman los más antiguos de la dicha villa que no hay renta alguna situada para los edificios y reparos de dicha fortaleza, y que el alcaide no tiene obligación de repararla, y respecto de estar tan arruinada la dicha fortaleza y no haber en ella casa habitable, no ha residido el dicho alcaide en ella de muchos años a esta parte, ni ha tenido teniente que haya vivido en la dicha fortaleza, y conforme al sitio y comarca que la fortaleza de la dicha villa de Hellín tiene, y que fue necesaria la conservación de ella cuando el Reino de Granada era de moros, y que así, para la ocasión que en aquellos tiempos se ofrecieron, como para las que después se podrían ofrecerse, entiende ser fortaleza de importancia…”

En los últimos siglos el espacio de la torre del homenaje fue ocupado por viviendas. En 1928 un conjunto de estas casas fue reemplazado por el depósito de agua (5), hoy en desuso. En la toponimia se ha conservado la memoria de algunas de las partes de la fortaleza como la calle Foso (7), donde se inicia la calle Castillo (8), que se consideraba la entrada a la fortaleza pero, como se ha descrito, la puerta estaba al sur. Los nuevos accesos (9) se crearon en la década de 1990, tras demoler varias viviendas. Durante las mismas obras se creó la plaza (10), desde donde se tienen las mejores vistas del casco antiguo de Hellín

El Conjunto Histórico de Hellín, declarado Bien de Interés Cultural en 2007, ejemplifica la evolución del urbanismo en los últimos mil años. Entorno al Castillo, se conserva desde su fundación islámica una trama laberíntica de calles estrechas, retorcidas y con callejones ciegos. Entre ellas surge el primer templo cristiano dedicado a Nuestra Señora del Rosario, reconstruido en los s XVIII y XIX. Este núcleo comenzó su expansión en el s XVI por plazas como la de la Iglesia de la Asunción y la del Convento de los Franciscanos. Los cerros de San Rafael y San Roque se ocuparon con viviendas sencillas en calles igualmente estrechas que abrazan las ermitas que les dan nombre. Mientras que en las laderas, junto a los huertos, se construyeron casas señoriales, como las viviendas convertidas en el Convento de Santa Clara durante el siglo XVII. Ejemplos del XVIII son la Casa Salazar y la Casa de la Fundación, del XIX es la Casa Falcón, en el barrio de La Portalí, y de principios del XX es el edificio del Museo Comarcal.

El Conjunto Histórico de Hellín tiene su origen en la reubicación, hacia mediados del s IX de nuestra era, de la población musulmana de Tolmo de Minateda, la antigua Iyyuh, en el cerro que posteriormente albergará los restos del castillo. El actual recinto amurallado conserva en su interior diversos restos murarios, entre los que destaca la torre principal, al menos cinco torres más, y diversos restos cuya cronología se remonta al siglo X. Topónimos vigentes como Calle Foso, del Castillo, del Cinto y Portalí, nos recuerdan la existencia de la antigua fortaleza y de la zona urbana islámica. Al final de la Baja Edad Media y el inicio del Renacimiento la ciudad se expande hacia el Sur y hacia Levante, con la construcción de diversos edificios como el Convento de Franciscanos o la Iglesia de Santa María de la Asunción.

Entre los s XVI y XVII se produce una nueva expansión del núcleo histórico caracterizado por una cierta monumentalización que se refleja tanto en los edificios religiosos como por la presencia de numerosas casas solariegas, como la Casa del Conde, la Casa Perier o la Casa Salazar.

Posteriormente cabe mencionar otros monumentos religiosos como la Ermita del Rosario, destacable por las distintas fases estilísticas que presenta, que van desde el siglo XVII en que se inicia su construcción, al siglo XIX y principios del XX que muestran la decoración ecléctica de este periodo. El Conjunto Histórico de Hellín constituye por lo tanto, el ejemplo vivo de la evolución histórica de un núcleo urbano y su adaptación a los condicionantes sociales, económicos y políticos de los sucesivos periodos culturales de su historia.

La ciudad de Hellín se desarrolla desde el inicial enclave militar hispano-musulmán del Cerro de El Castillo, fortaleza hoy desaparecida, que se alzaba en un punto dominante de la llanura situada al Sur. Este asentamiento consistió en una estructura urbana irregular morfológicamente asimilable a las medinas norteafricanas, de trazado adaptado al relieve del cerro; y creció hacia las zonas llanas del Sur, de forma decidida una vez la vía férrea planteó un nodo de atracción de las actividades industriales hacia la Estación de FC. Al N surgen barrios de arrabal (extramuros), que aún hoy no han alcanzado su total integración en la trama urbana.

Hoy el Conjunto Histórico de Hellín y su Entorno Urbanístico fue declarado Bien de Interés Cultural por acuerdo de 3/04/2007 del Consejo de Gobierno de la JCCM.

EL USO RESIDENCIAL.

Los modos de habitar en el municipio han conocido una transformación profunda. Hellín debe gran parte de su importancia a las ya extintas economías del esparto, de la cerámica, del azufre, de la confección; la salida de escena de estos productos ha producido grandes cambios en la economía, hoy más basada en sectores industriales (plásticos) y de servicios por lo que hace a la ciudad, y a una agricultura de regadío en lo que respecta al campo. Estos cambios se han reflejado consecuentemente en la estructura del hábitat: ha aumentado la concentración de población en los núcleos mayores, mientras que los menores han conocido despoblamiento. Los modos de vida y las distintas posibilidades económicas han alumbrado demandas residenciales muy diferentes de la tradicional vivienda campesina.

El municipio posee numerosos núcleos residenciales, cada uno de los cuales tiene un origen diverso. Unos surgen como respuesta a las ya decaídas actividades vinculadas a la minería del azufre. Otros son agrupaciones que los agricultores tradicionales de las vegas han ido poblando espontáneamente, en la cercanía de sus cultivos, mientras que los planes de colonización produjeron asentamientos residenciales diseñados ex novo. Hay, en fin, agrupaciones residenciales que surgen en torno a la casa matriz de una gran propiedad rural. La cabecera municipal dispone, por su mayor tamaño, de una diversidad tipológica característica del medio urbano, incluida una periferia Sur que conoce el fenómeno de la dispersión (ciudad difusa).

El uso residencial se despliega, así, a través de diversas tipologías, adaptadas cada una de ellas a las condiciones en las que surgieron. Estas tipologías, a su vez, mantienen una relación indisoluble con los tejidos y con las morfologías, por lo que puede abordarse una somera descripción de cada una de ellas desde un enfoque conjunto (morfotipológico). Parte de los tejidos están hoy decaídos, pues pertenecen a modos de habitar que ya no se reproducen. Los hay que siguen vigentes y muestran una gran estabilidad a lo largo de los años, porque se adaptan bien a las transformaciones producidas por la mejora general de las condiciones de vida. Otros, en fin, son relativamente nuevos, y responden a la generalización de la operación inmobiliaria profesional, relativamente reciente si se adopta una escala histórica, pero ya dotada de una potente capacidad transformadora. Se puede abordar una descripción sucinta de estas tipologías, acompañada de algún comentario que pretende interpretar la tendencia de cada una de aquéllas en función de las condiciones actuales, y la posición que el POM ha adoptado al respecto.

1876 HELLIN por F. Coello

Casco Histórico.

Se entiende como tal un conjunto habitado que ha permanecido durante siglos activo, y que ha sido el germen de la ciudad actual. Hellín posee un único Casco de esta naturaleza, generado desde el Cerro de El Castillo, en su ciudad cabecera del municipio; pero compuesto por barrios diferentes que responden, en su configuración, a la accidentada orografía de los cerros sobre los que se asienta el Hellín original. El análisis detallado de la tipología y evolución de este Casco Histórico cae fuera del ámbito de este POM, y se encuentra recogido en el expediente para su declaración como Bien de Interés Cultural, no obstante se aporta un breve resumen sobre el mismo 1 :

Formado en su origen sobre 3 cerros, el casco histórico de Hellín presenta en su parte medieval un trazado típico de las ciudades árabes, que poco a poco van ampliándose, con plazuelas y calles estrechas y curvas, así como adarves, con un claro protagonista: el castillo almohade, edificado entre los s XI y XII sobre uno de los cerros, de planta poligonal, y del que aún se conservan parte de las torres cúbicas adosadas a la muralla principal, así como la torre central con un aljibe en su interior.

