Estos gráficos representan el Parque Residencial de TARRAGONA.
Son los Bienes Inmuebles, de uso VIVIENDA, matriculados a 1.1.2015, clasificados por tamaño y fecha de inscripción.
Cada barra horizontal representa una década, la inferior es la más reciente (2010-2014), y la superior la más antigua (<1900).
Cada color es un tamaño, del más cálido (<60 m2) al más frío (>180 m2).
La barra inferior (DELVI) representa el cálculo hecho desde Otropunto de la Demanda Latente de Vivienda (la demanda latente se configura por las personas que no tienen vivienda y que por su perfil sociológico (edad) y socioeconómico (no están en desempleo) son potenciales compradores). Es una estimación del número máximo de vivienda que constituye la demanda encubierta de una zona y se basa en las personas con el perfil de los actuales compradores de vivienda pero que todavía no han constituido un hogar.
Son datos fríos, sin cocinar.
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Información para el conocimiento.
Tarragona es una ciudad y municipio de 63 km2, capital de la provincia de Tarragona y de la comarca del Tarragonés. Durante el Imperio romano fue una de las principales ciudades de Hispania y capital de la provincia romana Hispania Citerior o Hispania Tarraconensis.
Su ubicación a la orilla del Mediterráneo en la Costa Dorada, con playas de aguas cálidas, así como sus centros de recreo y tradición histórica y patrimonio artístico, la convierten en un centro de atracción turística de primer orden. Su origen se remonta a la antigua Tarraco romana, capital de la Hispania Citerior Tarraconensis. El «Conjunto arqueológico de Tarraco» ha hecho que Tarragona sea considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En 2017 se celebrarán en esta ciudad los Juegos Olímpicos del Mediterráneo.
Situada a orillas del Mediterráneo, los terrenos que ocupa actualmente la ciudad de Tarragona, fueron paso de las todas las civilizaciones antiguas. Ciertas fuentes clásicas hablan de la zona como la regio Cessetania, de la cual se desconocen sus límites y actualmente, las intervenciones arqueológicas recientes en el casco urbano de Tarragona permiten confirmar en la ciudad la existencia de un oppidum ibérico preexistente a los hechos bélicos de la Segunda Guerra Púnica y la situación de dichos asentamientos íberos fechados a finales del siglo V a.C., al que los historiadores llaman Kesse. El análisis conjunto de los textos clásicos permite plantear el origen y evolución de la ciudad republicana de Cese/Tarraco, antes de su conversión en la colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco.
Hasta el siglo XIX, Tarragona será una ciudad dual. Una ciudad a la vez abierta y cerrada, situada en un lugar privilegiado, apto para la comunicación y la defensa. El puerto y la muralla son los símbolos materiales de la dualidad de Tarragona. En los periodos de prosperidad Tarragona es una ciudad abierta a los mares del mundo y el puerto es el principal instrumento de intercambio comercial o cultural. En los periodos de decadencia la ciudad se encerraba en su recinto amurallado y se encogía sobre sí misma, a veces durante siglos, a la espera de mejores tiempos. Los periodos de decadencia y de prosperidad comportaran la contracción o dilatación de los dos núcleos de población que caracterizarán hasta bien entrado el siglo XIX, el organismo urbano de Tarragona: la parte alta, alrededor de la catedral y la parte baja frente al puerto.
La ciudad de Tarraco, posterior Tarragona, surgió con la llegada de los romanos a la Península Ibérica en el siglo III a.C. junto a un asentamiento íbero del siglo V a.C. Inicialmente la ciudad se configuró con dos focos, el campamento militar situado en la zona alta de la ciudad y la zona del puerto y el antiguo poblado íbero, fundamentalmente residencial. La parte alta quedaba delimitada por la muralla que, según la mayor parte de los historiadores, se amplió en el siglo II a.C. Así la ciudad romana se fue desarrollando y consolidando, llegando a convertirse en la capital del mundo romano. Dada su situación la ciudad se vio afectada por los ataques de los francos, aunque consiguió recuperar su vitalidad a partir del siglo IV sin escapar de las transformaciones producidas en la ciudad por los cambios políticos, económicos y sociales.
Ambos núcleos estaban situados a distinta altura con una diferencia de nivel de 80 m, y estaban separados por la excavación de las Canteras y por los muros de los baluartes que protegían los sucesivos recintos hasta la acrópolis de la catedral.
El montículo sobre el que se sitúa la parte alta fue probablemente lugar de asentamiento de un poblado íbero. El pueblo íbero valoró las aptitudes del lugar para la defensa y su situación estratégica de atalaya que domina todo el “Camp”. Los poblados ibéricos raramente merecen la consideración de ciudades, siendo solamente lugares de refugio, organizados de forma muy elemental, pero sobre este poblado muy probablemente se situaría la ciudad romana, que es el verdadero embrión de vida urbana de Tarragona.
Realmente fueron los romanos, con su llegada a la Península Ibérica el año 218 a.C. y en el marco de la segunda Guerra Púnica contra los cartagineses, con el objetivo de dominar todo el Mediterráneo, y con su posterior asentamiento para controlar las tierras desde el río Ebro hacia el norte que fundaran en estas tierras la ciudad de Tarraco. Tal y como narra Plinio a finales del siglo I d.C., con la frase Tarraco Escipionum opus, la ciudad fue fundada como obra de Cneo y Publio Cornelio Escipión. Cneo Escipión establece en la zona un pequeño campamento militar de invierno, que poco tiempo después, se transformará en la principal base militar romana de Hispania.
Los Escipiones permanecieron en Tarraco durante las guerras contra los cartaginenses; establecieron un “conventos juridicus”, o tribunal soberano y la ciudad se convirtió en residencia de procónsules que la república enviaba a Hispania. Escipión el Africano, hijo y sucesor de Publio Cornelio Escipión, residía siempre en Tarragona cuando no estaba al frente de su ejército, y convocó en ella a los diputados de las ciudades aliadas tras la toma de Cartagena en el año 210 a.C. Julio César elevó la ciudad al rango de colonia romana, Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco (CIVT) y, Augusto tomó posesión de sus octavo y noveno consulados en Tarragona y dirigió desde ella su expedición para someter a los cántabros. Adriano visitó la ciudad en el año 122-123 en la época de su máximo esplendor.
En los años 26-25 a.C. Tarraco se convierte en capital del mundo romano, cuando Augusto reside en la ciudad y realiza desde aquí campañas contra cántabros y astures. Con esta presencia, Tarraco se consolida como capital de la Hispania Citerior, acentuándose el impulso urbanístico y monumentalizándose el foro local.
Tarraco, pasó a ser la capital de la Hispania Tarraconensis o Citerior disponiendo de dos foros: uno colonial y otro provincial. Al foro provincial se le añadió unos años más tarde el circo, completando el conjunto monumental estatal.
La Tarragona romana fue fundada, como se ha dicho, en un montículo rocoso junto al mar. Desde el montículo la ciudad se extendía hacia poniente a la orilla del Francolí, situado a unos 1.000 m de distancia. Hacia el sur se extendía hasta el puerto. Una muralla rodeaba el montículo sobre el cual se asentó la denominada parte alta de la ciudad (entre las cotas 47 y 82 m sobre el nivel del mar). La muralla se extendía, defendiendo también la parte baja hasta el puerto, en un recinto de 3 km de longitud, de los que se conservan unos 800 m, correspondiente en las cotas más altas del recinto amurallado. La primera muralla de piedra esta datada arqueológicamente a inicios del siglo II a.C.
Tarraco fue la capital de la provincia Citerior y en la época de máximo esplendor se construyeron los grandes monumentos de la parte alta: el Templo de Augusto, el Forum Provincial y el Circo. Los tres monumentos se levantaron sobre tres terrazas escalonadas contiguas: el Templo en la superior, a unos 67 metros sobre el nivel del mar; el Forum Provincial en la cota intermedia de 57 metros y el circo en la inferior a 47 metros.
El Templo de Augusto y el de Júpiter debieron de estar situados en el lugar que ocupa hoy la catedral gótica, sobre una plataforma cuadrada de 130 m de lado.
El Forum Provincial era un gran espacio rectangular de 170 x 130 metros, cerrado por una enorme construcción perimetral, de la cual aún se conservan fragmentos de muros, par te de las bóvedas de su basamento, los cimientos, y las esquinas conocidas popularmente como la Torre del Pretorio – o de Pilatos – y de los Abogados – o de la Audiencia.
El circo tenía unos 340 metros de longitud y unos 110 m de anchura. Estaba situado en paralelo con la fachada sur del Forum Provincial, de manera que, desde el Forum, se dominaba visualmente la arena. El circo dividía la ciudad en dos par tes, y separaba el centro direccional, que ocupaba la par te alta, de la zona residencial que se extendía hasta el puerto y el mar.
En la segunda mitad del s.I dC, se produjo una profunda transformación urbanística que afectó a dos sectores de la ciudad: la fachada marítima y el espacio público de la par te alta. El foro de la colonia adquirió la forma que tendrá en el Alto Imperio y se construyó el teatro.

