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Carmona, es una ciudad y un municipio español de 924,12 km2 en la provincia de Sevilla, Andalucía, España. Pertenece a la comarca Campiña de Carmona, aunque geográficamente también está enmarcado dentro de la comarca de Los Alcores, dista de Sevilla 28 km y de Córdoba 95 km. El municipio de Carmona está dividido administrativamente en 37 núcleos de población, distribuyéndose de la siguiente forma: Carmona, Camposol, Cañada Baja, La Celada, Cerros del Alcor, El Cervatillo, El Chaparral, La Cierva, Los Cortijos del Alcor, El Corzo, Entrearroyos, Este es mi caudal, Los Frutales del Alcor, La Giralda, Los Jinetes, La Llave, La Matallana, Las Monjas, Los Nietos, El Pilar, El Pino, Pradollano, San Bernardo, San Francisco de Raso Espejo, Santa Fe, Santaella de Fátima, El Socorro, El Soldado, Torrelaguna, Torrepalma, Las Tres Palmeras, Las Tres Rosas, Valsequillo, Ventanal Bajo, Viñas Viejas, Virgen de Araceli y Guadajoz.
Con más de 7.000 años de habitabilidad contrastada, podemos afirmar que Carmona es una de las ciudades más antiguas de Europa, y han dado como resultado su inestimable patrimonio histórico. Una de las principales atracciones en este sector es su abundante y extraordinaria arquitectura religiosa, civil y militar que hacen de Carmona una ciudad monumental que supera a muchas capitales de provincia.
Se ubicó en Carmona uno de los «templos» más grandiosos de la Hispania romana, de la cual quedan fragmentos. El «recinto amurallado», la «Puerta de Sevilla» y la «Puerta de Córdoba» son notables muestras de dicho patrimonio. El monumento romano más notable, único en su género, es la «Necrópolis», usada entre los s I aC y IV dC, la cual se puede visitar de forma gratuita, previa petición de cita.
,En la arquitectura civil, hay que citar, en primer lugar, el conjunto de la «Plaza de San Fernando». En toda la población destacan «casas de estilo mudéjar» de los s XV y XVII. Un ejemplo de éstas, es la casa que alberga el Museo de la Ciudad. También destacan en el municipio edificios «renacentistas» del s XVI. No obstante, son más abundantes las «viviendas barrocas» del XVII y XVIII. Igualmente existe una importante diversidad de conventos e iglesias de los s XV, XVI y XVII que contemplan los estilos gótico, barroco y mudéjar.
De su arquitectura militar se conservan aún el «Alcázar de la Puerta de Sevilla”, restos de murallas en su mayor parte romanas, tienen modificaciones medievales, islámicas o cristianas. En la zona más elevada, se sitúa el «Alcázar de Arriba», o de la «Puerta de Marchena», cuya estructura tiene un claro origen almohade, aunque ha sufrido numerosas reformas a lo largo de la historia, destacando en primer lugar las efectuadas por Pedro I el Cruel. Le sigue la realizada bajo el reinado de los Reyes Católicos, y las hechas a partir del s XVII. En la actualidad, en un ángulo de la «Plaza de Armas», se ha construido el Parador de Turismo «Alcázar del Rey Don Pedro», dentro de la tradición arquitectónica mudéjar, que da al edificio un aspecto notable y sencillo, pareciendo desde lejos una parte más de la antigua fortaleza
El lugar del emplazamiento del casco histórico de Carmona es una meseta polilobulada, delimitada por sus costados S, E y N por fuertes pendientes que oscilan entre el 60 y el 80% y en algunas zonas es absolutamente vertical. El flanco oeste aparece actualmente con una pendiente mucho más suave que oscila entre el 5 y el 10%. Esta suave pendiente no se corresponde con la topografía original sino que responde a una colmatación intencionada de época histórica para facilitar el acceso al recinto. Por el O se limitaba la meseta por la vaguada de la Alameda, una depresión profunda que aumentaría considerablemente los valores de pendiente, con lo que el sitio de Carmona estaría rodeado completamente por fuertes declives, algo menos acentuados hacia el O.
Esta configuración otorga un carácter casi peninsular al sitio que se une exclusivamente por un pequeño istmo en la zona de la actual Puerta de Sevilla.
La meseta se configura a partir de 5 elevaciones delimitadas por depresiones producto de las vías de drenaje del sitio:
- Torre del Oro se sitúa al NW de la ciudad con una cota máxima de 239,50 mts.
- El Picacho, al sur de la ciudad toma una cota absoluta de 248,6 mts.
- El Mirador se sitúa al SE de la ciudad con una cota máxima de 248,9 mts.
- El alcázar de Arriba, al este, con una cota máxima de 257 mts.
- Alcázar de la Reina al NE posee una cota máxima de 234,9 mtrs.
Las colinas que conforman el interior de la meseta tienen una disposición perimetral delimitadas por vaguadas que se convierten en las vías naturales de penetración y de articulación del sitio. La existente entre las del Picacho y el Mirador delimita la entrada por la Puerta de San Mateo al SE. La depresión entre el Mirador y el Alcázar de Arriba indican la posición de la primitiva Puerta de Marchena. Al NO la Puerta de Córdoba ocupa la profunda depresión entre los alcázares de la Reina y del rey Don Pedro. La puerta NO, llamada de la Sedía, se sitúa al final de la suave pendiente del barrio de San Blas.
La fertilidad de la zona y la fácil defensa del cabezo sobre el que se asienta la ciudad, hizo de Carmona un núcleo de población importante de todos los tiempos. Sus orígenes se remontan al Neolítico, habiéndose encontrado en sus alrededores ricos yacimientos prehistóricos. Ciudad ibérica -uno de sus reyezuelos tuvo una muy activa participación en la II Guerra Púnica (218-202 aC)-, fue intensamente romanizada, llegando a tener el privilegio de acuñar moneda.
Por Carmona pasaba la Vía Augusta, usada y conocida durante la Edad Media con el nombre de El Arrecife, y de la que se conservan algunos restos y un puente. La ciudad actual reproduce, con ligeras variantes, el plano urbanístico romano. Fue, sin duda, este período uno de los más brillantes de la historia de Carmona. Sus huellas son preceptibles aún hoy. Las 2 puertas principales del recinto amurallado (las de Sevilla y de Córdoba) son romanas.
Carmona conservó su importancia durante la época musulmana. Incluso llegó a ser, durante los primeros reinos de Taifa, capital de uno de ellos. En 1247 se rindió a Fernando III el Santo, que la repobló y dotó de Fuero propio. Su hijo, Alfonso X el Sabio, realizó el Repartimiento y delimitación de su término municipal.
Durante el reinado de Pedro el Cruel, Carmona fue objeto de predilección real. Su Alcázar de la Puerta de Marchena, engrandecido, fue una de sus residencias favoritas. Y en él se refugiaron sus hijos, defendidos por don Martín López de Córdoba, maestre de Alcántara y Calatrava, después de la muerte violenta del rey en Montiel. Durante los reinados de Juan II y Enrique IV, Carmona fue escenario de las rivalidades de las casa nobiliarias de los Ponce de León y los Guzmán.
La participación de Carmona en la guerra de Granada fue muy notable, como se ha podido comprobar por la abundante documentación conservada en el Archivo Municipal.
En el año 1630 Felipe IV otorgó a Carmona el título de ciudad. En fecha más reciente (1869) nuestra ciudad fue teatro de uno de los primero intentos de implantación de la República Federal
El poblamiento prehistórico. La fase preurbana.