En torno a éste castillo se levantaron humildes y sencillas viviendas, habitadas en su mayoría por labradores, que forman un trazado urbanístico que ha perdurado, casi inalterado, hasta principios del s XX.

Sólo algunas partes de la iglesia arciprestal y una arquería correspondiente a la iglesia vieja, hoy en una vivienda particular, son los escasos ejemplos del gótico.

El Renacimiento, con la presencia de las órdenes mendicantes y la pujanza de la Iglesia deja su impronta en lugares como la Iglesia de la Asunción y el Convento de los Franciscanos.

Es en el s XVII cuando en Hellín afloran numerosas ermitas ubicadas en las distintas colinas de la ciudad: San Rafael, Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora de los Remedios, Santa Ana, San Blas, San Benito, San Cristóbal, Santa Barbara y Santísimo Cristo del Calvario. Posteriormente en el siglo XVIII se construyen las de San Antonio, Jesús Nazareno, San Roque y la de la Santa Cruz de la Langosta.

Otros edificios como la casa de Falcón Morote, en la calle Morotes, la Casa Salazar, en la Plaza de Franciscanos, la casa del Conde, o la Casa Perier en la calle del mismo nombre, son ejemplos de las viviendas señoriales del s XVII y XVIII, que se complementan con la visión de los camarines en el trasaltar de las iglesias principales.

Así pues, puede constatarse que el casco histórico de Hellín responde al modelo genético tradicional de los enclaves defensivos hispano-musulmanes. La situación sobreelevada; las callejas estrechas y abrigadas; la inaccesibilidad de este tejido al tráfico motorizado, y el estado de sus pequeñas viviendas de una o dos plantas, construidas con pobreza de materiales y en regular estado de conservación, hermanan los problemas de este Casco con los de los demás cascos históricos españoles que, lentamente, se despueblan, buscando sus moradores unas condiciones de confort y accesibilidad que no pueden ser satisfechas en el interior de la ciudad medieval.

1892 HELLIN (IGN)

Barrios Históricos.

También dentro de la tradición compartida por tantas ciudades españolas, surgen en Hellín barrios extramuros como respuesta de colectivos (confesionales, profesionales, étnicos) que no pudieron, o no quisieron (en épocas pasadas), integrarse en el Casco. Hay 3 en Hellín: El Calvario, El Pino y La Estación, este último de obvio origen ferroviario. Su tipología es deudora de su ubicación, en zonas de escasa accesibilidad: viviendas unifamiliares, con algo de suelo libre que ha permitido ampliaciones sobre antiguos huertos o establos, desarrolladas en dos plantas como máximo, y con una morfología viaria disfuncional (pendientes excesivas, anchuras variables) pero más accesible que la del Casco Histórico, en el que la escasa anchura de las calles y su trazado tortuoso también responden a necesidades defensivas de lo que en su día fue una plaza fuerte; los arrabales (los barrios mencionados lo son) no sufren esa necesidad, por lo que presentan morfologías más esponjadas.

1945 HELLIN

Primer Ensanche.

Los años 60′ conocen, de la mano del Plan de Estabilización, la inmigración a las ciudades; pero también, la sustitución de la industria del esparto o del azufre por otras fuentes económicas gestionadas no ya por importantes propietarios rurales que residen en sus fincas, sino por una incipiente burguesía industrial urbana que no encuentra acomodo a sus aspiraciones en el modesto e incómodo Casco Histórico. Así, éste se desborda, ocupando el suelo llano que existe al Sur, y avanzando hacia la estación de FC.

En una primera etapa, este espacio ya había sido colonizado mediante grandes viviendas unifamiliares pertenecientes a los estratos más solventes de la ciudad, que aspiraban a crear un espacio de representación que pregonase el rango social de sus inquilinos; de ahí que aún subsistan algunas casas importantes y palacetes, a lo largo de la calle Melchor de Macanaz, muchas de ellas en estado de abandono, con ciertas referencias ornamentales características de las viviendas destinadas a las primeras burguesías urbanas. Los escasos edificios protegidos con los que cuenta Hellín pertenecen en su mayor parte a este patrimonio, del que fue responsable en buena medida el arquitecto Justo Millán, que desarrolló un estilo historicista muy estimado por la burguesía de la época.

Pero la nueva centralidad creada por estos desarrollos entra prontamente en conflicto con los profundos cambios económicos que enfrenta el país a partir de mediados del pasado siglo. El momento coincide con la aparición de la operación inmobiliaria profesional: es la transición entre la construcción de la vivienda por parte de su propietario, y la construcción de promociones residenciales para su venta a terceros. El promotor se convierte en el principal agente transformador de la ciudad, en un contexto legal incierto, no reglamentado o, en todo caso, suficientemente laxo como para que la especulación urbanística se despliegue sin freno. Nace el Hellín del bloque en manzana cerrada, con alturas abusivas, que alcanzarán, en algún caso, las siete plantas, y sin respeto por la necesidad de equilibrar viviendas y servicios. La zona es densa y está desequipada, salvo de comercios. Los edificios se construyeron sin garajes. La diversidad tipológica es total: cada cual ha construido según el criterio del máximo aprovechamiento del suelo, sin realizar los necesarios ajustes de una propiedad catastral en mosaico irregular que antes soportaba casas individuales, de morfología parcelaria ineficaz para su transformación en un tejido urbano basado en la vivienda colectiva con ocupación total del suelo. Es difícil identificar una pauta normativa en el origen de esta parte de la ciudad, hoy incómoda por lo densa, que no sea el derivado de obtener las más altas rentabilidades posibles a la inversión.

1956 HELLIN

Segundo Ensanche.

Pasados estos momentos de desconcierto, comienza a asentarse tímidamente en el país el respeto por algunos extremos de la Ley del Suelo, en el momento en que los promotores se dan por fin cuenta de que el establecimiento de un orden mínimo abarata el producto inmobiliario y fomenta la demanda, y que una sociedad que comienza a motorizarse masivamente requiere una ciudad pensada para el vehículo privado; calles rectas, aparcamiento en el domicilio, etc. De esta manera, la introducción de elementos de gestión urbanística, siquiera sea en su expresión rudimentaria, permite trazar un fragmento de la ciudad y obtener suelo para equiparla. El resultado es esta zona de Hellín, vertebrada por la Gran Vía, que presenta ya el aspecto de ensanche convencional de la ciudad española, con sus inconvenientes y sus ventajas: algunas calles con gran densidad y altura (en el entorno de las cinco plantas), y cierta monotonía de la escena urbana; como contrapartida, edificios con aparcamiento privado, acceso a parques y a escuelas cercanas. En todo caso, no toda la zona es uniforme: al Sur de la calle Fortunato Arias se mantiene en el PGOU la vivienda unifamiliar adosada, por lo que podría decirse que lo más distintivo de este segundo ensanche es el propio eje de Gran Vía, posiblemente la calle hoy más prestigiosa de Hellín.

En este Ensanche sí es posible reconocer pautas normativas generales, con independencia de cuál sea la tipología considerada: regulación de alturas, disposición en manzana cerrada, control de alineaciones y vuelos. El comercio ha encontrado buenas condiciones para su instalación, y la zona sigue conociendo una fuerte demanda, si bien se encuentra hoy saturada: se ha construido la mayor parte de lo que se podía construir.

Viviendas Unifamiliares Adosadas.

Esta tipología, tan popular ahora, ha sido poco usada aún por la oferta inmobiliaria (entorno del Hospital, Sur de Constitución y de Fortunato Arias). Ha hecho su aparición, también, en algunas promociones públicas de vivienda social (Sur del barrio de El Calvario, calles Hijar y Cruz de la Langosta). La tendencia de la demanda indica, ya desde hace varios años, un incremento de la apetencia por este tipo de vivienda, del que se ha hecho eco el nuevo POM, una vez agotadas ya las posibilidades de la vivienda multifamiliar en altura, cada vez menos demandada; y la necesidad de introducir tipologías de densidad media en los bordes de transición entre el continuo urbano consolidado y el medio rural circundante.

Vivienda Rural.

