Estos gráficos representan el Parque Residencial del municipio de MERIDA, Badajoz
Son los Bienes Inmuebles matriculados en el Catastro, clasificados por año de inscripción y por tamaño.
Cada barra horizontal representa una década, siendo la más reciente la inferior (2010′), y la más antigua la superior (1940-1949).
Cada color es un tamaño, del más cálido (<60 m2) al más frío (>180 m2).
La barra inferior (DELVI) representa el cálculo hecho desde Otropunto para la obtención de la Demanda Latente de Vivienda (la demanda latente: la configuran personas que no tienen vivienda y que por su perfil sociológico (edad) y socioeconómico (no están en desempleo) son potenciales compradores). Es una estimación del número máximo de viviendas que constituyen la demanda encubierta de una zona y que se basa en las personas con el perfil de los actuales compradores pero que todavía no han constituido un hogar.
Son datos fríos, sin cocinar.
Información para la toma de decisiones.
Información para el conocimiento.
Mérida es un municipio de 856,6 km2 y una ciudad de la provincia de Badajoz, capital de la comunidad autónoma de Extremadura y sede de sus instituciones de gobierno. Asimismo es la capital de la comarca de Tierra de Mérida-Vegas Bajas, situada en el norte de la provincia de Badajoz. Es sede de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz y del Partido judicial de Mérida.
Se encuentra geográficamente en una posición muy céntrica de la región. Además se ubica cerca de la frontera con Portugal, constituyendo la intersección de dos ejes viarios importantes, Sevilla‐Gijón y Lisboa‐Madrid. La ciudad se encuentra en el valle del Guadiana, y es atravesada por él y por el río Albarregas, y participa de las Sierras de San Pedro y Cornalvo. Se localiza por tanto en un lugar donde convergen paisajes muy diferentes y a la vez propios de la geografía extremeña.
La ciudad de Mérida se ha visto condicionada, desde su fundación, por las características físicas de su enclave, así como por el trazado de las comunicaciones regionales, que confluyen en este punto. La combinación de estos dos factores ha dado lugar a un crecimiento urbano fragmentado, que se ha ido consolidando lentamente.
Mérida fue fundada por Roma en el año 25 a. C. por orden del emperador Octavio Augusto para servir de retiro a los soldados veteranos (eméritos) de las legiones V Alaudae y X Gemina. La ciudad, una de las más importantes de toda Hispania, fue dotada con todas las comodidades de una gran urbe romana y ejerció de capital de la provincia romana de Lusitania.
Los vestigios de la ciudad romana antigua, completos y bien conservados, comprenden un gran puente sobre el río Guadiana, un anfiteatro, un teatro, un amplio circo y un extraordinario sistema de abastecimiento de agua. Este conjunto arqueológico ofrece un excelente ejemplo de lo que fue la capital de una provincia romana en la época imperial.
Tras las invasiones bárbaras, a partir del siglo V d. C., Mérida siguió siendo un importante enclave y llegó ser capital de todo el Reino Visigodo de Hispania en el siglo VI. En el año 713 la ciudad cayó en manos musulmanas, en las que permaneció hasta su reconquista por los cristianos en 1230. En el siglo XIII se produce la reconquista, pero no será hasta que se formalizó el acceso de los Reyes Católicos al trono, cuando la ciudad inicie su propia recuperación política. Muchos habitantes de Mérida contribuyeron a la colonización americana, lo que supuso un aporte importante de riqueza a la ciudad. Más tarde, durante la época de los Austrias y Borbones, Mérida sufre numerosos enfrentamientos bélicos con Portugal. La invasión francesa tuvo graves consecuencias para la ciudad, y supuso una importante pérdida del patrimonio histórico artístico existente. Tras la caída del Antiguo Régimen, Mérida se instaura como municipio constitucional en la región de Extremadura, adquiriendo un papel importante en la misma.

Mérida s.XIX por Francisco Coello
La transformación de la Mérida moderna comenzó con tres actuaciones de iniciativa exterior a la misma y que produjeron un importante aumento de población. La implantación de las líneas del ferrocarril, la ejecución de la nueva travesía de la carretera nacional Madrid-Lisboa y el comienzo de una cierta actividad industrial situaron a la ciudad dentro del fenómeno más general de las ciudades españolas de la época en las que se produjo un gran cambio en su fisonomía.
Las vías del ferrocarril rodearon la ciudad, se realizó el segundo puente sobre el río Guadiana y se construyó la estación de viajeros en el norte, a las afueras del casco urbano.
Pero la implantación del ferrocarril no se ejecutó persiguiendo una adaptación del sistema ferroviario al desarrollo urbanístico de la ciudad. Con la localización de la estación del ferrocarril a las afueras de la ciudad, se planteó inmediatamente la necesidad de conseguir un acceso adecuado desde el casco urbano central que se encontraba cerrado por edificaciones en sus bordes. La función de centralidad de la plaza de España fue desplazada hacia la plaza de la Puerta de la Villa, proyectando desde ésta el acceso a la estación.

1867 Mérida
La ciudad en el año 1863 realizó los proyectos de mejoras en las conducciones de agua potable, de construcción de las Casas Consistoriales y de un nuevo cementerio. Proyectos redactados por el arquitecto Manuel Villar, que en el año 1875 también realizó el del depósito de aguas de la Puerta de la Villa. La actividad municipal se va a concretar en los años siguientes en la realización de los proyectos de nuevas Escuelas y del Mercado de Abastos Municipal redactados por el arquitecto Ventura Vaca. Las actuaciones para la ampliación de la ciudad localizaron las zonas industriales a lo largo de las calles Almendralejo y Marquesa de Pinares, realizándose las edificaciones residenciales principalmente en las calles Calvario, Cervantes y Cardero, Rambla de Santa Eulalia, inicio de la calle José Ramón Mélida, calles Parejos y Hernán Cortés, calle Ciñuelas y a lo largo de la calle Oviedo.
A partir del año 1889 comenzó la implantación del servicio de agua a domicilio. Para conocer la red de saneamiento romana se realizaron investigaciones y mejoras en la misma a partir del año 1887 junto a la ejecución de los empedrados de las calles. En el año 1864 se cambió el aceite por el petróleo en el servicio de alumbrado público. Los estudios que se realizaron en el año 1887 para implantar el gas en la ciudad no tuvieron el éxito esperado. En el año 1890 se cambió el alumbrado de petróleo por el suministro de energía eléctrica.