La primera población documentada en el actual sitio de Carmona se data en torno al 3000 aC en el tránsito entre el Neolítico y Calcolítico. Se han encontrado restos dispersos de materiales pertenecientes a esta época por todo el perímetro de la meseta. Sin embargo, sólo se han documentado estructuras de habitación, fondos de cabaña, silos y fosas en el entorno de las calles Dolores Quintanilla y barrio de Santiago. Debemos, por tanto, hipotetizar que el área de habitación ocupó la mitad oriental de la meseta en las laderas de la elevación del Alcázar de Arriba, del colegio de las Hermanas de la Cruz, Alcázar de la Reina y Picacho.
La meseta sigue estando poblada durante la Edad del Bronce Inicial. Durante el Bronce Medio, en la segunda mitad del segundo milenio aC, se percibe un cambio radical en el registro arqueológico. Esta etapa está protagonizada por comunidades emparentadas con lo que arqueológicamente se denomina cultura de Cogotas I, que se extenderá por gran parte de la Península Ibérica y afectando a casi toda Andalucía. A pesar de la ruptura cultural, el hábitat ocupa la totalidad de las elevaciones y laderas de la meseta.
El Bronce Final aparece como una de las etapas más inciertas y oscuras de la historia carmonense. Esta indefinición parece indicar o un despoblamiento del lugar, y que las estrategias de supervivencia de los habitantes buscaran otros lugares, o que la Arqueología no haya podido diferenciar esta etapa.
Desde el primer asentamiento humano en la meseta, la información facilitada por la Arqueología nos permite vislumbrar el poblamiento como agrupaciones más o menos densas de cabañas, de recintos para el ganado, pequeñas áreas de cultivo, sin un orden preestablecido. Nada de esta estructura determina, ni siquiera condiciona, el devenir urbano de Carmona.
La ciudad tartésica. El origen de la ciudad.
La fundación de la ciudad es consecuencia directa del asentamiento de una colonia de pobladores orientales, principalmente fenicios, en parte de la meseta. La zona elegida coincide aproximadamente con el actual barrio de San Blas. Este lugar no es el más alto ni agreste por lo que no primaron los criterios defensivos en esta elección. Su situación al norte, permite controlar los accesos y caminos hacia el río y la Sierra Morena. Además, el área de San Blas es topográficamente la de mayor extensión con cotas similares y con pendiente suave de toda la meseta, lo que permite desplegar una organización racional del asentamiento humano.
La fundación se data tradicionalmente en torno a la mitad del s VIII aC, aunque la Arqueología puede dar, todavía, grandes sorpresas al respecto. No obstante, no es hasta el s VII y gran parte del VI aC cuando el primitivo asentamiento adquiere su máxima extensión y complejidad urbana. La colonia ocuparía todo San Blas hasta el área del Postigo y el Albollón como límite S. Al O, una muralla realizada con un basamento de mampostería con talud al exterior y un alzado de adobes, recorrería desde la Sedía hasta la actual puerta de Sevilla, defendiendo el flanco más vulnerable. Sus puertas principales debieron situarse en el entorno de la Sedía, en el Postigo y en el Albollón.
La ciudad turdetana y púnica.
El fin de la colonización fenicia, el fin de Tartessos, supuso una ruptura traumática y violenta cuyos extremos siguen siendo una incógnita. A pesar de todo, la ciudad lejos de resentirse, aumenta su extensión y su importancia en el territorio.
La ciudad se amplía hacia el sur hasta una línea hipotética que uniría la puerta de Sevilla con el Albollón. La nueva ciudad sigue los patrones constructivos de la anterior con edificios complejos, diferenciados por usos, que se distribuyen formando estancias de funcionalidad diversa, articulados por calles que siguen una estructura racional tendente a la ortogonalidad.
La ciudad romana.
La conquista romana, no parece cambiar la ciudad, ni su modo de construir, ni la extensión de la misma, ni el componente de sus habitantes. La verdadera revolución urbanística ocurrirá en los momentos tardo-republicanos y el s I de nuestra era. La ciudad se remodela completamente, se monumentaliza y se amplía.
El perímetro defensivo pasa a ser toda la meseta que, sin duda, fue rodeada de una muralla. Junto al área amurallada, extramuros la ciudad se extiende con usos diversos, industriales, lúdicos y funerarios. La ciudad no reniega de su configuración pasada, la adopta y monta su nueva expansión urbanística sobre las bases de la ciudad pretérita pero con las nuevas formas del Imperio.
Se mantienen por tanto la ordenación de la ciudad protohistórica en el actual barrio de San Blas; igualmente, la ciudad turdetana y púnica mantiene su estructura, tanto en el ámbito urbano como en las zonas de uso militar, en el entorno del Picacho. Los caminos que conectaban la ciudad con los bordes de la meseta, seguirán estructurando en nuevo ordenamiento urbanístico y se integrarán en la nueva trama.
La ciudad, limitada por el recinto amurallado, tendrá 4 puertas principales, comunicadas por el cardo y el decumano y otras cuatro puertas secundarias, a saber, la puerta del Postigo al O, la del Albollón al N, la del Alcázar de Arriba al E y la de San Mateo al S; aparte, sin duda numerosos portillos menores acabarían por configurar los accesos a la ciudad.
Carmona colmata urbanísticamente la meseta en época altoimperial y se monumentaliza hasta límites no conocidos en el resto de su historia. Baste describir su entrada desde el este a través de la Vía Augusta flanqueada a la derecha con una impresionante sucesión de tumbas muchas de ellas monumentales y a la izquierda con los edificios de espectáculos, el anfiteatro y el circo. Al fondo de la ciudad, sobrecogería con la impresionante mole de la Puerta de Sevilla coronada con el templo.
La crisis bajoimperial y tardoantigua
La rápida expansión de la ciudad durante el s I se ve drásticamente truncada en la III centuria. La crisis general del fenómeno urbano a lo largo del Imperio se manifestó de manera patente en la ciudad de Carmona.
Esta singular crisis debió provocar el abandono de gran parte de lo que la ciudad altoimperial había ocupado a lo largo del siglo I, hasta retrotraerse a la extensión de la ciudad republicana. La nueva ciudad debió vivir de la anterior, reutilizando sus estructuras y tomando como cantera las construcciones abandonadas. La periferia de la ciudad se iría abandonando mientras la población se concentraría en la zona central y occidental de la meseta. Los espacios monumentales del entorno de la Plaza de Arriba se transformarían perdiendo su función pública. Este estado de cosas se mantuvo en todo el período tardoantiguo y el principio de la Edad Media hasta la conquista musulmana.
- La ciudad islámica
La conquista islámica de la ciudad inauguró un nuevo período que marcará la recuperación urbana de Carmona. A partir de la trama urbana romana, muy desdibujada por la larga crisis, la configuración urbana de Qarmuna mantiene en líneas generales el viario altoimperial y la ubicación del centro; sin embargo, las construcciones se realizarán según un esquema de planta nueva y unos materiales también novedosos. La nueva ciudad alcanzará su cenit en el período almohade.
La trama urbana debió seguir el esquema impuesto por la ciudad altoimperial, aunque deformada por el período de crisis en el Bajo Imperio y Antigüedad Tardía. La ciudad mantendría el mismo esquema con el antiguo cardo máximo y decumano máximo como ejes esenciales de la ciudad. Ambos ejes se cruzarían en el centro donde se ubicaría la mezquita de los viernes que presidiría una gran plaza rectangular que fosilizaba el espacio abierto del foro, donde se celebraría el mercado semanal de los jueves. En torno a este espacio central se localizarían los principales edificios administrativos. Qarmuna contaría con las 8 puertas descritas para el momento de esplendor altoimperial. Puerta de Sevilla, la del Postigo, la de la Sedía, el Albollón, Córdoba, Alcázar, de Marchena y de Morón.
La actual Plaza del Palenque era de mayores dimensiones, llegando su extremo al menos hasta la actual fachada de la iglesia de San Bartolomé, en cuyo entorno debieron situarse unos importantes baños. Intramuros, la ciudad no colmataba el espacio, dejando grandes baldíos en los actuales cortinales orientales. Igualmente las manzanas que actualmente se adosan a las murallas y al borde no existirían, dejando un espacio de respeto a las defensas.