En la periferia de la ciudad de Hellín, pero sobre todo en las pedanías del municipio, se desarrolla la vivienda rural tradicional en agrupaciones que dan origen a los núcleos de población. Se trata de una vivienda con patio o corralón, en la que se simultanean las labores domésticas con las actividades complementarias a la agricultura. Espacio de habitar, pero también a veces de transformar, almacenar o producir. La sobriedad de lo construido se compensa con la amplitud del espacio normalmente disponible. La ocupación del o de los edificios rara vez excede de la tercera parte de la propiedad, dando como resultado un tejido esponjado y poco denso, y una morfología viaria que permite el movimiento de la maquinaria agrícola.

La ocupación de la vivienda rural está en regresión. Las familias con hijos en edad escolar se han trasladado a los núcleos más importantes, y la mecanización del campo no exige ya tanta cercanía entre el lugar de residencia y el cultivo. Por eso, las pedanías presentan una escasa dinámica urbana, en algunos casos recuperada por la intensificación del fenómeno de la segunda residencia: antiguos moradores, o sus descendientes, reocupan su casa del campo con fines recreativos.

1980 HELLIN

Grupos Residenciales de Colonización.

Los Planes de Regadío de los años 50′-60′ transformaron el campo de Hellín: se perdió el esparto, pero se irrigó la vega para producción de verduras, frutas y hortalizas. Si Hellín fue un día la capital del esparto, hoy lo es del brécol y otros cultivos hortofrutícolas. Y el Instituto Nacional de Colonización habría de construir, en este municipio, varios poblados para los nuevos colonos. Quedan algunos de estos poblados como referentes clásicos de la mejor arquitectura española del SXX, en la que se supo aunar la sobriedad que exigía el momento con la honestidad constructiva y el refinamiento extremo de arquitectos que supieron dar lo mejor de sí mismos en unos momentos en los que no había materiales modernos de construcción disponibles. La tipología de estos poblados responde a un estudio riguroso de las necesidades de la familia agricultora. Y si las técnicas de cultivo han cambiado, las condiciones de vida en estos poblados son tales que no sólo no han perdido población, sino que se encuentran constreñidos para crecer según la demanda, porque están rodeados de suelo cultivable. La necesidad de crecimiento de estos núcleos deberá ser contemplada con extrema precaución, porque es imposible que se vuelva a producir el milagro: la promoción inmobiliaria particular no produce cosas semejantes, ni siquiera para los muy ricos (Cañada de Agra fue premiado en una Bienal de Sāo Paulo). Los poblados deben ser objeto de protección especial para evitar la desaparición de un patrimonio cultural y un ejemplo vivo de hábitat de calidad para economías modestas que no se ha vuelto a producir nunca más en el país.

Disperso residencial.

Por último, cabe mencionar la intensificación del fenómeno del difuso, sobre todo en el borde Sur de Hellín. Pequeñas fincas aisladas, unas dedicadas a la producción, otras al ocio, van cerrando un tejido que se ha hecho protagonista de enormes extensiones en municipios murcianos próximos (Lorca, Cieza, Mula) y de otras zonas levantinas. El fenómeno es imparable, y no sólo tiene lugar en nuestro país. Se trata de tejidos a medio camino entre lo urbano y lo rural, menos densos que la urbanización residencial menos densa, más densos que lo que requiere el servicio a la agricultura. Asentamientos que comienzan a establecer relaciones económicas entre sí, y que tanto albergan población pendular hacia/desde la ciudad, como otra que no mantiene ese tipo de relaciones con aquélla. Los tejidos difusos carecen de urbanización estándar (alumbrado público, abastecimiento canalizado de agua, saneamiento canalizado) y responden con economía y modestia a los deseos de espacio de poblaciones urbanas que prefieren un entorno rural, pero no un aislamiento completo. El fenómeno adquiere proporciones importantes en la región, en especial en Ciudad Real. La reforma de la LOTAU abre un resquicio a la estabilización de estos tejidos, hasta ahora considerados abusivos, pero que siguen apareciendo sin que parezca posible detenerlos. La monotonía y escaso atractivo de la oferta formal (profesional) de viviendas, el precio ilógico que han alcanzado, y los deseos de reintegrarse con la naturaleza sin abandonar las comodidades que brinda la cercanía a los servicios públicos, han provocado la proliferación del difuso en amplias zonas del Levante español en general; y en Hellín, en particular.

1985 HELLIN

LOS USOS PRODUCTIVOS.

Como ya se comentaba antes, la economía de Hellín se sustentó durante mucho tiempo sobre la recolección e industria del esparto, hasta que los productos confeccionados con esta fibra fueron sustituidos por fabricados sintéticos. También tuvo importancia la minería del azufre, la extracción de caliza, la confección y los productos derivados de la madera y la cerámica. Todas estas actividades alumbraron un polo de actividad industrial junto a la Estación de FC, en épocas en las que el tren era el medio predominante de transporte.

Pero ya hace muchos años que esas actividades económicas no existen o están en regresión. Y, como en la mayoría de los núcleos urbanos europeos, el atractivo que supuso la llegada del tren a la ciudad es hoy un recuerdo, representado por la existencia de un área industrial decaída: una franja que corría paralela a la carretera Albacete-Murcia, la cual, antes de la construcción de la variante, discurría junto a la vía férrea. Franja que presentaba un ensanchamiento frente a la estación, en la que existe aún un importante haz de vías que hace posible las operaciones de carga y descarga.

Toda la banda industrial descrita, que en tiempos se levantaba en las afueras del continuo urbano, ha sido englobada por la ciudad; la decadencia de estos usos ha determinado la renovación de las zonas más cercanas al Casco. No ha sucedido lo mismo con la gran bolsa situada frente a la Estación de FC: a pesar de las disposiciones tomadas por el PGOU para la transformación de este uso, diversos motivos han influido en que no se haya producido la necesaria renovación (tamaño de las unidades de ejecución, zonas aún con actividad) en tanto ha habido oferta de suelo en otras zonas con menor resistencia. Así, hoy Hellín posee esta gran reserva de suelo muy bien situada, pero cuya renovación no se puede encomendar, de momento, a la dinámica normal del mercado.

LOS USOS TERCIARIOS.

No han encontrado estos usos un gran desarrollo por lo que se refiere a la existencia de edificios exclusivamente dedicados a oficinas, bancos o despachos, lo que es acorde con el rango de Hellín como plaza aún poco especializada en este tipo de servicios. No obstante lo cual, el Primer Ensanche cuenta con profusión de locales dedicados al uso terciario, en el entorno de los ejes de El Rabal, Melchor de Macanaz y otros próximos. Las oficinas y despachos profesionales van desplazándose hacia áreas más accesibles al automóvil, tales como la Gran Vía. Pero, como en la mayoría de las ciudades españolas, no se ha dado un desarrollo de ofertas inmobiliarias que tengan estos usos como argumento principal, por lo que el parque residencial sigue compensando esta carencia, en especial por lo que hace a los despachos profesionales, en general anexos a la vivienda del titular.

2000 HELLIN

LOS USOS COMERCIALES.

Los ejes comerciales tradicionales y el Mercado se encuentran al Sur del Casco Histórico (Sol, El Rabal, Benito Toboso, Águila), dando servicio a la población que habita en las áreas más centrales. La configuración del Casco Histórico lo hace especialmente inaccesible, por lo que carece de comercio, que se desarrolla fuera de los barrios sin acceso rodado.

Los comercios más modernos se desplazan hacia el Sur (Gran Vía), sin que en Hellín haya basculado mayoritariamente aún el equipamiento comercial hacia las grandes superficies periurbanas, tendencia general que compite ventajosamente con el comercio de las zonas interiores menos accesibles en sociedades motorizadas: su aún modesta presencia en la vida comercial de la ciudad puede ser considerada como una situación que puede cambiar a medio plazo, conforme los hábitos de compra se vayan homologando con los de las ciudades medias y aumente la oferta; y siempre que la ciudad no haga una apuesta decidida en contra de esta tendencia, si es que ese fuera el sentir general.

Ello no significa que no existan en Hellín medias superficies: se han instalado a lo largo de la salida a Jaén-Isso. El arco Sur de Hellín, en Suelo Rústico, acumula una masa poblacional que encuentra más conveniente realizar sus compras sin tener que entrar en el casco.

LOS USOS INDUSTRIALES

Se encuentra en plena transformación este uso, el cual ha desarrollado tipologías específicas:

La industria exenta y en gran parcela.

