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Mazarrón es una ciudad y municipio español, perteneciente a la Región de Murcia, situado en la comarca natural del Bajo Guadalentín, con una extensión de 318,7 km² y una población con más de 30.000 habitantes, que se distribuyen entre el núcleo de Mazarrón, donde viven aproximadamente 13.000, el Puerto de Mazarrón con 12.000 habitantes y El Saladillo con cerca de 6.000. El resto se reparte entre sus pedanías, Atalaya, Balsicas comprende las entidades de El Alamillo, Las Balsicas y Los Lorentes), Cañadas del Romero, Gañuelas, El Garrobo, Ifre-Cañada de Gallego, Ifre-Pastrana, Leiva, La Majada, Mazarrón, El Mingrano, Moreras (incluido Bolnuevo, la cual se extiende por la costa hasta la Playa de la Isla), Puerto de Mazarrón, Rincones y El Saladillo (incluida la urbanización Camposol) ; El Margajón, fue pedanía históricamente, pero al no tener habitantes censados, desapareció.
El núcleo urbano de Mazarrón se encuentra a 55 metros sobre el nivel del mar y dista 72 km de la capital de la Región, Murcia. Limita con los municipios de Cartagena y Fuente Álamo de Murcia al este, con los de Alhama de Murcia y de Totana al norte, con el de Lorca al oeste y con el Mar Mediterráneo al sur.
El municipio se encuentra enmarcado por parte de las sierras litorales de la Región de Murcia, principalmente la Sierra de la Almenaray de las Moreras en su parte occidental y la Sierra del Algarrobo en la oriental, que configuran sendos espacios protegidos del territorio murciano, enmarcadas como estribaciones del Sistema Bético. Su franja costera se encuentra en la zona central del denominado Golfo de Mazarrón (al que da nombre).
Su litoral cuenta con 35 Km de playas, en su mayoría de arena fina sin apenas presión urbanística, a excepción del casco urbano del Puerto de Mazarrón y Bolnuevo. Existen en el municipio un amplio número de ramblas con escorrentías en los meses de lluvia, entre las que destaca la Rambla de las Moreras, que tiene su desembocadura cerca de la pedanía de Bolnuevo.
La economía se basa en la agricultura, en la pesca, y principalmente en el turismo, siendo Mazarrón uno de los principales centros turísticos de la Región de Murcia, llegando a alcanzar más de 130.000 habitantes en la época estival gracias a sus playas (Playa del Mojón, Playa de la Raja, Playa Negra, Playa del Alamillo, Playa del Rihuete, Playa del Puerto, Playa de la Isla. En sus aguas se encuentra el Barco Fenicio de Mazarrón (pecio más antiguo del mundo), Playa de la Ermita, Playa de Bahía, Playa de la Reya, Playa de la Pava, Playa de Nares, Playa del Castellar, Playa de Las Moreras, Playa de Bolnuevo, Playa del Rincón, Playa de Piedra Mala, Playa de Cueva de Lobos, Playa Amarilla, Playa de la Grúa, Playa de Cala de Leño, Cala Desnuda, Playa del Barranco Ancho, Playa del Hondón del Fondo, Playa Cabezo de Pelea, Playa de las Covaticas, Playa de las Chapas, Playa del Ballenato, Playa de Percheles, Playa de las Minas, Playa del Palomarico, Playa de Parazuelos).
Mazarrón se encuentra dentro de la zona Litoral, situada al sur de la región, con características dominadas por su menor altitud respecto al resto del territorio regional y la influencia costera.
Las condiciones climáticas son muy distintas a las del resto de las zonas de la provincia; hay una gran dispersión de los climas peninsulares en estas latitudes, siendo características propias de las latitudes levantinas.
Otra característica destacable en este caso es la variedad de espacios naturales que existen en la zona litoral, tanto interiores como costeros. En este caso, dentro del término municipal de Mazarrón se localizan zonas incluidas en la Red Natura 2000. espacios que podrían ser especialmente sensibles a la contaminación atmosférica.
La red viaria que conecta Mazarrón con el exterior está formada principalmente por: Carretera nacional N-332 (Murcia-Almería), denominada según la nomenclatura establecida por la Comunidad Autónoma “Cartagena-límite provincia por Mazarrón y Águilas”, la cual se inicia en Cartagena (N-301) y finaliza en el límite provincial con Almería, está en construcción la autopista Cartagena – Vera, y la autovía Mazarrón Totana. Dentro del término municipal de Mazarrón también existen varias carreteras de segundo y tercer nivel, no por ello menos importantes, como son la MU-603 que conecta con Cartagena y Alhama de Murcia, la C-3315 que permite el acceso rápido entre la Totana y Mazarrón y por último las de tercer nivel como D-4, D-2, D-6 y E-19 que intercomunica la D-4 a mazarrón con Morata y las Atalayas, la D-2 también la Atalaya y La Majada con Mazarrón, la D-6 llega hasta el Puerto de Mazarrón y la E-19 que llega hasta la Pinilla.
Geológicamente, pertenece al dominio interno de las Cordilleras Béticas en su borde más oriental, donde sobresalen materiales pertenecientes a cuatro complejos tectónicos y estratigráficos diferentes que dotan al paisaje de un abigarrado contraste. Por el referido motivo observamos montañas agrestes y colinas onduladas (Sierras de las Moreras, Almenara y Algarrobo), en alternancia con una serie de corredores y depresiones que alcanzan las inmediaciones del mar Mediterráneo. En este último lugar, junto a la desembocadura de la rambla de Las Moreras, aparece una gran depresión litoral realmente hablaríamos de una fosa tectónica salpicada de pequeños cerros de origen volcánico. Los más importantes son el cerro de San Cristóbal y su colindante de Los Perules, donde hallamos las primeras civilizaciones establecidas para la explotación de plomo, plata y alumbre. Más al oeste (en un radio de 7 km respecto a San Cristóbal) emergen otros cabezos de idéntica morfología eruptiva que constituyen los cotos mineros de Pedreras Viejas y Fortuna. En cuanto a la disposición de los yacimientos metálicos, podemos afirmar que la mayor parte son filones que cortan los aparatos volcánicos, o bien diseminados en las rocas alteradas, de manera semejante a como suelen aparecer en las vecinas sierras mineras de Cartagena (Murcia) y Almagrera (Almería). El mineral principal y más abundante es la galena argentífera (sulfuro de plomo que contiene plata), acompañado en mayor o menor medida de zinc, hierro, antimonio, arsénico y cobre; en tanto que las rocas donde encajan las vetas son siempre las traquitas volcánicas (andesitas y dacitas).
Mazarrón inicia su historia reciente logrando independizarse del municipio de Lorca en 1572, pero ha estado unido en su devenir a diferentes culturas debido a los abundantes yacimientos minerales que encierra y que ya explotaron fenicios, cartaginenses, romanos y, masivamente, en el s XIX y principios del XX. Su gran esplendor comienza, por tanto, en estos últimos siglos con sus numerosos yacimientos de hierro, plomo, plata, cobre, zinc y alumbre. Durante este tiempo, Mazarrón llegó a tener una población de 23.362 habitantes (Instituto Nacional de Estadística [INEbase], 2017) y es cuando se construye la actual “Casas Consistoriales” o el antiguo Ayuntamiento de estilo modernista, declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural (BIC) en 1983.
A mediados del s XVI, las Casas de los Alumbre de Almazarrón se habían consolidado como un núcleo poblacional minero situado en torno al cerro de San Cristóbal y a otro grupo de casas en la costa. Sus habitantes se dedicaban a la pesca, la explotación de salinas y, sobre todo, al comercio portuario del alumbre, su principal producto.
En 1565 tenia un censo de población de 354 vecinos, una cifra considerable para aquella época.
Mazarrón estaba viviendo, por entonces, un apogeo económico importante desde que se iniciaron en 1462 las explotaciones del alumbre. El alumbre fue muy popular en los s XV y XVI, especialmente en el norte de Europa ya que se utilizaba mucho en la industria textil para fijar los colores, en el curtido del cuero y de la piel y en la elaboración del vidrio y pergaminos. Su producción les permitía abastecer las necesidades interiores y se exportaba además una cantidad importante a Flandes y a Inglaterra.
Los principales beneficiarios de estas explotaciones de alumbre eran los marqueses de Villena y de los Vélez, que habían recibido las explotaciones mediante concesión real y esto les permitía controlar prácticamente la totalidad de la vida de una población sometida a sus intereses.