Las manzanas, tomando como base la parcelación romana, iniciaron un proceso de unión mediante la absorción de los viarios divisorios, que quedaron convertidos en azucaques o adarves para acceder al interior de las manzanas, dando lugar a manzanas de 3.000 y 4.500 m2 de superficie frente a los 1.250 m2 del actus quadratus.
Las calles, de dimensiones regulares en la ciudad romana, van reduciendo su anchura a los mínimos funcionales según el rango y grado de uso de las mismas, modificando igualmente la rectilínea alineación primitiva, hacia perfiles más sinuosos.
Para analizar la tipología de las viviendas remitimos al apartado correspondiente de esta memoria informativa. En líneas generales, la casa tipo se corresponde con la casa patio. Toda la estructura se realiza construyendo crujías con funcionalidad diversa en torno a un patio central. Crujías generalmente de una planta salvo en la nave del salón y alcobas que dispondría de dos.
Las casas mostraban el rango social de sus inquilinos en el tamaño de la parcela que ocupaban y en la riqueza de su decoración. Todos los rasgos descritos son la base del parcelario actual de la Carmona intramuros.
La ciudad islámica se estructuraba en barrios dotados de los servicios esenciales por cada unidad. Como indicábamos al analizar las mezquitas, centros de cada barrio, éstas parecen ubicarse en el entorno de las actuales iglesias parroquiales por lo que debemos entender que la división en collaciones que hicieron los cristianos a la toma de la ciudad se corresponde con los barrios de la antigua Qarmuna. A las collaciones cristianas intramuros habría que añadir el posible arrabal de San Mateo cuya mezquita ocuparía el solar de la actual ermita.
El barrio Norte, actual San Blas, fue ocupado por la población judía de Carmona. Su existencia y dimensión presentan muchas dudas, ya que no es posible establecer su fecha de instalación, los primeros datos apuntan al s X, ni tampoco la importancia y número de sus miembros. Lo que sí es cierto es que la judería desapareció durante el polgrom de 1391, quedando como única huella los topónimos del callejero en el barrio de San Blas.

Carmona en la Edad Media (La Puerta de Sevilla en Carmona. Alfonso Jiménez Martín. Sevilla. Consejería de Obras Públicas y Transportes. 1989)
Las transformaciones cristianas.
La conquista de la ciudad por las tropas cristianas, supuso un cambio importante en la sustitución de la oligarquía dominante y en el aspecto simbólico pero no tanto en la imagen urbana. El dominio cristiano produjo un primer momento de crisis que se tradujo en una disminución del número de habitantes; la ciudad debió reducir su extensión por la zona oriental de la meseta. Durante el s XIV, durante el reinado de Pedro I, la ciudad conocerá una renovación de determinados edificios. Se construirá el palacio real en el alcázar y según la tradición, se construyeron las parroquias de Carmona.
El s XV es un período de expansión urbana. Al tiempo que la frontera se alejaba de los territorios carmonenses, con la paz, la ciudad empieza a ocupar los baldíos estratégicos y se fundan los nuevos arrabales extramuros, empezando por la zona del Postigo y San Pedro. El arrabal de San Mateo se empieza a abandonar hasta su total desaparición.
La mayor transformación urbanística viene motivada por la inserción forzada en la trama islámica de los nuevos edificios parroquiales. Las nuevas iglesias cambian radicalmente la orientación religiosa, antes al sureste, ahora al este, lo que obligó a girar 90º la estructura de las mezquitas. La tipología de los edificios también cambia. Los tipos comunes tienen planta rectangular pero con una relación anchura/longitud de en torno a 2/3 en las mezquitas y de 1⁄2 en los edificios parroquiales. Estas dos cuestiones motivaron una difícil adaptación de los nuevos edificios en el parcelario y esto debió de hacerse a costa de espacios públicos y mediante la adquisición o donación de otros edificios aledaños. No obstante, el interés ideológico facilitó la sustitución de las mezquitas de barrio por las nuevas iglesias parroquiales.
Siglo XVI. El terremoto de 1504, el fin de la ciudad medieval.
Ésta se situaba al norte del patio para beneficiarse de las condiciones de soleamiento. Esta nave se estructuraba en un salón central flanqueado por una o dos alcobas en los extremos y se le anteponía una galería para facilitar la circulación y la transición al patio y como elemento de regulación de la temperatura en el área vividera. Otras piezas importantes son la cocina, las cuadras y almacén y el zaguán, estancia que sirve de transición entre el espacio público y el privado. Las viviendas se vuelcan al interior apareciendo prácticamente ciegas hacia la calle para preservar la privacidad. Las letrinas evacuaban a pozos ciegos ya que la red de alcantarillado de la ciudad romana hacía mucho que había quedado inutilizada, y se ubicaría, como es tradicional, cerca de la entrada.
El 5.4.1504 se produjo un fortísimo terremoto con epicentro en Carmona que tuvo una intensidad de grado IX (en una escala de XII). Sus resultados fueron desastrosos para las personas y para los edificios de la ciudad. Más allá de la discusión sobre el efecto real del terremoto, la ciudad medieval acabó en 1504. El sismo dejó maltrechos muchos edificios lo que obligó a urgentes reparaciones tanto de edificios públicos como a viviendas, pero junto a ello, el s XVI se abría como un período de paz; el descubrimiento de América proporcionó riquezas sin cuento para Sevilla y su entorno. Así, la bonanza económica provocó una renovación del caserío sin precedentes en la historia urbana de Carmona, de tal manera que es muy difícil encontrar alguna vivienda anterior al fatídico año.
En el nuevo siglo, toda vez que la Península estaba bajo manos cristianas, la ciudad se prepara para unos tiempos más pacíficos. Las defensas dejan de ser estructuras prioritarias y comienzan a convertirse más en una carga que en una necesidad. De esta manera, se ocupan los vacíos estratégicos junto a las murallas y las casas se adosan y horadan las murallas, lo que provoca una reordenación del viario junto al perímetro defensivo.
El aumento demográfico llevó a una densificación del espacio intramuros y, sobre todo, a un rapidísimo desarrollo de los arrabales hasta alcanzar límites sólo claramente superados durante el s XX. El arrabal, formalizado en torno a la parroquia de San Pedro, se dotará de edificios y espacios públicos que competirán con la ciudad intramuros. Conocerá la fundación de 4 instalaciones monacales, mesones y fondas, cuarteles y una gran plaza, que como contrapunto de la plaza intramuros o de Arriba, se denominará del Arrabal o de Abajo. Se inicia así la cada vez mayor pérdida de protagonismo del centro con respecto a arrabal.
Los arrabales surgen sin una planificación ordenada. Los nuevos edificios se adosan a los existentes creando manzanas de gran tamaño y de formas irregulares, generadas a partir del elemento matriz de los caminos que se acercan a la ciudad por su flanco de poniente.
La ciudad mantiene como centro la zona de Santa María. En torno a la gran plaza que se abría delante de la iglesia Prioral, se ubicaron los principales edificios públicos: el Cabildo y el pósito municipal. Igualmente, las principales familias ubicaron sus casas en dicho ámbito. A pesar de ello, se comienza a producir una migración del centro a la actual Plaza de Arriba, ubicando la cárcel y Audiencia en este ámbito. La zona comercial aprovechaba los bajos de los edificios de la plaza y la calle Martín López, antigua Vendederas. La iglesia situó su cilla en las cercanías del alcázar, en una zona junto a los cortinales de fácil comunicación a través de la calle que unía las puertas de Marchena y Córdoba.