Maqueta recreación Tarraco s. II dC
En época flavia se hicieron grandes obras constructivas y restauraciones de edificios públicos, como el circo o los recintos del foro provincial. Con la dinastía Flavia, y con Vespasiano al frente, éste concede a la ciudad el Ius Latii, el derecho latino, convir tiéndose la población en ciudadanos romanos de pleno derecho. Los núcleos poblacionales se convierten en municipios y aparecen las capitales de provincias, y esto provoca la restauración del entramado fiscal y la explosión de la actividad por par te de las nuevas elites urbanas que querían demostrar su poder económico y sus vir tudes cívicas acabando de construir y urbanizar la par te alta del cerro con un grande complejo ceremonial.
Durante el siglo II la ciudad llegó a su máxima expresión gracias a la construcción del último de sus grandes edificios de entretenimiento: el anfiteatro. Dicho monumento aparece situado a media ladera entre el montículo de la acrópolis y el mar. También el Teatro aparece situado a media ladera entre el núcleo representativo y el puerto y, se ha localizado un foro comercial, situado a media distancia de estos elementos, en lo que debió ser el centro de la zona residencial de la ciudad.
Durante la primera mitad del s.III dC. se construyeron las termas públicas en la zona portuaria, al oeste del teatro ya en desuso. A finales del s. III y principios del s.IV se detecta la inutilización de los servicios públicos y el abandono del extremo norte-occidental del suburbio portuario, es pues, un proceso de recesión urbanística que empezada con las invasiones bárbaras.
En el año 257 dC. en la arena del anfiteatro son quemados vivos el obispo San Fructuoso (el primer obispo conocido de Tarragona) y sus dos diáconos, San Augurio y San Eulogio. Tarragona a partir de entonces tiene sus primeros mártires y la conversión de la población al cristianismo nos explican la Tarraco tardía, con la construcción de un centro eclesiástico, una gran basílica funeraria con edificios anexos, entre ellos un baptisterio en el lugar del sacrificio y la posterior, construcción de otros edificios eclesiásticos y una segunda basílica. Se crea también la necrópolis paleocristiana que es uno de los conjuntos funerarios mejor documentados de Europa occidental.
Con las incursiones francas se inicia la decadencia de Tarragona bajo el imperio de Galieno (252-268). Los bárbaros del norte invadieron la ciudad y la mantuvieron ocupada casi 12 años. En el periodo de dominación de los treinta tiranos (254-268) la decadencia fue constante y en el año 264 los francos devastaron la ciudad. Cuando por fin Probo reagrupó los restos del imperio, Tarragona experimentó un periodo de alivio, y aunque había perdido buena parte de su antigua grandeza siguió siendo la capital de provincia hasta el año 466 en que cayó bajo Eurico, rey de los visigodos. Los visigodos permanecieron en Tarragona hasta el inicio del siglo octavo.
La ciudad continuó siendo una de las más importantes ciudades visigodas hasta que en el siglo VIII fue conquistada por los musulmanes entrando en un periodo de abandono que se extendió hasta el siglo XII. A partir de este siglo, se recuperaron muchos de los edificios abandonados y la ciudad creció llegando a extenderse en todo el área interior, ocupándose tanto el antiguo recinto de culto romano, como la parte exterior del recinto defensivo, el corral (burgo extramuros en el antiguo circo), la Vila Nova (zona de huertas) y la huerta de Tarragona (a ambos lados del Francolí). Esta época de desarrollo se vio truncada en el siglo XV, con la llegada de la peste que produjo un importante descenso de la población y dio comienzo a una etapa de recesión. Además las guerras que se sucedieron a partir de entonces (Els segadors, 1640‐1659, la Guerra de Sucesión 1702‐1714; y la Guerra de la Independencia 1808) afectaron fuertemente a la ciudad, que con algún periodo intermedio de bonanza, se vio sumida en una larga etapa de decadencia.
La monarquía visigoda finaliza cuando la ciudad se incorpora a la expansión del Islam hacia el año 713 d.C. a territorios de Al Andalus. La ciudad fue destruida posiblemente por el emir Al-Hurr en el año 717 y , según Laborde, fue abandonada por sus habitantes y su población quedó reducida a las pocas casas ocupadas por los moros. La desolación duró 400 años, hasta que en 1118 Ramon Berenguer III otorgó la ciudad y la comarca de Tarragona a Oleguer, obispo de Barcelona, que fue nombrado Arzobispo de Tarragona. Oleguer se hizo cargo de las ruinas de la ciudad, y aunque no sabemos nada sobre su actividad restauradora debió empezar la labor de reconstrucción. Durante los siglos XII y XIII se repobló la ciudad y se inició la construcción de la catedral. La restauración y repoblación de la sede metropolitana en 1129, impulsada por los Condes Catalanes, y encargada a Robert d’Aguiló revitalizará de nuevo la ciudad, desescombrando los edificios romanos existentes para hacerlos habitables. Del recinto amurallado, que llegaba desde el montículo del templo hasta el mar, sólo se utilizó el correspondiente a la parte alta y como muralla inferior se utilizó la pared del circo.
La Tarragona de finales del siglo XII ya era un núcleo urbano plenamente consolidado que se había convertido en el centro director de un amplio territorio, la ciudad creció y se ocupó toda el área interna del Foro Provincial. Este avance respondía a una planificación dirigida muy posiblemente desde la señoría, tal y como parece indicar la creación de una trama ortogonal de calles. Así se mantenía, en cierta forma, la estructura arquitectónica heredada de la época romana. La ciudad del XII surgió fuera del área de grandes monumentos, alrededor de los castillos señoriales. A partir de 1146 se ocupó el área del recinto de culto de época romana, un sector que tomó especial relevancia con el inicio de la construcción de la Catedral en 1171, y que se convirtió en el eje vertebrador de la ciudad a partir de su consagración en 1331. El interior de la gran plaza del Foro romano se urbanizó a finales del siglo XII.
Fuera del recinto defensivo de esta primera época había tres áreas claramente diferenciadas: en primer lugar, el Corral, el antiguo circo romano, que se convirtió en un burgo extramuros con un mínimo de población y destinado principalmente a actividades comerciales e industriales.En segundo lugar, la Vila Nova que era el área que se prolongaba desde el Corral hasta el puerto y estaba destinada básicamente a huertos, cultivos, herrenales y molinos. A diferencia de la primera, no estaba muy habitada, excepto en el área del puerto y en la zona más próxima al Corral. Finalmente, la huerta de Tarragona, también destinada a la explotación agraria, que se extendía a ambos lados del Francolí y llegaba hasta Riu Clar.
La Tarragona del s.XV fue substancialmente diferente a la de los siglos XIII y XIV . La expansión de la peste bubónica llegó a la ciudad entre mayo y julio de 1348, provocando una gran mortalidad. El descenso de la población y la crisis general en que se encontraba la ciudad hizo que el núcleo urbano entrara en un importante proceso recesivo. El descenso del número de fuegos se plasma en un número menor de casas ocupadas. A pesar de esto, en 1368 la ciudad, siguiendo las directrices marcadas por la Corona, empezaba las tareas de mantenimiento y refuerzo de las murallas de la ciudad mediante la construcción de la Muralleta o Mur Nou (Muro Nuevo), a la altura de la fachada del circo. De esta forma el área del Corral, el antiguo circo romano, quedó incorporada al núcleo urbano. El año 1402 se realizó un fogatge (impuesto directo) para conseguir recursos para reconstruir las murallas. En el interior del recinto amurallado, en el Forum, en el Circo y a su alrededor, se construyeron los edificios de viviendas y se conformó la estructura de calles de la ciudad medieval. A partir del siglo XIII se instalaron los conventos de diversas órdenes religiosas y se estableció el régimen municipal. Como sucedió en otras ciudades europeas como Arlés, Nimes, Lucca y Florencia, o en la propia Roma, la nueva civilización fagocitó los monumentos de la anterior, sobreponiéndose a ella hasta hacerla casi desaparecer. Los edificios civiles monumentales de la ciudad romana fueron compartimentos y reutilizados a través de la apropiación privada e individual. Los grandes edificios públicos ya no son construcciones únicas y autónomas sino que se reducen, desde el punto de vista arquitectónico, a instrumentos de la propiedad privada mediante la subdivisión como viviendas.
La situación política se agravó a lo largo de la primera mitad del siglo XV. Las diferencias entre la Generalitat y Joan II provocaron una guerra civil catalana. El 17.10.1462 las tropas de Joan II llegaron a Tarragona para sitiar la ciudad. El 2 de noviembre, después de 15 días de sitio, los tarraconenses decidieron rendirse con la condición de que ni el rey ni sus tropas entraran en la ciudad. La guerra sumió a Tarragona en la más absoluta decadencia. Las defensas de la ciudad, especialmente en el sector del Mur Nou, quedaron muy deterioradas, así como las del área del Corral. La población disminuyó drásticamente y la municipalidad se declaró en quiebra. Los efectos de la guerra fueron visibles en la ciudad durante mucho tiempo.
La vida en la ciudad de Tarragona durante la época moderna estará marcada por tres grandes conflictos bélicos. Desde el siglo XVI se construyen o consolidan fortificaciones para defender la ciudad y sus alrededores de las continuas guerras y ataques piratas. Las epidemias, las malas cosechas y los conflictos bélicos fueron constantes en la época. A partir de la Guerra de los Segadores (1640-1659), en que Tarragona fue ocupada por las tropas españolas del Marqués de los Vélez (1640), sitiada en 1644 por las tropas francesas y posteriormente fue declarada “plaza fuerte” o “plaza de guerra” en el año 1645. Dicha declaración comportaba que no se podían destruir las fortificaciones y se tenía que dejar un espacio delante de la muralla libre de edificios, con las dificultades que ello suponía para la expansión urbanística. La situación estratégica de Tarragona fue la causa de que padeciera dos importantes sitios, en 1641 y en 1644, que comportaron graves destrucciones de edificios y la consecuente postración y decadencia económica de la ciudad.
Un grave problema con el que se enfrentó la ciudad a lo largo de los siglos XVI y XVII son las epidemias de peste y los ataques piratas. Hasta entrado el siglo XVIII, las epidemias modificaron la estructura y el crecimiento de la población puesto que iban asociadas al hambre y a la guerra, y comportaban no sólo un gran número de muertes sino también el éxodo de la población urbana, la más afectada por este azote. Las epidemias más virulentas fueron las de los años 1589-92 y 1650-53, a pesar de que hubo otros brotes. El abastecimiento de trigo también fue un grave problema por las malas cosechas sucesivas a lo largo del siglo XVI, que provocaron hambre y un aumento desmesurado de los precios.
La piratería en la costa del Mediterráneo provocó la huida de la población hacia zonas más seguras del interior. Para intentar controlar los ataques piratas se construyeron torres de defensa a lo largo de la costa, como la Torre de la Mora, edificio de planta circular, construido en 1562 por el maestro de obras Joan Miró, o como el baluarte sobre el puerto natural de Tamarit, que data de 1617. Las batidas corsarias supusieron un importante tropiezo demográfico y económico para las zonas afectadas.