No obstante, estos territorios pertenecían al término de Lorca, ciudad con la que los habitantes de Mazarrón mantenían frecuentes disputas y tensiones, esta situación fue aprovechada por los marqueses de Villena y de los Vélez para impulsar un sentimiento segregacionista .
En 1572, es Felipe II el que concede el titulo de villa de Almazarrón, lo que significo la segregación definitiva de Lorca.
En Mazarrón encontramos también, vestigios de numerosas culturas que han dejado un patrimonio importante en el municipio. Así encontramos restos prehistóricos, yacimientos de hasta 35.000 años aC.
Los testimonios más antiguos de ocupación humana datan del Paleolítico Madio, hallados en las cercanías del dique del faro. Las Cuevas de Morote y Las Palomas poseen huellas del Paleolítico Superior y en cuevas como los Tollos, El Palomarico y Hernández Ros se hallan resto del Solutrense. En la Cueva del Algarrobo también hay señales de el Magdaleniense Superior y un incipiente Epipaleolítico.
De la era del cobre encontramos algunos yacimientos , el mas conocido y popular es el de la Cueva del Plomo, recinto amurallado que en la actualidad es posible visitar.
El s II la cultura fenicia ha dejado un importante recuerdo en las playas de Mazarrón: El barco Fenicio. Fue en 1988 cuando se avistaron las primeras maderas que sobresalían de los fondos de arena, 5 años después el CENIAS dispuso los medios necesarios para comenzar la primera fase del rescate de la embarcación, una vez comenzado el rescate, en esta primera fase, se extrajeron 7500 fragmentos que correspondían a ánforas, platos, cuencos, ollas etc. Mas de las dos terceras partes eran objetos identificados como pertenecientes a la cultura fenicia, situando a Mazarrón como punto de enlace del comercio fenicio en el Mediterráneo entre Ebusus (Ibiza) y Gadir (Cádiz).
En una segunda fase se consiguieron extraer otros elementos como un fragmento de la quilla, un fragmento del casco etc, que actualmente se encuentran junto con los materiales conseguidos en la primera fase en el Museo Nacional de Arqueología Marítima de Cartagena. Se piensa que con los restos de que se dispone se podrá reconstruir el 40% de la embarcación.
Los apuntes históricos dan fe de que en la zona permanecieron los cartagineses que explotaron las minas de plomo y plata y la agricultura de secano. Así mismo, desarrollaron una importante actividad en la pesca con la elaboración de salazones, se cree que permanecieron allí hasta el s V dC. Se han encontrado también vestigios árabes en explotaciones de minas de almagra.
Posteriormente ya en 1462, Enrique IV concederá la explotación de las minas a Juan Pacheco, marqués de Villena, quién a su vez cedió la mitad de sus derechos a Pedro Fajardo, Adelantado Mayor del Reino de Murcia y titular del marquesado de los Vélez. Estos organizaron una explotación intensiva de las minas de almagra y alumbre.
Durante el s XVI y hasta el s XVII, la actividad que se desarrolla es la de la pesca, los cultivos de secano y se mantiene explotación de las minas, que ya entra en decadencia. Posteriormente ya en el s XIX, se reinicia la explotación de la minería del plomo que había sido abandonada desde la época de los romanos, a lo largo de la segunda mitad del s XIX la población se ha multiplicado por 4 llegando a tener 23.000 habitantes.
Es ya en el s XX cuando se abandona la actividad industrial ligada al alumbre y la almagra y son los comienzos de un incipiente industria turística, aún incapaz de asentar la población, que se ve obligada a emigrar quedándose en 9.000 habitantes. En los años 60′ se abandona por completo el resto de la minería (plomo, plata, cinc, hierro) y surge un nuevo modelo de desarrollo basado en la agricultura intensiva de regadío junto con un avance de la industria turística.
Recientemente es un importante foco turístico de sol y playa (por su proximidad a Puerto de Mazarrón) y, desde la última década, pretende convertirse en un foco de turismo cultural en la Región de Murcia.
Sin embargo, este núcleo urbano ha pasado en los últimos 60 años por momentos de olvido, abandono y presión urbanística, convirtiéndose en un núcleo urbano complejo y confuso en algunos aspectos, compuesto de fragmentos urbanizados, a veces, inconexos e incluso contradictorios. No obstante, se han tomado diversas medidas y efectuado varias intervenciones para su mejora y puesta en valor desde el año 2000. Por un lado, todas estas iniciativas muestran una progresiva y significativa recuperación del núcleo urbano. Y por otro, la preocupación ciudadana por la recuperación refleja, tanto el sentimiento de identidad como la concienciación de los residentes acerca de la importancia de mantener y conservar las singularidades y la calidad de vida, así como la necesidad de su protección para atraer a un turismo de calidad
«…El lugar conocido como Casas de los Alumbres de Almazarrón, desde su fundación en las postrimerías del s XV, ya mostraba una serie de peculiaridades arquitectónicas que distinguían su diseño urbano frente a otras poblaciones del mismo espacio geográfico. El caserío primitivo surgirá como consecuencia directa del descubrimiento de canteras de alumbre y el posterior otorgamiento de un privilegio real a los marqueses de Villena y de Los Vélez para su explotación económica. Conscientes del valor que alcanzaba el alumbre blanco en los mercados europeos, los nobles contrataron a unas 500 familias, la mayoría provenientes de tierras castellanas, que fueron llegando a este inhóspito litoral murciano a partir del año 1462.
Así daba comienzo un asentamiento en diversos lugares próximos a los frentes de trabajo que, desde los primeros meses, ya supondría una indefensión ante los ataques de piratas berberiscos. Es muy probable que por dicha circunstancia el núcleo poblacional quedara unificado, situándose definitivamente sobre un falso llano contiguo a la ladera meridional del Cabezo de San Cristóbal, junto a las grandes canterías alumbrosas de las Pedreras Nuevas, que hoy nombran del Charco de La Aguja. En aquella decisión debió pesar la existencia de dos pequeñas elevaciones naturales en medio del referido llano: un peñasco que los más entendidos juzgaron idóneo para levantar la casa fuerte o castillo de Los Vélez, y una loma de figura cónica, en cuya cima levantaron la torre vigía que conectaba con el otro bastión, propio de los administradores del marquesado de Villena. Entre ambos promontorios y sus alrededores, los apoderados de las dos casas nobiliarias diseñaron la distribución de calles y plazas, y proyectaron sendas iglesias. La nueva aldea fue creciendo en espacio abrupto y desnivelado, construyéndose sus edificios principales con la fisonomía netamente defensiva que distingue a los pueblos fronterizos, motivo por el cual el conjunto semejaba un baluarte inexpugnable donde sobresalían fortificaciones y torres vigías, amén de rodearse todo el perímetro con muros que tapiaban los huecos entre las últimas viviendas del recinto habitado.
Un siglo después de haber surgido la población hasta entonces dependiente de los nobles en lo económico y al Concejo de Lorca en lo político los vecinos obtuvieron del rey Felipe II la concesión del título de villa con término y jurisdicción propia. En cualquier caso y durante mucho tiempo, el nuevo municipio de Almazarrón o Alumbres Viejos para distinguirlo de Alumbres Nuevos de Cartagena fue lo más parecido a un puesto militar avanzado, donde los vecinos formaban cuerpo de guardia, las campanas tocaban a rebato y las puertas de la villa permanecían cerradas a cal y canto durante la noche. Era evidente que la ordenación urbana había obedecido a circunstancias de muy diversa índole, aunque las más determinantes estuvieron vinculadas a su particular topografía y a las obligaciones defensivas imperantes en aquel momento. No obstante, si seguimos las pautas establecidas por el antropólogo y arquitecto Amos Rapoport en su obra Vivienda y Cultura, los diseños urbanos no surgen exclusivamente de principios físicos o agentes casuales (temperatura, disponibilidad de materiales, orografía, necesidades estratégicas, economía o religión) sino, más bien, son consecuencia de factores socioculturales entendidos en sus términos más amplios. La relación del entorno edificado con la cultura que lo crea y habita nos suministra claves para decodificar el significado que contienen las formas espaciales históricas. Por lo tanto, las tipologías edificatorias específicas también influyen en el comportamiento y en la acción social, representando una historia viva repleta de significados, valores e intenciones.