Las principales familias de la oligarquía carmonense compiten en la grandeza de sus casas. Las casas palacio comienzan a ocupar posiciones preeminentes en las principales manzanas de la ciudad. Otras ocupan las zonas más deshabitadas en el levante de la meseta. Todos estos edificios superan en dimensiones los tamaños habituales de las manzanas por lo que provocan un proceso de concentración mediante la absorción de las calles en el nuevo solar. En el centro, los palacios de los Rueda, Quintanilla, Lasso, Caro ocuparon los lugares señalados; en una posición más excéntrica, pero de mayores dimensiones se situaron las de los Briones, Turmo y el palacio del Marqués de San Martín.
Las fundaciones monacales provocaron un efecto aún mayor en el parcelario. A costa de adquisiciones y donaciones, los conventos fueron creando solares de importantes dimensiones que integraron antiguos espacios públicos en los nuevos recintos, obligando, por tanto, a la apertura de nuevos viales que evitaran el obstáculo interpuesto. Los conventos de Madre de Dios y Santa Catalina ocuparon las posiciones más céntricas distorsionando en gran medida el callejero en las cercanías de la Plaza de Arriba. Los conventos extramuros, no supusieron ninguna transformación urbana de importancia, antes al contrario, actuaron como elementos de atracción en torno a los cuales fue creciendo el arrabal.
El terremoto de Lisboa certificó el final del poder militar y defensivo de la ciudad. Todos los edificios vinculados a la defensa quedaron destruidos. Sus alcázares, murallas y puertas cayeron al suelo librándose tan solo, y por pura casualidad, la puerta de Sevilla.
Siglos XVII-XVIII.
En los siglos barrocos las principales modificaciones estarán provocadas, igual que en el siglo precedente, por las instalaciones monásticas que introducirán fuertes cambios en el parcelario. En 1687 los Carmelitas Descalzos fundaron el convento de San José acabando de formalizar la gran manzana ocupada además por el palacio de los Briones y, posteriormente, por el nuevo pósito de granos del cabildo eclesiástico. En 1718 se iniciaron los trabajos para la construcción del convento de la Santísima Trinidad, junto a Santa María, fundación polémica desde sus inicios y que, tras su materialización, deformó completamente el antiguo centro urbano.
Entre 1619 y 1621 comenzaron los trabajos para la construcción del colegio de San Teodomiro de la Compañía de Jesús, obras que culminaron con la inauguración de la iglesia en 1720. La erección del edificio jesuita conllevó la remodelación de la amplia manzana cambiando sus alineaciones y ocupando espacios públicos. Como operación urbanística barroca, se creó la actual plaza de Cristo Rey, como espacio libre para potenciar el efecto escenográfico de la fachada de la iglesia.
A principios del siglo XVII se erigió un convento femenino bajo la advocación de Santa Catalina de Sena en el solar que actualmente ocupa la Plaza de Abastos. El nuevo solar unió varias manzanas ocupando las vías públicas integrándolas en la nueva edificación obligando a desviar las calles que comunicaban el sur de la meseta con la zona de la Plaza de Arriba.
El terremoto de 1755
Los efectos del terremoto de Lisboa marcaron un punto crítico en la evolución de la ciudad. Aun cuando los efectos no fueron tan devastadores como los del terremoto de 1504, los daños provocados obligaron a una cierta renovación urbana contribuyendo a una mayor barroquización del caserío carmonense. Las viviendas, sobre el parcelario antiguo adoptan una nueva tipología, fusión entre los prototipos islámicos de la casa patio y el modelo cristiano de la casa corredor. Así, las casas se construyen en torno a un patio porticado, generalmente en una sola planta dejando la galería superior descubierta, pero renunciando absolutamente a los criterios climáticos que habían inspirado las viviendas-patio. Las habitaciones se ubican en fachada mientras que el espacio destinado a los animales se ubica en el fondo de la parcela.
La segunda gran consecuencia fue la ruina definitiva de la cerca defensiva y del Alcázar de Arriba. La ruina del alcázar dejó sin sentido la existencia de los cortinales defensivos que fueron privatizados dentro de la corriente desamortizadora de la segunda mitad del siglo, que acabó con la mayor parte de los terrenos de propios del Cabildo.
La caída de la cerca iniciará un lento proceso, que invertirá la tendencia del desarrollo de la ciudad, que continúa hoy día y tendrá su máxima expresión en los años venideros. La existencia de la muralla provocaba un desarrollo centrípeto, de tal forma que los principales edificios tanto públicos como privados se situaban en el centro mientras que la periferia tenía usos marginales. La muralla impedía la relación visual directa de la ciudad con su territorio. Cuando cae la cerca, algunos edificios comienzan a volver la cara al exterior, revitalizándose el margen frente al centro.
El terremoto de Lisboa certificó el final del poder militar y defensivo de la ciudad. Todos los edificios vinculados a la defensa quedaron destruidos. Sus alcázares, murallas y puertas cayeron al suelo librándose tan solo, y por pura casualidad, la puerta de Sevilla.
La remodelación de los accesos a la ciudad con la creación del camino viejo que circunvalaba la ciudad y evitaba la necesidad de circulación interior, culminó el lento pero inexorable proceso de limitación de los viales hasta el mínimo funcional.
La apropiación de los espacios públicos por los privados es un proceso constante que, tras el terremoto de Lisboa y con el terremoto como excusa, llega a su máxima expresión. La vía principal, ya en parte obstaculizada por la Iglesia Prioral, algún palacio y edificios públicos y conventuales, toda vez perdida su función primordial, fue inmediatamente colmatada.
La Carmona Contemporánea.
El análisis del plano de 1868 nos ofrece los límites del arrabal histórico y como hecho destacado reseñamos la política de ensanches de calles para la mejora del tránsito. Así, las actuaciones fundamentales fueron el ensanche de la calle Sacramento a costa de la crujía occidental del actual ayuntamiento y el de la calle Maese Rodrigo, para permitir la comunicación transversal entre los principales ejes de la ciudad, la calle Prim y Domínguez de la Haza.
En la calle Calatrava, la demolición de un inmueble posibilitó la creación de un ensanche triangular.
En el entorno de la Puerta de la Sedía se remodelaron completamente los accesos. Se ordenó una nueva calle más amplia que el primitivo acceso y se destinó la zona a área industrial.
El centro se ubicó definitivamente en la Plaza de Arriba, concretándose en dos grandes operaciones urbanísticas. La primera de ellas fue la construcción de un edificio nuevo para sede del Ayuntamiento en la fachada sur de la Plaza de Arriba, a costa de la primitiva parroquia del Salvador que fue trasladada a la iglesia del expropiado colegio jesuita de San Teodomiro, aunque las Casas Consistoriales nunca llegaran a ocuparlo, quedándose en su emplazamiento provisional del colegio jesuita.
La segunda operación urbanística supuso la demolición del convento de Santa Catalina y la construcción, en su lugar, de una amplia y espaciosa plaza de abastos.
Con los tiempos cambió la sociedad. La hora de las familias nobles dejó paso a una incipiente burguesía que seguía basando su riqueza en la propiedad de la tierra. Esta nueva clase se convertirá en la oligarquía local que quedará patente en sus viviendas. Estas se construirán en los ejes principales de la ciudad, calle Prim, plaza del Palenque, Martín López y Dolores Quintanilla, en el estilo ecléctico e historicista que marcará los años finales del s XIX y principios del XX. Pero la ciudad ya no era la misma. Tras el breve florecimiento entre los siglos, Carmona sigue su lenta decadencia hasta tocar fondo en los duros años de la posguerra.
Carmona llegó hasta los años 60′ del s XX con su carácter de ciudad agrícola, con recursos basados en la explotación de la tierra, con una industria débil y un sector servicios aún modesto.
La producción agrícola se mantenía sustentada en los cultivos tradicionales del trigo y del olivo, acompañados de ganadería y cultivos de huerta para el abastecimiento de la población. Ligado a esto una estructura social muy cerrada a los cambios, dominada por los grandes propietarios nobiliarios y eclesiásticos de la tierra, minifundistas y arrendatarios de la tierra, con un nutrido grupo de jornaleros que completan sus débiles ingresos agrícolas con una precaria economía casi depredadora.