Sitio realizado por los franceses en 1644
El segundo gran conflicto bélico que padeció la ciudad fue la Guerra de Sucesión (1702-1714) que alcanzó la ciudad cuando todavía no se había recuperado de los estragos de la Guerra de los Segadores. Tarragona fue defendida por una guarnición británica que mejoró el sistema defensivo con la construcción de la “Falsa Braga” y de otros fortines y baluartes, la mayor parte actualmente desaparecidos. La parte baja de la ciudad, el puerto y la marina también se fortificaron siguiendo un proyecto de F.Orleans, a mediados de s.XVIII.
Cuando Felipe V accedió al poder promulgó el Decreto de Nueva Planta, que instauraba un sistema de gobierno centralizador y absolutista. En esta nueva organización, las antiguas veguerías se reagruparon en corregimientos y nacieron los ayuntamientos, al tiempo que se jerarquizó el organigrama político, se recortó el poder de los arzobispos y se suprimió la Universidad. La recuperación económica se inicia en el tercer cuarto de siglo. En 1775 la población de Tarragona alcanza los 9.000 habitantes, pero el ritmo de crecimiento no es el mismo que el de otras poblaciones catalanas, como la vecina Reus que cuenta con 15.000 habitantes en el mismo año. La causa de esta diferencia es la no incorporación de Tarragona al desarrollo comercial que experimentaron las principales ciudades del resto de Cataluña en esta época. La ciudad quedó reducida a una fortaleza de estructura medieval, e incluso buena parte del comercio de exportación- importación que canalizaba su puerto se desplazó al puerto de Salou que se convirtió en puerto de Reus, la ciudad que asumió el liderazgo económica del “Camp”. A lo largo del siglo XVIII, la ciudad experimentó un ligero crecimiento que se verá de nuevo truncado. Algunos autores la describen como “un gran convento, una gran fortaleza y un museo Arqueológico viviente”. Reducida a una mísera población formada, en general, por eclesiásticos, pescadores, escribanos procuradores y juristas, casi todos pobres, a excepción de algunos eclesiásticos.

1792 Baterías y murallas del puerto de Tarragona
Es a partir de esta época en que se inician las mejoras urbanas. En 1786 se concedió a Tarragona el permiso para comerciar libremente con América y la actividad económica se orientó hacia el comercio del vino y el aguardiente. Este hecho conllevó la expansión del cultivo de la viña en detrimento de otros productos. La iglesia, y más concretamente, los arzobispos jugaron un papel importante en el relanzamiento cultural, artístico y urbanístico de la ciudad en el siglo XVI, ya que estos religiosos, además de ser prelados, ocupaban importantes cargos políticos. Arzobispos como Gaspar Cervantes, Joan Terés y Antoni Agustín dotaron a la ciudad de una Universidad Literaria, ampliaron los límites de la ciudad amurallada hasta la actual Rambla Nova -con la construcción de la muralla de Sant Joan- y promovieron y financiaron obras y capillas en la catedral de Tarragona. Por otra parte, en la ciudad estaban instaladas numerosas órdenes religiosas que realizaban tareas benéficas y educativas.
La llegada del agua a la ciudad, proveniente de Puigpelat, aprovechando en gran parte el acueducto se produjo en diciembre de 1798 y supuso una importante mejora de la calidad de vida de la población. En este caso, también hay que destacar la contribución de la jerarquía eclesiástica al desarrollo de la ciudad, puesto que la obra fue impulsada por los arzobispos Joaquín de Santiyán y Francesc Armaña. Se desvió la carretera de Barcelona por la actual Rambla Vella y se inaguró la puerta de Santa Clara. Se derribó la “muralleta”, se construyó el Paseo de la Circunvalación y se inició la reconstrucción del muelle y la reconstrucción del paseo marítimo (parte baja). A lo largo del siglo XVIII la ciudad experimentó un ligero crecimiento que se verá de nuevo truncado, a principios de la centuria siguiente por un nuevo conflicto bélico, la Guerra del Francés.

1811 TARRAGONA
La recuperación del la ciudad vino de la mano en el siglo XIX del comercio con el vino y el aguardiente que condicionaron su expansión y economía. Ya a mediados de siglo, y habiendo perdido su condición fundamentalmente militar se eliminaron las murallas de San Joan permitiendo la construcción de los edificios de la actual Rambla Nova y de nuevas calles que permitieron la conexión de la Parte Alta con la baja. Durante este periodo se desarrollaron también las infraestructuras del puerto de Tarragona, lo que lo convirtió, gracias a la incorporación de distintas empresas, en uno de los motores de la ciudad.
El siglo XIX, se inicia con un conflicto bélico de consecuencias devastadoras para la ciudad: la Guerra de la Independencia o Guerra del Francés y se interrumpe el movimiento reformista. Tras un sitio largo y terrible para la población, Tarragona fue asaltada por el ejército francés el 28.6.1811. A partir de ese momento, los franceses ocuparon la ciudad durante más de dos años, tras los cuales dejaron un rastro de miseria y hambre, agravadas por la voladura de puntos estratégicos de la ciudad que acompaño su salida, el 19.8.1813. La voladura realizada por las tropas francesas, deja la población reducida a 1.500 habitantes. Se destruyeron todos los edificios del barrio marítimo y unos 800 de la parte alta. Los franceses volaron el Castell del Patriarca y parte del Castell del Rei.
En contraposición se produjo una circunstancia positiva: un gran movimiento del puerto entre 1809 y 1810 y la presencia de un grupo de comerciantes que una vez finalizada la guerra, reemprendieron su actividad y posibilitaron la transformación progresiva de Tarragona, de ciudad fortaleza a ciudad comercial. Las ideas liberales incluían una propuesta urbanística, Guillem d’Oliver, que consistían en la unión del puerto con la parte alta. Durante el trienio liberal (1820-1823) sólo se consiguió el derribo de parte de la muralla, pero se proyectó y realizó la urbanización del barrio de la Marina (parte baja). La nueva población de la Marina fue diseñada por Juan Smith y recordaba en su conjunto los postulados urbanísticos de la Ilustración.
Con la instalación de los comerciantes junto al puerto, éste se convierte en motor de la nueva población. El centro de la ciudad se desplaza hacia la Rambla, donde estaban los grandes conventos y el Hospital. La desamortización de Mendizábal permite situar en los antiguos conventos el nuevo Ayuntamiento, la Biblioteca, el Instituto, la Junta de Comercio, la Casa de la Misericordia… En 1854 se derriba definitivamente la muralla de Sant Joan y se consigue la unión de la parte alta y la parte baja con la construcción de la calle Unió y la urbanización de la Rambla Nova. La recuperación económica y demográfica fue lenta, a pesar de que se eximió a la ciudad del pago de tributos entre 1816 y 1826.
Con la mejoría de la situación, se reemprenderán las obras del puerto y otras que habían quedado paradas con el conflicto. Este hecho permitirá el establecimiento de comerciantes foráneos y la formación de una pequeña burguesía comercial emprendedora que hará posible la modernización de Tarragona a lo largo del siglo XIX.