Con objeto de mejorar los accesos a la estación del ferrocarril desde el casco central se realizó en el año 1883 la prolongación de la calle Moreno de Vargas hasta la calle Almendralejo y en el año 1885 se inició la apertura del actual callejón de Cervantes para unir la calle Cervantes con la Rambla. Otras actuaciones de reforma interior que se realizaron en estos años fueron: una nueva plaza pública en los terrenos del cementerio de Santa María o de la Santísima Trinidad, la plaza central de la Rambla de Santa Eulalia y la remodelación de la plaza de Santa Clara.

Mérida 1878
Con el comienzo del nuevo siglo los proyectos que se llevaron a cabo fueron la instalación del batallón de Artillería y las mejoras en la red de abastecimiento de agua potable. Para la instalación del batallón de Artillería en el año 1917, el Ayuntamiento realizó la oferta al Estado de su compromiso de ejecución de las instalaciones necesarias para su implantación provisional, a la vez que la cesión de parte de los terrenos necesarios para su instalación definitiva, que eran de su propiedad.
Con el aumento de población, los problemas en el suministro de agua potable fueron cada día mayores, por lo que en el año 1921 se iniciaron las actuaciones para la mejora del servicio. Con la mayor urgencia se realizó una captación de agua en el río Guadiana, instalándose un motor de impulsión y una tubería de suministro hasta el depósito de la Puerta de la Villa. Paralelamente a esta gestión urgente, se encargó al ingeniero Casimiro Juanes Clemente la redacción de un proyecto de abastecimiento y saneamiento de la ciudad. Los análisis del agua del río Guadiana confirmaron su no adecuación para el consumo humano por lo que la nueva instalación de bombeo de agua no potable convivió con la instalación romana existente, pensando siempre en su uso exclusivo para limpieza y baldeo de calles. Paralelamente a estas actuaciones se inició la petición al Estado de la autorización de suministro de agua a la ciudad desde el embalse romano de Cornalvo. La utilización de la red de cloacas romanas fue cada vez más dificultosa por lo que se incluyó una nueva red de saneamiento dentro del proyecto que se estaba realizando.
Siguiendo la dinámica utilizada hasta ahora para la ampliación de la ciudad, sin disponer de un planeamiento general previo, en el año 1923 se redactó un nuevo Plano de alineaciones para la ampliación por el sur del casco junto a la iglesia de San Andrés.
A partir del año 1926 se realizaron un gran número de proyectos urbanos del máximo interés. Para conseguir los medios económicos necesarios se solicitó del entonces recientemente fundado Banco de Crédito Local, un préstamo para pagar las deudas todavía existentes por la implantación del cuartel de Artillería, para la ejecución del Proyecto de Abastecimiento y Saneamiento y para la redacción del Proyecto de nuevas Alineaciones y Ensanche. Se aprobó un plan de obras en ese mismo año, al que se le sumaron a los anteriores proyectos, los de un gran parque en la zona sur, pavimentaciones de calles, dos grupos escolares, el cuartel de la Guardia Civil, lavaderos públicos y la construcción de casas baratas. También el Ayuntamiento cedió al Estado el antiguo convento de Jesús para la ejecución de una hospedería de turismo.
El primer proyecto de ordenación urbanística que con un carácter global se realizó en la ciudad fue el Proyecto de Alineaciones, Rasantes y de Ensanche de los arquitectos Antonio Gómez Millán y Leopoldo Carrera que se aprobó en el año 1927. También se incluía la ampliación de la ciudad por el sur. El objetivo principal que se propuso por los redactores del documento se concretaba en la mejora de lo que hoy llamaríamos tráfico urbano y que entonces lo llamaron vialidad. El proyecto de ensanche sur se iniciaba en el borde del casco existente hasta el límite de la vía del ferrocarril por el este y el sur y el río Guadiana por el oeste.
La incidencia de las nuevas alineaciones marcadas por este proyecto va a durar hasta el año 1987, con la primera revisión que se realizó de estas determinaciones dentro del Plan General de Ordenación de ese año y su aplicación en todos esos años ha sido la causa de la extraña fisonomía actual de muchas de las calles de Mérida, que han perdido su aspecto de uniformidad y de continuidad. Los terrenos del gran parque fueron adquiridos por el Ayuntamiento y aunque no han servido para parque público, si lo han sido para la ejecución de actuaciones públicas como el depósito regulador de agua de la ciudad, el colegio, la guardería, las viviendas, el campo de fútbol y el antiguo cuartel de la guardia civil, donde hoy se pretende construir el nuevo Museo Visigodo. La escasa actividad de la ciudad en los años siguientes no va a necesitar de nuevos documentos urbanísticos. En el año 1943 el Ayuntamiento promovió un nuevo proyecto de Trazado, Abastecimiento y Saneamiento del Ensanche redactado por los ingenieros de caminos Raúl Celestino Gómez e Ignacio Colsa Ceballos. En este proyecto se incluyeron condiciones para la ejecución de la pavimentación, abastecimiento de agua y saneamiento junto con el trazado de un nuevo ensanche, también por el sur del casco urbano. Desechando el salto de la ciudad a la otra margen del río Guadiana por el mayor costo del encauzamiento del río y a la también necesaria ejecución de varios puentes, imposibles de ejecutar por las previsibles escasas posibilidades económicas municipales. La estructura viaria propuesta pretendió como principales objetivos: la fácil comunicación entre el nuevo ensanche y la ciudad y el mantenimiento de la nueva variante de la carretera nacional, que en una posición centrada en la actuación articulaba todo el nuevo desarrollo. La nueva variante de la carretera de Madrid mantuvo su enlace por el este, modificando el enlace con la ciudad por el oeste para entrar en ella por la calle Oviedo en vez de por la vía de borde del río Guadiana. Las manzanas previstas en el nuevo ensanche fueron más reducidas que en las del ensanche del año 1927, con dimensiones de 120 x 100 metros, permitiéndose dos plantas de altura como máximo. Hay que destacar la drástica reducción del parque previsto anteriormente, que pasó de las quince hectáreas a dos y la supresión de la zona deportiva. El inicio de la ejecución de este proyecto va a poner al descubierto los grandes valores del subsuelo emeritense: en la construcción del Cuartel de la Guardia Civil aparecieron un mosaico y parte de un acueducto y en las construcciones junto al depósito de agua se descubrió una muralla romana. Estos importantes descubrimientos hicieron pensar por fin en la magnitud del yacimiento emeritense y en la necesidad de realizar un estudio científico adecuado. Por todo ello en el año 1947 la Dirección General de Bellas Artes propuso la suspensión de la ejecución del proyecto de ensanche aprobado por el Ayuntamiento y que se presentase ante el Ministerio cualquier otro estudio de urbanización que se pretendiese ejecutar.