Con la desamortización de los bienes religiosos del s XIX, se transforma la propiedad de las tierras, pero sólo hacia una mayor concentración de poder en manos de la oligarquía civil, aún dominada por la nobleza, pero entre la que surge una nueva burguesía agrícola de aquellos antiguos arrendatarios de las tierras de la Iglesia. El grupo mayoritario de los jornaleros vio empeorar su situación tras la desamortización y la privatización de los terrenos comunales.
Un sector secundario que inicialmente se limitaba a la producción de manufacturas artesanales destinadas al consumo local, se desarrollará hacia finales del s XIX y la primera mitad del XX con la creación de algunas industrias de transformación agrícola de la aceituna, el trigo, el algodón, el jabón, e incluso producirá la energía eléctrica que demanda el pueblo. Esto generará una pequeña clase burguesa, no muy desligada de la tradicional oligarquía agrícola. El sector terciario con una diversidad de oficios, mezcla vecinos de diferentes estratos sociales y de niveles de ingresos bien distintos.
La desamortización permitió incorporar al uso público espacios como el del Convento de Santa Catalina, transformado en el primer Mercado estable; el Convento de San José que se empleó para la nueva Cárcel, Cuartel y Juzgado; el del Colegio de los Jesuitas, convertido primero en centro de enseñanza y después en el Ayuntamiento; el Convento de Santa Ana que permitió en 1840 realizar el primer cementerio externo a las parroquias urbanas.
Sabemos que tras el terremoto de Lisboa, el Alcázar de Arriba fue cayendo en un importante estado de desuso y de ruina, al igual que buena parte de las murallas de la ciudad. También la Puerta de Sevilla sufrió este proceso de deterioro, hasta el punto que, ya en el s XX, sólo la falta de dinero la salvó de la demolición.
Fruto de la Ilustración y la creación de una pequeña burguesía local fue la creación de sociedades culturales, como la sociedad arqueológica de Carmona, y el surgir de personalidades ilustradas y filantrópicas como Bónsor, Juan Fernández, Domínguez Pascual, Vega Peláez…, que donaron sus propiedades a la ciudad. Esto se completa con artistas de la talla de José Arpa, Rodríguez Jaldón y Vega Peláez.
La figura de Jorge Bónsor y de Juan Fernández, apoyados en la Sociedad Arqueológica de Carmona, resultaron fundamentales para la recuperación del patrimonio histórico de la ciudad: la Necrópolis, el Anfiteatro, la creación del Museo de la Necrópolis, el Alcázar de Arriba, además de otros numerosos trabajos arqueológicos urbanos y rurales.
En el primer tercio del s XX la ciudad emprende una importante etapa renovadora con actuaciones en sus principales espacios urbanos, con las reformas de la Plaza de San Fernando, del Paseo del Arrabal y de la Alameda de Alfonso XIII. Además, se ejecutó el Teatro Cerezo, después de diversos proyectos desechados.
La renovación tipológica y morfológica de las casas palacios del periodo Moderno, se extiende a partir del s XIX, a las casas de esta pequeña burguesía y de las clases medias, mientras que se mantiene la arquitectura popular de tradicional mudéjar, con modestos ornamentos barrocos. Muchas de estas casas medias y populares, fruto de la presión demográfica, pasaron a ser casas de vecinos, extendiéndose la habitación a las plantas altas hasta ahora dedicadas a almacenamiento agrícola.
Tras la Guerra Civil y la depresión que le siguió, en los años 50′, la Ciudad permanecía estancada en sus límites históricos con una población cercana a los veintiocho mil habitantes, con una breve corona industrial y artesanal, heredada de décadas anteriores, todo ello sin superar un recinto de 90 Has. La ciudad, lentamente, se irá esponjando hacia finales de esta década con varios crecimientos periféricos entre los que destaca el ensanche del Barrio del Real, articulado en torno al eje del Paseo de San Antón, básicamente sobre suelos municipales.
No encontramos obras arquitectónicas significativas de esta época salvo algunas fachadas modernistas y algunas obras de arquitectura racionalista, tales como el Colegio de la calle Cervantes y las naves de la factoría de Hytasa.
En el medio rural el conjunto de haciendas, cortijos y molinos mantuvieron su actividad plena durante este periodo. Como habían venido haciendo a lo largo de su historia, estos conjuntos fueron reformándose o ampliándose para adaptarse, especialmente a partir de los años 30′, a las nuevas tecnologías y producciones agrícolas, generando arquitecturas aún más complejas y ricas.
La ciudad que crece sin planeamiento (1960-1983).
A partir de los años 60′ se produce el gran crecimiento urbanístico de la ciudad, que supera notablemente los límites de la ciudad histórica, consecuencia, más que de su crecimiento demográfico, de los profundos cambios socioeconómicos que se han producido en estas 4 décadas. Así, la ciudad ha ido manteniendo, e incluso reduciendo su población entre veintiséis y veintitrés mil habitantes, mientras que su extensión ha pasado de unas 87 Has. en 1960, a 163 Has. en 1983.
Este crecimiento espectacular se inició, como hemos visto, a finales de los años 50′ en el Barrio del Real mediante un ensanche residencial sobre terrenos mayoritariamente municipales, al que pronto se sumaron otros sectores no planificados e inconexos como las barriadas de Villarosa al SO, el entorno de las calles Jorge Bónsor y Anfiteatro al O, y el entorno del León de San Francisco y Fuente Viñas al N.
A esto hay que añadir las industrias de transformación agrícola que ya existían y que mantuvieron su actividad en esta época. Se situaban, fundamentalmente, en la zona N, también sin ningún tipo de planificación.
Al no existir planeamiento municipal, en la década de los 70′ comenzó a aplicarse las Normas Subsidiarias Provinciales de Sevilla, así como unas Ordenanzas Municipales Edificatorias anteriores. Las Normas Subsidiarias Provinciales de Planeamiento eran formuladas por las antiguas Comisiones Provinciales de Ordenación del Territorio y Urbanismo, (dependientes del Ministerio de la Vivienda) y las Diputaciones Provinciales, conforme a la previsión del Texto Refundido de la Ley sobre Régimen del Suelo y Ordenación Urbana de 1976, con el fin de evitar las graves consecuencias urbanísticas que tendría la ausencia de un régimen de edificación y uso del suelo.
En el caso de Carmona, este mínimo control urbanístico y, fundamentalmente, el limitado crecimiento económico de la sociedad carmonense, evitó el daño que en este periodo desarrollista sufrieron otras ciudades más dinámica, conservándose la mayor parte de su riqueza patrimonial en el Conjunto Histórico, así como unas condiciones aceptables en su entorno periurbano. Sin embargo, hay que lamentar la perdida de diversos edificios de interés y, singularmente, la operación llevada a cabo por el Ministerio de Obras Públicas en los años 60′ para mejorar el trazado de la N-IV, que supusieron la expropiación y demolición de las edificaciones situadas en las inmediaciones de la Puerta de Sevilla, así como la destrucción del Paseo del Arrabal.
Se trata, por tanto, de crecimientos discontinuos, en general no planificados y colgados de la red radial de carreteras y caminos en dirección N, O y SO, dado que hacia el E y hacia el S el Escarpe del Alcor siempre ha sido considerado, por fortuna, una barrera insalvable. En general, los crecimientos eran reducidos e inconexos, consistentes en loteos de parcelas unifamiliares, después autoconstruidas por las clases más humildes, carentes de zonas verdes y equipamientos. La excepción fue el sector del Real, que dada su titularidad pública, además de ordenarse con un trazado racional, albergó las promociones de viviendas sociales de los años 60′ y 70′, siempre con escasos equipamientos y deficientes condiciones de urbanización. Mientras el Conjunto Histórico mantuvo su alta densidad de uso, aunque comenzó a bajar ligeramente su población y su centralidad.