1869 TARRAGONA
Con la aparición de la filoxera en Francia, hacia 1870, la expansión del cultivo de la viña en detrimento de otros productos todavía se extendió de forma más desmesurada, hasta el punto que se plantaban viñas en lugares poco adecuados. La ventaja de la proximidad del mercado exportador y la facilidad de transporte hacían que fuera un cultivo rentable, por lo que Tarragona se benefició mucho económicamente. Este movimiento económico motivó la aparición de una nueva clase social de obreros y menestrales, mientras que la burguesía aprovechó para invertir en diversas empresas.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, las oscilaciones del precio del vino condicionaron la economía y la demografía de la ciudad, así como su expansión urbana. En periodos de euforia se incrementó la población, se fomentaron industrias auxiliares relacionadas con la exportación de vinos y se establecieron numerosas sociedades y entidades vinculadas con este comercio. A partir de mediados de siglo, el crecimiento económico posibilitó mejoras urbanas que cambiaron la fisonomía de la ciudad. La presión demográfica hacía imprescindible la urbanización de la zona de la ciudad fuera murallas. Sólo a partir de 1854, y de una manera intermitente e irregular debido a los elevados costes económicos que suponía, se inició el derribo de la muralla de Sant Joan, que permitió la urbanización y la construcción de nuevos edificios en la actual Rambla Nova y la proyección de nuevas calles, como la de la Unió, que harán posible la conexión de la Parte Alta con la Marina.

1884 TARRAGONA
En 1868, Tarragona dejó de ser plaza fuerte, lo que permitió la construcción de edificios y viviendas fuera de la muralla. Militarmente, las murallas ya no eran necesarias, puesto que las nuevas tecnologías de guerra habían demostrado que eran inútiles.
Se realiza el primer plan de ensanche de 1857, plan Criviller, que comprende los terrenos situados entre el Fuerte Real y la calle Augusto. Cuando se construye el ensanche la burguesía abandona sus casas de la parte alta. La Parte Alta de la ciudad, más estática, continuó siendo el espacio preferido como residencia por la nobleza, por los eclesiásticos y también, por determinados gremios de payeses y artesanos. La parte baja o Marina, de nueva construcción, más dinámica, se convirtió en el lugar donde se establecerá la burguesía comercial con sus talleres y tiendas.
En 1884 se redacta el segundo plan de ensanche de Ramón Salas Ricomá, que proyecta extender la ciudad, hacia el oeste, en una retícula de manzanas cerradas en dirección al Francolí. El hundimiento del mercado vitivinícola y la consiguiente crisis económica impidieron la realización del plan. La crisis económica provocada por las guerras de Cuba y Filipinas, y sobre todo la plaga de la filoxera y la no incorporación de la ciudad a la industrialización que se había extendido por otras ciudades de Cataluña, significaron un nuevo periodo de decadencia para Tarragona. La población disminuyó en más de 5.000 habitantes y más de 700 viviendas quedaron vacías. El Ayuntamiento acordó eximir de impuestos a las nuevas industrias, ofreciendo terrenos y otorgó subvenciones. En 1903 se instaló la fábrica de licores “Chartreusse” de los Cartujos. Durante la primera guerra mundial (1914-1918) el puerto experimenta una renovada actividad por la creciente relación comercial entre los países beligerantes.

1900 Segundo Plan del Ensanche de TARRAGONA por Ramón Salas Ricomá
En 1922, se aprobó el tercer plan de ensanche que regirá el crecimiento de la ciudad, obra del arquitecto Josep Maria Pujol de Barberà y aprobado por Real Decreto del 14 de junio de 1922. Tal como indica su título, este plan proyectaba el crecimiento de ensanche de la ciudad, sin ninguna otra consideración sobre el resto del término municipal. Se articula la expansión alrededor de una plaza circular (la plaza Imperial Tarraco) construida al final de la Rambla Nova y una serie de calles en forma de anillos concéntricos. También se proyecta la ampliación hacia el noroeste (actual Avenida de Cataluña).
Las obras del puerto y del ensanche de la ciudad provocan el descubrimiento de numerosos restos arqueológicos. En esta época se pudieron salvar muchos restos de la antigua Tarraco, que sirvieron como base del primer Museo Arqueológico.La construcción de la fábrica de Tabacos y del Sanatorio Marítimo de la Savinosa atrajo una gran cantidad de obreros de la construcción, lo que supuso un nuevo empuje demográfico.

1920 Plano TARRAGONA, previsión de expansión y creación del Ensanche por Mª Pujol Barberá
Sin embargo, en el medio siglo comprendido entre 1910 y 1960 el crecimiento demográfico intercensal mantiene un ritmo relativamente constante y no supera, en ningún caso, los 5.000 habitantes por década. A lo largo de los siglos, la presencia del puerto ha sido determinante para el comercio de Tarragona y las mejoras de su infraestructura durante este periodo permitieron la introducción de nuevas empresas y, por lo tanto, la modernización de la ciudad.
La llegada de la Guerra Civil, volvió a suponer un duro golpe para la ciudad que gracias a la instalación de la industria petroquímica inició su recuperación económica y demográfica en los años 50′. La llegada de inmigrantes de otras zonas de España para trabajar en esta industria naciente produjo la creación de nuevos barrios como Torreforta, Camp Clar, Bonavista, Icomar, Riu Clar, la floresta y la Granja al suroeste y San Salvador y San Pere y San Pau al norte.
Durante el primer tercio del siglo XX se producen en el país cambios políticos y sociales que influyeron de manera determinante en la vida de los tarraconenses: la Dictadura de Primo de Rivera, la proclamación de la Segunda República y la Guerra Civil Española (1936-1939). Dicho conflicto supuso un grave tropiezo y un retroceso en el desarrollo económico y social de Tarragona. La ciudad fue bombardeada en numerosas ocasiones, con lo que, además de sufrir un considerable número de víctimas mortales, su estructura urbanística se vio gravemente dañada con la destrucción de infraestructuras, que tuvieron que reconstruirse durante los difíciles años de la posguerra, en los que se padeció una grave represión política, que causó centenares de muertos, unos ejecutados después de un consejo de guerra sumarísimo y otros por enfermedades contraídas a causa de las pésimas condiciones de la prisión, donde fueron encarcelados miles de personas.
La anexión del municipio de Ferran el año 1950, la creación del polígono Entrevías y las previsiones de crecimiento residencial, turístico y industrial fueron los motivos principales que aconsejaron la redacción del primer Plan General de ordenación urbana, aprobado definitivamente el 7 de noviembre del año 1960.
Tarragona es una ciudad costera, caracterizada por su gran dispersión motivada tanto por los desarrollos residenciales de los años 60′ como por la más reciente construcción de vivienda unifamiliar.

PGOU 1960 TARRAGONA. Plano de zonificación
En 1960, la población censada es de 43.519 habitantes. Pero a partir de ese año se produce la explosión de la ciudad como consecuencia de la inmigración generada por la construcción de las instalaciones de la petroquímica y del “boom” turístico de las áreas costeras inmediatas. El plan consagraba toda la parte costera de levante, hasta Monnars, como turística o de segunda residencia de acuerdo con la tipología de ciudad jardín. Hacia el sur, se aprovechaba el suelo hasta tocar el mar, mientras que hacia el norte los límites son imprecisos. El desvío de la carretera nacional CN-340 estaba previsto en el plan, ya que, una vez traspasado el Francolí, reencontraba la carretera al final del que seria el polígono residencial Campclar. Este desvío es la única gran infraestructura que recoge el plan.
Los ensanches de la ciudad se situaban entre ésta y el río Francolí y, entre la zona portuaria y el desvío de la CN-340. La nota más destacada es la calificación del término de la Canonja, en estos momentos una entidad municipal completamente independiente, como un sector industrial en una parte significativa de su término municipal. No es hasta 1964, que se anexiona el término municipal de la Canonja a Tarragona debido a un decreto franquista.
Las previsiones del Plan General de Tarragona de 1960 quedaron obsoletas de forma rápida sobretodo en el sector poniente del Francolí tanto por la ocupación residencial como por la industrial y sus determinaciones fueron obviadas. Las prioridades industriales se hicieron evidentes y la improvisación fue la característica dominante en casi todas las actuaciones. El plan tardó 13 años en ser revisado nuevamente. El crecimiento urbano de Tarragona entre 1960 y 1981 es un crecimiento de “explosión”. Sobre el territorio que circunda el núcleo principal de la ciudad se forma un salpicadero de núcleos urbanos inconexos, algunos de considerable dimensión, con poblaciones de 5.000, 10.000 y hasta 20.000 habitantes, alejados varios kilómetros del centro urbano principal y conectados a él por una red de carreteras que converge radialmente en la ciudad. Alrededor de cada uno de estos núcleos se forma una corona de territorio yermo periurbano, con expectativas de transformación en suelo urbano. Los cultivos de secano de estas zonas han desaparecido casi en su totalidad. La malla de autopistas y autovías que proyectará el siguiente Plan General de 1973 no se ha materializado. Sólo se construye parcialmente, la variante de la carretera N-340 y algunas de las vías perimetrales de los grandes polígonos de gestión pública.
El modelo de desarrollo urbano de Tarragona desde los años 60′ a los 80′ corresponde a uno de los modelos teóricos clásicos de organización del espacio urbano: el modelo de los sectores. Según esta teoría la presencia de los ejes de tráfico urbano es causa del incremento de valor de los terrenos inmediatos a ellos, que adquieren una mayor accesibilidad. La ciudad tiende a crecer a lo largo de estas vías. Los terrenos a los que sirven se benefician de las rentas de situación. Así, las zonas industriales se extienden a lo largo de las línias de ferrocarril y las fábricas y los almacenes se sitúan a lo largo de las carreteras. Las zonas residenciales ocupan las áreas intersticiales entre las autovías radiales. Cuando una vía de comunicación aparece especializada en asentamientos de un determinado uso, los nuevos asentamientos tendrán las mismas características que los iniciales.
El espacio urbano se organiza siguiendo sectores circulares de uso especializado a lo largo de las vías radiales que parten del centro de la ciudad. Los sectores circulares contiguos presentan una cierta afinidad de usos, de manera que una determinada especialización en un sector condiciona los usos de los sectores inmediatos. Así, los sectores industriales se situarán junto a los márgenes de los ríos y de los puertos; los sectores de residencia obrera se situaran contiguos a los industriales; los sectores de residencia de pequeña y mediana burguesía al lado de los de residencia obrera; y los sectores residenciales de más alto nivel al lado de los de residencia media y de los espacios naturales de mejor calidad ambiental y paisajística.
El paso de los sectores de mayor calidad ambiental a los de menor nunca se produce de manera brusca sino de forma gradual. Las actividades se ordenan de la misma forma en el territorio. En el caso de Tarragona, los límites de los sectores de distinto uso están definidos por la red de comunicaciones que parte radicalmente del núcleo principal de la ciudad y, que se extiende desde el cauce del río Francolí hasta la parte alta de la ciudad antigua. Desde el mar, y en el sentido de las agujas del reloj, estos sectores son:
a. Sector de la gran industria: este sector está servido por la autovía de Tarragona a Salou. El uso del suelo es totalmente industrial con la casi única excepción que ocupa la Universidad Laboral. En esta área se instalarán la mayor parte de industrias petroquímicas.
b. Sector de residencia obrera: situado entre la antigua N340 en dirección a Valencia y la antigua carretera N420 ( actual T-11) de Tarragona a Reus. Este sector contiene los asentamientos residenciales de Torreforta y Bonavista, y el antiguo pueblo de la Canonja que no se volverá a segregar de Tarragona hasta abril de 2010.
c. Sector de industria mediana situado entre la carretera N420 y el río Francolí. En este sector las áreas industriales están separadas del núcleo urbano central por los restos de la antigua huerta de Tarragona ( “L’Horta Gran”)
d. Sector de residencia tipo medio comprendido entre el cauce del Francolí y la carretera del Pont de l’Armentera, que tiene como eje de soporte la CN 240 de Tarragona a Valls. Este sector incluye los asentamientos residenciales de Sant Salvador i Sant Pere i Sant Pau. También la zona educacional y la zona extensiva del montículo de la Oliva.
e. Sector comprendido entre la carretera del Pont de l’Armentera y la zona de influencia de la carretera N430 en dirección a Barcelona como sector de huertas, yermos y canteras.
f. Sector residencial de levante, influenciado por el trazado de la antigua Vía Augusta. Este sector es una zona turística ocupada predominantemente por chalets, apartamentos, espacios verdes y urbanizaciones de cierto nivel, contando con los mejores espacios naturales del término municipal junto a la zona costera.