La desaparición de las actividades productivas indicadas y de las áreas industriales a su servicio no ha supuesto, en todo caso, el colapso de la economía de Hellín: nuevas firmas y actividades han surgido y siguen demandando suelo apropiado para su instalación. De hecho, lo que se ha producido es una relocalización, por centrifugación del uso industrial fuera del continuo urbano, hacia los puntos bien conectados con la red viaria: hoy por hoy, el camión le tiene ganada la partida al tren, por una combinación de ventajas (flexibilidad, rapidez, acceso puerta a puerta) y de políticas generales destinadas al desmantelamiento de la opción ferroviaria que no hace al caso comentar aquí, por ser sobradamente conocidas.

La centrifugación del uso industrial ha alcanzado las tres grandes vías de acceso a Hellín: la de Jaén, la de Murcia, y sobre todo la de Albacete. Esta tendencia se ha acelerado desde la entrada en servicio de la autovía Albacete-Murcia, que emplaza a Hellín en una situación ventajosa para la instalación de actividades logísticas y de almacenamiento. Por ello, el aglomerado industrial del Norte (SEPES, sus dos ampliaciones en ejecución y sus dos ampliaciones propuestas, el Plan Parcial La Fuente, toda la industria apoyada sobre la carretera a Albacete) representa la consolidación de un nuevo modelo de implantación de usos industriales, desarrollado para responder a las demandas de una industria que requiere otras condiciones: gran parcela, edificación exenta, acceso inmediato a la red estatal de gran capacidad, y espacio suficiente para eventuales crecimientos.

La industria media y escaparate.

Aparte de esta tipología de gran nave industrial exenta, cabe hacer mención al desarrollo observado sobre la carretera a Jaén, en el tramo Hellín-Isso. Aquí se han instalado actividades vinculadas a la carretera que requieren una superficie menor, y condiciones más básicas de servicio: industria escaparate, talleres mecánicos y venta de automóviles, reparación y almacenaje de maquinaria agrícola, venta de muebles, etc. La franja no ha crecido más porque no hay suelo urbano disponible; y el Plan Parcial La Losilla, ya muy alejado de Hellín, es un caso particular no significativo, que no parece que suponga un refuerzo de este esquema, basado por lo común sobre la continuidad de una franja de servicios que se retroalimentan entre sí. Pero la consolidación de esta franja no puede continuar mientras el tramo de carretera parasitado siga ejerciendo una función de comunicación interurbana, porque carece de vías de servicio.

Una vez la carretera pierda su función actual, podría considerarse un refuerzo de la franja descrita, que, a medio plazo, establecería un continuo funcional desde Hellín hasta Isso, lo que no significa una franja edificada continua. Pero ello depende de la construcción de la variante de la carretera CM-412.

La pequeña industria.

Las tipologías industriales descritas hasta aquí son el resultado de inversiones y actividades de media y gran escala; pero cualquier ciudad diversificada dispone de un parque industrial dedicado a la pequeña empresa, en el que se desarrollan tipologías de industria nido y minipolígonos industriales; no parece ser éste el caso de Hellín, al menos en la dimensión que reclamaría su nivel de actividad. ¿Por qué? La riqueza de las ciudades levantinas ha sido aportada, principalmente, por las numerosas actividades económicas de grano más fino, de componente semiartesanal. Hellín no puede ser un caso aparte; por ello, habrá que entender esta carencia analizando los tejidos que se apoyan sobre la antigua carretera Albacete-Murcia, sobre la que se instalaron desde antiguo este tipo de empresas.

Efectivamente: entreveradas con los edificios de viviendas, ocupando los espacios traseros de bloques residenciales, se aprecia una profusión de locales industriales. Esto significa que se ha producido la renovación en salpicado, manteniendo las empresas viables sus instalaciones: la ordenanza de tolerancia industrial ha hecho posible esta situación, que, habiendo suelo industrial preparado, no tiene ya justificación. El resultado es un híbrido tipológico de escasa calidad: las viviendas molestan a las industrias, y viceversa. Es conocida la tendencia española a la mezcla de usos, y los elogios que la multifuncionalidad recibe de quienes aprecian la vitalidad y bajo coste de mantenimiento de nuestras compactas ciudades. Pero esta mezcla tipológica es explosiva, y sólo se mantiene porque no se han desarrollado espacios ad hoc para acoger la pequeña industria, lo que coloca a Hellín en una posición escasamente competitiva en el mercado de las PYMEs, precisamente el que se supone que crea más puestos de trabajo. La mezcla de naves y viviendas es, en efecto, peligrosa: si no se controlan rigurosamente las actividades, la carga térmica puede suponer un riesgo muy alto de incendio o explosión. Y si se controlan para que la carga térmica no supere los niveles tolerables, se asfixia la actividad, con la consecuente pérdida de riqueza. La ciudad se encuentra, pues, en una situación de desventaja, y manteniendo riesgos innecesarios que, por lo demás, influyen en la escasa calidad del espacio urbano a lo largo de la calle Libertad.

Las actividades extractivas.

Esta actividad económica tiene cierto peso en la economía municipal, y produce impactos ambientales muy notables. Se incluye este comentario a las extracciones en un Capítulo dedicado a las descripciones tipomorfológicas, lo que no es, en rigor, apropiado; pero ello podría justificarse porque los artefactos y manipulaciones del territorio propios de estas industrias crean paisaje y crean morfologías. Siendo, como es, muy frágil el medio ambiente municipal, en el que ciertas zonas recuperan con mucha dificultad su revestimiento orgánico una vez manipuladas, cabe observar la existencia de al menos tres grandes áreas extractivas emplazadas en medio periurbano, causando un importante impacto que se traduce en baja calidad del paisaje. Dos de ellas se localizan sobre Suelo Urbanizable, por lo que es previsible que, a medio plazo, sean sustituidas por otros usos; la tercera, sobre el enlace Sur de la variante hacia Murcia, se ubica sobre Suelo Rústico en el entorno del acceso Sureste a Hellín, de gran visibilidad. Está activa aún, y en ella se desarrollan actividades productivas (preparados del hormigón, clasificación de áridos).

Aunque sólo fuera por motivaciones económicas, por poner la cuestión en los términos más desfavorables (o cínicos), hoy se asume ampliamente que la calidad visual del espacio urbano es un incentivo más para optar por uno u otro emplazamiento para vivir o para producir. El peculiar paisaje de las áreas industriales de hace medio siglo ha sido sustituido, allí donde estas cosas se cuidan, por espacios para la producción que son, además de eficaces, gratos a la vista: de hecho, el polígono de SEPES puede conceptuarse como un espacio cuidado y agradable para trabajar. Las ciudades están en competencia entre sí para atraer inversión; por ello, cuidar los aspectos relativos al paisaje urbano no parece ser ya una obsesión de los nostálgicos, sino un elemento para reforzar la atractividad y ser más competitivo, por no entrar aquí en otros enfoques. Por ello, las actividades extractivas tienen el impacto que tienen.

LA ACTIVIDAD INMOBILIARIA

El censo de viviendas de 1981 contabilizó en Hellín 9.618 unidades, de las cuales 6.136 (62,50%) constituían la residencia principal de sus ocupantes, 1.078 tenían la condición de viviendas secundarias, y 2.404 figuraban como viviendas vacías. 10 años después, el censo de viviendas de 1991 contabilizó 11.250 viviendas en Hellín, de las cuales 7.207 (64,06%) constituían la residencia principal de sus ocupantes. Entre 1981 y 1991, por tanto, Hellín ha visto cómo su parque de viviendas aumentaba en 1.632 unidades (163 viviendas por año, un 16,97% más que el nivel de partida), aunque el número de residencias principales y efectivamente ocupadas por población del municipio se ha modificado en una cifra menor: ha aumentado en 1.071 viviendas. Si se tiene en cuenta que la población se ha incrementado en 570 habitantes, fácilmente se puede deducir que han sido por una parte los nuevos habitantes y por otra el «esponjamiento» residencial (al pasar el número de habitantes por vivienda ocupada de 3,78 en 1981 a 3,30 en 1991) los factores explicativos del crecimiento del parque de viviendas.

El censo de viviendas de 2001 (datos definitivos) contabilizó 12.736 viviendas, de las cuales 8.942 (70,21%) constituían la residencia principal de sus ocupantes; 1.733 tenían la condición de viviendas secundarias, mientras que 2.025 figuraban como viviendas vacías.