Del mismo modo, la suma de todas las circunstancias mencionadas, conferirá a la nueva villa de Almazarrón una impronta personal cargada de códigos simbólicos que perdurarán a lo largo de los siglos. Dichos códigos son siempre testigos mudos del pasado y están creados a partir de la implantación de formas políticas, creencias religiosas o sistemas de organización social. De manera general podemos entender la ciudad como forma espacial, símbolo cultural o producto social. Aplicando el mismo argumento, Henry Lefebvre apunta lo siguiente: «De las interacciones, las estrategias, los éxitos y los fracasos de los grupos sociales, surgen las «cualidades» y las «propiedades» del espacio urbano…
El Puerto de Mazarrón no comenzó a disfrutar de un pujante movimiento comercial hasta el final del s XVIII, cuando fueron apaciguándose las incursiones norteafricanas y la economía local buscó una salida natural de las exportaciones por vía marítima. En aquel momento, alrededor de la zona portuaria había cinco fábricas de esparto, una administración de aduanas, un falucho o barco de reservistas con su patrón, seis marineros y administrador para la intervención de los embarques de sosa y barrilla, una partida de resguardo dotada con un cabo y ocho dependientes de tierra porque, según atestiguaba el mismo acuerdo capitular, «este puerto es por naturaleza uno de los de mejor fondeadero que se reconocen en estas costas y el de más tráfico que hay en el reino para el ramo de la espartería».
Todo parece apuntar a que nos hallamos ante un periodo de relativa bonanza económica y pausado crecimiento demográfico, aún sabiendo que la mayor parte del vecindario estaba formado por braceros y jornaleros, siempre dependientes de un clima semiárido donde las cosechas peligraban constantemente. A fin de cuentas, la agricultura llegó a tener un gran peso en la economía de Mazarrón, que registraría cifras similares a las apuntadas por Rodríguez Llopis para el conjunto del reino de Murcia. Según dicho autor el 62% de la población activa del reino eran trabajadores agrícolas y estaban implicados de maneras diversas en la producción agraria. Pero del conjunto de la población campesina sólo un 15% cultivaban sus propias tierras, existiendo un abrumador porcentaje de campesinos arrendatarios y jornaleros agrícolas como fruto de las estructuras feudales consolidadas en torno a la propiedad de la tierra.
En similares condiciones vivían los empleados en fabricar salitres, sosa, esparto, almagra o pesquerías. Todos o casi todos asalariados en pequeños negocios que regentaban hacendados, hijosdalgos, eclesiásticos y terratenientes. Esa era la nueva «clase alta», favorecida tras la marcha de los marqueses, la que aparecía en lo más elevado de la pirámide social y como en la mayoría de los municipios murciano compuesta de familias enriquecidas, propietarias de las mejores tierras, regidurías y cargos concejiles logrados por herencia familiar. Mazarrón tuvo censados en 1794 nada menos que a 83 vecinos de estado «noble, que poseyeron las más altas rentas y los mejores negocios que había en la villa. De la misma forma, en el padrón de hijosdalgos del año 1773 aparecen apellidos característicos repetidos año tras año en los concejos locales; entre otros son frecuentes García de Escobar, García de Paredes, Lardín de Escobar, González de Cifuentes, Zamora Lardín, Paredes Zamora, Vivancos Cifuentes, Lardín de Paredes o Granados Vivancos. Estamos, como escriben Pérez Picazo y Lemeunier, ante un feudalismo desarrollado, entendido este como el estadio último de una forma de sociedad que provenía de la crisis bajo medieval, cuyas contradicciones no le permitieron adaptar el conjunto del sistema, «viéndose obligado a dar paso, bajo formas diversas, al capitalismo, como nueva estructuración». Ya finiquitando el s XVIII, el reino de Murcia acusará una recesión económica originada en el empobrecimiento agrícola y la disminución alarmante de sus cosechas. Era el comienzo de un ciclo de terribles sequías que castigaron de manera inflexible todo el sureste peninsular, favoreciendo la expansión del hambre y la miseria durante los años siguientes. Por su parte, Mazarrón se volverá especialmente sensible a las crisis alimentarias y sanitarias, muy acentuadas en torno al cambio de siglo, donde acontecen diversas calamidades como brotes epidémicos de cólera, tifus y paludismo (1794, 1795), calenturas malignas y tabardillos (1786), plagas de langosta (1780, 1782) o sequías (1788, 1789, 1790, 1791).
Industrialización y Cambio Social en Mazarrón (Murcia). Estudio Antropológico de una Comunidad Minera del Siglo XIX (1840-1890). Tesis Doctoral. Facultad de Filosofía. Universidad de Murcia. D. Mariano Carlos Guillén Riquelme 2014.
El planeamiento urbanístico en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia viene regulado por la Ley 2/2002, de 10 de mayo, de modificación de la Ley 1/2001, de 24 de abril, del Suelo de la Región de Murcia. Ley que tiene por objeto la regulación de la ordenación del territorio y de la actividad urbanística en la Región de Murcia para garantizar, en el ámbito de un desarrollo sostenible, el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona y la protección de la Naturaleza, el derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada y a la protección del patrimonio cultural.
Mazarrón actualmente tiene vigente un Plan General Municipal de Ordenación (PGMO). Instrumento de planeamiento que tiene por objeto dotar al municipio de una figura de ordenación urbanística que regule y ordene los aspectos fundamentales del territorio en función de sus peculiaridades.
El Plan determina, en última instancia, el uso y destino de los distintos suelos del municipio, estableciendo donde se puede edificar y donde no, como han de ser las edificaciones y a que pueden dedicarse.
El PGMO fue aprobado en 1989, por lo que debe tenerse en cuenta la antigüedad del mismo y el cambio introducido con la entrada en vigor de la Ley 1/2001 en alguno de los términos y definiciones.
El primer intento que se produce de organizar el planeamiento urbanístico del municipio de Mazarrón se concreta en el PGOU de 1975, anteriormente sólo se tienen noticias de un Proyecto de Ensanche a finales del siglo pasado realizado al amparo de la Ley de Ensanches y como respuesta al auge que toma la minería del Plomo en la ciudad.
En el año 1872 Mazarrón vivía el inicio de su particular revolución industrial y su antigua configuración arquitectónica era incapaz de soportar la llegada masiva de nuevos vecinos. Por eso el ilustrado alcalde Agustín Juan Maurandi encargó un proyecto de rectificación y ensanche de la población al arquitecto más famoso de la provincia, el murciano José Marín Baldo. Nacido en Murcia en 1828, Marín Baldo cursó estudios en la Escuela de Arquitectura de Madrid, para marcharse más tarde a París donde amplió sus conocimientos. Realizó sus primeros trabajos profesionales a mediados de la década de los años cincuenta en Murcia, donde desempeñó el cargo de arquitecto municipal (firmando, entre otros edificios, el Casino de Murcia) y dedicando parte de su tiempo a la literatura y la pintura, dos aspectos éstos que centraron su labor creativa. Luego, a comienzos de la Restauración, el polifacético arquitecto se trasladó a Madrid para diseñar proyectos de intervención en inmuebles públicos de carácter civil, colaborando activamente en planeamientos urbanos que rescataran poblaciones afectadas por catástrofes naturales (inundaciones en el levante español en 1879 y terremotos en Andalucía en 1884).
En el anteproyecto que se conserva en el Archivo Municipal de Mazarrón, Marín Baldo acomete la rectificación y ensanche de la villa de Mazarrón afirmando que el principal problema deriva en ese viejo vicio de nuestra Administración Pública en general, y muy marcadamente en la municipal, de tener consideración a las personas según sea su importancia y su poder o fortuna. “…respetando y tolerando ilegalidades urbanísticas porque se trata de D. Fulano que es un cacique del pueblo y que no le conviene ni le consiente su vanidad el que se le aplique el derecho y se le mida con la vara de la justicia. El cacique lo puede todo, para el cacique no hay ordenanzas municipales, ni alineaciones que se marcan en un plano como el que nos ocupa…”.
Dentro de la villa existían sólo 640 casas, siendo la mayoría de sólo piso bajo, excepto unas 30 o 40 de dos pisos, aunque por su deformidad y situación topográfica, presentaban grandes dificultades para el estudio de su rectificación y ensanche. Nada era más esperpéntico que la planta de esta población, inducida por la sucesión de una y otra casa adjudicada sin orden ni concierto, cada una a distinta alineación que las otras, torciendo y retorciendo el rumbo de las callejuelas según la disposición del terreno, sus desniveles y el gusto del propietario. Verdaderamente se podía presentar la villa de Mazarrón como un modelo de irregularidades,…muchas callejuelas sin salida y formando recodos, los más contrarios a la higiene pública, la buena ventilación y viabilidad; pero además, toda esta planta singular y extraña se situaba sobre un terreno accidentado que ofrecía grandes desniveles, no bien aprovechados para las corrientes de aguas pluviales, que en los grandes aguaceros inundaban algunos sitios por falta de fácil salida en su corriente.