PGOU 1973 TARRAGONA. Plano de zonificación.
El plan general vigente fue aprobado el 10.5.1973 como revisión del Plan General anterior redactado en 1960. La resolución del Ministerio de la Vivienda aprobatoria de éste excluía expresamente la ordenación de las zonas urbanas que se regularon mediante unas ordenanzas de edificación aprobadas por Ordenes Ministeriales de 30/7/74, 31/7/75, 18/2/76 y 13/5/76. El hecho de que, en 1973, se aprobara un Plan General con exclusión de la ordenación de los sectores del Centro Histórico artístico, del centro actual y Ensanche antiguo, del ensanche actual, de la zona portuaria de tolerancia industrial y de la Zona Extensiva, es decir de caso toda la ciudad de Tarragona existente en el momento de la redacción, puede orientar sobre los objetivos prioritarios que se perseguían con su aprobación y ayudar a comprender la estructura general y orgánica de este planteamiento.
El plan de 1973 era, fundamentalmente, un plan de extensión urbana. Era un plan para la creación de nuevas áreas de suelo urbanizable y de reserva urbana que pudiera acoger una fuerte expansión de la ciudad. El tratamiento de la ciudad existente quedaba en segundo plano, y el plan general ofrecía un soporte técnicolegal para la promoción masiva del suelo urbanizable como vía para satisfacer, en un mercado enrarecido, la demanda de viviendas e industrias en un periodo de expansión que parecía interminable. Se proyectaban unas superficies excesivas de suelos urbanizables, 4 o 5 veces superiores a las previsiblemente necesarias durante el periodo de vigencia del Plan. No se demostraba una excesiva preocupación por la salvaguarda de los valores de patrimonio natural y cultural y la defensa del equilibrio social.
El Plan General de 1973 difícilmente podía prever la crisis de crecimiento que se experimentaría en la segunda mitad de la década de los setenta. Como consecuencia de esta crisis las proyecciones de población y empleo en las que se basaba el planeamiento quedaron enteramente desfasadas. La inflexión en el crecimiento que se inicia en 1976 se convierte en saldo negativo en 1981. De ahí que las previsiones expansionistas del Plan de 1973 quedaran totalmente fuera de lugar. El plan preveía para 1976, unos 109.645 habitantes; para 1981, unos 144.655 habitantes y para 1986, unos 187.039 habitantes, y proyectaba suelo urbano y urbanizable residencial capaz de acoger a más de 500.000 habitantes. Tras la constatación de una desviación de las previsiones en más de un 32% en relación al censo de 1981 y la deducción de que la tendencia iniciada en 1976 seguiría probablemente en el mismo sentido, era obligado reconsiderar las proyecciones de población para ajustarlas a la realidad, y con ellas había que revisar el Plan General y las previsiones de suelo urbano y urbanizable. La construcción de las instalaciones petroquímicas y de la infraestructura turística de las poblaciones costeras creó un número importante de empleos pero, una vez terminado el periodo de construcción, el funcionamiento de las industrias sólo precisaba de un reducido número de puestos de trabajo (8 por ha) en el caso de las industrias petroquímicas de Tarragona. Podía suceder que se instalaran otras industrias petroquímicas, de tipo complementario, al lado de las existentes, pero era preciso valorar la contrapartida de los efectos de degradación del medio ambiente y la escasa absorción de mano de obra de nuevas instalaciones.
Es posible, que en el momento de redactar el Plan General de 1973 pesara más el espejismo del “boom” espectacular de los años 60 y primeros del 70 que la consideración de estos factores, y menos la previsión des estancamiento y la crisis del sector, iniciada a escala mundial, precisamente el mismo año de la aprobación del Plan. El Plan General de 1973 partía de la hipótesis de un crecimiento de la población de Tarragona hasta 144.645 habitantes en 1981. La población censada en el año fue de 109.112 habitantes. La desviación por exceso de la hipótesis del Plan fue del 32,5%.
El plan de 1973 asumió cinco planes parciales procedentes del Plan General de 1960. Sólo introdujo en ellos ligeras modificaciones. Era un Plan que compartimentaba el suelo en reserva urbana en unidades de planeamiento parcial delimitadas por las vías de una malla procedente del anteproyecto de red arterial asumido por el esquema-director del triángulo Tarragona-Reus-Valls. La superficie media de estas unidades era de 50 Ha. El resultado de este planeamiento, a los 10 años de su aprobación inicial, es que la única infraestructura construida ha sido la variante de la carretera N-340 y los únicos edificios residenciales son los que ya existían con anterioridad a los Planes. El Plan de 1973 era, en resumen, un documento redactado sin un conocimiento suficiente de la realidad territorial, urbana, social y económica de Tarragona. Su ejecución hubiera obligado al Ayuntamiento a emprender el desarrollo de unidades de planeamiento y gestión desproporcionadas en relación a la demanda.
Como se ha comentado anteriormente, a finales de la década de los cincuenta algunas industrias químicas empezaron a instalarse en la zona, y fue en 1975 que entró en funcionamiento la refinería de Enpetrol. El empuje del sector industrial también influyó de manera notable en el aspecto urbanístico y constructivo en general, ya que, el aumento de población, por el incremento de la inmigración, llevó a la creación de nuevos barrios periféricos, que se construyeron, a poniente, sobre la carretera de Valencia (Torreforta, Camp Clar, Bonavista, Icomar, Riuclar, La Floresta y la Granja) y al nor te de la ciudad (Sant Salvador y Sant Pere y Sant Pau).
Tarragona pasará a ser una ciudad industrial especializada en el campo petroquímico. En estas industrias, la salida y la entrada de los productos elaborados se hace por el puerto de Tarragona que pasará a ser considerado el segundo puerto español por volumen de toneladas anuales. La muerte del general Franco, en el año 1975, comportó el restablecimiento de la democracia y la recuperación de la autonomía en Cataluña. En Tarragona, las elecciones municipales de 1979 dieron el gobierno de la ciudad a los par tidos políticos que se habían opuesto al franquismo, iniciando la recuperación de la ciudad, en especial de los barrios mas desfavorecidos.
El 27.3.1981 se decretó la redacción del Plan General de ordenación urbana del término municipal; del Plan Especial del recinto amurallado del Centro Histórico (Pla Especial de la Part Alta–PEPA) y del Avance de Plan Especial de las Playas situadas a levante del puerto. Se había solicitado la revisión anticipada al “conseller” del Plan del 1973 por considerarse inadecuado para el desarrollo urbanístico de la ciudad pero por no tener fijado un plazo de revisión, había de ser simplemente adaptado a la Ley del Suelo de 1976 y mantener su vigencia hasta el 1988, de no ser autorizada su revisión anticipada.
Los criterios que adoptaba el primer Ayuntamiento democrático de Tarragona se resumían en síntesis en:
a. defender y proteger el suelo agrícola,
b. revisar el planeamiento vigente en cuanto ignoraban los efectos contaminantes de la industria petroquímica asentada en el término municipal y,
c. contener el crecimiento residencial de las áreas situadas junto a la industria petroquímica.