Quizás la edificación más singular de esta etapa fue la edificación del Parador Nacional de Turismo, inaugurado en 1970, obra del arquitecto Picardo, con asesoramiento de Rafael Manzano, sobre el patio de armas del Alcázar del Rey Pedro I. Con este motivo se reconstruyeron algunas puertas y lienzos del Alcázar, en especial en su zona sur.
La ciudad de las normas subsidiarias (1983-2003).
Como hemos visto, hasta este momento no existía en Carmona, salvo por aquellas Normas Subsidiarias Provinciales, instrumento de planeamiento general alguno vigente en el Municipio, ni tan siquiera, el mínimo proyecto de delimitación de suelo urbano que preveía el Reglamento de Planeamiento Urbanístico de 1978. Carmona fue uno de los últimos municipios de su entidad en contar con un planeamiento general propio. La Normas Subsidiarias Municipales de Planeamiento se aprobaron definitivamente en 1983. Fueron encargadas por la Diputación de Sevilla a un equipo dirigido por el arquitecto Fernando Mendoza.
Evidentemente la aprobación de las Normas Subsidiarias Municipales de Planeamiento supuso un gran avance en la regulación del urbanismo municipal, pero en todo caso ha de tenerse en mente cual era el objeto de unas Normas Subsidiarias, conforme al Texto Refundido de la Ley del Suelo y Ordenación Urbana de 1976, que tienen un carácter subsidiario y temporal para paliar los efectos de su ausencia de Plan General.
No obstante, en el caso de Carmona, las Normas Subsidiarias, a pesar de su gran antigüedad y de las múltiples modificaciones puntuales que han sufrido (del orden de 30), han cumplido un papel digno en cuanto a mantener un mínimo control sobre los usos y edificaciones, a pesar de no haber logrado resolver los principales problemas de estructura viaria y de dotaciones, fundamentalmente por carecer de los instrumentos de gestión precisos.
En el marco de las Normas Subsidiarias, la ciudad ha continuado su desarrollo territorial, fundamentalmente hacia el N y hacia el O, con sectores urbanizables residenciales como el PP. San Francisco, el PP. Anfiteatro, el PP. Necrópolis, así como con los sectores industriales del PP. Brenes y PP. El Pilero. Este último fue la 1ª gran actuación urbanística pública y no estaba prevista inicialmente por las NN.SS.
A esto hay que añadir más de 40 Estudios de Detalle, en su mayor parte sobre suelos residenciales y de iniciativa privada, con ordenaciones equivalentes a un plan especial de reforma interior. Estas actuaciones han ido consolidando el suelo urbano en buena parte de sus vacíos interiores, pero en la mayor parte de los casos, de un modo fragmentado, con escasez de equipamientos y con una baja calidad urbanística.
Las actuaciones de iniciativa municipal han venido a resolver sectores interiores estratégicos que el limitado mercado inmobiliario local no era capaz de afrontar. Por orden de antigüedad, los sectores del Antiguo Campo de Fútbol del Real, Hytasa en la zona Norte y Copraga también en la zona del Real, han marcado un cambio sustancial en la cualificación de la ciudad; tanto por sus contenidos de ordenación, como por sus dotaciones públicas y la gestión de patrimonio municipal de suelo.
En lo que se refiere a los espacios públicos debe destacarse la restauración del Paseo del Estatuto a su estado de paseo salón, destruido en los años 60′. En cuanto a las edificaciones más destacables están por un lado las actuaciones municipales de equipamientos, tales como la Oficina Comarcal Agraria, la nueva sede de la Policía Municipal, y las 2 naves de Hytasa destinadas al Area Económica y al Area de Juventud; por otro lado las actuaciones públicas de vivienda, entre las que debe destacarse las construidas en Villarosa y en Hytasa.
En este periodo la ciudad de Carmona ha incrementado ligeramente su población de 23000 a los casi 25000 habitantes actuales, pero su superficie ha pasado de 163 Has. en 1983 a las 282 Has. actuales. El Conjunto Histórico se ha despoblado en este periodo en más de un 25%, aunque ha sido capaz de conservar en gran medida su riqueza patrimonial, a pesar del limitado contenido de protección que tenían las NN.SS. Por tanto, las viejas NN.SS. desfasadas, insuficientes y desfiguradas por las numerosas modificaciones puntuales, están agotadas desde hace muchos años.
El instrumento de planeamiento general vigente en el Municipio de Carmona está constituido por las Normas Subsidiarias Municipales de Planeamiento, aprobadas definitivamente el 17.11.1983, con sus numerosas Modificaciones Puntuales, han sido adaptadas parcialmente a la Ley 7/2002, de 17 de diciembre, de Ordenación Urbanística de Andalucía (en adelante LOUA), mediante Acuerdo adoptado por el Pleno del Ayuntamiento en sesión de fecha 4.3.2009 y rectificado en sesión de fecha 17.7.2009 (Boletines Oficiales de la Provincia de Sevilla de fechas de 6.6.2009 y 8.1.2010).
Las Normas Subsidiarias de 1983, propusieron para Carmona un modelo de ciudad compacta, con crecimientos moderados, residenciales en sus vacíos interiores, hacia el N y O, e industriales en sectores del noreste y sureste. En el Término, aunque con delimitaciones imprecisas, ya entonces, reconocieron la existencia de un modelo disperso de asentamientos. Además, trataron de proteger determinados espacios y elementos singulares del territorio, en especial el Escarpe del Alcor, y prevenir la dispersión de industrias y viviendas en el suelo no urbanizable.
Fueron el primer instrumento democratizador de la realidad urbana que impuso un orden de carácter continuista muy adaptado a la realidad social y económica del Municipio, el tiempo transcurrido y el cambio de circunstancias: sociales, económicas y territoriales, ha dado lugar a que la consecución de las necesidades públicas en materia urbana hallan tenido que ser satisfechas recurriendo a la introducción de múltiples alteraciones de las NN.SS. mediante su modificación puntual reiterada.
- Naturalmente, constituyen un instrumento de planeamiento general obsoleto e incapaz de atender las necesidades urbanísticas presentes y futuras de Carmona. En consecuencia, es evidente la necesidad de revisar íntegramente el modelo de ciudad y su territorio municipal, más aún en un momento de crisis profunda que, a todos los niveles, nos obliga a actualizar nuestros diagnósticos y, en consecuencia, proponer nuevos objetivos y diseñar nuevas estrategias para alcanzar»
El Plan General de Carmona tuvo una 1ª etapa de redacción iniciada en 1992, que alcanzó una primera Aprobación Inicial el 17.5.1995 y que quedó paralizada en 1997 sin llegar a la Aprobación Provisional.
En el año 2000 se retomó la redacción del PGOU, emprendiendo su 2ª etapa de redacción que culminó el 21.7.2003 con una nueva Aprobación Inicial. Este documento vio interrumpida su redacción en 2007, sin culminar entonces la redacción de su Documento de Aprobación Provisional.
Por último, en octubre de 2011 se puso en marcha esta 3ª etapa en la que nos encontramos, que nos ha llevado a elaborar el presente Documento de Aprobación Provisional del PGOU de Carmona, de septiembre 2012.
Aunque este Documento 2012 parte de la Aprobación Inicial de 2003, dado el tiempo transcurrido, las novedades legislativas y de planeamiento territorial, y los cambios que presenta el contexto económico y social actual, sus contenidos no se limitan a atender los informes sectoriales y alegaciones presentadas al Documento 2003, sino que ha sido preciso introducir numerosos cambios, tanto formales como conceptuales. En consecuencia, este Documento de Aprobación Provisional 2012, tras su aprobación por el Pleno Municipal, tuvo un nuevo periodo de información pública y consultas sectoriales que culminaron con un 2º Documento Provisional que finalmente fue remitido al órgano autonómico responsable de su Aprobación Definitiva.