Restos documentados arqueológicos MERIDA
Anteriormente, en el año 1945, se habían aprobado por el Ayuntamiento unas Ordenanzas de la Edificación con el objeto de impulsar de forma ordenada la actividad urbanística. Se establecieron dos plantas de altura como máximas para todas las edificaciones y las ocupaciones de los terrenos no podrían superar el ochenta por ciento de las parcelas edificables. Con estas condiciones se construyeron viviendas para funcionarios en la zona de la República Argentina y otras en la avenida del Guadiana para los empleados del matadero.
Se localizaron algunas industrias de transformación como Corchera Extremeña, Cepansa e Hilaturas y se amplió el Matadero Regional entre otras muchas nuevas instalaciones industriales y de servicios, aumentando la actividad económica de la ciudad y en consecuencia su población. Esta nueva situación hizo que se realizasen algunos Proyectos de Ordenación y Reforma Urbana que el Ayuntamiento encargó al arquitecto municipal Rafael Díaz Sarasola. Se mantuvieron las propuestas del ensanche de 1943 prolongando la nueva variante de la carretera nacional de Madrid-Lisboa hasta la margen izquierda del río Guadiana con la construcción de un nuevo puente sobre el río. El ensanche se reorganizó estableciendo una zona de ciudad jardín en la ribera del río Guadiana, manteniendo la zona residencial en la parte central y una zona de uso industrial en la parte cercana a la vía del ferrocarril de Madrid. Se proyectó la supresión del barrio de las Tenerías en la margen del río y otra zona con uso de ciudad jardín en la margen izquierda del río Guadiana a la salida del puente romano. El primitivo ensanche se amplió en la zona sur para permitir la construcción de una estación pecuaria y matadero municipal. Por último se propuso la urbanización de la zona del río Albarregas canalizándolo y programando su uso industrial.
A principios de los años 50′ se dieron una serie de circunstancias que posibilitaron el planteamiento de uno de los proyectos de mayor incidencia urbana como fue el inicio del salto de la ciudad a la margen izquierda del río Guadiana. Por un lado, el cada vez mayor interés por el patrimonio cultural y por otro, el inicio de los programas de potenciación económica del Plan Badajoz, hicieron posible el inicio de las actuaciones para la redacción del primer Plan General de Ordenación Urbana-1954 de la ciudad que se aprobó en el año 1954. El documento superó el interés local al conseguir que la Jefatura de Urbanismo del Ministerio de la Gobernación y la Comisaría del Patrimonio Artístico Nacional de la Dirección General de Bellas Artes lo incorporasen a la programación de sus trabajos.
Los trabajos se realizaron desde Madrid, con una incidencia local mínima. Realizados los primeros estudios se propusieron dos alternativas para el modelo de desarrollo urbano, la primera planteaba el salto de la ciudad a la margen izquierda del río Guadiana y la segunda buscaba una solución de ampliación del casco urbano existente por el norte y el este. De estas dos soluciones se tomó la primera como la más adecuada, bloqueando la ciudad existente en sus límites, permitiendo de esa forma establecer un plan de excavaciones que diera a conocer el valor del subsuelo emeritense de forma ordenada y por los organismos competentes de la Dirección General de Bellas Artes.
La zonificación de usos planteada establecía la zona comercial en el centro del casco urbano y todo el sur de la zona ya edificada como zona arqueológica. Las zonas industriales o de tolerancia industrial se localizaron a ambas márgenes del río Albarregas y al norte de la nueva ciudad en la margen izquierda del río Guadiana. La zona norte del hipódromo romano se propuso como ciudad jardín y todas las márgenes de los ríos Guadiana y Albarregas como zonas verdes. Mientras se ponían en marcha todas las determinaciones del nuevo Plan General, se dispuso como una primera fase de actuación la construcción de dos áreas residenciales, una en la zona sur de la nueva variante de la carretera de Madrid junto al río Guadiana y la otra junto al hipódromo romano con edificaciones de tipo rural que respondían a las previsibles necesidades del Plan Badajoz.
De todas las determinaciones de este Plan General se ejecutaron solo las variantes de las carreteras de Madrid y de Cáceres, incluyendo los nuevos puentes proyectados. El bloqueo de la edificación dentro del casco urbano no solo no se realizó, sino que en los años siguientes se produjo una gran intensificación en su consolidación con nuevas edificaciones en altura. Las medidas para la protección del patrimonio cultural no se pusieron en marcha, produciéndose un deterioro importante en el ambiente urbano existente hasta entonces. En el año 1959 se aprobaron unas Ordenanzas de Alturas de la Edificaciones que potenciaron el deterioro de la situación ambiental del casco urbano, permitiendo un gran aumento de la edificabilidad existente hasta entonces, con la permisibidad de la construcción de nuevas edificaciones en altura con fondos y ocupaciones de las parcelas muy importantes. El deterioro de la vida urbana se vio aumentado por la falta de nuevas dotaciones públicas y por la existencia de un sistema viario inadecuado a la intensidad de tráfico generado.
El primer salto de la ciudad a la margen izquierda del río Guadiana se realizó de forma desordenada, con autoconstrucción y sin ninguna ordenación previa en la zona que se denominó el barrio del bizcocho y hoy San Antonio. En estos años la actividad edificatoria principal de la ciudad se concretó dentro de los límites del propio casco urbano, limitando así las propuestas de los ensanches previstos por el sur de los años 1927 y 1943. La acción del salto a la otra margen del río programada por el Estado e incluida en el Plan General de Ordenación de 1954 fue llevada a cabo por el Instituto Nacional de la Vivienda a través del Plan Parcial Nueva Ciudad. Este Plan se realizó por la administración estatal expropiando los terrenos y urbanizándolos en su totalidad. La superficie incluida fue de 50 Has., situadas en la margen izquierda del río Guadiana, junto a la zona de San Antonio y a ambas márgenes de la nueva variante de la carretera de Madrid a Lisboa. El número de viviendas previsto fue de 3.301, con una densidad media de 66 viv/Has. En la actuación se incluyeron zonas residenciales de diferentes tipologías con zonas para dotaciones públicas con intensidades adecuadas.