Entre 1991 y 2001, Hellín ha visto su parque de viviendas aumentar en 1.486 unidades (150 viviendas por año y un 13,2% más que el nivel de 1991), reduciendo el ritmo de crecimiento respecto a los años 80. El número de residencias principales y efectivamente ocupadas por población del municipio se ha modificado sin embargo en una cifra mayor: ha aumentado en 1.735 viviendas (el 24,64% del las viviendas ocupadas en 1991). Si se tiene en cuenta que la población se ha incrementado en 3.799 habitantes, fácilmente se pueden deducir que de nuevo ha sido la combinación los nuevos habitantes y el «esponjamiento» residencial (al pasar el número de habitantes por vivienda ocupada de 3,30 en 1991 a 3,07 en 2001), los factores explicativos del crecimiento del parque de viviendas. Este índice de habitantes por vivienda ocupada ha descendido más rápidamente en Hellín que en la media provincial, donde sigue en un 3,33 habitantes por vivienda ocupada.

La mitad de las viviendas principales municipales en 2001 son posteriores a 1970, lo que supone un parque inmobiliario con mayor antigüedad que la media provincial, donde el porcentaje es del 59%. En consecuencia, y según este último Censo de 2001, el estado del parque inmobiliario, aún siendo bueno en el 91% de las viviendas, ofrece en todas las cifras relativas a edificios mejorables (ruinoso, malo, deficiente) mayores porcentajes en Hellín que en la media provincial.

Hoy, el Catastro contempla poco más de 13.400 Bienes Inmuebles de Naturaleza Urbana y Uso Residencial, para una población de poco más de 30.000 habitantes.  Las cosas han cambiado en lo cuantitativo, pero en lo esencial sigue igual. El nuevo parque de viviendas, fuera del casco histórico ha hecho una nueva ciudad en Hellín, olvidando el centro.

El PLAN DE ORDENACIÓN MUNICIPAL de HELLIN.

Actualmente, el municipio posee un Plan General de Ordenación Urbana, aprobado definitivamente por la Comisión Provincial de Urbanismo de Albacete con fecha 22.12.1994. Este PGOU sustituyó, desde el momento de su aprobación, al anterior PGOU, que había sido aprobado definitivamente por la Comisión Provincial de Urbanismo, con fecha 27.12.1984. La necesidad de adaptar aquel Plan a la Ley del Suelo 1/92; la escasa instrumentación de la que disponía para la obtención de dotaciones; el somero tratamiento que contenía para la regulación de la vida urbanística de las pedanías; el desbordamiento de las previsiones del Plan en el Sur de la ciudad, y la modificación de las estrategias de implantación industrial que supuso la construcción del polígono de SEPES y la acumulación de la actividad productiva al Norte, fueron las causas por las cuales el Ayuntamiento decidió revisar el planeamiento, a los diez años de haber redactado el PGOU de 1984.

El PGOU de 1994 contiene determinaciones muy detalladas sobre los aspectos que determinan la forma urbana, en especial en el Suelo Urbano, que delimita todos los núcleos de población existentes en el municipio; y un profundo estudio del Suelo Rústico, que incluye una minuciosa regulación del mismo. Si el presente POM culmina su proceso administrativo en 2008, el PGOU habrá ordenado la actividad urbanística durante 14 años, lo que ilustra el compromiso de la autoridad local con el desarrollo de una política urbanística plenamente respaldada por un marco jurídico-urbanístico apropiado a cada periodo.

Pero no es sólo esta regularidad una cuestión formal: en el último decenio, la situación se ha modificado en muchos frentes. En primer lugar, hay que mencionar los copiosos cambios legislativos que se han dado en el último decenio: derogación en 1997 de la Ley 1/92 por sentencia del Tribunal Constitucional; aprobación de la Ley estatal 6/98 sobre Régimen del Suelo y Valoraciones; aprobación de la Ley autonómica 2/98 (LOTAU), y aprobación de la Ley de Modificación de la LOTAU, de su Reglamento de Planeamiento y de la Ley estatal 8/2007 (que deroga la 6/98), ya en pleno periodo de redacción de esta revisión del PGOU. Esta abundancia de textos sucesivos ha modificado grandemente el contexto legal, y obliga a poner al día los instrumentos urbanísticos, que es lo que el Ayuntamiento de Hellín pretende con la presentación de esta revisión.

Ni siquiera durante los años de vigencia del PGOU de 1994 el municipio conoció una situación completamente estable, por lo que hace a las determinaciones de planeamiento. En efecto: el Ayuntamiento redactó varios paquetes de Modificaciones Puntuales del Plan General, unos ya aprobados y otros en fase de tramitación, y preparó documentos refundidos del PGOU original, todo ello para recoger algunos extremos que se consideraron poco adecuados para resolver ciertas situaciones urbanísticas complicadas, o para adecuar el planeamiento a la política urbanística municipal.

El día 14.1.2003 se suscribía Contrato Administrativo entre el Excmo. Sr. Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de Hellín y la Compañía Planificadora, SL, la cual había resultado adjudicataria de los trabajos de redacción del Plan de Ordenación Municipal en el concurso público convocado al efecto. Comenzaba así un proceso de revisión del aún vigente Plan General de Ordenación Urbana de 1994, y de adaptación del instrumento urbanístico al y a su Reglamento de Planeamiento, que ha entrado en vigor cuando el Plan se encontraba ya en fase avanzada de redacción.

En el mes de mayo de 2003 se culminó la fase de información urbanística, realizada en base a la documentación facilitada por el Ayuntamiento, y al trabajo de campo que la completaba. Dada la amplitud de la información urbanística precedente, se consideró suficiente la misma para todos los extremos invariables (características del medio físico); así, ese documento se centró en la actualización de todos aquellos datos que habían sido superados por el paso del tiempo, analizando a fondo los cambios habidos en la gestión del PGOU, en las cifras de población y vivienda, y en el estado de las dotaciones e infraestructuras municipales.

Ciertas circunstancias determinaron que no fuera hasta marzo de 2003 cuando el equipo redactor recibiera parte de la información necesaria para realizar los trabajos; en especial, los datos relativos a la situación de abastecimiento de agua y saneamiento, ciertos expedientes, y la ortofoto en color del casco de Hellín, lo que influyó en el ritmo de sistematización y análisis de la información. Ello no impidió completar esa fase del trabajo con suficiente grado de detalle para alimentar las propuestas que luego serían presentadas en el Avance; a medida que se fue recabando más información, se completó la misma para disponer de la que tuviese el mayor detalle que debe alcanzar en el documento de tramitación. Este criterio metodológico pretendía no demorar la toma de decisiones hasta que se dispusiera del conjunto de datos, aunque algunos no fueran relevantes para las fases anteriores de los trabajos. Pues otra manera de proceder, innecesariamente secuencial sin solapes, hubiera retrasado innecesariamente la entrada en la fase propositiva.

El documento de Avance.

El 8.4.2003 se entregó al Ayuntamiento un documento de preavance, que sirvió para ajustar las propuestas que debían aparecer en aquél. Finalmente, el 14.5.2003 se remitió a la Corporación el documento de Avance.

Las elecciones municipales de 2003 coincidieron con el momento en que se entregó el Avance de planeamiento; los resultados electorales determinaron un cambio de equipo de gobierno municipal. Así, el equipo político que se encontraba en la oposición durante todo el periodo en el que se elaboró el Avance, sería el que habría de presentar al público el trabajo, y el que seguiría coordinando la redacción del POM hasta culminar el proceso. El alto sentido de la responsabilidad de los partidos políticos que protagonizaron la alternancia creó las condiciones para que ésta no alterase el proceso iniciado. La mayoría de las decisiones que afectan a este POM han sido tomadas en un clima de consenso permanente.

La exposición del Avance.

Durante el verano de 2003 se celebró, en el Museo Regional de Hellín, una exposición sobre los trabajos del Avance, con material expositivo preparado por el equipo redactor. Permaneció abierta durante dos meses, y fue muy visitada por el público en general, así como por agentes interesados en las cuestiones urbanísticas. Fue muy útil para proporcionar un conocimiento sobre las propuestas, de lo cual se beneficiaron las sugerencias enviadas, que demostraron que el POM, en su fase de Avance, había sido muy bien entendido. Sobre estas sugerencias se ofrece más información en el Anexo 2 a esta Memoria.