El Equipo Técnico encargado de esta fase de redacción del Documento de Aprobación Provisional estuvo compuesto por Técnicos del Área Municipal de Urbanismo, de la Empresa Municipal Sodecar SA., y diversas asistencias técnicas externas. Debe reseñarse que esta 3ª fase de redacción contó con una subvención de la Dirección General de Urbanismo, para las fases de Aprobación Provisional y Definitiva, que financió el 70% de la valoración de los trabajos, conforme a la ORDEN de 8.7.2008, por la que se reguló la concesión de ayudas a los Ayuntamientos para la financiación de actuaciones en materia de urbanismo. El resto de la Financiación correspondió al Ayuntamiento de Carmona.
El extenso Término Municipal de Carmona tiene la ciudad en su centro y una tupida red de carreteras y caminos que estructuran su territorio desde el principio de la historia. El territorio tiene seis zonas diferenciadas por su geología, sus cultivos, paisajes y actividades.
En la zona occidental del Término, Las Terrazas Oc. y Los Alcores, es donde se sitúan la mayoría de las actividades no agrícolas y núcleos urbanos. En este cuarto occidental, históricamente ordenados por antiguas vías y explotaciones agrícolas milenarias, existen numerosos yacimientos arqueológicos y un valioso patrimonio históricos rural. Pero este territorio, progresivamente en los últimos cincuenta años, se ha transformado irreversiblemente por la implantación de numerosas parcelaciones urbanísticas, actividades y edificaciones dispersas de todo tipo, entre las que destacan por su incidencia territorial granjas, canteras y diversas actividades industriales.
El 80% restante del Término, carece de núcleos de población y conserva en estado aceptable sus cultivos y paisajes tradicionales, aunque son reducidos los ámbitos con valores ambientales destacables.
El más importante de estos espacios naturales es, sin duda, el Escarpe del Alcor, acosado por la degradación de sus rasgos ambientales y paisajísticos más destacados, que sufren impactos crecientes por razón de actividades y edificaciones inapropiadas.
Por otro lado, las 6 lagunas estacionales protegidas por el PGOU y algún área forestal (La Cascajosa), junto a algunas riberas fluviales, especialmente el Corbones, constituyen las áreas naturales protegidas.
En cuanto a la estructura territorial, el PGOU comprende la necesidad de potenciar el uso de la red de caminos y vías pecuarias, y se apoya en estas para desarrollar una Red de Corredores Verdes que deben servir para articular con opciones de movilidad alternativa las comunicaciones entre los diversos núcleos del Término (SG-Ccv-01), así como los dos Corredores Verdes Metropolitanos, previstos también por el POTAUS (SG-Ccv-03- Vía Verde Alcores y SG-Ccv-04-Vereda de Sevilla).
Además, para la Red Pecuaria, el PGOU propone varios cambios de trazado en las inmediaciones de Carmona, mediante 3 arcos pecuarios, sistemas generales que serán gestionados por el PGOU y que permitirán desafectar tramos incompatibles con el crecimiento de la Ciudad, sin detrimento del patrimonio público pecuario ni de la continuidad territorial de la Red Pecuaria.
La estructura de asentamiento se basa en el peso que aún conserva el núcleo histórico de Carmona sobre su extenso territorio municipal, si bien, esta estructura histórica de ciudad compacta y territorio agrícola, en las últimas 4 décadas y progresivamente, en el espacio occidental denominado Terrazas, en gran medida por influencia o presión metropolitana, se han producido notables alteraciones no planificadas, fundamentalmente debidas a la proliferación de parcelaciones urbanísticas y otras actividades agresivas con el territorio como canteras de albero y grava, granjas porcinas y avícolas y otras muchas actividades impropias del suelo no urbanizable.
Sin duda ha sido esta proliferación de parcelaciones urbanísticas, en este momento existen unos 40 asentamientos dispersos, lo que más ha incidido en la transformación, ya irreversible, del espacio occidental del Término Municipal.
Sin embargo, son pocas las parcelaciones que han alcanzado la condición de suelo urbano consolidado a lo largo de estos años, tal como recoge la Adaptación Parcial de las NN.SS. a la LOUA, aprobada definitivamente en marzo de 2009.
Así pues, además del núcleo principal de la Ciudad de Carmona y el Poblado de Colonización de Guadajoz, estos son los asentamientos que tienen ya la condición de suelo urbano consolidado:
- La Cierva
- Matallana -Virgen del Rocío
- El Pilar
- La Celada
- Pino Grande
- Camposo
- Los Jinetes
El PGOU entiende que las principales fortalezas y oportunidades de Carmona, residen en:
- Su Territorio, muy extenso y accesible.
- Su singular Patrimonio Histórico Urbano y Rural.
- La calidad que ofrece una Ciudad Media que aún puede planificar su futuro con Criterios Sostenibles.
El PGOU, dentro de sus posibilidades, pretende proteger y mejorar estas fortalezas y disponer los instrumentos urbanísticos que permitan aprovecharlas en favor de una evolución de Carmona, a nivel urbano y territorial, favorable y sostenible. En líneas generales, la sostenibilidad urbana requiere, al menos, acometer acciones agrupadas en 3 líneas de actuación:
- Aminorar el consumo de recursos naturales (materiales, energía y agua).
- Apostar por modelos urbanos compactos y multifuncionales que apoyen la cercanía entre usos y servicios.
- Mejorar la calidad ambiental y la habitabilidad del espacio construido y no construido.
- Conservar la capacidad del territorio de ofrecer servicios ambientales, incluyendo niveles adecuados de biodiversidad.
Partiendo de estos principios generales, reconociendo que aún debe mejorar notablemente sus contenidos en esta materia hasta alcanzar su Documento Definitivo, ha procurado aplicar en sus ordenaciones y normas los siguientes Criterios Específicos de Sostenibilidad:
- Dar prioridad a los desarrollos urbanísticos sobre los vacíos interiores degradados de la ciudad consolidad, minimizando la clasificación de nuevos suelos.
- Favorecer la intensidad de uso de la ciudad consolidada, promoviendo la rehabilitación y utilización optima de sus edificios, infraestructuras urbanas y espacios públicos.
- Mejorar de calidad urbana y accesibilidad de los espacios públicos, tanto las calles y plazas como las zonas verdes locales y parques.
- Mejorar y ampliar de los equipamiento públicos, tanto generales como locales, para hacerlos más útiles y accesibles.
- Favorecer la diversidad y proximidad de usos residenciales, terciarios y productivos, reduciendo así la necesidad de movilidad motorizada.
- Promover un modelo alternativo de movilidad urbana, basado en andar más, usar la bicicleta, lograr un transporte público viable y ordenar racionalmente la circulación y estacionamiento de coches.
- Fomentar opciones viables que mejoren la movilidad en transporte público interurbano y otros medios no motorizados, para atender las relaciones Carmona – Sevilla, Carmona – Municipios de la Comarca y Carmona – núcleos urbanos del Término Mpal.
- Identificar los núcleos urbanos y otros asentamientos del Término, ajustando las clasificaciones de suelo a los mínimos necesarios para lograr sus regularizaciones urbanísticas y su integración territorial.
- Analizar y regular, con criterios de sostenibilidad, las edificaciones y actividades no agrícolas existentes y previsibles en el Suelo No Urbanizable, evitando desarrollos urbanísticos innecesarios.
- Preservar la ordenación del territorio municipal, protegiendo sus valores y recursos naturales, paisajísticos e histórico – culturales, tanto a escala territorial como a escala urbana.