El centro principal de la villa y donde se encontraban las mejores casas y vivían las personas más acomodadas era la parte baja de la calle de Los Lardines, plaza de la Libertad, calle de la Verdura y plaza de Palacios. La parte más alta de la población estaba ocupada por el vecindario más pobre, con habitáculos pequeños y tortuosas calles, tal vez porque estaban asentadas sobre las escarpadas laderas del Cabezo de San Cristóbal, donde parecía imposible acometer un ensanche.Las dos zonas que Marín Baldo consideraba más apropiadas para el ensanche eran, en primer lugar, la inmensa huerta contigua a la iglesia de La Purísima que perteneció al convento de San Francisco, y la falda del cerro del Molinete, desde la extremidad de la calle de Barrionuevo, hasta la balsa o depósito de los sobrantes de agua de la villa.
Pero el proyecto del sabio arquitecto murciano exigía el establecimiento de tantas líneas de reforma y de transformación en calles y plazas, que el Concejo dejó para otra ocasión o para otro “equipo de gobierno” (como se dice ahora), el acometer las necesarias mejoras que necesitaba la villa. El casco histórico de Mazarrón ha llegado así hasta nuestros días, casi con la misma caprichosa alineación arquitectónica que le dieron nuestros más lejanos antepasados, con la única salvedad que las mansiones de las familias más acomodadas se han trasladado hoy al extrarradio.
Mariano C. Guillén Riquelme. Cronista Oficial de Mazarrón
Toda la primera mitad del s XX asiste a un estancamiento del desarrollo económico del municipio, que produce en el orden urbanístico un fuerte retroceso tanto en su perímetro urbano como de sus infraestructuras y servicios. La caída de la actividad económica trae consigo una fuerte emigración que hace descender la población de Mazarrón a mínimos no conocidos desde mediados del s XVII.
A partir de la década de los 60′, se detecta en el municipio un fuerte desarrollo de la edificación residencial, motivada por un fuerte impulso de la actividad agrícola y la expansión turística. En esta época la Oficina Técnica Municipal levantó planos de los núcleos urbanos, que hasta entonces no existían, se fijaron alineaciones y se ordenaron las zonas de ensanche de los distintos núcleos-.
El siguiente paso importante en la ordenación urbanística del municipio lo supone la puesta en vigor el 13.5.1972 de las Normas Complementarias y Subsidiarias de Planeamiento de la Provincia de Murcia. Estas Normas que estuvieron en vigor hasta el 27.11.1979, fueron muy contestadas por algunos promotores inmobiliarios ya que suponía una exigencia en relación al planeamiento urbanístico y sus características técnicas mínimas, a lo cual no estaban acostumbrados, la falta de cultura medio-ambiental y técnica de aquellos primeros promotores inmobiliarios y responsables políticos trajo consigo la construcción de forma caótica y desordenada; Mazarrón no pudo sustraerse a ese ambiente de desorden urbanístico, si bien, en parte quedó mitigado por varias iniciativas de urbanizaciones en la zona costera: Ordenación Bahía, Urbanización » La Cumbre», Ordenación Mar Azul, Puntabela, Polígono «El Alamillo, Payasol 2 y ampliación de ordenación La Cumbre…
Todos estos Planes Parciales, con una extensión superior a las 400 ha supusieron un factor decisivo, aun con sus imperfecciones, para la ordenación urbanística del litoral de Mazarrón. No se pudo, sin embargo, prevenir los efectos de ese primer urbanismo espontáneo o semi-salvaje, que hizo estragos en el núcleo urbano de Puerto de Mazarrón, hasta dejarlo casi irreconocible y muy difícilmente recuperable.
En ese ambiente urbanístico de exaltación del desarrollo por el desarrollo, que caracteriza la primera fase del proceso de urbanización se impone al llegar la década de los 70′ iniciar una planificación integral del municipio.
En el PGOU 1975, redactado por D. Demetrio Orduño Yáñez (Murcia 1927-2012) se clasifica el suelo en 2 tipos: suelo rústico y suelo ordenado; se da como suelo ordenado todo el suelo litoral con una profundidad de 1.500 m desde la línea marítima-terrestre y los núcleos urbanos de Mazarrón y Puerto de Mazarrón. En el resto del municipio se da una edificabilidad de 0,2 m3/m2 salvo en los núcleos rurales existentes, donde se posibilita la construcción con ordenación entre medianeras de viviendas unifamiliares de 2 plantas. Los núcleos urbanos de Mazarrón y El Puerto quedaron ordenados con fijación de alturas y alineaciones. Esta parte del documento del PG fue la más elaborada y por tanto la que tuvo una mayor influencia en el desarrollo urbanístico.
El suelo de Mazarrón pueblo queda distribuido en 2 categorías: suelo urbano, cuya delimitación comprende el núcleo compactado por la edificación, algunos servicios urbanos y partes de suelo sin urbanizar colindantes, suelo de reserva urbana, distinguiendo el destinado a uso residencial (174,3 ha) y el destinado a uso industrial (43,7 ha). Se establece también un suelo denominado «rústico de control» con la finalidad de absorber «expansiones demográficos e industriales imprevistas» que tiene una cierta similitud con el suelo urbanizaba no programado de la ley actual.
Se establece también una estructura diaria enmarcando con viales el suelo urbano y el suelo de reserva urbana para la desviación del tráfico hacia la carretera de Murcia y hacia la carretera de Aguilas.
En el Puerto de Mazarrón el PG establecía un suelo urbano englobando el núcleo urbano tradicional, el ensanche denominado Playasol 1, la zona de la Isla que no se incluía en un Plan Parcial de Ordenación Bahía y la parte del Faro de Levante como reserva urbana, se disponían 216 ha y como rústico de control la parte exterior del perímetro del suelo de reserva urbana y que conectara con el suelo destinado a ordenaciones turísticas de la costa. A pesar de sus imperfecciones, este PG tuvo cierta virtualidad en relación a la oferta turística pues se desarrollaron numerosos Planes Parciales con arreglo a su normativa, reduciéndose bastante el desbarajuste y caos en relación a las alineaciones y alturas de los cascos urbanos. Los Planes Parciales que se aprobaron con arreglo al Plan General de 1975 son los siguientes:
- PP «Colonia rural la Rusticana«, aprobado el 22.7.1977, superficie ordenada 50.527 m2. Ocupada el 50 %. Población ocupada 1.450 habs.
- PP «Mar Azul» (Playasol 7), aprobado en diciembre 1.977, superficie ordenada 90.748 m2, población calculada 1.600 habs. ocupación actual 82.748 m2, 1.450 habs.
- PP «Playasol 2«, aprobado en octubre de 1976, superficie ordenada 370.092 m2, población calculada 2.604 habs, ocupación actual, 10.000 m2, reservas de suelo 355.092 m2, 2.004 habs.
- PP «Playa Grande» (Finca Susana), aprobación de 26.10.1979, superficie ordenada 149.466 m2, población calculada 1.796 habs, ocupación actual 80.000 m2, reserva de suelo 69.466 m2, 800 habs.
- PP «Ordenación Bahía«, aprobación 31.7.1973, superficie ordenada 205.790 m2, población calculada 2.340 habs, ocupación actual 30.000 m2, reserva de suelo 175.790 m2, 18.000 hab.
- PP «Ampliación de Ordenación Bahía«, aprobación 7.3.1980, superficie ordenada 205.790 m2 población calculada 2.340 habs, ocupación actual 30.000 m2 y reserva de suelo 175.790 m2, 1.200 habs.
- PP «La Cumbre fase I«, aprobación 1.2.1974, superficie ordenada 50.000 m2 población calculada 1.186 habs, ocupación actual 35.000 m2 reserva de suelo 15.000 m2 280 habs.
- PP «La Cumbre fase II«, aprobación 3.5.1974, superficie ordenada 44.000 m2 población calculada 564 habs, ocupación actual 14.000m2 reserva de suelo 30.000 m2, 400 habs.
- PP «El Rihuete«, aprobado el 14.1.1977, superficie ordenada 58.588 m2 población calculada 1.732 habs, ocupación actual 45.000 m2, reservas de suelo 13.588 m2, 250 habs.
- PP «Casasol«, aprobado el 21.2.1977, superficie ordenada 18.499 m2, población calculada 560 habs, ocupación actual 18.499 m2, reserva de suelo agotada.