El documento de POM para Aprobación Inicial

Concluida la redacción técnica del POM (efectuada teniendo en cuenta las sugerencias surgidas de la exposición del Avance), el 10.5.2006 fue publicado en el DOCLM la apertura de su exposición pública, incluido el Estudio Ambiental, por un periodo de dos meses en el Museo Regional de Hellín. De nuevo se prepararon paneles con los planos del POM para facilitarar su lectura a los ciudadanos, a los que se aportó fotocopias de aquellos documentos del plan que solicitaron. Aquellos que lo requirieron fueron atendidos por miembros del Equipo Redactor. Simultáneamente se colgó la documentación en la página web del Ayuntamiento. Se facilitaron impresos para redactar alegaciones, recogiéndose un total de 223 escritos de alegaciones de particulares. Se recibieron así mismo informes de las diferentes departamentos y organos competentes de las Administraciones.

Con las alegaciones estimadas y las prescripciones de los informes citados, se corrigió el documento de POM expuesto al público, el cual fue remitido a las delegaciones en Albacete de las Consejerías de Ordenación del Territorio y Vivienda, y Medio Ambiente y Desarrollo Rural. Con los informes de ambas se volvió a corregir el documento, remitiéndose el mismo a la DG de Urbanismo a tenor de lo dispuesto en el art. 5 del decreto 35/2008, de 11 de marzo, de la Consejería de Ordenación del Territorio y Vivienda, por el que se regulan los órganos en. materia de ordenación territorial y urbanística de la Junta de Comunidades de Castilla La-Mancha, y en el que se indica que será el consejero en materia territorial y urbanística el que apruebe los POM de poblaciones de más de 20.000 habitantes de derecho.

Finalmente, volvió a corregirse el documento con las observaciones derivadas del informe de la Dirección General de Urbanismo, matizadas en la reunión mantenida entre los responsables políticos y técnicos municipales, el equipo redactor, el Director General de Urbanísmo y la técnico de la DG redactora del informe. El resultado es el actual documento del POM.

La Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (EDUSI) del Área Funcional de Hellín:

La elaboración de la Estrategia para el AF-Hellín se justifica a partir de la identificación de problemas comunes a todo el Área, que una vez identificados se transforman en desafíos para la planificación estratégica urbana común. Estos grandes problemas comunes al AF son:

PROBLEMA 1. ESPACIO TERRITORIAL DISPERSO

El AF de Hellín integra un total de 40 núcleos urbanos de población estructurados en torno a una unidad troncal: la ciudad de Hellín. Esta dispersión de población produce grandes dificultades para mantener y relanzar los diferentes entornos urbanos como motores del desarrollo, debido a la falta de recursos para realizar las inversiones necesarias para una mejora de las comunicaciones o la renovación y mantenimiento de las infraestructuras. Esta situación acaba desembocando en problemas más específicos, como el escaso desarrollo de modalidades de transporte sostenibles, elevados costes económicos de servicios ambientales como la gestión de residuos, el abastecimiento de agua potable en las poblaciones, elevados consumos energéticos de infraestructuras obsoletas, etc. En definitiva, una situación que supone un verdadero cuello de botella para el desarrollo de políticas de sostenibilidad para una correcta gestión de los entornos urbanos y su calidad ambiental.

PROBLEMA 2. PERDIDAS DE POBLACIÓN EN EL TERRITORIO

La evolución de la población en el conjunto del AF se ha estancado en las últimas dos décadas y a día de hoy existen serias dificultades para retener población en el territorio, pues la situación se ha agravado tras la crisis económica de 2007. Los pequeños núcleos de población sufren más la pérdida de población y el envejecimiento, un problema agravado por la dispersión territorial a la que hace referencia el PROBLEMA 1, pero también debido a un menor acceso a dotaciones y servicios públicos. El fuerte envejecimiento de la población incrementa el riesgo de pérdida de población en el futuro, y a su vez, las necesidades de servicios sociales y dotaciones para la atención de la población dependiente. Los flujos migratorios negativos en el conjunto del área funcional, debidos principalmente a la falta de oportunidades laborales, contribuyen también a incrementar el riesgo de despoblación, con el problema añadido de que se pierde potencial laboral y de emprendimiento, pues es gente en edad activa y población joven la que decide emigrar a otros territorios con más oportunidades.

PROBLEMA 3. DESEMPLEO ESTRUCTURAL EN LA ZONA

De forma tradicional, los municipios que conforman el AF de Hellín han sufrido de forma más acusada el problema del desempleo en comparación con otras zonas de la provincia de Albacete. Este fenómeno se ha agravado tras la crisis económica iniciada en 2007, dando lugar a que en 2013 en el AF se Hellín se registrara el dato de paro más alto de su historia con 7.185 personas desempleadas, que han disminuido ligeramente en 6.643 en 2015. El estallido de la burbuja inmobiliaria y la caída del sector de la construcción ha afectado gravemente al tejido empresarial de la comarca, que a pesar de contar con sectores empresariales fuertes, cómo es el caso de la industria agroalimentaria, adolece de una falta de adaptación a los mercados actuales, mucho más globales y competitivos. Todo esto, se traduce en una reducción de las oportunidades laborales así como en la pérdida de calidad de los empleos que persisten, lo que motiva los movimientos migratorios a los que se hacen referencia en el PROBLEMA 2. A esto se le suma que las oportunidades formativas en la zona no son muy diversas y que la actual oferta de servicios dedicados a la promoción del empleo y el emprendimiento no se adecúan a la alta demanda del momento. Entre los colectivos más afectados por los elevados niveles de desempleo en el área funcional se encuentran las mujeres, los jóvenes, y las personas paradas de larga duración.

PROBLEMA 4. INCREMENTO DEL NÚMERO DE PERSONAS EN SITUACIÓN DE EXCLUSIÓN SOCIAL

Las situaciones de desempleo prolongadas a las que se hace referencia en el PROBLEMA 3 están incrementado los problemas de integración social existentes en el AF. A día de hoy los servicios sociales existentes en el territorio son insuficientes para atender las demandas de ayuda por parte de la población, carencias que están siendo cubiertas por ONGs u otras organizaciones ciudadanas. Las principales bolsas de exclusión social se localizan en barrios desfavorecidos como El Calvario, el Rabal y la Ribera, todos localizados en la ciudad de Hellín, y donde reside una alta concentración de población de etnia gitana y de origen marroquí. Esto barrios presentan además un importante déficit de infraestructuras y un entorno urbano muy degradado. Problemas ambos a los que es difícil dar solución teniendo en cuenta las limitaciones existentes para el desarrollo de políticas de sostenibilidad y regeneración urbana enumeradas en el PROBLEMA 1.

Las dificultades que plantean la resolución conjunta de estos retos ameritan para la elaboración de una estrategia integrada y sostenible que incida sobre aspectos claves y sinérgicos para solucionar los problemas de manera conjunta entre todos los municipios del AF de Hellín.

Finalmente el Ministerio ha concedido la “Estrategia de desarrollo urbano sostenible e integrado”, EDUSI, en el Área Funcional de Hellín, como municipio de cabecera, junto a Albatana, Tobarra, Pozohondo, Liétor, Férez y Socovos, después de realizar una serie de modificaciones y mejoras tras la negativa a su aprobación en primera instancia.

Así, la “Estrategia de desarrollo urbano sostenible e integrado” de Hellín junto a los otros seis municipios vecinos, ha sido aprobada por un montante total de 3.095.582€ como estrategia cofinanciada mediante el programa operativo FEDER de crecimiento sostenible.

Y volviendo al Texto Refundido de 2010 del Plan de Ordenación Municipal de Hellín,

«… 2. MODELO TERRITORIAL ADOPTADO

A. CUESTIONES PREVIAS

En este Título se realiza una descripción del conjunto de soluciones que, en el campo del diseño urbanístico, son aportadas por este POM en el ánimo de ajustar las líneas esbozadas en el Título anterior a la realidad física del municipio, que se compone de preexistencias, unas consolidadas desde los tiempos antiguos, otras en pleno proceso de consolidación; otras, en fin, sólo apuntadas cuando no estancadas. Ningún Plan puede, por lo demás, acertar al ciento por ciento con sus propuestas, o de las que recibe en herencia de planes aún anteriores, porque los tiempos cambiantes introducen coordenadas distintas conforme la realidad económica, cultural o política de un país o de una ciudad se transforma a lo largo de los años, en este caso casi una década que ha visto nacer y morir paradigmas que se daban por estables, acelerarse o atenuarse el ritmo de crecimiento económico, o cambiar los equipos de gobierno de un municipio cuya capacidad de influencia sobre las políticas regionales es limitada, mientras que éstas sí tienen una influencia decisiva sobre lo que en el municipio sucede.