Y presentó su EDUSI, Impulsa Carmona 2020 por y para tod@s,«… una reflexión básica para la concreción del modelo de desarrollo de la ciudad, descubriendo oportunidades y concretando propuestas que, de modo integrado, nos permitan conseguir mejorar la calidad de vida para la ciudadanía, nuestros espacios urbanos y medioambientales, y propiciando una mayor cohesión social.»
«…La estructura de asentamiento se basa en el peso que aún conserva el núcleo histórico de Carmona sobre su extenso territorio municipal, si bien, esta estructura histórica de ciudad compacta y territorio agrícola, en las últimas 4 décadas y progresivamente, en el espacio occidental denominado Terrazas, en gran medida por influencia o presión metropolitana, se han producido notables alteraciones no planificadas, fundamentalmente debidas a la proliferación de parcelaciones urbanísticas y otras actividades agresivas con el territorio como canteras de albero y grava, granjas porcinas y avícolas y otras muchas actividades impropias del suelo no urbanizable.
Sin duda ha sido esta proliferación de parcelaciones urbanísticas, en este momento existen unos 40 asentamientos dispersos, lo que más ha incidido en la transformación, ya irreversible, del espacio occidental del Término Municipal.
Sin embargo, son pocas las parcelaciones que han alcanzado la condición de suelo urbano consolidado a lo largo de estos años, tal como recoge la Adaptación Parcial de las NN.SS. a la LOUA, aprobada definitivamente en marzo de 2009…»
Y este sí es un gran problema territorial.
«…Carmona tiene seis (6) parcelaciones, con un total de 1.316 parcelas, que son ya suelos urbanos consolidados. Para estos núcleos urbanos de suelo urbano consolidado, el PGOU, además de delimitar con precisión los ámbitos clasificados suelo urbano consolidado, definidos en los Planos de Ordenación Estructural B02 a B05, establece una ordenación pormenorizada directamente ejecutiva, definida en los respectivos Planos de Ordenación Pormenorizada del grupo C. Estas parcelaciones urbanas consolidadas son: La Cierva, Pino Grande, Matallana, Camposol, Los Jinetes y La Celada-El Pilar.
Respecto a las numerosas parcelaciones residenciales, el PGOU analiza del orden de 30 asentamientos, con un total de 3.774 parcelas, de las que 3.028 están ya consolidadas, lo que supone un 80’23% de consolidación media. Este Inventario exhaustivo concluye que la gran mayoría han de constituir áreas de suelo urbano no consolidado (AR.-), dado sus grados de consolidación por la edificación (siempre mayor a 2/3), sus tamaños, sus localizaciones y accesibilidad, sus estructuras parcelarias y trazados urbanos regulares e irreversibles.
Naturalmente, el PGOU ha desclasificado las grandes áreas de suelo agrícola no parcelado, así como los bordes de las parcelaciones donde, aunque existan parcelas edificadas, el asentamiento no se encuentra suficientemente consolidado, hasta ajustar estos ámbitos al que tiene una mayor estructura urbana y grado de consolidación por la edificación.
En conclusión, el PGOU establece 23 Áreas de Reforma Sistemáticas de Parcelaciones (AR-p-__), que agrupan esas 30 parcelaciones consideradas aptas para integrarse en el sistema urbano de Carmona, tal como proponía, para la mayoría de ellas, las NN.SS en 1983 y, después en su Adaptación Parcial de 2009. Son las siguientes Áreas: AR-p-01 El Soldado, AR-p-02 Virgen de Araceli, AR-p-03 La Giralda, AR-p-04 Entrearroyos/Torrelaguna, AR-p-05 Raso Espejo-Tres Palmeras, AR-p-06 Ventanal Bajo, AR-p-07 Santaella de Fátima/Santa Fe, AR-p-08 Los Frutales, AR-p-09 San Bernardo/Cerros del Alcor, AR-p-10 Las Monjas, AR-p-11 Los Nietos/Las Nietas, AR-p-12 La Barca, AR-p-13 Arrobones, AR-p-14 Cortijos del Alcor, AR-p-15 PI Torrepalma, AR-p-16 Torrecilla/Naranjos/Naranjillas, AR-p-17 Las Palmas, AR-p-18 Mataluna, AR-p-19 Socorro, AR-p-20 La Baronesa, AR-p-21 PI El Corzo/El Caudal, AR-p-22 Cañada Baja y AR-p-23 Pradollano.
A estas se une otro pequeño asentamiento urbanístico, los Pinos de la Algabarra, con 23 parcelas, similar a los anteriores en su estructura, pero sólo con un 52’17% de consolidación, por lo que el PGOU lo clasifica urbanizable sectorizado y ordenado con el sector SUO-09.
Además, hay otra parcelación, Santa Marina, no consolidada por la edificación, pero que ya fue clasificada urbanizable por la NN.SS en 1983, que recientemente ha sido objeto un planeamiento de desarrollo con ordenación pormenorizada, por lo que el PGOU mantiene dicha clasificación y le asigna el sector SOU-06.
Por último, el Inventario describe 2 pequeños asentamientos urbanísticos que el PGOU no considera aptos para integrarse en su sistema de núcleos, son los denominados Santa Marina–Escarpe y El Soldado–Escarpe. Ello es porque están situados en el suelo no urbanizable de especial protección del Escarpe que ya definían las NN.SS. en 1983, y también en el SNU de Especial Protección que ahora establece el planeamiento territorial (POTAUS) y por el planeamiento municipal. No obstante, el PGOU remite al futuro Plan Especial Alcores–Escarpe la determinación precisa de cuales de las edificaciones que componen estos asentamientos urbanísticos son realmente incompatibles con las protecciones específicas territoriales y municipales antes referidas, con objeto de que aquellas edificaciones en las que no concurran tales incompatibilidades, en su caso, puedan acogerse al régimen de fuera de ordenación.
Por últimos, el Inventario detectó una relación de agrupaciones de edificación en suelo no urbanizable (ver apartado 2.5 del Diagnóstico) que no alcanzan la consideración de asentamientos urbanísticos y, en consecuencia, permanecerán en suelo no urbanizable, con independencia de que sobre ellos se puedan aplicar o no el régimen de asimilado al fuera de ordenación regulado por el Decreto 2/2012.
Respecto a los 5 Asentamientos Urbanísticos no residenciales existentes en Suelo No Urbanizable, donde existen usos industriales y terciarios, que también han sido analizados por el Inventario de Asentamientos, el PGOU considera que deben ser integrados en su sistema urbano, dado que todos ellos tienen un grado alto de consolidación y su proximidad justifica su evidente capacidad para integrarse en las tramas urbanas de Carmona y Guadajoz. Por tanto el PGOU propone para estos asentamientos sendas Áreas de Reforma en Suelo no Consolidado. Son los siguientes, ya referidos en el Apartado 4.1 de esta Memoria: AR-c-26 Mesa del Rey, AR-c-27Ampliación Industrial Brenes, AR-c-28 Industrial Alcores, AR-c-29 Túmulo Alcantarilla, AR-g-01 Guadajoz y AR-g-02 Industrial Guadajoz…»
En su día la Adaptación del planeamiento municipal en Andalucía, parecía inocente, pero ha ido destapando asentamiento urbanísticos descontrolados, que en muchos casos hacen ver una gobernanza sobre el territorio escasa o nula. Qué hicieron los ayuntamientos obviando situaciones irregulares durante tanto tiempo, consentir. Pero la nueva realidad, en términos municipales como Carmona, de gran tamaño, han generado situaciones muy desagradables, legalizaciones costosas de obras de urbanización en el mejor de los casos, o en el peor, situaciones pro-demolición.
La ciudadanía y la gobernanza, cada uno tiene sus propias responsabilidades en el asunto.
Cada mercado es local.
Cada municipio tiene su singularidad.
Cada municipio se retrata en su parque residencial.
Seguiremos analizando en próximas entregas los 350 municipios mayores de España.