- PP «Playa de Castellar 1«, aprobado el 31.5.1983, superficie ordenada 152.700 m2, población calculada 1.774 habs. ocupación actual nula, reserva de suelo 152.700 m2, 1.774 habs.
- PP «Puntabela» aprobación octubre de 1965, superficie ordenada 603.776 m2 población calculada 28.300 habs ocupación actual 30.000 m2 reserva de suelo 573.775 m2, 27.500 habs.
- PP «El Alcolar«, aprobación 4.2.1980, superficie ordenada 140.664 m2, población calculada 1.656 habs, ocupación actual, nula, y reserva de suelo 140.664 m2, 1.656 habs.
- PP «Cuatro Plumas«, aprobación 4.10.1979, superficie ordenada 116.758 m2, población calculada 2.800 habs, ocupación actual, nula, y reserva de suelo 116.758 m2, 2.800 habs.
- PP «Volamar«, aprobación 7.12.1978, superficie ordenada 632.851 m2, población calculada 7.149 habs, ocupación actual, nula, y reserva de suelo 632.851 m2, 7.149 habs.
- PP «Playas de Castellar 2«, iniciado el procedimiento de aprobación, superficie ordenada 111.782 m2, población calculada 1.720 habs, ocupación actual, nula, y reserva de suelo 111.782 m2, 1.720 habs.
La Aprobación Inicial del PGOUM de 1986 y definitiva de 1991.
En sesión plenaria de 2.6.1982 era Ayuntamiento de Mazarrón acordó someter a información pública el Avance de la revisión-Adaptación de su Plan General de Ordenación Urbana.
Después del estudio de las sugerencia y contribuciones de numerosas Entidades, Asociaciones y particulares, el pleno municipal del 1.9.1986, acordó aprobar inicialmente la Adaptación y Revisión del PGOU vigente desde 1975. Se pone de manifiesto el interés de la corporación de no costreñir el desarrollo de la edificación, combinando esto con la defensa del litoral y del paisaje.
La Resolución de 3.8.1988, de la Consejería de Política Territorial y Ordenación del Territorio manifestó su discrepancia con el documento presentado por el Ayuntamiento y entre otras acordó, Suspender la Aprobación definitiva de la Adaptación-Revisión del PGOU de Mazarrón, y determinar que las modificaciones que habría de introducir en el proyecto como consecuencia de la subsanación de deficiencias recogidas tenían el carácter de sustanciales, por lo cual, la Corporación Municipal debería exponer las mismas una vez recogidas en el proyecto, a exposición pública y una vez cumplido el requisito, previo Acuerdo Municipal elevar finalmente el expediente para su aprobación definitiva a la consejería competente, en el plazo de 4 meses.
Transcurridos, de nuevo se produce Resolución de 19.10.1989, una vez rectificados diversos aspectos del PGOU y recorridos otros en los que el Ayuntamiento no estaba conforme, resolviendo la Aprobación definitiva en su práctica totalidad a excepción de algunos aspectos que quedaban suspendidos a espera de completar las rectificaciones requeridas, reclamando un Texto Refundido final que incorpore todas las determinaciones incluidos en la Resolución y los Planos, ordenando su publicación en el BORM. Finalmente Aprueba, en su totalidad, el PGOU de Mazarrón, en resolución de 9.5.1991.
Actualmente y con objeto de adecuarse a la normativa vigente, el municipio de Mazarrón se encuentra en fase de redacción de su nuevo Plan General Municipal de Ordenación Urbana. El nuevo PGMO se encuentra en fase de Avance, se ha publicado en prensa y se está dando a conocer a la opinión pública, el día 24.10.2006.
En el año 1956 el núcleo urbano consolidado lo constituían el casco antiguo junto con los barrios de La Ermita, Minero, La Aceña, La Cañadica, San Andrés y lo más reciente construido hasta esa fecha, las Casas Nuevas.
En el periodo 1956-1981 el casco de ensancha hacia el sur (1), dirección a la carretera del Puerto de Mazarrón, y el Bº de La Ermita se amplía hacia el Norte (2), mientras que el núcleo consolidado sufre una gran renovación de viviendas unifamiliares antiguas por edificios en altura.
En el periodo 1981-2002 se completa la urbanización y se inicia la edificación en la Urb. La Cañadica (1) y la Urb. La Aceña (5), zona de mayor crecimiento en este periodo. Se amplió al Sur (3) y al Este (4) la Ermita y se consolidó la zona sur del Molinete (2).
En el periodo 2002-2010 se termina de consolidar la Urb, la Cañadica (1) y se amplía en su zona Norte (2). Se urbaniza y edifica en la zona comprendida entre el Casco, Bº La Aceña y Urb. La Aceña (3).
«…Hoy en día, el núcleo urbano de Mazarrón presenta un plano irregular, complejo y confuso divido en 9 barrios.
No obstante, han sido y son numerosas las dificultades a las que se enfrenta la localidad para afrontar su crecimiento y continua transformación. Y además, subsanar los problemas y los desequilibrios territoriales y ambientales que ha generado su crecimiento incontrolado.
En la actualidad, el aspecto visual que presenta Mazarrón es cuidado en puntos clave como: zonas del casco antiguo, Plaza del Ayuntamiento, Iglesia de San Andrés e Iglesia Convento de La Purísima. Mientras que otras áreas alejadas de estos puntos, como es el caso del Barrio Minero y La Ermita, muestran un aspecto descuidado: distinto ancho de las calles, equipamiento urbano deteriorado (papeleras, bancos, fuentes, etc.), crecimiento excesivo del arbolado, cableado en mal estado, aparatos de aire acondicionado ubicados en fachadas principales, no se sigue una gama de colores acorde, viviendas y edificios de distintas alturas sin orden, etc.
El barrio denominado Casco ha sido y es el centro neurálgico, tanto del núcleo urbano como del municipio. En general, no conserva su morfología original debido a las grandes transformaciones que ha sufrido por la fuerte presión urbanística y demográfica de las últimas décadas. No obstante, atesora lugares emblemáticos como: la Plaza de Ayuntamiento, Casas Consistoriales, Iglesia de San Antonio, la Iglesia Convento La Purísima, el Casino, y la Torre el Molinete. El tipo de construcción dominante, son edificios en altura de hasta seis plantas, con variedad de estilos, formas y colores que contrastan armoniosamente a pesar de su diversidad. Sin embargo, queda un gran porcentaje de viviendas unifamiliares de la tipología original, ubicadas en sectores deprimidos, donde la renovación urbanística no ha llegado. En general, posee un mobiliario urbano: suficiente, cuidado y distribuido de forma estratégica. No posee numerosas zonas verdes, pero muestra una gran diversidad de especies arbóreas y arbustivas. Tiene un marcado carácter residencial, aunque alberga abundantes servicios públicos y privados. Su accesibilidad funcional es buena, aunque con altas densidades de tráfico en puntos concretos y en momentos determinados del día. Todo ello, posibilita una buena calidad ambiental. Según los resultados de calidad visual las zonas mejor estimadas acordes con la valoración de sus atributos físicos/estéticos/psicológicos son: la Avenida de La Constitución, el entorno a la Calle Convento y la Plaza del Ayuntamiento. Sin embargo, alberga otros puntos que precisan de una urgente intervención debido al avanzado estado de deterioro que presentan como son: la Iglesia de San Antonio, el Casino, el Castillo de Los Vélez y su entorno.
El Barrio de San Andrés, forma parte del casco antiguo del núcleo urbano, conserva gran parte de su morfología original y algunos lugares simbólicos como la Iglesia de San Andrés y la Plaza Ramón y Cajal. Dentro de él se ha identificado dos sectores con relación a los recursos y atributos. El primero corresponde a la Plaza Ramón y Cajal y su entorno, próxima al centro, y además, punto turístico. Muestra un aspecto cuidado, con edificaciones, antiguas y modernas que siguen el mismo estilo antiguo. Solo cuenta con un espacio verde ubicado en su única plaza, cuya vegetación arbórea precisa de mantenimiento. El segundo sector, presenta un carácter deprimido que precisa de una importante renovación urbanística y dotación de recursos. En esta zona predominan viviendas unifamiliares de planta baja o con una planta, longevas, sin armonía en relación con el estilo y el cromatismo, y además, se aprecia una gran diversidad de materiales de construcción. El mobiliario urbano es insuficiente, está en mal estado y mal distribuido. No cuenta con espacios verdes. En general, su uso es residencial, y solo en la zona próxima al centro cuenta con algunos comercios y servicios públicos de tipo religioso. No tiene buena accesibilidad, sus calles son estrechas y sinuosas con aceras irregulares, aunque la baja intensidad de tráfico le aporta calidad ambiental, siendo un lugar tranquilo donde los vecinos se reúnen en la vía pública a falta de espacios de ocio y esparcimiento. Su paisaje es clasificado con relación a la calidad visual como notable en la Plaza Ramón y Cajal y su entorno, mientras que el resto es mediocredeficiente.