Plano de propuesta esquemática del Avance del Plan de 1982
Los criterios del ayuntamiento derivaban, a su vez, de una profunda reflexión sobre la situación urbanística de Tarragona en el marco de un ámbito territorial más amplio, el “Camp de Tarragona”, que comprende 21 municipios pertenecientes a tres comarcas: el Tarragonès, l’Alt Camp i el Baix Camp. La comisión de estudio de la problemática urbanística del Camp se constituye en Valls, el 13.9.1979. La Ponencia Técnica de esta comisión de los 21 municipios del “Camp” elaboró un documento de diagnosis de la situación, que fue la base a partir de la cual los diferentes municipios abordarían la redacción, revisión y adaptación de sus Planes Generales.
Expansión urbana de TARRAGONA entre 1857 y 1973
El Plan Especial del Centro Histórico (PEPA), se redactaba para promover la recuperación de un casco histórico degradado y la protección del conjunto histórico-artístico de la ciudad histórica. Se perseguía el objetivo de revitalizar la permanencia de los actuales habitantes y así evitar la marginación de los ciudadanos más débiles económicamente para conseguir una actividad económica compatible con la residencia.
Actualmente dicho Plan Especial continua vigente. Los objetivos básicos fueron:
• Facilitar la accesibilidad a todos los rincones del barrio
• Restringir el uso de vehículos donde éste no fuera compatible con el mantenimiento de la estructura y la identidad del barrio
• Definir y completar los recorridos peatonales, evitando callejones sin salida
• Dotar al barrio de equipamientos locales que correspondieran a la población que lo habita, fomentando la recuperación o los usos alternativos como equipamientos generales
• Se propone la rehabilitación y reforma de todos los edificios de carácter residencial

Plan Especial de Protecciñón del Conjunto Histórico de la parte alta de TARRAGONA. PEPA Plan Cantallops 1984
Propuestas del Plan:
• Operaciones de vaciado del tejido urbano y creación de espacios libres mediante la creación de nuevas calles o plazas incorporadas al espacio público transitable, y generando el vaciado de patios interiores
• Operaciones de creación de nuevos recorridos peatonales
• Operaciones de recuperación de los restos históricos y arqueológicos, como la cabecera del circo, el templo de Sant Miquel del Pla, entre otros.
El texto del Plan Especial incluye la realización de controles arqueológicos ligados a la concesión de las cédules urbanísticas y la aprobación de los proyectos de edificación. Por primera vez en la ciudad, se impulsaba desde la administración un instrumento destinado a integrar el desarrollo urbano de todo un barrio y la recuperación del patrimonio arqueológico directamente ligado a cualquier nueva reforma o construcción.

Estructura general del PGOU 1984 TARRAGONA
El ayuntamiento en sesión plenaria de 11.2.1982, acordó aprobar los criterios, objetivos y soluciones generales presentados. Se fijó la condición de que su superficie no debía exceder del doble de la necesaria para satisfacer la demanda previsible. También acordó limitar a un 15% el crecimiento de las zonas residenciales próximas a los asentamientos industriales contaminantes. La versión inicial del Plan fue aprobada en Pleno el 29.7.1982. La “Comissió d’Urbanisme de Catalunya” informó favorablemente el Plan y el “Conseller de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat decidió su aprobación definitiva el 17.5.1984.
El ayuntamiento acuerda en fecha 10.12.1991 revisar el planeamiento vigente para poder adaptarlo a la evolución real de las necesidades y perspectivas del término. Con fecha 7.8.1992, se autoriza dicha revisión. En principio los objetivos principales del plan incorporan y ratifican la filosofía de la anterior revisión del Plan del 1984, Plan Cantallops, de protección de la estructura urbana existente, contradiciendo la expansión extensiva que proponía el plan de 1973. El documento se articula con sus correspondientes memorias informativas y justificativas, y con una extensa documentación gráfica recogida en 6 series de conjuntos de planos, cada una con una temática distinta. Actualmente, la clasificación, calificación, alineaciones, rasantes y ejecución de los distintos sectores de ordenación quedan recogidos en la serie 6 del documento. Reconociendo que el crecimiento económico se ha parado y no existe una tasa de inmigración masiva, en nuevo Plan no puede proyectar las grandes extensiones de suelos urbanizables para la expansión de la industria, de los negocios, de la residencia o del turismo, ni tampoco la inmensa red de autopistas i autovías urbanas que proponía el plan de 1973. El plan opta por la protección de los recursos naturales y por tanto no puede cualificar suelos de transformación urbana que tengan un buen rendimiento agrícola, sino que debe potenciar su uso. Tampoco acentuar la extensión de la ciudad del futuro sino más bien ofrecer alternativa para la ciudad actual para proteger el patrimonio inmobiliario evitando su degradación y proyectando procesos para la remodelación y renovación. Respecto a les aspectos cuantitativos de planeamiento, las necesidades de suelo quedaran justificadas en función del número real de habitantes (según datos del padrón más un 10% de crecimiento hipotético) y de las características demográficas y respecto, a los valores cualitativos del planeamiento se deberá primar por mejorar las condiciones del hábitat existente, los espacios de residencia y de la industria, de los equipamientos y de los servicios, así como los espacios no urbanizables destinados a la agricultura, a los bosques o al suelo rústico.
Se propone mantener equilibrio entre los distintos usos de suelo en función de las necesidades previsibles y no de las expectativas a largo plazo y también, programar las infraestructuras de comunicación y de servicios para evitar que en el proceso urbanizador se materialicen áreas residenciales, industriales o equipamientos sin el soporte de dichas vías.
Las variaciones del Plan General de 1995 se concretan en la clasificación de sectores concretos del suelo que afectan a la estructura general y orgánica del territorio respondiendo a la demanda de suelo, sistemas, espacios libres y zonas verdes; variaciones puntuales ordenadas por el Departamento de Política Territorial y Obras Públicas, el mismo consistorio y del equipo redactor; y finalmente el equipo redactor y por último la corrección de grafismo de planos y errores diversos. Con respecto a la vialidad, la propuesta más importante es una nueva variante de la N-340, por el interior, para liberar la zona de costa, y así eliminar la travesía existente hasta entonces. En la N-240, mejorar su sección sin afectación del barrio de Sant Salvador, mejorando sus enlaces y realizando el perfeccionamiento de la red viaria básica actual. Se propone un nuevo trazado, respecto al ferrocarril, para poder liberar la parte baja de la ciudad del trazado actual y la eliminación de la barrera que representa. También se mantienen los criterios del Plan General de 1984 vigente para solucionar los problemas del tráfico portuario y la proximidad de actividades molestas del puerto. En relación a la protección del casco histórico, el Plan General incluye un catálogo de todos los edificios y elementos de interés histórico que gozan de una protección específica, aunque queda pendiente ade resolver problemas globales como la actualización de la carta arqueológica urbana y la formulación de un Plan Arqueológico que defina con claridad las diferentes áreas arqueológicas.



La creación de suelo urbanizable programado y no programado, en la zona Levante, para poder disponer de nuevas zonas residenciales, como Terres Cavades, la Budallera, Florimar, Mas d’en Sordé i Maneguet y alguna variación en el suelo urbano. El Plan general urbanístico vigente a Tarragona se aprueba definitivamente por el “Conseller de Política Territorial i Obres Públiques” el 10.1.1995 y publicado en el Diari Oficial de la Generalitat, D.O.G.C. núm. 2017, de 27 de febrero del mismo año.
El POUM de Tarragona se aprueba inicialmente por segunda vez en noviembre de 2008, con el voto favorable de todos los grupos del consistorio. El documento prevé que el municipio llegue a los 185.000 habitantes en el año 2025 y proyecta la construcción de casi 35.000 nuevas viviendas, de las cuales unas 14.000 son de protección oficial. El planeamiento en vigor en el municipio es el PGOU de 1984, actualizado por tercera y última vez en 1995. Desde el año 2000 se había iniciado un proceso de revisión que debía terminar con la redacción de un nuevo planeamiento (Plan de Ordenación Urbanística Municipal POUM), pero no fue hasta mayo de 2007, que el documento recibe su aprobación inicial, a las puertas de unas elecciones municipales. Las citadas elecciones, conllevan un cambio de signo político y el bloqueo y revisión del POUM. El POUM de Tarragona, que se encuentra en fase de aprobación provisional sigue las directrices marcadas por el Plan Territorial Parcial del Camp de Tarragona, aprobado definitivamente el 12.1.2010. Se ajusta a las determinaciones de dicho plan territorial por lo que se refiere al sistema de asentamientos, al sistema de espacio verdes y al sistema de infraestructuras de movilidad. Dicho plan territorial potencia el área del Camp de Tarragona como la una conurbación central que históricamente ha generado el crecimiento de distintas ciudades del territorio de forma complementaria enlazándose mediante el sistema de infraestructuras y un uso compatible de los suelos limítrofes de cada término municipal.
El Plan territorial indica una estrategia de “crecimiento potenciado o estratégico” para el asentamiento central de Tarragona. Este crecimiento responde a la voluntad de proteger la corona forestal tarraconense, y se materializa por encima del suelo clasificado actualmente de urbanizable en la zona de levante del núcleo urbano y pendiente de desarrollo (Terres Cavades y Budellera), sobre operaciones de cambio de uso y reforma interior (CLH) o en la reserva de suelo agrícola a poniente del Francolí (Horta gran).
Entre los puntos a destacar del nuevo POUM había la intención de cohesionar el centro urbano con los barrios de Ponent (Icomar, Torreforta,…); la conexión con los futuros núcleos de Terres Cavades y la Budellera, la incorporación de las directrices del Plan Director de las actividades industriales y turísticas del Camp de Tarragona de 31.7.2003; del Plan Director urbanístico del sistema costero de 25.5.2005 y del Plan de Movilidad del Camp de Tarragona; la modernización de la documentación gráfica; la apuesta para remodelar la fachada marítima con el soterramiento del tren; la resolución de los conflictos urbanísticos surgidos en la aplicación del PGOU anterior; la preservación de una gran anilla verde: la transformación del río Francolí en eje central urbano que permita la comunicación entre las diferentes partes de la ciudad, el respeto a las voluntades expresadas por la entidad municipal descentralizada de La Canonja; y finalmente la voluntad de no expropiar ninguna casa de manera forzosa.