A1. ÁMBITO PRIORITARIO DEL POM.

El Plan propone un conjunto de soluciones que aspira a culminar lo que hasta ahora ha sido un proceso algo errático de ocupación de nuevo suelo, a medida que las circunstancias lo requerían, o que ciertas fuerzas del mercado conseguían establecer ritmos apropiados a sus respectivos intereses. El Plan enfoca la actividad urbanística en la ciudad de Hellín y en Isso de manera algo diferente que en las pedanías, no por desconocer la necesidad de que el POM ordene la totalidad del territorio municipal, sino porque la actividad urbanística en las pedanías es reducida, cuando no inexistente. Las pedanías responden a formas de asentarse que eran las apropiadas para modos de producción hoy en regresión o estancados. Así, ya no hay prácticamente actividad minera, o los trabajadores de la actividad extractiva están motorizados, por lo que su lugar de residencia no depende de la cercanía a la mina o cantera. Y los procesos de reordenación parcelaria del campo están concluidos en las zonas de regadío. Los núcleos de Colonización se han estabilizado hace tiempo, y su crecimiento actual está condicionado por la escasez de suelo, pues todo el entorno está cultivado. Algunos crecen, pero en el poco suelo disponible. Su gran calidad ambiental ha sido, por lo demás, un importante motivo para la estabilidad poblacional de estos núcleos; tanto es así que, en alguno de ellos, ya se aprecia una transformación hacia otras formas de vida (segunda residencia, antiguos colonos que viven ahora en Hellín pero que pasan en el núcleo su tiempo libre, ampliación de adosados para venta a familias que no son cultivadoras, etc). Se requieren ampliaciones de cierta entidad en las pedanías más dinámicas (Nava de Campaña, Agramón y Cañada de Agra) y poco relevantes en el resto de los núcleos. El caso de Isso es diferente: muestra un alto nivel de actividad, y puede considerarse como parte integrante de los núcleos municipales que requieren unos procedimientos de gestión más complejos.

El muy extenso territorio municipal ha sido estudiado según lo que determina el nuevo marco legal, que establece la necesidad de redactar un informe ambiental. Ello, en cierta medida, exige un análisis del territorio más preciso en su formulación. Las decisiones a adoptar sobre el suelo rústico afectan sólo en cuestiones de matiz al contenido de la propiedad, porque la ley es muy estricta respecto de lo que pueda proponerse en suelo rústico de protección; no se prevén, por ello, grandes cambios en la mayor parte del municipio.

Más adelante, no obstante, se realizan las correspondientes consideraciones sobre el suelo rústico y su tratamiento en el POM. La protección de esta clase de suelo alcanza, por uno u otro motivo, a la mayor parte del territorio, que posee grandes valores medioambientales, forestales, agrícolas o arqueológicos. Las zonas próximas al núcleo de cabecera, especialmente por el Sur, ya presentan una situación complicada, debida al disperso residencial, que debe ser regulada según lo que dispone el TRLOTAU, para evitar la formación de núcleos de población en suelo rústico.

A2. INFLUENCIA DE LOS MODOS DE GESTIÓN EN EL DISEÑO.

Hubo años en los que (y el PGOU aún vigente no se mantuvo del todo ajeno a esa manera de entender el Urbanismo, como era norma) la gestión urbanística acomodaticia se constituyó en el principal referente de diseño, y en los que esa gestión primó de tal manera sobre la forma urbana que la posibilidad de ofrecer lecturas holísticas del plano de la ciudad se consideraba una extravagancia contraria a las leyes de un mercado económico en expansión, carente de límites o de estrategias estables que condujeran a buen puerto la forma urbana. Ese estilo de crecimiento liberal, para el que el planeamiento flexible y desregulado era (y sigue siendo) la única plataforma sobre la que se podía sustentar una economía despreocupada por los costes medioambientales, parece haber tocado techo en ciudades de extensión reducida, como lo es ésta, en las que se vislumbra la necesidad de establecer los límites urbanos, como cuando en la época de las villas amuralladas la cuestión de los límites era la que daba la medida de la sostenibilidad urbana (aquello que, en definitiva, podía ser defendido militarmente era sostenible, según criterios de la época). Y la cuestión no es tanto si esos límites deben ser muy restringidos o deben ser muy generosos; la cuestión es si una ciudad es un ser en perpetuo estado de expansión, o si, con excepciones, debe pensarse para una determinada ocupación de suelo y disponer de una forma urbana reconocible.

Esa es ahora una cuestión esencial que, por muchos motivos, está implícita en la descripción de la propuesta, sin que pueda afirmarse que hay una única respuesta a esa cuestión, válida para la mayoría de las ciudades, o incluso para la mayoría de las del mismo rango. Aunque no siempre los símiles biológicos pueden aplicarse con éxito, puede aportarse éste: los tejidos se expanden mediante la multiplicación celular, no mediante el crecimiento del tamaño de sus células; cuando eso sucede, nos hallamos ante un tejido patógeno. Dicho de otra forma: a partir de un cierto tamaño, se crece por división, no por cambio de escala. Y cuando no se cumple esta regla, hay una ciudad enferma. Claro que hay excepciones a esta afirmación; pero no parece que Hellín se encuentre en una situación excepcional, a este respecto. Es una ciudad, digamos, normal.

Pero si se acepta que hemos llegado al momento en que la cuestión de los límites debe ser planteada, habrá que aceptar que no queda mucho margen para el error, porque se agota el espacio de maniobra sobre suelo de nueva ocupación, en el que corregir, en sucesivas fugas hacia adelante, los errores históricos que nos han legado cargas muy pesadas, aún imposibles de afrontar con todas sus consecuencias. Así ha sido hasta ahora en Hellín: los planeamientos anteriores plantearon un modelo de ciudad que trataba de corregir, sobre nuevo suelo, los desaciertos perpetrados en pleno periodo de expansión especulativa y descontrolada de la vivienda. Otro tanto quisiera hacer este Plan ahora, por lo que atañe al tejido residencial periurbano que no ha dejado de complicar las cosas a lo largo de los años, bloqueando opciones de futuro gracias a que el paradigma de la tolerancia y el libre mercado llegaron a ser considerados el no va más de lo moderno, para pesadilla de quien tiene que venir por detrás recogiendo los platos rotos de la fiesta.

Es una secuencia lógica: si no queda margen para el error, habrá que sopesar muy bien todas las decisiones, de entre las que una forma urbana correcta no es la más intrascendente. Ahora se presenta en Hellín la oportunidad de controlar su borde urbano de crecimiento.

Así las cosas, un diseño cuidadoso se hace necesario, porque se ha agotado el crédito para corregir errores. Al hablar de errores no se está hablando de formas urbanas que responden a un determinado paradigma histórico, y que van siendo superadas por nuevas realidades; se está hablando de no-formas, de la expansión sin planeamiento y de las secuelas que esa manera de expandirse deja sobre el territorio. Una determinada línea de lectura crítica de la ciudad contempla ésta como un mecanismo de aceleración de los procesos de producción y consumo, definición que, en lo esencial, parece concordar con toda ciudad no argumentada en torno a un hecho extraeconómico (ciudades santas, capitales administrativas de nueva creación, villas surgidas en torno a actividades culturales concretas). Pues si se desea que ese mecanismo de aceleración funcione, del cual depende la propia existencia de la ciudad, habrá que invertir ciertos procesos, porque tal parece que el proceso de crecimiento hellinero ha tenido etapas en las que se ha hecho todo lo posible por gripar el mecanismo, entre otros motivos porque no puede funcionar un proceso acelerado de consumo si no existe calidad de vida, y la calidad del medio ambiente urbano es responsable principal de aquélla.

Si algo debiera desprenderse de esta reflexión, sería que este Plan no puede insistir en la línea del planeamiento flexible. Debe retornar a la disciplina, y reducir la banda del espectro hasta frecuencias más bajas, porque es la última oportunidad. Hay, pues, mucho que formalizar en este POM.