La solución definitiva de esta actuación se incorporó al siguiente Plan General del año 1971 que entonces se encontraba en redacción. La reticencia local a la ejecución de este Plan Parcial de Nueva Ciudad hizo que hasta el año 1978 no se ejecutasen por el Estado las primeras viviendas, aunque la urbanización de todo el sector llevaba ya varios años terminada. Posteriormente, la actuación servirá de base para la localización de muchas de las dotaciones públicas que se realizaron a nivel ciudad como: la Residencia de la tercera edad, la Estación de Autobuses, la Residencia Sanitaria y algunas dotaciones deportivas. Junto a esta actuación se habían ejecutado en años anteriores otras realizaciones como la Unidad Vecinal de Absorción de la Paz o las viviendas protegidas y subvencionadas en diferentes lugares de la periferia del casco central.

PGOU 1954 – Mérida
En el año 1964 se iniciaron los primeros trabajos para la redacción de otro nuevo Plan General de Ordenación. La situación urbanística de la ciudad se podía resumir en un Plan General de Ordenación no asumido por la población y una serie de Ordenanzas de la Edificación sectoriales en vigor, pero con muy poco cumplimiento de estos documentos urbanísticos. El Ayuntamiento tuvo más protagonismo en la redacción de este nuevo Plan General-1971. La propuesta para el nuevo modelo de desarrollo de la ciudad se realizó con una menor rigidez que en el anterior Plan. Manteniendo el desarrollo principal de la ciudad en la margen izquierda del río Guadiana pero permitiendo algunos desarrollos de cierta importancia en la periferia del casco central. Dentro de este modelo se incluyó como zona de uso industrial los terrenos de propiedad municipal en la margen izquierda, al norte de la línea del ferrocarril de Sevilla.
El Plan se adaptaba a las determinaciones de la Ley del Suelo de 1956 calificando como suelo urbano todo el casco, como reserva urbana una franja contigua al anterior con mayor o menor amplitud y como suelo rústico el resto del término municipal. En el suelo de reserva urbana se incluyeron los suelos semiedificados en ese momento, permitiendo usos predominantemente residenciales y recogiendo también los usos ya existentes en la zona como las instalaciones industriales y los polígonos de viviendas de promoción pública. Dentro del suelo rústico se incluyeron las zonas de los embalses de Proserpina y de Cornalvo, pero como áreas de desarrollo turístico. La falta de sincronía entre la gestión de la ciudad nueva y la ciudad antigua hicieron imposible un nivel razonable de fluidez en la vida urbanística de la ciudad. La falta de colaboración municipal con la Dirección General de Bellas Artes obligó a ésta a la redacción de unas normas para la ejecución de las edificaciones en las zonas de la ciudad que estaban afectadas por monumentos o por sus áreas de influencia. Se establecieron 4 zonas en el casco urbano según su importancia cultural: zona histórico-artística propiamente dicha, zona de respeto, zona de ordenación especial y zona verde. Se puso en marcha una delegación local de excavaciones, obligando a que todas las obras que se hiciesen en la ciudad tuvieran la aprobación previa de la Dirección General de Bellas Artes antes de que el Ayuntamiento les concediese la licencia. La Dirección General de Bellas Artes declaró la población como Conjunto Histórico-Arqueológico y de esta forma poder realizar con mayor precisión el control de las edificaciones en la ciudad.
Como muchas otras zonas de la población las márgenes del embalse de Proserpina también fueron invadidas por las edificaciones de forma incontrolada. Para ordenar esta zona se aprobaron por el Ayuntamiento, a propuesta de los propietarios de los terrenos, dos Planes Parciales: el Plan Parcial del Cuarto de la Albuera y el Plan Parcial de Punta del Águila. Estos Planes Parciales organizaron las zonas de las orillas del embalse y complementaron el desarrollo residencial ya iniciado sin ningún tipo de control. También en la margen izquierda del río Guadiana aguas arriba de la ciudad se realizó, por iniciativa privada, otra actuación residencial llamada Miralrío.
Siguiendo el proyecto de ampliación de la ciudad en la margen izquierda del río Guadiana se realizó el Plan Parcial del Polígono Industrial El Prado. Su ejecución se llevo a cabo por el Instituto Nacional de Urbanización en el año 1977, sobre terrenos cedidos por el Ayuntamiento con una superficie de 127 Has.
En el año 1975 el Ayuntamiento consideró la imposibilidad de llevar a cabo las determinaciones del Plan General aprobado, fundamentalmente en lo referente al suelo de reserva urbana, por la multitud de propietarios incluidos en la zona y el escaso interés de estos en formar juntas de compensación que hicieran posible la ejecución del planeamiento. Por ello el Ayuntamiento se planteó dos soluciones: la primera, consistente en la revisión del planeamiento general aprobado y la segunda, en la redacción de Planes Parciales que abarcasen con mayor o menor profundidad la semicorona circular que rodeaba el núcleo urbano principal y que se encontraba edificada en parte. Se decidió realizar la segunda de las soluciones planteadas, por lo que esta actuación se realizó sobre una superficie que triplicaba la del casco consolidado, suponiendo por tanto una actuación de gran envergadura. El encargo de estos Planes Parciales se realizó como consecuencia de un concurso público a los arquitectos Fernando de Terán Troyano y J. M. Alonso Velasco. Los arquitectos redactores indicaron dentro de la memoria explicativa de los 3 documentos cómo la ampliación de la ciudad se había seguido realizando de forma descontrolada, sin sujeción a ninguna normativa, apoyándose en las carreteras de acceso y por tanto formando un conjunto desorganizado con importantes problemas de coherencia funcional y de muy baja calidad ambiental. También el equipo redactor se explicaba la situación urbanística encontrada en base a las siguientes causas posibles: la falta de realización de las infraestructuras necesarias para la expansión programada en la margen izquierda, la falta de redacción de Planes Parciales que desarrollasen las determinaciones del Plan General en las zonas periféricas, el retraso en la ejecución de los polígonos del Instituto Nacional de Urbanización y el precio del suelo que expulsó del centro de la ciudad a las clases menos favorecidas.