2ª Aprobación Inicial POUM TARRAGONA noviembre 2008
Por lo que a movilidad se refiere, se propone el uso prioritario del transporte público en detrimento del privado, y se quería potenciar el uso de la bicicleta. Entre las principales infraestructuras de transporte previstas destacaban una nueva línea de alta velocidad Valencia-Barcelona, la construcción de un bypass para las mercancías que evite su paso por la ciudad de Tarragona, aprovechando parcialmente el corredor actualmente en desuso de la línea Reus-Roda; la creación de una red de trenes ligeros o tranvías como eje vertebrador del transporte público del Camp de Tarragona, próximo a la ciudad, con los servicios de ferrocarril (alta velocidad, regionales, cercanías y tren tranvía) y autobús. El POUM prevé la liberación de la fachada marítima, el soterramiento de las vías férreas a lo largo del núcleo urbano y la construcción de una nueva estación internodal (seguramente soterrada en la Avenida Roma) con la llegada del tren AVE al centro de Tarragona. Se desestima la idea de construir, entre otras, una urbanización de 4000 viviendas en una zona boscosa próximo al Pont del Diable, y se pasaba a preservar como espacio natural, potenciando el Anillo verde de la ciudad. Tiene como principales ejes la conservación de un gran “Anillo Verde” alrededor del núcleo urbano, la compactación de la ciudad (con la creación de grandes zonas de suelo urbano en La Budallera, la Vall del Llorito, y l’Horta Gran) y la preparación de suelo suficiente para la futura proyección de vivienda libre y de protección oficial (unas 9000 viviendas protegidas).
El POUM define el futuro crecimiento de la ciudad para los próximos 20-25 años y, atendiendo la limitada extensión del término municipal, se convertirá en el último Plan Urbanístico de la ciudad, y marcará definitivamente los limites demográficos, urbanísticos y de infraestructuras en la capital tarraconense con una población futura de 185.000 habitantes.
El Parlament de Catalunya aprueba el 15.4.2010, el proyecto de ley de la creación del municipio de La Canonja, por unanimidad, que se segrega del término municipal de Tarragona. Con esta aprobación el conseller Ausàs, destaca que se satisface la demanda de la entidad municipal descentralizada, que en 2004 consiguió que el ayuntamiento de Tarragona iniciara los trámites para poderse constituir en municipio independiente, derogando así el decreto franquista de 1963. Dicha segregación hace que el término municipal pierda 7,32 km2 y una población de 5.693 habitantes.
La ciudad se compone de un núcleo central en el que se encuentran el casco histórico y los diversos ensanches, una potente zona industrial situada principalmente al oeste del río Francolí, y los barrios periféricos situados al oeste del río Francolí, siguiendo el desarrollo de la carretera Tarragona‐Valencia‐N241 y el de la carretera Tarragona‐Reus, al norte y al este siguiendo el de las cuencas hidrográficas de los ríos y torrentes.
El territorio presenta una morfología variada, caracterizada por la llanura del río Francolí al oeste, más densa, en la que se sitúan la mayoría de los barrios desarrollados en los años cincuenta y setenta y una zona más accidentada en la zona de la costa dónde se sitúa el casco antiguo y los desarrollos residenciales
Dada su dispersión en el Camp de Tarragona, es fundamental la red de infraestructuras que estructura la ciudad y facilita su comunicación aunque en algunos casos dificulta la continuidad de la ciudad. Forman la red viaria básica: tres autopistas (A‐2, A‐7 y A‐16), dos vías preferentes (Tarragona‐Monblanc N‐420 y Tarragona‐Cambrils T312); y un amplio conjunto de carreteras entre las que destaca la AP‐1 Tarragona‐Salou; la N‐340 Cambrils‐Comarruga, y la C‐240 entre Salou y Reus. Pero un AVE sin pasajeros (563 al día) y a 11 km de la ciudad forma parte del riesgo incontrolado territorial temerario de ADIF.
En el triángulo conformado por el río Francolí, el Mediterráneo y la A‐7 se sitúa el núcleo de la ciudad, dónde se encuentran su destacado conjunto arqueológico romano nombrado en 2000 por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura ) Patrimonio de la Humanidad. Entre los dos focos iniciales, el militar en la Part Alta que corresponde con la zona amurallada, y zona baja, dónde se ubica el puerto y la primera ciudad íbera se extiende una zona de ensanche estructurada por la Rambla Nova.. El tejido reticular según la dirección de la Rambla se convierte en una red concéntrica al llegar a la Plaza Imperial Tarraco, de la que parten las principales vías de comunicación con los barrios periféricos (Av. De Roma, Rambla Vella, Rambla Nova, Av. Prat de la Riba, Rambla del President Lluis Companys, Av del Principat de Andorra) y dónde se ubica el Gobierno Civil de Tarragona y la estación de Autobuses. Desde la ronda que cierra este tejido concéntrico, formada por la Avenida de Catalunya y la Avenida de la República Argentina, el tejido se completa hasta llegar a los límites marcados por el río y por la A‐7.
Al oeste del río se extiende una amplia zona industrial, que va desde el eje marcado por la N‐340 hasta el mar, llegando casi hasta Vila Seca situada al oeste. En esta zona se sitúa principalmente industria petroquímica que supone el motor económico de la ciudad junto al turismo. Al norte de la carretera N‐340 y “colgados” de ella y de la Autovía del Norte, se suceden los barrios desarrollados entre los años 50′ y 60′ para albergar a la gente que se trasladó a la ciudad para trabajar en la industria (Icomar, Torreforta, Camp Clar, Bonavista, La Canonja; y Riu Clar, La Granja, La Floresta). Al norte de estos barrios, y comprendidos entre la autopista y autovía del Mediterráneo una nueva franja industrial, dónde se sitúa el Polígono Industrial del Riu Clar y Els Montigons.
Al este del Francolí y al norte del núcleo urbano, y estructurado por la Avenida de los Países Catalanes se sitúa la nueva Universidad y el barrio de San Pere y San Pau, de la misma época que los anteriores formado por bloques en altura. Al norte de la AP7, y estructurado según la N‐240 se encuentran Sant Roman y Sant Salvador en este caso formados principalmente por viviendas unifamiliares. De forma similar, siguiendo el relieve, entre la A7 y el mar se sitúan El Boscs de Tarragona, La Pubilla, Monnars, La Mora y Tamarit, dónde también priman los unifamiliares.
En el Informe “Análisis Urbanístico de Barrios Vulnerables 1996. Catálogo de Áreas Vulnerables Españolas”. Ministerio de Fomento‐Instituto Juan de Herrera. Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad Politécnica de Madrid, ‐ HERNÁNDEZ AJA, Agustín (director) (1996), se identificaban en 1991 los barrios de 1.‐Camp Clar (Campo Claro) y en 2001, los de 1.‐Camp Clar (Campo Claro), 2.‐Buenavista, 3.‐Estación y 4.‐ Maria Cristina y en 2006 será 1.‐Camp Clar (Campo Claro). Además están los barrios de
1.‐ PART ALTA. A pesar de haberse delimitado en el estudio de 1991, según los datos de 2001, no se incluye finalmente en el estudio por no alcanzar la población mínima (3500 habitantes), aunque tiene un alto porcentaje de carencias en la vivienda. Esta zona queda perfectamente delimitada por las murallas y constituye el núcleo antiguo de la ciudad. De origen romano, fue el principal foco de crecimiento de la ciudad y el que condensa la mayor parte de monumentos de distintas épocas.
Los problemas de la Part Alta son similares a los de los otros cascos históricos estudiados: barrios que han sufrido una degradación paulatina acompañada de una pérdida de población y, en algunos casos, de la llegada de población marginal, encontrándose muchas de las viviendas en estado de ruina y abandono. Sin embargo en este momento se percibe como una zona en trasformación incentivada por al Plan Integral de la Part Alta (PIPA.). Este Plan, incluido dentro del Pla de Barris, ha planteado como principales actuaciones la instalación de un Equipamiento socio‐cultural en Sant Domenech y Telecentro, líneas para rehabilitar los elementos comunes de los edificios, la supresión de barreras arquitectónicas, dinamización comercial y espacios de referencia para mujeres, un programa de atención a la gente mayor.
2‐ CAMPO DE MARTE. Al norte del Campo de Marte, se sitúa una zona antigua de autoconstrucción en la que se encuentran además un depósito de coches y casas, y en la que se detectan altos valores de vulnerabilidad en la vivienda. Junto a esta zona, al este, se encuentra otra zona en la que había viviendas muy deterioradas que fueron abandonadas por sus habitantes al irse a otras de protección oficial. Esta zona ha sido sustituida por viviendas de lujo.
3‐ RIU CLAR. Sin alcanzar la población requerida se detectan en el barrio un alto porcentaje de población sin estudios por estudios, posiblemente debida a la población de más edad del barrio. Se trata de un barrio periférico construido a partir de 1976, de forma similar a otros colindantes como La Floresta o Torreforta, junto a la Autovía del Noroeste. Con el paso de tiempo se completaron los bloques de viviendas y los equipamientos (colegio y Hogar del Jubilado). En los últimos años sufrió una pérdida paulatina de población, quedando ya poco de loa antiguos vecinos, que fue compensada por la llegada de inmigrantes.
4‐LA FLORESTA. Sin alcanzar la población requerida, se detectan en el barrio altas tasas de población sin estudios, posiblemente debida a la población de más edad del barrio. Situado al norte de la autovía del Noroeste, está formado aproximadamente por mil quinientos vecinos en su mayoría procedentes de otros lugares de España. Construido al igual que otros barrios periféricos en los años 60′ y 70′ al amparo del desarrollo industrial, se sitúa en la actualidad muy cerca de una de las más grandes superficies de Tarragona, que junto a la industria química, da trabajo a gran parte del barrio.
1‐SAN SALVADOR. Al norte del núcleo urbano de Tarragona, entre el río Francolí y el Barranco d’en Garrot, limitando con Constantí y Pallaresoso. Se caracteriza por situarse en una zona con un importante desnivel. El barrio surgió en el año 1966 como polígono residencial, impulsado por la instalación de la industria petroquímica, y continuó su desarrollo en los años 70′, en los que el Patronato Municipal de Vivienda construyó 1.500 pisos. Aunque frenó su desarrollo en la década siguiente, en los noventa se amplió hacia el oeste con las viviendas unifamiliares de Santa Isabel y más tarde con las de Sant Ramon. El barrio en los últimos años ha recibido un gran número de inmigrantes, generando algunos conflictos con los vecinos.
2.‐SAN PERE I SAN PAU . Desarrollo de los años 60′ y 70′ al norte del núcleo urbano conectado con esta mediante la Avinguda dels Països Catalans que estructura el ámbito. Al igual que otros barrios periféricos de Tarragona se compone de bloques en altura muchos de los cuales carecen de ascensor. La población envejecida ha sido sustituida por inmigrantes llegados a la zona a traídos por los precios de los pisos. Aunque es un barrio agradable, con cierta identidad que se ha visto mejorado por la llegada de la Universidad, se están empezando a producir problemas de convivencia. Se trata además del barrio más poblado de Tarragona después del núcleo urbano.