B. PROPUESTAS SOBRE EL TERRITORIO: LÍMITES AL DESARROLLO

Las reflexiones anteriores deberían servir para fijar el contexto en que se entienda la exposición del plano de la ciudad de Hellín, que debe comenzar con una constatación de la realidad física: el espacio susceptible de recibir nuevos crecimientos está bastante acotado por los accidentes naturales, excepto por el Sur y el Este, a costa de invadir suelo agrícola muy valioso; y por el Norte, ya dedicado al asentamiento industrial. El Noreste y el Este están prácticamente bloqueados por la orografía (altos del Calvario, sierra del Pino).

Ha habido factores adicionales que han tenido importancia en el proceso de establecimiento de la necesidad de abordar la problemática de los límites de la ciudad; uno de ellos ha sido la existencia de un marco jurídico que, a lo largo de estos últimos años, tiende paulatinamente a facilitar las operaciones urbanísticas sobre todo aquel suelo que no disfrute de una protección muy justificada, por motivos paisajísticos, arqueológicos, productivos, geológicos… pero ahondando cada vez más en la desregulación del suelo rústico no protegido, que adquiere el status de urbanizable. Sobre la mayor o menor bondad de este marco no cabe opinar aquí, porque para el Plan es una referencia obligatoria que debe, pues, respetar. Lo que sí cabe hacer es extraer las consecuencias de este cambio de doctrina, que viene a plantear la posibilidad de que allí donde el Ayuntamiento no regule con precisión las actuaciones, y salvo que medie una protección específica y justificada, un operador urbanístico está facultado por ley para obrar, siempre que respete sus deberes urbanísticos para con el municipio. Por eso, si el Ayuntamiento no contempla la opción más expansiva posible, corre el peligro de perder el control sobre los límites urbanos, y eso tiene graves consecuencias en materia de construcción ordenada y racional de las infraestructuras y dotaciones.

Así las cosas, la vieja polémica disciplinar entre planes expansionistas y planes conservacionistas del medio físico, o contenidos, va dejando poco a poco de tener sentido en el contexto de un paradigma de libre mercado en el que el suelo tiene consideración de mercancía 3 ; por ello, no cabe alimentar esa polémica etiquetando un determinado plan según sea más o menos consumidor de territorio, porque la cuestión no parece ser ya cuánto territorio consume para usos urbanos, sino con qué medios cuenta para que ese consumo responda a una posibilidad real de controlar la forma urbana, haciendo así ésta más eficaz, más armoniosa y más sencilla de construir y sostener.

Esa manera de concebir un plano para Hellín entraría en colisión directa con la realidad si ciertas bolsas de suelo rústico no protegido escapasen al control formal del POM. La legislación, tal y como está ahora concebida, hace superfluo el ejercicio de calcular las necesidades de suelo hacia un escenario preestablecido a base de proyecciones de población y empleo, que es la costumbre, y que de todas maneras se sigue haciendo, un poco por inercia, otro poco porque permite verificar cuál es la holgura con la que se va a encontrar el mercado de suelo, el cual, según piensan los defensores de esta situación legal, podrá por fin desarrollarse en términos de libre competencia, lo que abaratará los productos inmobiliarios. La realidad no parece confirmar esta fe en el libre mercado, y de hecho el precio de la vivienda y del suelo siguen subiendo como siempre, pero las cosas son como son, por lo que no hay alternativas legales a la necesidad de ordenar ahora tanto suelo como sea susceptible de ser puesto en el mercado, para evitar una diáspora incontrolada de la actividad inmobiliaria hacia suelo no ordenado. La cultura de poco suelo, con compromisos temporales y penalizaciones en caso de incumplimiento de sus obligaciones (ley del Suelo del 91), ha sido sustituida por otra de mucho suelo, pocos compromisos temporales y ausencia de penalizaciones. Lo primero no funcionó como debiera. Lo segundo, que es la situación actual, tampoco. Ello podría ser indicio de que la ley no ofrece respuestas porque la pregunta puede que no fuera correctamente formulada

C. DIRECTRICES RESULTANTES DEL MODELO DE EVOLUCIÓN URBANA Y DE OCUPACIÓN DEL TERRITORIO

Las consideraciones anteriores permiten ahora realizar una descripción, esquemática y a grandes rasgos, de los elementos propuestos con el fin de completar una forma urbana cerrada para la ciudad de Hellín, siendo los siguientes puntos los encargados de exponer las características de los aspectos sectoriales de esa forma.

Enunciar un modelo urbano cerrado requiere ya, por lo expuesto en los puntos que anteceden a éste, menos explicación; pero sí alguna matización. Cerrado se utiliza en el sentido de que se ha diseñado la forma urbana a agotamiento, lo que permite presentarla y analizarla con arreglo a su propia lógica interna. Pero eso no significa que la forma sea intangible, porque tardará décadas en consolidarse, y en ese tiempo aparecerán nuevos factores que influirán sobre lo ahora dibujado. No obstante hay piezas muy fuertes sobre el territorio (la vía férrea, las carreteras, la autovía, los grandes ejes urbanos y los grandes parques) sobre las que hay que establecer un consenso a largo plazo, porque su diseño no se puede cambiar según el parecer de unos o de otros una vez se ha establecido y aceptado. Esas piezas son las que definen la forma urbana (por lo común, son los sistemas generales de comunicaciones y de espacios libres).

El resto de los elementos tiene otro tratamiento, y el dibujo puede ser más o menos indicativo de una presentación de partida. Pero es el debate y la participación (y para eso estuvo el Avance de planeamiento) los que permitieron ganar respaldo a unas piezas, y quitárselo a otras. Finalmente, el documento de planeamiento incorpora ya cada pieza con un nivel de vinculación al diseño o al uso ahora propuesto que es el exigido por la ley para la ordenación detallada; el tiempo se encargará de ratificar lo adecuado o lo inadecuado de las propuestas de planeamiento. El TRLOTAU prevé esta situación, y permite modificar la ordenación detallada del suelo urbanizable mediante la redacción de un Plan Parcial, lo que conjura las eventuales rigideces que pudieran darse con el paso del tiempo. Con esas advertencias, puede seguir hablándose de un modelo cerrado.

Al límite, el propio concepto de modelo cerrado es retórico. No hay modelo urbano más cerrado que el de la ciudad medieval, con su recinto amurallado que establece un límite físico infranqueable. Y, sin embargo, esas ciudades medievales son hoy piezas centrales de las ciudades actuales, sus cascos históricos, por lo que el concepto de “ciudad cerrada” hay que manejarlo con flexibilidad. La propuesta será cerrada, pero tendrá puertas abiertas, esto es: su crecimiento, más allá del horizonte del POM, podría producirse con la ocupación de nuevo suelo, pero ello no alteraría demasiado el cuerpo urbano existente, que habría adquirido un grado de maduración suficiente. En todo caso, y aunque no puede aspirarse a controlar un futuro que se sitúe más allá de los pocos años para los que se hacen previsiones de planeamiento, desde el enfoque actual sería interesante evitar un crecimiento ulterior de Hellín en mancha de aceite. Por poner un ejemplo: si llega el día en que Hellín colmata el esquema propuesto, interesará más plantear nuevos crecimientos en Isso, evitando que se fundan los tejidos urbanos de ambos núcleos, pero reforzando las capacidades de los sistemas de comunicación de aquéllos. Esta es, en todo caso, una opción a debatir, y para ello es para lo que el Avance abrió una ventana al debate, el cual no se agotó: estas cuestiones relativas a la estrategia a largo plazo, o a las predicciones hacia un futuro muy lejano, no forman hoy parte de las preocupaciones de los actores urbanos…»

Acometer el nuevo POM de Hellín en 2003 y acabarlo en 2010, en plena crisis, no ha sido un «éxito», pero innegable es la calidad y rigor de muchos de los planteamientos urbanísticos. Por supuesto, que, como todos, erraron el pronóstico de crecimiento, las proyecciones, las hipótesis, las «necesidades» del Plan y todo, al final, «salió grande».


Cada mercado es local.

Cada municipio tiene su singularidad.

Cada municipio se retrata en su parque residencial.


Seguiremos analizando en próximas entregas los 350 municipios mayores de España