Se realizaron 3 Planes Parciales adaptados a las determinaciones de la Ley del Suelo del año 1975. El Plan Parcial de Ordenación número 2 abarcó la zona sur, entre la carretera de Madrid, la vía del ferrocarril de Ciudad Real y el río Guadiana. Actuaba sobre una superficie de 88,5 Has., proponiendo 4.630 viviendas con una densidad de 52 viv/Has. La estructura viaria se basaba en la carretera de Don Álvaro y en una nueva vía centrada en la actuación, paralela a la carretera nacional. Las zonas residenciales se localizaban en el centro de la actuación, junto a las dotaciones y zonas verdes previstas. Se mantenían las zonas industriales existentes junto al río Guadiana y la carretera nacional. El Plan Parcial de Ordenación número 3 organizaba todo el desarrollo previsto por el norte del casco urbano, actuaba sobre una superficie de 246 Has., con un número de viviendas de 10.591. Al abarcar todo el desarrollo de la zona norte definido en el Plan General de Ordenación, menos el gran parque deportivo, y situarse transversalmente los acueductos de los Milagros y San Lázaro, el Plan Parcial no tenía una estructura viaria unitaria, solo la vía de borde norte prevista enlazaba las diferentes áreas proyectadas. Sin embargo el sistema de zonas verdes y espacios públicos propuesto se estructuraba unitariamente siguiendo las márgenes del río Albarregas y los acueductos. La solución de los problemas de accesibilidad del casco urbano que venían arrastrándose desde siempre en la ciudad, tuvieron aquí nuevos planteamientos. Se propusieron nuevas soluciones para los accesos a la ciudad desde la carretera de Cáceres con la construcción de un nuevo puente sobre el río Guadiana, al norte de los existentes, que enlazaba con los nuevos desarrollos de la margen izquierda y en los accesos de la carretera de Madrid, suprimía la ocupación del Hipódromo Romano por la carretera, enlazando directamente con el casco urbano por un paso a distinto nivel del ferrocarril. En este Sector 3 se encontraban la Unidad Vecinal de Absorción de la Paz y las instalaciones industriales de la Corchera Extremeña, incluyéndose dentro de las determinaciones del documento. El Plan Parcial número 4 tenía una forma triangular y se situaba al este del casco urbano, en la zona del Hipódromo Romano. Entre el acceso de la carretera de Madrid, la vía del ferrocarril de Ciudad Real y la vía de borde continuación de la prevista en el Plan Parcial número dos. Abarcaba 65 Has con 2.844 viviendas y una densidad de 43 viv/Has. La actuación se estructuraba por medio de una vía central, continuación de la del Plan Parcial número dos, con manzanas a ambos lados con usos residenciales, industriales y de zonas verdes. En este sector se encontraba la actuación de viviendas de promoción pública correspondientes a la Obra Plano de la delimitación de zonas de protección de la D. G. de Bellas Artes del año 1963 Sindical del Hogar, que también se mantuvo.
En el año 1982 comenzaron los primeros estudios para la redacción de un nuevo Plan General de Ordenación. Mientras se redactaba el documento definitivo del Plan General y como medida precautoria en la actividad edificatoria se aprobó un Proyecto de Delimitación de Suelo Urbano. Este documento se encargó al equipo Blein-Sánchez de León que estaba redactando el nuevo Plan General. Se realizó una delimitación del suelo realmente consolidado por la edificación, incluyendo también algunas zonas no consolidadas que podían ejecutarse por medio de unidades de actuación y que incluían algunas nuevas dotaciones públicas. La nueva delimitación recogía para el casco urbano medidas que limitaban la intensificación en la colmatación edificatoria de los solares. Determinaciones consistentes en la disminución de las alturas de las edificaciones y de los fondos edificables permitidos hasta ese momento.
El documento del Plan General de Ordenación Urbana no se aprobó hasta el año 1987, tuvo como característica más específica la no inclusión de suelo urbanizable programado, utilizando sólo la calificación de suelo urbano, suelo urbanizable no programado y suelo no urbanizable. En consecuencia no se utilizaría el sistema del aprovechamiento medio, sistema fundamental utilizado por la Ley del Suelo para el reparto de las cargas y beneficios derivados del planeamiento. El objetivo principal del documento que señalaba el equipo redactor incluía la participación de la población en la redacción del Plan. Como prueba de todo ello, la aprobación del documento se realizó por unanimidad de todos los grupos políticos con representación en el Ayuntamiento. El suelo urbano recogía las superficies edificadas con un criterio muy estricto en relación a su consolidación por la edificación. Incluyendo también las zonas ya urbanizadas de los Polígonos de El Prado y de Nueva Ciudad, así como las zonas edificadas a la orilla del embalse de Proserpina. Se mantuvieron como suelo urbano algunas manzanas o supermanzanas de los anteriores Planes Parciales de iniciativa municipal como unidades de actuación y otras zonas de suelo para la ampliación de las barriadas autoconstruidas. Ante la falta de equipamientos públicos, principalmente en la periferia, el Plan proponía reequilibrar la ciudad situando concentradamente los nuevos equipamientos, con tamaño y emplazamiento apropiados para dar servicio a un conjunto de barrios y así disponer de servicios, que pudieran defenderse mejor con una gestión más racional.

Plan General de Ordenación Urbana 1987 – MERIDA
En ambas márgenes del río Albarregas se disponían espacios verdes con dos fines: disponer de zonas verdes y recuperar la zona de su extraordinario deterioro ambiental. Los suelos urbanizables no programados se localizaron junto a los suelos urbanos con una capacidad suficiente para la construcción de 15.800 viviendas y una superficie total de 451 Has. En el suelo no urbanizable se introdujeron nuevas normativas para la defensa de las zonas de interés paisajístico o para las zonas de aprovechamientos agrícolas. Incluyéndose también en este suelo la actuación ilegal del Vivero con un procedimiento especial para su legalización.
La inclusión de un Catálogo de Edificaciones permitió establecer por primera vez en la ciudad algunas medidas concretas de protección y conservación de las edificaciones. Se establecieron 3 grados de protección según el interés de las edificaciones y las medidas de actuación propuestas: edificios de conservación integral, zonas de interés arquitectónico o de ambiente local de conservación ambiental y edificios de cierto carácter o con detalles de interés que aconsejaban su protección parcial. También en este campo de actuación se establecieron por primera vez una serie de condiciones estéticas de aplicación general para la ciudad.
La existencia de un Ayuntamiento democrático permitió la elaboración de este planeamiento urbanístico por iniciativa puramente municipal, a costa de sus fondos y con el fin de tomar medidas importantes sobre la política urbanística de la ciudad. Ante la doble problemática planteada de un casco urbano central en proceso de saturación máxima y una periferia construida a espaldas de cualquier planeamiento, se redactó previamente un Proyecto de Delimitación de Suelo Urbano que limitaba los aprovechamientos urbanísticos del casco y legalizaba la situación existente en la periferia. El Ayuntamiento con el apoyo de los vecinos, ejecutó la pavimentación de las calles. Con estas obras la ciudad cambió de aspecto rápidamente disponiendo de los servicios urbanos de los que hasta ahora carecía. La aprobación del Plan General se retrasó hasta el año 1987 ya que el Proyecto de Delimitación de Suelo Urbano fue resolviendo con cierta agilidad los problemas urbanísticos que se planteaban en la ciudad. Desde el comienzo de los estudios para su redacción hasta su aprobación, las características de la ciudad habían variado considerablemente con la declaración de la misma como capital de la región extremeña. El documento no recogía medidas para la localización de la capitalidad regional, ni tampoco medidas para la definición de la estructura viaria general o determinaciones necesarias para la defensa y potenciación del patrimonio cultural existente.