La Urbanización de La Cañadica, presenta un aspecto muy cuidado y todas sus edificaciones siguen un mismo estilo, son dúplex. Asimismo, dispone de un mobiliario urbano suficiente, en buen estado y bien distribuido, acorde con el conjunto en general, y en especial con el edificio singular más representativo de esta zona, la Casa de La Cañadica. El uso predominante es residencial, aunque cuenta con dos servicios públicos de carácter educativo y sanitario: el CEIP La Cañadica y el Centro de Atención Temprana. Se trata del barrio con mayor número de espacios verdes y variedad de especies arbóreas. Su accesibilidad funcional es muy buena, gracias a su plano regular de calles anchas con aceras amplias. Según los resultados obtenidos su paisaje es notable respecto a la calidad visual.
El Barrio Minero, a pesar de ser una de las zonas más antiguas y emblemáticas, es una zona marginal cuyo proceso de urbanización está inacabado hoy en día. Muestra un aspecto muy deteriorado, sus calles presentan tramos sin pavimentar o muy deteriorados, aceras inexistentes y/o irregulares. En él predominan viviendas unifamiliares de planta baja y con una altura, de calidad constructiva media-baja, con diversidad de estilos, colores y materiales. Su uso es totalmente residencial, no alberga ningún tipo de servicio público o privado, ni tampoco zonas verdes, ni espacios públicos que favorezcan el encuentro por lo que la baja densidad de tráfico hace que los vecinos ocupen la vía pública para reunirse. Según los resultados tiene un paisaje deficiente con relación a la calidad visual.
De los resultados cualitativos y cuantitativos del cuestionario realizado a 100 participantes, con más de 10 años residiendo en Mazarrón y edades comprendidas entre los 20 y 93 años, por tanto, con capacidad para conocer en profundidad el núcleo urbano, resalta lo siguiente:
Como aspectos negativos en el núcleo urbano de Mazarrón, no existe un equilibrio urbanístico entre las antiguas y las nuevas edificaciones, lo cual rompe la estética visual. Del mobiliario urbano, un elevado porcentaje se encuentra en malas condiciones y distribuido de forma poco equitativa, por tanto, precisa renovación y redistribución. Destaca la necesidad de soterrar los contenedores de residuos, ya que debido a sus dimensiones son elementos intrusivos que generan un impacto visual negativo en el paisaje. Asimismo, es mejorable la peatonización de las calles debido a la irregularidad de las aceras. También, algunos tipos de vegetación generan ciertos problemas como el incremento de suciedad, el deterioro de las aceras y el aumento del riesgo de caídas. Por consiguiente, la vegetación precisa de: revisión, la mejorara su mantenimiento, la sustitución de algunas especies por otras más adecuadas y la creación de más espacios verdes. En el caso del tráfico, su exceso es molesto en varios puntos, como son: la Avenida de La Constitución, Calle La Vía, Calle Pino, Calle Boquera, Calle Convento y Calle Lorca. Respecto a los elementos patrimoniales, resalta el avanzado deterioro de algunos de los lugares más emblemáticos protagonistas en su paisaje. Algunos precisan ser rehabilitados y restaurados (el Casino, la Iglesia de San Antonio de Padua y la Casa de La Cañadica), mientras que otros (el Castillo de Los Vélez, la Torre del Molinete y el Monumento al Sagrado Corazón de Jesús) tan solo necesitan reacondicionamiento y/o un mayor mantenimiento. Por último, es preciso poner en relieve la inexistencia de medidas, actuaciones e instrumentos específicos para la gestión y conservación del paisaje.
Como aspectos positivos alegaron que Mazarrón es un lugar con buena calidad ambiental, que cuenta con múltiples lugares tranquilos y agradables, y además, alberga abundantes y diversos servicios, tanto públicos como privados. También se percibe una creciente preocupación por parte de los residentes sobre la calidad del paisaje, queda reflejada en su activa participación en varios grupos de redes sociales como “Ideas para Mazarrón” en Facebook así como en la aplicación “Línea Verde” desarrollada por la Administración Local. Aunque estos instrumentos no están creados exclusivamente para la gestión y conservación del paisaje, se abordan temas que influyen directamente sobre el mismo. A través de ambas herramientas, los ciudadanos ponen de manifiesto y notifican distintos tipos de incidencias y problemáticas que suelen ser atendidas, subsanadas y/o solucionadas por la Administración Local. De este modo, también se está incentivando la participación ciudadana…
ANÁLISIS Y VALORACIÓN DE LA CALIDAD VISUAL DEL PAISAJE URBANO DE MAZARRÓN (MURCIA) EN CUATRO DE SUS BARRIOS. Línea de investigación: Análisis y valoración de la calidad visual del paisaje. MARÍA JULIANA RAJA GARCIA. Facultad De Educación. Universidad de Murcia. Septiembre 2017. TF MÁSTER UNIVERSITARIO EN EDUCACIÓN Y MUSEOS. PATRIMONIO, IDENTIDAD Y MEDIACIÓN CULTURAL
En el año 1956 el núcleo urbano consolidado del Puerto de Mazarrón lo constituía el casco antiguo únicamente, existiendo además un número notable de chalets siguiendo la línea de la costa. En el periodo 1956-1981 se vivió un gran boom urbanístico. La gran zona de expansión fue Ordenación Bahía (1) que se urbanizó y se edificó en terrenos de salinas. Para primera residencia se creó el Bº de San Isidro (3) y la Urb. de Playasol I (4), ambos al Norte del Casco, y se continuó el mismo hacia la zona de la Playa de Rihuete (5). Al otro lado del Bº de San Isidro emergió la Urb. de la Cumbre (2), que en esta época sólo estaba formada por chalets y hoteles. También de este periodo es la construcción del Puerto Pesquero y del Puerto Deportivo. En la zona de poniente se urbanizó El Castelar (6) y se consolidó Bolnuevo a ambos lados de la vía principal (7), creándose una camping en su entrada (8).
En el periodo 1981-2002 se inicia con la creación de la Urb. Playasol 2 (5), en las faldas de una montaña, y con la edificación y ampliación del Castelar (4). Al Norte de La Cumbre se proyecta Cuatro Plumas (3) como zona para 1ª residencia. Al final de este periodo se urbaniza y se empieza a edificar en El Alamillo (1), zona muy amplía que en la actualidad no se encuentra totalmente consolidada, se crea el pequeño sector de la Urb. Playasol 7 (6) (urbanizado y consolidado al 70% para 2.002), separado de Playasol 2 por una rambla, y al Sur del Alamillo comienzan los trabajos de urbanización de lo que será El Alcolar (2).
En el periodo 2002-2010 se termina de consolidar la Urb. de Playasol 2 (2) y Playasol 7 (1). Ordenación Bahía crece en su zona norte (3) con los sectores fase 3 y fase 5 que se encuentran en la actualidad consolidados al 50% y se ha quedado a falta de urbanizar en otro 50% pues las malas perspectivas inmobiliarias han ralentizado el desarrollo de la zona.
En el periodo 2002-2010, en la zona de Levante, surgen muchas promociones de edificios en altura en la Cumbre (1), se consolida casi en su totalidad El Alcolar (3) y se amplía y consolida El Alamillo (4). Actualmente encontramos el sector de Los Caleñares (2) y el de Mar de Plata (5) con la urbanización completada y con algunas construcciones acabadas sin vender o paradas ya que las perspectivas inmobiliarias aconsejan que el proceso urbanístico se ralentice.
El nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Mazarrón ve en el horizonte del próximo cuarto de siglo un municipio volcado con el sector turístico. El documento técnico, cuya aprobación inicial recibió el visto bueno del Pleno en agosto 2014, introdujo una norma que permitirá levantar hoteles de hasta 6 plantas no solo en suelo de equipamientos sino también en zona residencial. También mantiene la construcción de unas 6.000 viviendas repartidas en 4 urbanizaciones en el tramo del litoral entre Bolnuevo y el Mojón.