Grandes desarrollos residenciales en ejecución TARRAGONA
Tarragona hoy aún dispone de grandes desarrollos residenciales pendientes de edificar, estando previstos 2.804.457 m2 para 20.273 viviendas y pendientes de desarrollar 1.483.877 m2 para 10.374 viviendas, en sectores como CANONJA (234.642 m2 de suelo para una edificabilidad residencial de 184.210 m2 para 1.417 viviendas, sin iniciar), SECTOR LLEVANT (444.512 m2 de suelo para 351.041 m2 para 1.624 viviendas, urvbanizado al 33% y pendientes 875 viviendas), SECTOR NORD ZONA OEST (328.581 m2 de suelo para 197.273 m2 para 1.952 viviendas, totalmente urbanizado pero 1.561 viviendas pendientes).
Modificación de la Trama Urbana Consolidad 2016
Barrios con chalets residenciales y otros que concentran los pisos de protección oficial y las escuelas en barracones. Ésta es la realidad más visible de una desigualdad que vive instalada en el municipio. Lo explica Josep Sementé, uno de los impulsores de Ganemos Tarragona, iniciativa que no ha prosperado por la falta de acuerdo entre los partidos de izquierda. «La ciudad se encuentra dividida por barrios, y eso se incrementa por la barrera que supone el río Francolí», señala. «Está muy descompensada desde el punto de vista social», coincide Antoni Peco, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Tarragona. El barrio de Sant Salvador, por ejemplo, a 5 km del centro, se encuentra al margen del resto del municipio. «Nunca ha existido voluntad de llevar a cabo proyectos que conecten los barrios», afirma Peco.
El gobierno municipal del PSC aspira a incrementar la cohesión con los XVIII Juegos Mediterráneos, que se celebrarán en 2017. Sementé lo pone en duda: «Reducir la desigualdad se logra haciendo que todos los barrios tengan oferta cultural, o acabando con las escuelas públicas en barracones, no con unos ]uegos».
Esta desconexión, por contra ha provocado que los barrios mantengan una identidad propia y exista una mayor relación entre los vecinos. Para Peco, «el talante de la gente» es el principal atractivo de vivir en est a ciudad: «La separación ha hecho que los distintos núcleos sean comunidades con una idiosincrasia propia».
En el ámbito económico destaca la elevada deuda municipal, de más de 170 millones de euros, equivalente a los ingresos de todo un año. Buen a parte de culpa la tienen los grandes proyectos impulsados por el Consistorio. Algunos, como el Mercat Central, no se han podido acabar por falta de presupuesto. A finales de 2014, el Ayuntamiento tuvo que renunciar al faraónico parking ]aume I, después de un sobrecoste de más de 20 millones.
Cercanías. Una radiografía diferente de nuestras ciudades. Diagonal-La Marea 2015
El Camp de Tarragona es hoy la gran referencia territorial del area urbana de Tarragona, incluyendo Reus, Cambrils, Salou, Vila-Seca, Mont-Roig del Camp, la Canonja, y así hasta 40 municipios que reunen casi 500.000 habitantes. Toda una referencia territorial costera , industrial, y humana de primera magnitud.
Y su litoral sigue aumentando el proceso depredador de urbanización y crecimiento artificial.
La costa de la provincia de Tarragona, muestra al igual que las otras dos provincias catalanas una importante presión urbanizadora desde los años 80, y una preeminencia de las áreas urbanas en la franja de 10km de la costa, que concentra el 71% de la superficie artificial de la provincia. Se comprueba una mayor intensidad en el sector septentrional de la provincia, por la proximidad de Barcelona y la propia ciudad de Tarragona, ciudad más industrial que turística. La ocupación prioritaria de la primera línea costera desde 1987 es muy intensa desde la frontera provincial con Barcelona hasta las inmediaciones del Delta del Ebro. En los 87 km de litoral que se extienden entre Segur de Calafell y l’Ametlla de Mar, apenas 8,5 km están libre de haber sufrido una artificialización del suelo en los primeros 500 m. Si bien la imagen de la costa muestra una gran área protegida en la costa, fuera del área del Ebro, esto se refiere casi exclusivamente a la fase marina.
En la provincia de Tarragona el 37,12% de los primeros 500 m de costa se ha artificializado, y el 25% de los primeros 2 km, y el 12% en los primeros 10 km. Ya es tarde?

Incremento de las superficies artificiales entre 1987-2011 – Agosto 2016
Y del puerto…
Hoy Tarragona tiene una población de 131.255 habitantes y un parque residencial de 63.652 viviendas de las cuales 4.923 son unifamiliares (el 7,73% del total). Su parque de viviendas se compone de 12.985 viviendas (el 20,4%) de los años 60′, en los 70′ serán 16.842 viviendas (el 26,5% del total), de los 80′ son 6.560 viviendas (el 10,3%), de los 90′ son 8.475 viviendas (13,3%) y de la década prodigiosa 2000-2009 son 13.637 viviendas (el 21,5% del total).
Pero en marzo de 2018 un varapalo, llegó en forma de Sentencia. El TSJCat anula el PG de Tarragona por la falta de un informe estatal de hidrocarburos, aunque cabe recurso en el Tribunal Supremo y ello permite que no quede derogado de forma definitiva. La razón por la cual el TSJCat anula la resolución es que el POUM carece de un informe de la autoridad estatal competente en materia de planificación de hidrocarburos, en concreto en el ámbito origen del conflicto: el Plan de Mejora Urbana (PEMU) 40 CLH, un pequeño sector del territorio donde está afincada la empresa.
Cada mercado es local.
Cada municipio tiene su singularidad.
Cada municipio se retrata en su parque residencial.
…seguiremos analizando en próximas entregas los 250 municipios mayores de España