Se planteó con cierta unanimidad la necesidad de que se procediese a su revisión y a incorporar a esta revisión las determinaciones imprescindibles para intervenir en la defensa del importante patrimonio cultural de la ciudad. Por medio de un concurso público se encargó su redacción a un equipo de arquitectos de Sevilla: Urbanismo y Arquitectura López-Bermúdez. El objetivo principal del documento propuesto por el equipo redactor fue el de conseguir definir un proyecto global de ciudad, rompiendo la tendencia inercial existente hasta ese momento, aprovechando íntegramente el factor de capitalidad y la asunción por parte de Mérida, de un protagonismo mayor en el desarrollo de la región.
El Plan establecía como su objetivo principal el aumento y adecuación de los espacios libres y el establecimiento de las reservas de suelo necesarias para los grandes equipamientos a nivel ciudad. Dentro de las propuestas concretas del Plan se incluían también las necesarias para resolver los problemas del transporte urbano, del tráfico rodado y peatonal y de aparcamiento. Para hacer más fluido el tráfico urbano se configuraba una ronda que bordeaba el centro histórico salvo en su lado oeste, posibilitando la distribución de tráficos de acceso al centro. Se proponía la restricción del tráfico rodado en el centro a los no residentes, imposibilitando los itinerarios rodados entre diferentes subsectores del centro histórico. Localizándose dos grandes aparcamientos en las zonas de Cabo Verde y Atarazanas para apoyo al centro. Se definían itinerarios peatonales turísticos conectando entre sí los elementos históricos de interés, facilitando la visita de la ciudad sin generar otros tráficos rodados. En el proceso reequilibrador de la ciudad entre el centro y la periferia se organizaban propuestas de reestructuración urbana para acelerar este proceso en las barriadas de San Juan, Tierno Galván, San Agustín y San Antonio.
Las características especiales de Mérida en relación con sus valores históricos fueron señalados por el equipo redactor desde sus primeras consideraciones. Se incluía conjuntamente con el documento de revisión del Plan General un Plan Especial de Ordenación y Protección del Conjunto Histórico-Arqueológico que introducía medidas para la protección y puesta en valor del Patrimonio Histórico de la ciudad. Por primera vez se incluyeron en el planeamiento urbanístico determinaciones para la ordenación y protección de los valores históricos. Se redactaron dos Catálogos de Bienes, uno correspondiente al Patrimonio Arquitectónico y otro al Arqueológico, así como se estableció una protección arqueológica general para todo el término municipal. Las condiciones de las nuevas Ordenanzas de la Edificación de aplicación en el casco urbano tuvieron una nueva orientación, incorporando coeficientes de aprovechamiento determinados según la subzona de que se tratase y proporcional a la superficie del solar edificable. La edificación total permitida según el coeficiente señalado, podría localizarse dentro del solar con entera libertad, con el único límite de que una pequeña parte de la edificabilidad siguiera la alineación de la calle.

Plano de Gestión del Plan General de Ordenación Urbana-2000, MERIDA
En los últimos esquemas que se han incluido sobre los cambios producidos en la ciudad podemos destacar como se inicia el desarrollo de la ciudad a partir del año 1850, manteniéndose esta dinámica hasta nuestros días. Las transformaciones emprendidas en la ciudad fueron mucho más profundas e intensas, ocupándose por nuevas edificaciones la margen izquierda del río Guadiana, como se había programado en el año 1954, a la vez que se ocuparon las áreas periféricas del casco urbano consolidado tal y como se proyectaba en el año 1971. La ciudad del año 2000 es un ejemplo de lo que se ha venido en llamar “ciudad dispersa”, con una extensión de 869,4 Ha.
En el año 1983, Mérida se convierte en capital de la Comunidad Autónoma de Extremadura. Este hecho conllevó un importante cambio, tanto en términos de infraestructuras como de identidad propia. Otro hecho destacable fue el aumento cualitativo de la actividad universitaria de la ciudad.
El municipio se estructura en torno al centro histórico. Éste se localiza entre los dos ríos que atraviesan la ciudad, el Guadiana y el Albarregas, y su trazado urbano responde a las características propias de los desarrollos medievales. En él se encuentra la mayor parte del patrimonio histórico edificado, así como gran parte de los actuales edificios administrativos. Este centro neurálgico queda circundado por un primer viario estructurante, denominado anillo interior, cuya función es dar acceso al casco histórico, y los centros de actividad. Este anillo discurre por la Avda. Reina Sofía, la remodelación de la zona de estación del ferrocarril, margen derecha del Guadiana, Puente Lusitania y avenida de la Libertad y Paseo de los Rosales. Existe un segundo anillo concéntrico, que envuelve la ciudad por el sur, este y norte realizando funciones de ronda. Recoge los accesos exteriores de carreteras comarcales y conexiones con la variante de la N‐V, circunvalando las barriadas exteriores y nuevos crecimientos previstos. Discurre, desde la glorieta de la N‐630 en la salida hacia Sevilla, Avda. Princesa Sofía, variante de la Avenida de Cáceres y nueva diagonal entre el puente previsto al norte de los terrenos de Carcesa y vía trasera al hospital, para llegar de nuevo a la glorieta de intersección entre la N‐630 y la antigua carretera N‐V.
Mérida se divide en los siguientes Distritos según la Ley de Grandes Ciudades, estos a su vez se dividen en Barriadas:
Distrito 1: está delimitado por los barrios de la margen izquierda: Nueva Ciudad, San Antonio, Cruzcampo, Miralrío, La Heredad, Prado Viejo, Bellavista y El Prado.
Distrito 2: comprende todo el casco histórico, El Barrio, San Albín y República Argentina.
Distrito 3: situado al este de la capital, comprende los barrios de: San Luis, Santa Catalina, Nuestra Señora de la Antigua, María Auxiliadora, San Lázaro, Santa Isabel y San Juan.
Distrito 4: situado al norte de la ciudad, comprende los barrios de: Los Milagros, Santa Eulalia, Las Abadías, San Bartolomé, Jardín de Mérida, Juan Canet, Proserpina, Montealto, La Corchera, San Agustín, Tierno Galván, Vía de la Plata y La Calzada.
