Estos gráficos representan el Parque Residencial del municipio de CIEMPOZUELOS.
Son los Bienes Inmuebles matriculados en el Catastro, clasificados por año de inscripción y por tamaño.
Cada barra horizontal representa una década, siendo la más reciente la inferior (10′), y la más antigua la superior (1910).
Cada color es un tamaño, del más cálido (<60 m2) al más frío (>180 m2).
La barra inferior (DELVI) representa el cálculo hecho desde Otropunto para la obtención de la Demanda Latente de Vivienda (la demanda latente: la configuran personas que no tienen vivienda y que por su perfil sociológico (edad) y socioeconómico (no están en desempleo) son potenciales compradores). Es una estimación del número máximo de viviendas que constituyen la demanda encubierta de una zona y que se basa en las personas con el perfil de los actuales compradores pero que todavía no han constituido un hogar.
Son datos fríos, sin cocinar.
Información para la toma de decisiones.
Información para el conocimiento.
Ciempozuelos, situada a 35 km al sureste de Madrid, en el paisaje de la vega del río Jarama pertenece a la unidad paisajística de la Sagra madrileña.
En sus 49,64 km² hay dos realidades muy diferentes, una vega productiva agrícola de regadío al este que forma parte del Parque Regional del Sureste, y en la parte occidental mesetas yermas de yeso.
El núcleo del pueblo se encuentra al norte, limitado por la carretera M-404 (Navalcarnero-Chinchón) y la línea férrea Madrid-Alicante. Otras carreteras que cruzan el pueblo son la autovía A-4 y la carretera M-307. Viven 23.739 habitantes, en 9.346 viviendas (26,9% unifamiliares) en barrios como La Soledad, la colonia San Benito, las Cuevas de la Barrera, Belén, las Cuevas del Consuelo, Las Eras, el Parque Olimpia, las Cuevas del Prado, la Vereda del Prado, Hispanidad-Buenos Aires, y Parques Nacionales o Urbanización Soto del Rey.
Una estructura urbana con casco original, trama urbana, jerarquizada y organizada radialmente desde las dos plazas del pueblo que se ha ido ampliando.
Destaca la presencia histórica en la trama de los dos hospitales psiquiátricos establecidos en Ciempozuelos desde finales del siglo anterior: el masculino ocupaba una superficie mayor que la del casco urbano y se organizaba en varias manzanas; la mayor, en la que, además de los pabellones, existían huertos, jardines y viñas, tenía un perímetro irregular, lindando sus tapias por el este con la vía férrea. El femenino, por su parte, ocupababa otras tres manzanas de superficie similares, perfectamente integradas en el tejido urbano y limitaba al sur con un área más degradada. Hoy las residencias geriátricas siguen ocupando a gran parte de la población activa.
El tímido proceso industrializador iniciado en Ciempozuelos en los años 50 tuvo continuación en las décadas siguientes, gracias a su favorable situación geográfica y a las buenas comunicaciones con la capital. Hasta finales de los años 70 surgirán nuevos asentamientos en las proximidades del casco urbano -frente a la colonia de San Benito se instaló la fábrica de pan Pancisa, y al NO, apoyado por la carretera M-404, encontramos el polígono industrial “Los Huertecillos”, sede de la ya citada Fábrega y de la granja Dos Torres, que tras ser vendida fabricó bolsos-, mientras que junto a la carretera de Andalucía, a lo largo de los dos kilómetros escasos que discurren por el término, se construyen una fábrica de yesos y escayolas, una granja de cerdos, almacenes de tejidos, etc…
Paralelamente se producía un nuevo crecimiento del caserío, que tendrá en el sector oeste -barrio de Belén- su mejor exponente, aunque también encontramos otros ejemplos al norte, como las viviendas unifamiliares del barrio de la Soledad o la colonia de San Benito. Era la época del suelo barato, el despegue de las viviendas en bloque y la continua aparición de promociones como Covalsa, Muro S.A., Burgos, Residencial Nilo, Ontasa, etc…, aunque al mismo tiempo subsisten tipologías propias del pasado: a principios de los 80 todavía se contabilizaban más de 70 cuevas.