Pero, todavía nada nuevo. Modificaciones , y ya son 57, y se demanda ya un nuevo PGOU habida cuenta de las nulidades judiciales que hacen volver al planeamiento de las NNSS de 1979 (la Confederación Hidrográfica del Segura, CHS, nunca emitió informes¡¡¡) Sin dinero para una contratación especializada, se recurre a la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT). A la espera.Y Camposol. Todo un desastre urbanístico. 3.740 viviendas que no tienen licencia de primera ocupación, y muchas de ellas en los sectores B C D y F son ilegales. «Las calles están llenas de agujeros y no disponen de alumbrado público, y, además, más de 700 viviendas fueron construidas sin licencia de obras». A más de 20 kilómetros de la playa, hace unos 25 años un constructor comenzó a levantar casas modestas y a venderlas en Londres. Lo que parecía un sueño visionario hoy es una pesadilla para muchos compradores. Hay 3.500 casas sin licencia de primera ocupación, 550 de las cuales interrumpen el cauce de una rambla que hace 2 años ya inundó las viviendas y que el Ministerio de Medio Ambiente quiere demoler. Este es el ‘gulag’ en el que han caído atrapados miles de británicos que buscaban sol, golf y precios baratos. Es el resultado de la corrupción y la negligencia.
Camposol es el nombre de una urbanización con el que se conoce al Plan Parcial El Saladillo Sector A y B,C ,D y F del PGOU de Mazarrón y la negligente actuación de la promotora Justo y Manolí, SL (que pertenece al Grupo Masa) y la Administración. El Ayuntamiento de Mazarrón se niega desde entonces a recepcionar la urbanización porque supondría asumir todos los servicios, y afirma que no puede pagarlos. El 23.3.2005, la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente) abrió expediente a la constructora por ocupar el cauce de una rambla, la de los Aznares. La sanción era de solo 1.500 € pero le ordenaba parar. Justo y Manoli recurrió a la justicia y con eso suspendió la sanción. Siguió trabajando sin que nadie se lo impidiera. «La Justicia nos dio la razón en una sentencia de 2012, sin embargo la urbanización ya estaba construida», explica por correo la CHS, como si fuera una fatalidad. En junio de 2015, diez años después del primer e inútil expediente, la CHS abrió otro expediente, este por infracción muy grave, y propuso una sanción de 7,8 millones de euros al Ayuntamiento y la constructora. Además, envió el caso a la Fiscalía y el 1 de junio pasado lo elevó al Consejo de Ministros para que resuelva la sanción. Solo habían pasado 11 años desde que supo que se estaba construyendo en la rambla y dos y medio desde las inundaciones. El 15.4.2011 la Junta de Gobierno Local desposeyó la mercantil Justo Y Manoli, de su condición de urbanizador por su grave incumplimiento de los plazos y las condiciones previstas en el proyecto el programa de actuación. Además, le incautó los avales depositados en garantía del cumplimento de las ejecución de las obras de urbanización. El 25.9.2014 una centena de viviendas construidas ilegalmente sobre 2 ramblas en el Sector D sufrieron daños enormes a causa de la riada que no fue causada par la gota fría, sino gracias a la corrupción, incompetencia y mala administración de las autoridades competentes.
La Asamblea Regional, durante meses, ha investigado en una comisión parlamentaria el desarrollo urbanístico mazarronero de Camposol, la famosa urbanización mayoritariamente poblada por jubilados británicos en las afueras de Mazarrón. El Ayuntamiento de Mazarrón ha cuantificado en 20 millones de € el coste del arreglo de los desperfectos de los servicios públicos en Camposol, que no podrá reclamar a la promotora porque el aval sólo cubre 1,2 millones de € y porque no se ha personado en el concurso de acreedores de la constructora, que se encuentra en proceso de liquidación.
Hoy, el Proyecto de Paseo Marítimo en la Playa del Alamillo, recoge la construcción de un paseo de 1.200 m de longitud y de 8 a 9 m. de ancho, complementado con carril bici, zonas ajardinadas, mobiliario urbano y pasarelas de acceso a la playa. Cuenta con un presupuesto de 2,9 millones de euros y plazo de ejecución de 9 meses. Este nuevo paseo enlazará con el actual paseo marítimo de Puerto de Mazarrón que finaliza en El Rihuete, generando así un nuevo paseo con un recorrido total cercano a los 4 km.
Son hoy algo más de 30.000 habitantes y un parque de viviendas próximo a las 30.000. Cosas del boom, del de los 70′, los 80′ los 90′ y el último en la primera década del s XXI. Pero, por haber viviendas, el problema de la ciudad no está resuelto, y menos a la vista de casos como el de Camposol.
Desorden urbanístico por doquier.
Los informes de Ecologistas en Acción sobre las playas en los años del boom dan hasta miedo. El urbanismo disperso, la desidia en la gobernanza, la especulación pura y dura, no sólo de la ciudad, de la comunidad, de la confederación… No se salva nadie.
Algo, que nadie desea vuelva a suceder, pero que también, alguien debe corregir, subsanar, ser responsable. Es el extremismo de este nuestro territorio. Impresentable el pasado reciente, el presente está aún pendiente.
Pero no quisiera acabar con tan mal sabor de boca. Ahí va la vivienda que se hizo construir Miguel Fiscal (1913-2006) en Mazarrón.
«…En 1968 Fisac proyectó en Mazarrón, para su propia familia, una vivienda de vacaciones rotunda y de volúmenes contundentes, de funcionalidad difícil, un ejemplo singularísimo, personal y único, de arquitectura residencial unifamiliar, una vivienda que se convirtió en icono mundial entre las viviendas más singulares del planeta. Aunque la parcela en que se ubica pertenece al término municipal de Cartagena, en la carretera del Puerto de Mazarrón a Isla Plana, lo cierto es que, por estar abierta a la bahía de Mazarrón y muy próxima a su término municipal, todo el mundo la reconoce como ubicada en Mazarrón y así aparece en todas las publicaciones sobre el arquitecto.
Me contó Diego Peris en su visita a Lorca que parece ser que el diseño de la vivienda estuvo condicionado por una apuesta que hizo Fisac con un amigo, en el sentido de que era capaz de proyectar y construir la vivienda en un tiempo récord. En una época en la que la prefabricación estaba en mantillas, planificó el diseño de una vivienda compuesta por cuatro grandes cajones escalonados, construidos con encofrado corrido industrial tipo túnel, lo que le permitió ganar la apuesta. Desde que fue construida, los vecinos la llamaron popularmente «La Cajonera». La mayoría de referencias bibliográficas datan el proyecto y la construcción en 1968, aunque la Fundación Docomomo (a la que más adelante me referiré más ampliamente) sitúa el proyecto en 1964 y la finalización de la construcción en 1968. Puede ser que Fisac conociera la zona y proyectara la vivienda en 1964 (época en que debió viajar con frecuencia a Murcia, pues está intercalada entre dos de sus proyectos en Águilas), lo hiciera con intención puramente experimental y no se decidiera a construirla hasta imponerse el reto derivado de la apuesta con el amigo.
El terreno de la parcela tiene una considerable pendiente, que Fisac decidió enfatizar y reproducir en el escalonamiento de la vivienda. Para ello, construyó todo un sistema previo de pedestales escalonados, de muros de contención para acoger dos plazas de aparcamiento en superficie, al nivel de la carretera, y de escaleras de piedra zigzagueantes (pero con giros ortogonales), adosadas a los pedestales y adaptadas a la topografía del terreno, confundiéndose todo este basamento pétreo con los colores y materiales de la zona, camuflaje de integración en el paisaje que Fisac gustaba de practicar en sus obras domésticas. Sobre el entramado de plintos de piedra dispuso los cuatro módulos escalonados, apoyando el extremo delantero de cada uno en el extremo trasero del módulo inferior, dejando debajo un espacio libre intermedio sobre el que flota y sobrevuela la vivienda. El tamaño, en longitud y anchura, de los módulos iba disminuyendo con la altura. Cada módulo era unos 50 centímetros más corto y unos 30 cm más estrecho que el módulo inferior, lo que acentuaba, a modo de trampantojo, la percepción en perspectiva del conjunto desde la base de la ladera. Para acentuar esa sensación visual de ordenado desorden, los módulos estaban desplazados entre sí en sentidos alternos, disminuyendo también, en sentido ascendente, la longitud del desplazamiento entre cada 2 módulos. El desplazamiento entre módulos era aprovechado para disponer la escalera de comunicación entre ellos, de forma que iba serpenteando alternativamente, a derecha e izquierda, según la posición relativa del módulo, haciendo los cruces por el espacio libre entre cada 2 de ellos. Estos 4 cajones, enfoscados y pintados en color blanco, marcaban el contrapunto de los basamentos de piedra en los que se apoyaban.