Distrito 5: situado en la zona sur, comprende los barrios de: Los Bodegones, Nuevo Bodegones, Plantonal de Vera, San Andrés, Reina Sofía y Salesianos.
En el documento“Análisis Urbanístico de Barrios Vulnerables 1996. Catálogo de Áreas Vulnerables Españolas”, Ministerio de Fomento‐Instituto Juan de Herrera. Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad Politécnica de Madrid, aparecen los Areas y Barrios Vulnerables de Mérida siguientes:
1.- Barrios de La PAZ, SAN LAZARO y SAN JUAN, se sitúa al nordeste de la ciudad en una ladera que en su origen debió estar separada del núcleo urbano. Actualmente está integrado en la ciudad aunque persiste su carácter marginal. Barrio de La Paz: U.V.A. (Unidad Vecinal de Actuación) creado como medida transitoria en la década de los 60′ para acoger a la población emigrada del campo para trabajar en la industria, ya que Mérida constituía el núcleo industrial de Extremadura. Las viviendas construidas como provisionales se convirtieron en permanentes alojando a la población con menos recursos de la ciudad.
Barrio de San Lázaro: construido en la década de los años 80′ para realojar a vecinos del barrio de la Paz cuyas viviendas se han derruido.
Barrio de San Juan: autoconstrucción con parcelación ilegal de los años 60′ para acoger a población rural emigrada a la ciudad.
2.‐ Barrio de SAN ANDRÉS. Al Sur de la ciudad, bastante alejado de la misma, en la franja limitada por el río Guadiana al Oeste y por la carretera a Don Álvaro al Este. Históricamente se ha tratado de una población con cierta autonomía respecto de Mérida, que ha quedado absorbida tras las sucesivas expansiones de ésta. La calidad de la edificación presenta igualmente carencias desde el punto de vista de la conservación y su mantenimiento. Edificación de autoconstrucción que en su origen fue semiagrícola, con un patio trasero para huerto. En muchas casas el patio trasero se ha cubierto y en algunas se ha elevado en una planta la edificación existente. La estructura del viario es de una calle principal y calles transversales terminadas en fondo de saco. Se alternan las viviendas con talleres y pequeñas naves industriales. La población que lo habita es obrera, trabajadores de la construcción y temporeros.
3.‐ Barrio de SAN AGUSTÍN. El barrio de San Agustín está compuesto por una serie de manzanas de vivienda social y un conjunto de viviendas autoconstruidas. Se trata de un ámbito muy desestructurado desde el punto de vista del espacio urbano. Además, se encuentra aislado del resto de la ciudad, ya que existen numerosos vacíos urbanos circundando el barrio. Los datos estadísticos muestran elevados índices de paro y carencias en los estudios. Además, el estado de la edificación es malo, así como el espacio público.
4.- POLIGONOS. En la margen izquierda del río Guadiana, estructurado a partir de los ejes perpendiculares Avenida de Portugal y Avenida de las Américas. El hecho de encontrarse al otro lado del río ha marcado fuertemente y de manera negativa la idiosincrasia del lugar desde su origen. A pesar de existir varios puentes que conectan el área con el núcleo central de la ciudad, la distancia, tanto subjetiva como objetiva, es grande, lo que aísla al conjunto delimitado del resto de la ciudad. Aunque conformen una unidad, los orígenes y formas de desarrollo difieren entre unos barrios y otros:
‐ El barrio de San Antonio se levanta a base de construcciones en grupo de edificaciones cerradas. Esta zona comprende áreas urbanas procedentes de parcelaciones populares en zonas inicialmente periféricas de la ciudad. El barrio se caracteriza por la ausencia de ordenación previa, las tipologías de vivienda rural y la mezcla de usos característicos. Estas construcciones responden a viviendas autoconstruidas con materiales precarios y con grandes deficiencias y carencias de las condiciones mínimas de habitabilidad hasta hace poco tiempo.
‐ En el polígono Cruzcampo predominan dos tipos de construcciones: por un lado las construcciones de edificación unifamiliar adosada, que comprende áreas urbanas construidas en los últimos años con retranqueos delanteros y traseros a las alineaciones de la parcela. Por otro lado encontramos construcciones de edificación abierta, que se corresponde con las edificaciones realizadas en conjuntos de vivienda pública de tipología colectiva.
‐ En cuanto al polígono Nueva Ciudad, destacan tres tipos de construcciones: primero las de
edificación abierta y unifamiliar adosada. Esta zona comprende áreas urbanas construidas en los últimos años con tipología de vivienda unifamiliar adosada y con retranqueos delanteros y traseros a las alineaciones de la parcela. Segundo, edificaciones tipo abierta y abierta intensiva, realizadas durante las décadas de los sesenta y setenta en tipología de vivienda colectiva en bloque abierto exentos en parcela. Por último, edificaciones en manzana cerrada construidas en los últimos años. Su característica básica es la unidad del proyecto, al menos para cada manzana, lo que posibilita la existencia de espacios colectivos privados (patios de manzana), además de dotar a los conjuntos de una unidad formal que refuerza su impronta urbana.
‐ En Bellavista predominan los siguientes tipos de construcciones: las de edificación abierta y abierta extensiva, se corresponde con edificaciones realizadas en conjuntos de vivienda pública de tipología colectiva en bloque abierto exentos en parcela.
Se percibe como una zona con altos índices de criminalidad y delincuencia, que unidos a la degradación medioambiental que se hace patente en la zona, hacen que éste sea un ámbito poco transitado por la población emeritense que vive en otras zonas de la ciudad. Según los datos de Servicios Sociales, en el ámbito se encuentran los mayores niveles de drogadicción de la ciudad. Se trata, por tanto, de una zona claramente estigmatizada.

Barrios de San Juan/San Lázaro/Santa Isabel – MERIDA 2001
El desarrollo del ámbito delimitado comienza a mediados del siglo XX. Ante la confirmación de la ciudad de Mérida como núcleo industrial predominante, se produce la llegada de población de origen rural. Este hecho, sumado al importante crecimiento demográfico de la ciudad, provoca una demanda mportante de vivienda. Fruto de esta demanda, se producen fundamentalmente dos focos periféricos de expansión de la ciudad: uno al otro lado del Guadiana, el denominado Polígono, y otro en el norte de la ciudad, al otro lado del río Albarregas, conformado por la barriada de San Juan y Santa Isabel. Se trata por tanto de una parcelación periférica de autoconstrucción. La barriada es ocupada por la población más pobre de la ciudad. Tras su levantamiento ilegal durante los años 60′, la Administración se ve obligada a dotarlo de infraestructuras básicas, tal y como ocurrió en El Polígono.