Todo ello hacía de Ciempozuelos uno más de los municipios que componen el cinturón industrial del sur de Madrid, a la vez que una ciudad-dormitorio que se beneficia de su cercanía a la capital y ha visto cómo su población seguía aumentando durante los últimos años.
Y en 2008 estalla la crisis, y se aprueba el PGOU.
Plantea una masiva ociupación del suelo mayoritariamente residencial, con previsión de incrementar el número de viviendas un 126% del parque existente (censadas en el 2001 6.342 viviendas y propuestas 8.000 nuevas). Es la misiva «clasificar todo el suelo no sometido a protección especial como urbanizable sectorizado, con la única restricción de las limitaciones medioambientales».
«…Ciempozuelos tiene «amplias perspectivas de mantener los actuales índices de crecimiento en los próximos años […] siempre y cuando el planeamiento no lo dificulte»… (PGOU Memoria descriptiva y justificativa, cap. 3, 3.2, p. 501).
Y en el apartado de las proyecciones de población, se dice: «[…] la variable independiente es el suelo residencial y la variable dependiente la población. Por eso parece razonable tomar en consideración las viviendas previstas[…]»(PGOU Documento de información urbanística, 2.4.6, p. 154). Y nuevamente aparece el desarrollismo, el crecimiento demográfico como objetivo: «Las previsiones municipales son alcanzar a corto plazo los 20.000 habitantes y a más largo plazo, las previsiones apuntan a los 35.000 habitantes en 20 años, cifra a la que se puede llegar con una oferta suficiente de suelo calificado».
La incoherencia consumada ha sido posible por una sistemática y progresiva desvalorización del análisis territorial en la planificación urbana (Blanca Martín, 2012:«Análisis territorial y planeamiento». Ciudad y Territorio: Estudios Territoriales, 172) bajo un marco legislativo que resulta rígido y obsoleto y que constriñe los procesos de redacción del planeamiento, así como por la inexistencia de planificación territorial que regule el crecimiento local a partir de criterios supralocales (Eugenio Burriel, 2008: «La “década prodigiosa” del urbanismo español (1997-2006)». Scripta Nova: Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales).
«…Pero no hay respuestas con contenido técnico que descalifiquen tales crecimientos por su inviabilidad territorial, social y demográfica. Ni el territorio ni el crecimiento de la población son ilimitados, cosa que parece deducirse de muchas propuestas de crecimiento, y al planeamiento hay que exigirle coherencia en las interacciones entre población y territorio que se derivan de sus propuestas y de las que van a depender la cohesión social y la calidad de vida.
La ausencia de rigor en el análisis territorial y de coherencia en el discurso argumental entre el diagnóstico técnico y la validación de las propuestas facilitan que la planificación urbanística acabe siendo exactamente lo contrario de lo que debería ser. La recuperación de la racionalidad en los modelos de desarrollo urbano, que induzca a aplicar soluciones menos consumistas en términos energéticos y de ocupación territorial y más acordes con la realidad sociodemográfica, exige que el planeamiento se dote realmente de rigor técnico y científico y que se vea requerido en la tramitación de su aprobación a superar pruebas de coherencia territorial bajo criterios e indicadores normalizados y comúnmente aceptados (Galiana y Vinuesa, 2010: 131)…
Vinuesa, Julio y Martín, Blanca. 2013. La (sobre) dimensión del crecimiento residencial en Madrid. El planeamiento urbanístico como coartada. Documents d’Anàlisi Geogràfica 2013, vol. 59/1
Y ahora ¿qué se puede hacer?, acababan los autores por preguntarse.
Y casi todos coincidimos, recionalidad, cooperación y coordinación entre administradores y con los agentes sociales y participación ciudadana. Rigor en el análisis territorial y transparencia, los seguimientos desde organismos independientes, tales como los observatorios territoriales y urbanos cada día se hacen más imprescindibles por higiene.
Cada mercado es local.
Cada municipio tiene su singularidad.
Cada municipio se retrata en su parque residencial.
…seguiremos analizando en próximas entregas los 250 municipios mayores de España.