Las dependencias de la vivienda estaban repartidas entre los 4 módulos. En el primero se ubicó el salón comedor con terraza delantera, la cocina y una despensa; en el siguiente, un dormitorio con terraza delantera, un cuarto de baño y un lavadero; el tercer y el cuarto módulos contenían, cada uno, un dormitorio con terraza delantera y un cuarto de baño. Todas las terrazas delanteras tenían magníficas vistas al mar.
He aludido antes a la funcionalidad difícil de la vivienda, circunstancia que a veces concurre en la arquitectura experimental, aquella que se aparta de lo convencional, máxime si el arquitecto la proyecta para uso propio y no tiene que convencer a ningún cliente de las ventajas del experimento, aunque haya que pagar el peaje de ciertas incomodidades. Recordemos que se trataba de una vivienda unifamiliar. Pues bien, la vivienda tenía la particularidad de que para pasar de un módulo a otro había que salir al exterior y recorrer los correspondientes tramos de escalera, que no solo estaban al aire libre, sino que ni siquiera estaban techados (solo lo estaban los tramos que discurrían transversalmente en el espacio libre entre cada dos módulos). Cada módulo tenía, por tanto, una puerta de acceso independiente desde el exterior. Si bien el clima de Mazarrón suaviza estas disfuncionalidades y la vivienda tenía el carácter de una residencia de vacaciones, con un uso predominantemente estival, carecía de una característica que en términos de habitabilidad se define como privacidad (ámbito íntimo de la vida personal que se desarrolla en un espacio reservado). El carácter radical de la propuesta llevó a Fisac, incluso, a renunciar al uso privilegiado que habría supuesto aprovechar la cubierta de cada módulo como terraza descubierta utilizable por el módulo superior, de forma que las terrazas de cada módulo se conformaron dentro del volumen de este, y se delimitaron con un pretil de obra, en lugar de con una barandilla, para deslindar con mayor rotundidad la frontera entre el espacio habitable y el espacio no utilizable.
La vivienda, que según la definición acuñada por Le Corbusier es una «máquina de habitar», estaba concebida en este casa de una forma más compleja, con una separación de los usos, como si se tratara de una fábrica en la que varias máquinas independientes se repartieran las distintas funciones, actuando la serpenteante escalera como correa de transmisión entre ellas.
Fisac y su familia ocuparon poco tiempo la vivienda de Mazarrón y pronto regresaron a la residencia de verano de la Costa de los Pinos, en Mallorca, que el arquitecto había construido en 1961. La vivienda de Mazarrón fue adquirida a mediados de los setenta por un ingeniero, hermano de Ana María Muñoz Amilibia, catedrática de Arqueología de la Universidad de Murcia. Esto último lo contaba Miguel Rubio en su artículo de 2013 en La Verdad, en el que recogía el testimonio de la profesora Muñoz, ya jubilada, y recordaba que «la vivienda sirvió de improvisado alojamiento a un grupo de jóvenes investigadores que colaboraron con la catedrática en la excavación arqueológica del Cabezo del Plomo, cerca del poblado marinero de Bolnuevo». Quizás de esta época sea la transformación de la vivienda unifamiliar en cuatro apartamentos mínimos, mediante la incorporación de una mini cocina office en cada uno de los tres módulos superiores, y de ahí proceda el error de que en algunas publicaciones (incluso en la ficha del Docomomo Ibérico) se aluda a la obra como los apartamentos de Mazarrón.
Para esta vivienda lo peor estaba por llegar. En 2006 pasé por la zona, camino de Isla Plana, y vi una pequeña grúa torre colocada en la parcela. Temiendo lo que podía venir, me detuve a contemplarla desde todos los ángulos posibles y a fotografiarla en su situación amenazada pero aun intacta. El tiempo confirmó mis malos augurios y ya en 2008 había sufrido la desoladora transformación con la que hoy la vemos. Pasé varias veces más delante de ella en los años siguientes, y siempre la miraba horrorizado y entristecido. Finalmente, en 2011 me decidí a pararme de nuevo y a fotografiar desde varios ángulos el edificio transformado. Pensaba, así lo dije en mi conferencia en la Academia de Bellas Artes, y lo sigo pensando, que no es éticamente admisible destrozar un icono de la arquitectura contemporánea de una forma tan poco respetuosa, habiendo tantas viviendas anodinas y tantas parcelas libres de edificación en las que un arquitecto puede explayarse libremente sin atentar contra un edificio mundialmente admirado.
Esbozaré una breve explicación de lo que he podido conocer acerca de lo que ha ocurrido con la vivienda en los últimos tiempos. Parece ser que los siguientes propietarios, cuando la vivienda había soportado unos años de abandono, quisieron demolerla, pero una mínima sensibilidad municipal en el Ayuntamiento de Cartagena consiguió frenar la demolición, pese a no estar protegida por ninguna disposición oficial, ni municipal ni del ámbito de la Comunidad Autónoma de Murcia. Así me lo testimonió José Amorós, antiguo arquitecto municipal de Cartagena, hoy jubilado.
La vivienda sí está inventariada en el Registro de la Fundación DOCOMOMO Ibérico (Documentación y Conservación de la Arquitectura y el Urbanismo del Movimiento Moderno), que es la rama de la península Ibérica integrada en Docomomo (Documentation and Conservation of buildings, sites and neighbourhoods of the Modern Movement), una organización internacional creada en 1990 con el objetivo de inventariar, divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno. El patronato de la Fundación está integrado por los Colegios de Arquitectos de España y Portugal. La ficha indica que actualmente la vivienda está «muy transformada»; la Fundación lamenta la vulnerabilidad a la que se enfrenta el patrimonio arquitectónico reciente.
Tras aceptar la no demolición de la vivienda, los nuevos propietarios la ampliaron y reformaron entre 2006 y 2007, segregando, además, la propiedad del edificio en dos viviendas de superficies parecidas, repartiéndose los módulos blancos, dos para cada una. Las pusieron en venta, pero parece ser que tardaron en encontrar comprador, al menos para una de ellas.
Desde mi punto de vista, considero que la vivienda ha sido brutalmente transformada, con una falta de respeto al maestro que fue Fisac y a la maestría de su obra que resultan muy desoladoras, introduciendo unos volúmenes que rompen absolutamente la unidad de la obra anterior y compiten bruscamente con ella hasta anularla por completo, incorporando, además, un estridente rojo en un nuevo volumen adosado a uno de los módulos blancos originales, introduciendo también grandes masas de hormigón visto que compite violentamente con los muros de piedra originarios, añadiéndole barandillas de acero inoxidable y carpinterías de aluminio, cerrando las terrazas anteriormente integradas en los volúmenes de los módulos blancos y aprovechando como nuevas terrazas las plataformas de cubierta a las que había renunciado Fisac en su proyecto, etcétera.
Cuando fotografié el edificio, ya transformado, en 2011, capté también la imagen del cartel con todos los datos de la licencia de obras de la reforma, que todavía estaba adosado a la valla de la vivienda, al borde de la carretera, pero he renunciado a citar el nombre del arquitecto y los restantes datos, aquí y en otros foros. He encontrado aludido al arquitecto en varias entradas de internet, por lo que remito a esta red a los interesados en conocer su identidad.
El bloguero Nachobé, en una entrada en su blog fechada en 2008, ya describía su visita a una de las dos viviendas resultantes de la transformación y afirmaba que «el resultado final de la ampliación está lejos de respetar, integrarse o camuflarse con respecto a la obra original; y desde luego muy lejos de ser “un pedazo de aire humanizado” tal y como entendía Fisac la arquitectura». También aludía a que «se ve cómo los volúmenes, apenas reconocibles en la configuración actual, parecen emerger pidiendo auxilio». Concluía diciendo que se había despedido de aquella visita «triste por la oportunidad perdida, por el recuerdo ya irrecuperable de aquellos apartamentos escalonados y pensando qué habría hecho yo si me hubiese enfrentado a ese encargo. Hay frases que no nos enseñan a decir en la carrera, “preferiría no hacerlo” es una de ellas». Esa rotunda última frase, «preferiría no hacerlo», tan afortunada en sintetizar el desatino, es la que da título a esa entrada en su blog.
MIGUEL FISAC Y SU ARQUITECTURA EN LA REGIÓN DE MURCIA. Simón Ángel Ros Perán. ALBERCA nº14.
Cada mercado es local.
Cada municipio tiene su singularidad.
Cada municipio se retrata en su parque residencial.
Seguiremos analizando en próximas entregas los 350 municipios mayores de España.