El caso del barrio de San Lázaro difiere del de las barriadas de San Juan y Santa Isabel. Su origen es posterior, concretamente de los años noventa. Se trata de una única promoción de vivienda social, llevada a cabo por parte de la Administración, donde se incluyen numerosas viviendas de realojo. Se trata de la zona más conflictiva de la ciudad.
El área se localiza en el noreste de la ciudad, al otro lado del río Albarregas y las vías ferroviarias, y más allá del acueducto de San Lázaro. Queda atravesado por la Avenida de Cáceres, que estructura el ámbito dividiéndolo en dos partes: al este la barriada de San Juan, y al oeste las de San Lázaro y Santa Isabel. Supone el borde nororiental de la ciudad. Se trata de un conjunto compuesto por tres ámbitos diferenciados.
Por un lado, la barriada de San Juan, estructurada en base a una malla sensiblemente ortogonal, cuya edificación es básicamente autoconstruida y casi exclusivamente residencial. Las viviendas se adosan entre sí conformando manzanas cerradas absolutamente compactas de dos plantas de altura. El espacio público se reduce a un viario mal dimensionado y la escasez de espacios libres es notable. Apenas existe vegetación en las calles. Al otro lado de la Avenida de Cáceres, el barrio de San Lázaro, popularmente conocido como “El Peri”, posee características muy diferentes, tanto desde el punto de vista físico como social. Se trata de una promoción residencial de manzanas cerradas y permeables con patio interior, de entre dos y cinco plantas de altura en total. El espacio público es notablemente pobre, aunque algo más generoso que el de San Juan, sin embargo su estado de conservación es inferior. Existe una plaza de grandes dimensiones, sin apenas vegetación y con escaso mobiliario urbano.
La barriada de Santa Isabel, adyacente a San Lázaro, responde al modo de construcción de la barriadade San Juan. Se trata por tanto de un conjunto de autoconstrucción, donde predomina la viviendaunifamiliar adosada. Se desarrolla sobre una trama irregular que se adapta a la topografía generada por la presencia del río Albarregas.
El barrio de San Juan se percibe como un barrio que padece una situación económica precaria, peroapenas conflictivo. Sin embargo, el caso de San Lázaro es más preocupante. En él se concentra parte de la población más desfavorecida de la ciudad. El consumo y tráfico de droga sigue estando presente en el barrio, la conflictividad y delincuencia son muy elevadas, y convive un gran número de personas en riesgo de exclusión social. Este hecho ha generado desde el origen del barrio una estigmatización fuerte por parte del resto de la población emeritense.
El área delimitada surge tras la necesidad creciente de vivienda demandada por parte de la clase obrera. A partir de los años 40′, la población con menores recursos económicos se ve obligada a buscar alojamiento, e incluso construirlo con sus propias manos, en zonas alejadas del casco urbano De esta manera, comienza la ocupación progresiva e ilegal de la margen izquierda del río Guadiana. Durante los años 50′, la ciudad consolidada comienza a reclamar espacios alternativos para su crecimiento. Este hecho, y la constatación de la problemática que se estaba gestando en el ámbito, obligo a la Administración a intervenir, dotando de servicios e infraestructuras a estos barrios. Este proceso se dilata hasta los años 60′. Durante la década de los 70′ y 80′, la fuerte demanda de vivienda originada por el crecimiento desmesurado de la población, aceleró la implantación de usos residenciales en la zona, con un porcentaje importante de vivienda social y política de realojos de población en situación precaria y de exclusión social, principalmente en la barriada de Bellavista.
Se trata de promociones de vivienda antiguas, de escasa calidad constructiva, que denotan carencias de mantenimiento. Sin embargo no se perciben situaciones especialmente graves. Se han producido experiencias positivas para promover el cuidado de los portales mediante concursos vecinales, que animan a la población a mantener y mejorar su propio entorno urbano. La accesibilidad del ámbito se ve marcada por la lejanía al centro del municipio y, sobretodo, se ve perjudicada por la fractura que produce el Guadiana. Al existir importantes puentes que conectan la zona con el centro neurálgico de Mérida, se puede considerar que, desde el punto de vista del tráfico rodado, la accesibilidad es buena. Sin embargo, la excesiva distancia y la complicada topografía de la ciudad dificultan la accesibilidad peatonal. Existen algunas barreras arquitectónicas originadas por la pendiente del ámbito que dificultan la movilidad interior.
Hoy Mérida, capital de la Comunidad de Extremadura tiene una población de 58.971 habitantes y un parque residencial edificado de 27.648 viviendas, de las cuales el 18,33%, 5.069 son unifamiliares. El parque actual está compuesto por mayoritariamente por vivienda de los 60′ (4.178) y 70′ (5.092), de la crisis de los 80′ quedan 3.233 viviendas que en los 90′ subieron hasta 4.839 viviendas, y en la década prodigiosa 2000-2009 se han levantado 7.328 viviendas (el 26,5% del parque total), casi tanto como entre los 80′ y los 90′ juntos.
Mérida, cruce de caminos, tiene una oportunidad histórica de convertirse en plataforma estratégica del Oeste peninsular y puente de unión entre Europa y el Magreb; sus paisajes conservan valores naturales de gran calidad ambiental, además de constituir un legado patrimonial de primerísimo orden; son materias primas (recursos-productos) para la industria turística sostenible. Sin embargo, el excesivo celo proteccionista, alimentado por el falso ecologismo conservacionista-fundamentalista, ha llevado a la Administración a dotar de figuras de protección ambiental al 26,0% del territorio extremeño, lo que constituye un dislate, carente de sentido económico y social y un lastre limitante para el desarrollo regional, y necesita que ya considere estratégicos a los sectores agro-ganadero, industrial transformador de materias primas y energético-renovables. Descentralizar funciones y servicios hacia las cabeceras más dinámicas, para re-equilibrar los flagrantes desequilibrios entre comarcas progresivas y regresivas, y asumir el papel tradicional territorial de las comarcas son retos ineludibles en un territorio inmenso, lleno de posibilidades, lleno de historia y que sufre un estrangulamiento estructural para su correcta ordenación territorial. La historia (prolija) de Mérida es muy reveladora de los vaivenes espacio-temporales, …que sirva para sacar conclusiones.
No hay más modelo que el de la sostenibilidad territorial.
Cada mercado es local.
Cada municipio tiene su singularidad.
Cada municipio se retrata en su parque residencial.
…seguiremos analizando en próximas entregas los 250 municipios mayores de España.